The Reason

Autor: dianacullenblack
Género: Romance
Fecha Creación: 30/10/2012
Fecha Actualización: 24/07/2013
Finalizado: NO
Votos: 3
Comentarios: 5
Visitas: 7298
Capítulos: 7

 

"He encontrado una razón para mi.. para cambiar lo que yo solía ser. Una razón para empezar de nuevo.. y esa razón eres TU"

Stefan/ Bella

TODOS HUMANOS.

la historia pertenece a mary-paradice

yo solo publico con su permiso, espero le guste este fic como a mi ♥_♥

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 5: Caótico Presente

Los personajes no son míos. Son de Meyer y L. J. Smith. la trama de Mary-Paradise

Capitulo Cinco: Caótico Presente

Nadie dijo nada en lo que aprecio un eterno e incomodo instante. Yo verdaderamente, me encontraba en el séptimo infierno. Era una batalla épica: mi caótico presente contra mi tormentoso pasado.

Sinceramente, alguien haya arriba lo encontraba todo muy divertido.

Piensa, Isabella. Reacciona, me ordenaba mi subconsciente, volviéndome a la realidad de golpe.

-¿Que... que haces aquí?- pregunte, sorprendiéndome de que me voz sonara tan segura y calmada. Pero eso era el exterior. Incluso, por el rabillo del ojo, me fije que Stefan mi dedicaba una mirada.

-Vine a ver a Alice… ahora entiendo porque quería que me fuera- respondió. Su voz provoco en mí una ola de ira y dolor. Quería gritarle todo lo que me calle, decirle la clase de persona que era.

Pero antes de perder el control, una presión de apodero de mi mano. Voltee a mirar que era y sentí que mi corazón latía muy rápido.

Stefan se había adueñado de mi mano con posesividad. Tal vez no era nada, pero significaba tanto.

Pero obviamente, ese movimiento no salió desapercibido por Edward.

-¿Y tu quien eres?- le espeto, furioso. Estaba apunto de responderle cuando escuche la simple contestación de Stefan.

-Su novio- dijo, con una sonrisa que provocaría un infarto. Levanto mi mentón y me dio un beso de lleno en mis labios.

Mi respiración se atoro y estaba perpleja. Aunque estaba eufórica por sentir sus labios, no pude evitar sentirme herida y molesta. ¿Tanta lastima le causaba?

Como pude me separe del beso y entre a mi casa. Estaba furiosa. Alice trato de acercarse, pero negué silenciosamente. No quise saber que hablaban ellos, y no me importaba.

Me senté en mi cama, viendo fijamente la pared. Pero mi paz duro muy poco. En cuanto menos lo pensé, el vacío fue remplazado por Stefan.

-¿Estas bien?- me pregunto. No fui consciente de mis actos. Tome una almohada y se la arroje con toda mi fuerza. Su expresión era perpleja.

-Eres un... eres un idiota- le grite. Mis emociones eran un revoltijo, y no pensaba racionalmente.

El cerró la puerta sin dejar de mirarme. Se recargo en la pared contraria en donde yo me encontraba. En otro momento puede que me hubiera sentido nerviosa, pero no hoy. No como me sentía.

-No pensé que te pusieras de ese modo- me dijo serio. Y eso colmo mi paciencia.

-¡No tienes derecho haberte comportado así, ningún derecho! – le grite. Su mirada se volvió fría y sus ojos traspasaban los míos con asombrosa fuerza.

-Discúlpame por darte algo de confianza frente a tu ex. Pensé que eso era lo que querías-. Ahora estábamos en medio de mi habitación, viéndonos fijamente a los ojos.

-¡No debiste besarme! Eso fue inmaduro- le dije, un poco mas calmada, porque no quería que Alice nos escuchara. El no contesto.

-¿Tanta lastima te provoco que tienes que comportarte así?- le pregunte, bajando la mirada. Vi que el trato de acercarse, pero me aleje de el. Me atreví a mirarlo.

-Lamento haberte besado. Estuvo mal- dijo, realmente arrepentido. Me abrace a mi misma.

