POV Alma
Noté una paz impresionante, Victoria se fue de mi cabeza y ahora estaba en la paz absoluta.
- Me alegro de que te encuentres bien. Reneesme.
Entonces abrí los ojos pero, sí. Era una especie de sueño. Nahuel, ¿estaba ahora en mi cabeza? Si solo me dijo que podía ver los sueños.
Me acerqué hacía él lentamente y él me esperaba con una sonrisa radiante y sus manos se encontraban en sus bolsillos.
- Nahuel… no entiendo por que me has llamado así. ¿Qué te ocurre?
Pero lo vi. No me miraba a mi miraba más lejos de mi. Allá se encontraba Reneesme.
Se acercaron ambos y se abrazaron.
- ¿Cómo estás hoy? – le preguntó Nahuel.
- Hoy… pues estoy un poco mejor que ayer. O eso intento convencerme. Nahuel… tú, sabes que me está ocurriendo. ¿Verdad?
Entonces Nahuel desvió su mirada y es como si me estuviera mirando ahora fijamente a mi.
- No lo se. ¿Pero que te pasa? Dímelo.
- No me pasa nada. Tranquilo, te lo diría.
Ahí se sonrieron los dos y Nahuel le robó un beso.
- Sabes que no quiero… Jacob… No quiero hacerle daño.
- Pero no estás con él…
- Lo sé, pero no quiero hacerle daño, entiéndeme.
- Me dijiste que le dejabas para estar conmigo, que me querías.
A Reneesme le empezaban a caer las lágrimas. – Y te quiero, te cuento una cosa… pero no se lo digas a nadie.
- Tranquila. ¿Qué ocurre?
- Presiento, que la muerte está a mi lado. Creo que la puedo ver. Y me da mal espina. Sé que estoy enferma, tiene que ver con la estúpida sed y esos mareos, seguro. Pero yo no quiero morirme. Preferiría convertirme en vampiro.
- No digas idioteces… tu no te vas a morir…
Ella lo sabía… Lo presentía…
Empezaron a caerme las lágrimas y me desperté. No quería ver más. No ahora.
Cuando desperté tenía a Nahuel enfrente mía con cara larga, y parecía triste.
- A los dos días falleció. Ella… lo presintió. Y yo no pude hacer absolutamente nada.
- Pero… Nahuel, ¿Por qué te sientes culpable?
- Por no salvarla. Se lo prometía cada día que pasaba a su lado.
- Lo imagino. Yo también se lo prometo a Jacob como él me lo promete a mí. Pero cuando la muerte se te presente y no se pueda hacer nada, tienes que dejarla ir. Ese debería ser el destino de todos.
- Pero no es así, y lo sabes.
- Lo sé.
Entró Jacob por la puerta con una manzana y con agua.
- ¿Cómo está mi chica?
- Bien. Un poco preocupada. –miré a Nahuel.
- Bueno chicos, me voy. Será un placer volverlos a ver en otra ocasión.
- Adiós. Y gracias, Nahuel. –dijo serio Jacob.
- De nada.
- Nahuel. –dije, y este se giró. –gracias, por todo. ¿Volverás?
- Siempre que quieras, estaré aquí. –sonrió y a Jacob no le gustó.
- Adiós.
Solo te digo una cosa… que después de todo. Sigo queriéndote. Imagínate si soy imbécil. – le dije a Jacob y este me respondió con un dulce beso.
PONGO OTRO MÁS AUNQUE TENGO MÁS PERO ASÍ VOY ESCRIBIENDO! ESPERO QUE ESCRIBAIS SI OS GUSTA O NO! :D GRACIASSSSSSS
|