Lo que significas para mi

Autor: Ainely
Género: Romance
Fecha Creación: 20/02/2012
Fecha Actualización: 20/02/2012
Finalizado: NO
Votos: 4
Comentarios: 4
Visitas: 9821
Capítulos: 7

¿Que pasa cuando en el pasado optaste por huir, aunque fuese contra tu voluntad? ¿Y si los fantasmas del pasado vuelven más fuertes que nunca cuando habias pensado que todo se había solucionado?

 

Hola chicas os dejo la secuela de Destino, espero que os guste.

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Capítulo 5: Mami

Edward POV

Anthony es tu hijo aquellas palabras me perseguían y se remolinaban en mi cabeza aún estando a unos 25 kilómetros del despacho, donde me habían comunicado la noticia. Un hijo… Aún no me podía creer que del fruto de mi amor y del de Bella hubiésemos podido crear algo tan lindo y precioso como una personita. Ahora más que nunca debía ser fuerte.

Pero lo que más me dolió fue el hecho que Bella hubiese sido capaz de huir y de ocultarme una cosa tan importante para cualquier persona como es un hijo. Aunque me doliese, la seguía amando como el primer día que la vi en aquel pasillo del instituto de Forks. Esta vez no permitiría que tonterías y mal entendidos como los del pasado se volviesen a interponer en nuestra familia. Porque eso nos consideraba, una familia.

Me encontraba en una de las muchas playas que había en Florida, sumido en mis pensamientos e intentando asimilar que tenía un hijo junto con Bella. Continuaba en mi propio mundo mirando como los pájaros volaban sobre el azul cielo y en ciertos momentos se acercaban a la traslúcida superficie del mar, cuando una melodía desconocida empezó a sonar, lo que más me extrañó fue que la música saliese de mi bolsillo. Después de pensar el motivo recordé el furor y la pasión que tiene mi querida hermana por cambiar continuamente el sonido de llamadas de mi móvil. Por lo que cuando volvió a sonar cogí el aparato, y un fuerte chillido me sacó de mi aturdimiento.

-Edward!- chilló Alice, realmente enfadada. – Se puede saber donde estas? – Espetó y sin darme tiempo a responder continuó chillando- Estamos en la puerta de la escuela de Sophie y la niña se niega como siempre le pasa a acercarse a nosotras. Las profesoras piensan que somos unas locas porque la niña no para de chillar y llorar cada vez que nos ve. Así que ya puedes traer tu hermoso culo en este mismo instante aquí – iba a contestarle cuando unos pitidos me avisaron que había colgado.

Rápidamente me dirigí a la escuela, y la escena que vi era realmente desoladora, ya no sabía que hacer para que mi princesita volviese a ser la niña de siempre. Ante mis ojos veía como mi madre lloraba desconsolada recargada sobre el inconfundible coche amarillo de mi hermana. Al otro lado de la entrada se encontraba Sophie sentada en una de las escaleras tapándose su lida carita mientras lloraba. Las profesoras se encontraban alrededor mirándola angustiadas sin saber que hacer. Antes que las cosas empeorasen me acerqué a ella y sin darle tiempo a que asimilase quien era la cargué en mis brazos. Ella empezó a patalear y a intentar golpearme para que la soltase pero en cuanto me miró a la cara y se dio cuenta de quién era paró de llorar y de revolverse y se acomodó entre mis brazos, como solía hacer. Me disponía a salir del lugar cuando una voz me detuvo.

-Perdone señor Cullen, pero debo avisarle que dentro de cinco minutos empieza una de las reuniones más importantes del curso y creo que usted o alguien de su familia debería asistir- dijo una chica de unos 25 años, con una bata llena de dibujitos infantiles por lo que supuse que sería alguna profesora de la escuela – por cierto soy Martha, la profesora de l clase a la que asiste su hija – dijo extendiéndome su morena mano, a cual tomé a modo de saludo

-Encantado, Edward Cullen – dije seriamente- hasta que hora es la reunión?- inquirí.

-Señor la reunión durara cerca de dos horas, pero justo a mitad de la reunión se hará un descanso de media hora- explicó sumamente nerviosa.

-La niña puede estar conmigo?- pregunté.

-Si, no se preocupe, su hija puede estar o con usted en la sala o sino en el patio con los demás niños. Pero le rogaría que entrase ya, porque va a empezar- me suplicó. Sin mediar palabra entré en una gran sala, que se encontraba llena de padres y madres junto con sus respectivos hijos que corrían y reían por toda la sala. Al ver a los pequeños tan felices y sonrientes desee que mi pequeña fuese igual de feliz que ellos. Sophie los miraba curiosa.