-Entonces ¿porque lo hiciste?- le pregunte. El no me contesto enseguida. Supuse por su mirada y la tensión de sus hombros, que estaba preguntándose si decirme la verdad o no.

-Me importas. Mas de lo que tú crees- su voz convirtió en lava todos mis pensamientos. Y toda mi cordura y mi miedo, se fue al carajo.

Termine la distancia que nos separaba y lo bese. Lo bese tratando de alejar mis demonios y los suyos. Gritándome que el también me importaba.

El se quedo quieto, pero correspondió mi beso. Su brazo derecho se enrosco en mi cintura y su mano izquierda fue a mi rostro. Sin darnos cuenta, termine recargada en la pared, mientras se profundizaba nuestro beso.

Aunque mis manos tampoco se quedaron quietas. Una fue a su cuello y otra a su cabello. Su mano derecha se poso en mi cintura, donde ahí se aferro.

Y, a pesar de que parecía no acabar, el se separo. Se alejo de mí y me dio la espalda, tratando de recuperar su respiración. Yo me aferre al tocador y lleve mis dedos a mis labios. No podía dejar de mirarlo.

-Bella… no es correcto- mi nombre sonó como una caricia, pero puse atención a sus palabras. Me mordí el labio.

-¿Tienes novia, cierto?- pregunte. El negó, pero pude notar una sonrisa nostálgica. Una sonrisa triste.

-No soy bueno para ti, Bella… mi vida no debe oscurecer la tuya-. No entendí sus palabras. Pero un pensamiento fugaz me llego. Hablaba de sus amistades conflictivas.

-Me importas… y francamente, mucho. Pero por que me importas no puedo ser nada más-. Me acerque y puse mi mano en su hombro. Ni siquiera me miro.

Recargue mi mejilla en su espalda, dándole a entender que no importaba nada. No quería saber nada. No, si eso le provocaba mas dolor.

Pensé en retirarme para no llevar las cosas lejos, cuando el tomo mi mano y entrelazo nuestros dedos. Quise dejar un beso en su espalda, pero no me atreví. Solo absorbí su aroma por más tiempo o por el poco tiempo que quedaba. No lo se.

No se cuanto tiempo nos quedamos quietos, hasta que el se volteo para mirarme. No dije nada, y el tampoco lo hizo.

Pero me sorprendí de su reacción. El tomo mi rostro entre sus manos y me beso. Fue un beso calmado, lleno de sentimientos suyos y míos, dado con tanta dulzura. Fue un beso que toda mujer debe tener alguna vez.

Incluso cuando se nos acabo el oxigeno, el no se distancio de mi. Recargo su frente contra la mía. No quise abrir mis ojos, por miedo a que todo esto se acabara.

-Debo irme- susurro. Abrí mis ojos y suspire. El me dedico una sonrisa completa. Jamás me había sonreído así.

Fuimos hasta la puerta de mi apartamento. No había señales de Alice por ningún lado.

Abrí la puerta y el salió. No quería que se fuera, pero tenía tanto que pensar. Tanto había cambiado en tan poco tiempo, es muy poco tiempo.

-¿Bella?- su voz me saco de mi aturdimiento. El se veía relajado, pero no podía pasar por alto la tensión que se veía en el grisáceo de sus ojos.

-¿Si?- pregunte, en un poco cohibida por su mirada. Y por la situación. Y más aun por mis sentimientos.

-Hace mucho tiempo que no hacia esto, pero… ¿me acompañarías a cenar mañana? –me pregunto un poco nervioso. Y eso rompió mi coraza.

-Seguro… yo te llamo- dije sonriendo. El paso su mano por sus cabellos y se dio la vuelta. Y se fue.

No se que tanto tiempo me quede ahí. Observando. Pero sentía esa sensación que hace tiempo no sentía: esperanza.

-¿Bella?- la voz de Alice me saco de mi ensoñación. Cerré la puerta y la mire. Podía ver en sus ojos verdes que estaba preocupada. Tome sus manos.

