Como Edward y Jacob eran hombres corpulentos y las damas,a pesar de la brevedad de su estancia,llevaban dos baúles de ropa cada una,viajaron en dos coches distintos y aunque no fuera muy apropiado,Bella y Edward ocuparon el mismo carruaje.
—Estás muy callada—le dijo él en cuanto salieron de Londres.
—Mi madre se ha mostrado demasiado complaciente con este viaje.Me escama la facilidad con que ha capitulado.
La risa de Edward resonó por todo el coche.
—Quizá piense que un tiempo conmigo te convencerá de que ya no te interesamos ni Tejas ni yo.
Mientras lo estudiaba allí sentado,vestido con levita gris con cuello de terciopelo negro,pantalones grises,chaleco azul y pañuelo rojo,se dio cuenta de que ya no esperaba que se presentara con su atuendo de vaquero.La constancia de ese hecho en cierto modo la sorprendió,la entristeció y curiosamente también la satisfizo.No podía atribuirse todo el mérito de aquella transformación.Buena parte se había producido antes de que ella aceptara ayudarlo,pero si se recortaba un poquito el bigote y no hablaba,nadie notaría que no se había criado en Inglaterra.
—Podrías recortarte un poco el bigote—le propuso.—Es muy americano.
Edward se llevó el pulgar y el índice al centro del bigote,justo por encima del labio y los desplazó despacio hacia ambos extremos,siguiendo su recorrido.
—¿Para que se levante por las puntas?
Ella asintió con la cabeza y él puso una mueca de asco que la hizo sonreír.
—Era sólo una sugerencia.
—Me gusta mi bigote como está.
—Supongo que podrías quitártelo del todo.
—Entonces parecería demasiado joven.
—Eres joven.
—Joven en años,Bella,no en experiencia.En algunos sentidos,soy mayor que muchos de los caballeros a los que conozco.Ellos han llevado una vida muy fácil.
—Una vida de excesos también puede envejecer.
—Muy cierto.
La joven se quedó callada un instante,luego dijo:
—Nunca he estado en Forks Hall.
—La casa necesita mucho trabajo.
—No sabía que precisara reformas.
—Reformas no,pero remodelación sí.Por lo visto,a mi padre le gustaba...—Miró por la ventanilla,como si buscara las palabras adecuadas y en el cristal,Bella pudo ver que Edward había vuelto a sonrojarse,¿o era el reflejo de su pañuelo?
—¿Qué le gustaba?
—Las esculturas de desnudos y esas cosas.Había pensado en redecorar la casa yo mismo,pero luego he creído preferible dejárselo a mi esposa,que lo haga a su gusto.
A Bella se le hizo un nudo en el estómago,como cada vez que él hablaba de su futura esposa.¿Se lo recordaba constantemente de forma deliberada?¿Esperaba obtener de ella alguna clase de reacción,una chispa de celos?Aunque le fastidiaba tener que reconocerlo,envidiaba a la mujer que se casara con Edward.Porque seguro que terminaría casándose.
—Eso es muy considerado por tu parte—comentó ella,esforzándose por evitar que aquel instante estropeara la colección de recuerdos maravillosos que esperaba reunir antes de su partida.
—Me pareció una decisión...civilizada.Su perfecto inglés la dejó estupefacta.Se lo quedó mirando.
—Madre mía,Edward,ya casi no tienes acento tejano.
—Sólo cuando me concentro.
—Creo que has descubierto el secreto.Todos los aspectos de la vida inglesa requieren concentración.
Él volvió a reírse y ella se dio cuenta de que tenía una risa mucho más fácil que la mayoría de los hombres que había conocido en los últimos años.
—No se trata sólo de perder el acento—explicó Edward.—Hay que usar las palabras de una forma que jamás las había usado antes—añadió con una mirada penetrante.—Lo encuentro...algo molesto.
—Terriblemente molesto—lo corrigió ella con una sonrisa tierna.