-Mi amor, quieres ir a jugar con ellos? – le pregunté. Pero ella me dedicó una mirada como si me hubiese salido un tercer ojo en la cara y se abrazó fuertemente a mi cuello, para que no intentase bajarla de mis brazos- No te preocupes princesa no te bajaré – la intenté tranquilizar.

-Hijo debemos sentarnos o nos quedaremos con los peores lugares – dijo mi madre. Cuando nos dirigíamos a las sillas, de repente a Sophie se le cayó la pulsera con la que siempre jugueteaba entre sus mano, una pulsera que le regaló Bella antes del accidente de Jacob. Eso nos extrañó, pero lo que más nos alarmó fue que Sophie soltó un jadeo y enfocó su vista en un punto exacto de la habitación. Al girarnos para ver lo que la pequeña miraba nos topamos con una escena que nos dejó parados en nuestras posiciones.

-Mami, vamos a llegar tarde otra vez. Si no fueses tan lenta ya haría rato que estaríamos aquí – dijo Seth mientras tiraba a Bella de la mano.

-Son ellos- dijo Alice sonriente e intentando acercarse a ellos. Pero se lo impedí ya que estaba disfrutando de sus formas de comportarse con plena naturalidad.

-Seth, le vas a hacer pupa a mami – dijo un niño muy pequeño con una vocecita muy graciosa mientras se paraba frente a Bella y la abrazaba dulcemente – Mami, estas bien?- le dijo a Bella apartándole el pelo de la cara una vez que ella lo cargó con sus brazos – Porque si te ha hecho mal yo le pego un puñ… le regaño- cambió la frase en cuanto vio la mirada reprobatoria de Bella.

-No te preocupes mi amor, estoy de maravilla. Mirad mis pequeños, allí están todos sus amiguitos, porque no van a jugar con ellos mientras busco un sitio donde sentarnos?- les dijo dándoles un besito en la mejilla a cada uno. En esos momentos ya no recordaba lo amorosa y cariñosa que era Bella con los niños, pero al volver a verla todas las escenas que reprimí en mi conciencia de situaciones del pasado salieron a flote.

-Que te pasa Sophie?- le preguntó mi madre una vez que Bella ya se hubo apartado de nuestra vista, ella no nos había visto pero nosotras a ella sí, y lo que más me preocupaba era la reacción que tendría mi hija. Pero ella seguía sin moverse mirando fijamente por donde había desaparecido la silueta de Bella entre la multitud del lugar.

-Mami…- susurró Sophie mientras me miraba con los ojitos llorosos. Mi niña había hablado, no me lo podía creer, me encontraba entre feliz y sorprendido. Lo único que pude hacer fue abrazarla fuertemente.

-Si cariño, mami – le dije secando sus lagrimitas mientras ella secaba mis propias lágrimas – dentro de poco volveremos a estar juntos y a ser felices. Tu quieres eso?- le pregunté. Ella sonrió levemente y asintió. Al girarme a mirar a mi madre y a mi hermana me di cuenta que ellas también lloraban, ellas hicieron ademán de acercarse a nosotras pero mi pequeña puso cara de estar asustada y empezó a llorar y a chillar, ganándose la atención de todos, incluso de bella, quien nos miró con lágrimas en los ojos y se intentó acercar pero por el camino una madre la paró y le impidió acercarse.

La reunión empezó y nosotros nos situamos dos filas más atrás de donde se encontraba Bella, desde mi posición la podía ver perfectamente y mi pequeña también. Pero a pesar de estar en cuerpo en la sala mi mente volaba a lo que había sucedido hacia unos momentos, mi niña, después de tres años había vuelto a hablar, tan solo había sido una palabra pero era todo un mérito y un logro. Por otra parte estaba el pequeño que se encontraba todo el rato junto a Bella e incluso en un momento de la reunión se sentó sobre ella y se acurrucó sobre su pecho mientras jugueteaba con un coche que tenía entre las manitas.

-Es idéntico a ti de pequeño- me susurró mi madre señalando al pequeño- Anthony es todo un Cullen- ese comentario me hizo salir de mi burbuja. ¡Mira que soy tonto! El pequeño era Anthony, mi hijo. Cuando me di cuenta me dediqué a observarlo atentamente y el niño era muy parecido a mí, por no decir que era igual que yo pero en miniatura. El niño levantó la cabeza y posó su mirada sobre mí y al darse cuenta que lo miraba fijamente empezó a hacerme graciosos guiños con la cara a los que yo le respondí jugando. Él se tapó la boquita con sus manitas intentando que la carcajada no sonase tan fuerte pero no lo consiguió. Porque en vez de tapársela bien hizo como si fuese un amplificador y resonó su carcajada por toda la sala.