-No te preocupes. Todo está bien- le dije alegremente. Pero ella no recibió mi emoción. Incluso, pude ver algo de miedo.

No se que me asustaba más: que Alice no dijera nada de Stefan o el hecho que el miedo la tenia paralizada.

-Bella... hay algo que debes ver- me dijo, muy seria. Fuimos hasta su habitación, donde tenía su portátil encendida. La mire interrogativa.

Esto no me esta gustando, dijo mi subconsciente. Y ese pensamiento me alarmo.

-¿Recuerdas que mencionaste "Klaus", cuando me hablaste de como te rescato Stefan? Busque un poco en la red, y me llevo a este sitio- Alice "espía" estaba operando. Mire sobre su hombro.

Era una página que no había visto antes. Y por la imagen que tenía, era una pagina de criminales y policías.

-Solo encontré un nombre, y es Niklaus Mikaelsen- dijo seria y tecleo el nombre en el buscador. Mi corazón empezó a latir rápidamente.

Entonces se abrió un documento. Me senté para leerlo, sin poder creer lo que veía.

Si este era "Klaus", el tipo era un sádico. Y no solo eso. Estaba relacionado en crímenes como tráfico de armas, tráfico de drogas, homicidios, desapariciones, crímenes sin resolver… pero ningún cargo en su contra. Decía que Niklaus tenia negocios en la mafia rusa y puede que en la de Japón. En pocas palabras, este hombre era peligroso.

Pero entonces comprendí el horror de Alice: Niklaus tenia personas que manejaban sus negocios, entre ellos su socio, SS.

Lleve una mano a mi boca. No, no, no. No podia ser verdad.

Con la respiración entrecortada, cerré la página y me levante de la silla. Mire a Alice, tratando de que algo saliera de mis labios. No paso nada.

-Bella, por tu bien, espero que Niklaus solo se dedique a ser un bravucón- la voz de Alice sonó expresamente decidida. Entonces pude hablar.

-No, no, no… Stefan es… yo lo conozco- susurre, tratando de encontrar algo coherente. Alice me miro fijamente.

-Bella, ¿Qué sabes de su vida? ¿Conoces a sus amigos? ¿Lo haz visto comportarse normal? ¿Por qué amenazo a tu agresor con "Klaus"? ¿Conoces mínimo, que paso para que se volviera tan seco y reservado? –sus preguntas fueron como puñales y todo era cierto. ¿Qué sabia de el? Nada. Nada de nada.

No supe que pensar. Miles de momentos flotaban en mi cabeza. Miles de cosas pasaban en mi cabeza. Tenia que pensar.

Me di la vuelta y me encerré en mi habitación. Pude sentir que las lagrimas acumulándose, así que las limpie con furia. No, no iba a llorar hasta saber que estaba pasando.

Si este era el famoso Klaus, ahora las palabras de Damon tuvieron sentido más que nunca. Quise hablar con el, pero no tenia su teléfono.

Puse mis manos, una a cada lado de mi cabeza. Sabia que cualquier cosa que pasara mañana iba a decidir muchas cosas.

Y si resultaba cierto: ¿podía yo continuar con todo, sabiendo lo que ya sabía?

¿Podía darme el lujo de vivir en una mentira, sabiendo que el esta haciendo no se que con su amigo?

Era raro. No me destruyo el engaño del supuesto amor de mi vida, pero dependiendo de lo que pasara en la cena… iba a acabar conmigo de un modo u otro. Y tenia miedo, mucho miedo.

Me quite la ropa y me puse mi pijama. Tal vez, si tuviera fe, todo iba a salir bien. Después de todo, el amor lo podía todo ¿no?

Me acosté en la cama, cerrando mis ojos con fuerza y cubriéndome con la cobija completamente. Iba a descansar.

Pero un pensamiento lleno mi cabeza antes de caer a los brazos de Morfeo: ¿estaba enamorada de el?

Tal vez… tal vez si lo estaba.

Capítulo 4: paranoia Capítulo 6: Decisiones apresuradas.

 


 


 
14637168 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10856 usuarios