—Me temo que tienes razón.
—Si hablaras bien,estaría más contenta que una alondra.
—Más contenta que una alondra—repitió él.—No es lo mismo que un gorrino chapoteando en agua sucia,claro.
Ella se rió aún más.
—Edward,¡qué atrocidad!Pues claro que no son lo mismo.Una expresión es refinada y la otra es basta.
—¿Cuál es cuál?
—Sabes perfectamente cuál es cuál.Si no tienes cuidado,me disgustaré mucho.
El meneó la cabeza.
—Que te disgustes mucho no me parece una gran amenaza.Si me dijeras que te vas a enfadar,indignar o enfurecer,a lo mejor me lo pensaría.
—No subestimes lo desagradable que puede llegar a ser una mujer muy disgustada.Te aseguro que aunque las palabras empleadas den una impresión más civilizada,pueden enmascarar una reacción terrible.
—Siempre había creído que hablar inglés era hablar inglés.
—No exactamente,pero tú hablas muy bien y no te está costando captar los matices.
—Todo esto no tiene nada de fácil.Me resulta tan difícil como sentarme en mi lado del coche mientras tú te sientas en el tuyo.
—Procuro comportarme con el máximo decoro durante nuestra escapada.No quiero comprometer a Leah.
—Define decoro—dijo él,inclinándose hacia adelante y cogiéndole las manos enguantadas.
—No tengo intención de dejarme seducir.
Él frunció los ojos.
—¿Cómo se puede no tener intención de dejarse seducir?Yo sí tengo intención de...
—Lo que he querido decir es que estaré alerta en todo momento ante cualquier clase de insinuación indecente que puedas dirigirme.—Ella no iba a colarse en su dormitorio.De ningún modo iba a hacerlo.
Sonriendo como si supiera que Bella no iba a poder resistirse,Edward le soltó las manos,volvió a ocupar su rincón del coche y miró fijamente por la ventanilla.
—¿Qué haces?—le preguntó ella.
—Contemplar el paisaje.Es tan condenadamente verde...
—También hay campos verdes en Tejas.
—En Tejas,no,no los hay.Como éste,no.Hacia mediados del verano,todo se pone marrón.—La miró.—¿Ya no te acuerdas?
—Tengo un vago recuerdo...—Muy vago.¿Se acordaba siquiera de cómo era?
—No creo que aquí se seque todo.
—Eres como mi madre con sus rosales.Su pequeño pedazo de tierra...
—Forks Hall es algo más que un pequeño pedazo de tierra.Los arrendatarios son agricultores.Si quieres,puedes venir conmigo cuando vaya a visitarlos a caballo.
—Eres un hombre de tierra,¿verdad,Edward?
—Sí,creo que tanto si la tierra está en Inglaterra como en Tejas,me llama.
Luego guardó silencio,como si escuchara lo que el verde y el marrón del campo le susurraban a su paso.Bella se preguntó si el padre de Edward lo habría llevado alguna vez a dar paseos por sus tierras,si de algún modo le habría inculcado el amor por ellas...ya fuera intencionadamente o no.
Debía de haber alguna otra prueba de la influencia paterna,aparte de las cicatrices.
La asombraba el aprecio con que sus ojos contemplaban los campos que iban recorriendo,como si nunca se cansara de verlos,como si no le aburrieran,como si viera ese paisaje por primera vez,cuando debía de haberlo visto ya,al viajar a Londres.
—¿Recuerdas si tu padre te llevaba a pasear por las tierras?
—No—respondió con la mandíbula tensa.—De los recuerdos que tengo—añadió meneando la cabeza—,aún no he encontrado ninguno que quiera conservar.
—Al menos no tendrás malos recuerdos del campo.