-Bueno señores y señoras, ahora realizaremos un descanso de media hora y más tarde continuaremos con la reunión- anunció la directora.

Nos levantamos y nos dirigimos hacia el patio de recreo para que nos diese un poco el aire.

-Cariño, no quieres ir a jugar con tus amiguitos?- le preguntó Bella al pequeño, quien negó con la cabeza y extendió sus bracitos.- Mi amor ya eres grande para que te coja en brazos- le explicó Bella mientras lo cargaba.

-Pues ese señor esta cagando a esa niña y es más grande!- chilló señalándonos con su dedito.

-Anthony! No se señala a las personas, es de mala educación y se dice cargando no cagando- le explicó dulcemente. Me acerqué donde ellos se encontraban con Sophie, pude sentir como la pequeña se tensaba.

-Hola- dije mirando a Bella, dándole a entender que la perdonaba por lo de Anthony. Ella sonrió.

-Hola Edward- me dijo dulcemente mientras me daba dos besos en la mejillas- Hola princesita mía- le dijo a Sophie pero mi pequeña recelosa se apartó cuando Bella intento acariciarle la mejilla. Bella hizo una mueca de dolor que rápidamente ocultó. – Sophie, Edward, os presento a Anthony- dijo

-Hola mi nombre es Anthony. Encantado de presentarles – dijo sonriente aunque no acabé de entender a lo que se refería.

-Se dice conocerles, mi amor- le dijo Bella revolviéndole el pelo juguetonamente.

-Qué difícil es hablar bien- dijo el pequeño entre susurros, pero los tres lo escuchamos, ya que Bella y yo estallamos en carcajadas.

-A mí me pasaba lo mismo cuando tenía tu edad, mi madre siempre me dice que no conseguí hablar bien hasta los 5 años- le dije acariciándole la mejilla. Al fin y al cabo era mi hijo y aunque me hubiese enterado ese mismo día quería con locura.

-Quieres jugar conmigo?- le preguntó a Sophie pero ella negó con la cabeza – pues mira, vamos a hacer una cosa, yo voy a jugar con mis compis y si tu quieres jugar vienes- le explicó orgulloso de su idea. Y salió corriendo.

-Te apetece tomar algo?-le dije a Bella.

-Claro- nos sentamos en una mesa a esperar a que el mesero nos atendiese. Al momento se nos acercó un chico joven

-Buenas tardes, que desean?- preguntó el joven mirándonos a todos para finalmente posar sus ojos sobre el escote de Bella. Aquello me enfureció

-Un café y un zumo de piña. Bella que quieres?- le pregunté.

-Un café con leche, por favor- le dijo Bella sonriéndole amablemente. Cuando se fue el mesero, aproveché para disculparme.

-Bella, te quería pedir perdón, por la forma en la que me he comportado esta mañana en tú despacho. Pero creo que deberíamos hablar del tema. – le expliqué.

-No te preocupes, todo está olvidado. Si queréis podéis venir esta noche a cenar a mi casa y así hablamos y tu pequeñina ves a Seth. Él tiene muchas ganas de verte, dice que te echa de menos- le dijo acariciándole su cobrizo cabello, ella en este momento no se apartó y permitió que Bella le acariciase el pelo.

-Como estas mi niña, desde que nos hemos visto no hs dicho nada- le dijo Bella mirándome de soslayo e intentando que Sophie le contestase. Pero la niña en vez de contestarle se abrazó a mí.

-Bueno, si no quieres hablarme lo entiendo me porté muy mal alejándome de tu lado. Pero quiero que sepas que no ha habido ni un solo día en el que no me acordase de ti y de tu padre y que desease no haberme marchado. Sé que no cumplí mi promesa y lo siento con todo el corazón – le explicó Bella llorando a Sophie. La niña no se esperaba esas palabras ni que Bella llorase.

-Señores, ya se ha terminado el tiempo de descanso vayan entrando, por favor – pidió la directora.

-Creo que será mejor que entremos- dijo Bella antes de levantarse y marcharse.

Capítulo 4: Enfrentando los temores Capítulo 6: Las cartas sobre la mesa

 


 


 
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