Bella se acercó a la ventanilla para poder disfrutar de una vista similar a la que tanto lo fascinaba a él.Nunca se había molestado en contemplar el paisaje,en mirarlo sin resentimiento por no ser Tejas.Las colinas onduladas de Inglaterra le habían parecido ajenas,porque en Tejas sólo había buenas tierras de labranza próximas a la costa tejana.Como no había encontrado nada que se lo recordara,lo había despreciado toda. Sólo ahora,al mirarlas con los ojos de Edward,las verdes praderas parecían merecer su aprecio y la hacían sentir un poco culpable por tantos años de severo juicio.
El se levantó y se sentó en el banco de ella,a su lado,inclinado hacia adelante para mirar por la ventanilla hasta apoyar su pecho en el hombro de Bella.
—Prefiero ver a donde voy que de dónde vengo—dijo en voz baja y su aliento acarició la sensible piel del cuello de ella,produciéndole un escalofrío que la estremeció de la cabeza a los pies.
—¿Quieres que me siente en el otro lado,para que así veas mejor?—le propuso Bella.
—No,veo muy bien desde aquí.
—Nunca he podido contemplar el campo sin resentimiento.¿No te pasa lo mismo?
—¿Cómo voy a mirarlo con resentimiento si forma parte de mí?
Ella se volvió por completo.
—¿Estas tierras son tuyas?
—No,estas no.Aún nos quedan unas horas de viaje.No he querido decir que me pertenezcan,sino que son...hermosas.No se puede odiar la tierra por el simple hecho de existir,menos aún con todo lo que nos da.
—Lo llevas en la sangre—afirmó Bella,asombrada por el descubrimiento.
—A veces me lo parece.Cuando la miro,ya no echo tanto de menos Tejas.
Contemplar la tierra con el perfil de Bella como parte de su campo visual,probablemente tuviera mucho que ver con que ya no añorara Tejas.El cielo se había cubierto de nubarrones,había empezado a caer una lluvia suave y la nana de las gotas que repiqueteaban en el techo del coche había adormecido a Bella,que descansaba con la cabeza apoyada en el hombro de Edward,tapada con su chaqueta para que no tuviera frío.El brazo con que la rodeaba para sujetarla se le había quedado dormido,pero era un inconveniente sin importancia comparado con el placer de disfrutar del peso de su cuerpo contra su costado,de la fragancia de su pelo,de aquel perfume que lo tentaba a respirar hondo sólo para poder deleitarse en su aroma único,memorizarlo para cuando no la tuviera cerca.
Con aquel viaje,pretendía tanto alejarse de Londres como buscar ocasión de atesorar recuerdos de ella.Tenía asuntos que atender en relación con sus propiedades,pero aun así,había previsto encontrar tiempo para estar juntos,para pasear,montar a caballo y sentarse en el jardín,para intentar persuadirla de que se conformara con un poquito de Tejas y se quedara con él.
Cuando estuvieran en la finca,Bella se haría una idea más realista de la vida que él iba a llevar.No todo serían bailes,cenas,óperas y paseos matinales a caballo por el parque.De hecho,habría poco de eso.Confiaba en que pudiera llegar a conocerlo mejor,que empezara a verlo a él de verdad,no como vaquero ni como lord,sino como hombre.
Por fortuna,cuando llegaron a Forks Hall,la lluvia había cesado.Edward contuvo la respiración y esperó la reacción de Bella al ver por primera vez el hogar de sus antepasados.Aunque todo aquello era suyo sólo por ser hijo de quien era,se sentía innegablemente orgulloso de formar parte de algo que,hasta hacía unos meses,ni siquiera sabía que existía.No había clavado los clavos que sostenían aquella casa,ni contratado a los sirvientes que recorrían con sigilo sus pasillos tenebrosos,ni había surtido la bodega,ni adquirido una sola de aquellas ostentosas piezas de arte expuestas por todas partes y sin embargo,esperaba...impresionarla.
Quería que la mirase como él lo había hecho,para que viera lo que era y lo que podía ser.
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