Bella observaba cómo su madre hundía el desplantador en la tierra de sus preciosos rosales,para soltarla a continuación y sacar las escasas malas hierbas que habían osado invadir su dominio.Sospechaba que los próximos minutos serían difíciles,pero ya tenía veinticuatro años y era lo bastante mayor como para tomar sus propias decisiones.Estaba lista para ejercer su independencia.
Entonces,¿por qué temblaba?Porque sabía que se encontraba en el momento crucial de una batalla que quizá no ganara,aunque tuviera sus argumentos bien alineados y en perfecta formación.Respiró hondo para tranquilizarse,se arrodilló junto a su madre,alargó la mano,arrancó una mala hierba y la echó a un lado.
—Las rosas se han puesto preciosas este año.
—Sí,es cierto.Estoy muy contenta.
—Ya puedes estarlo,con el tiempo que les dedicas.Juro que no he visto jamás una jardinera más guapa.
—Hacía mucho que no me piropeabas tanto.—Esme se incorporó,dejó el desplantador en el suelo,se sacudió las manos enguantadas para librarse de los restos de tierra y se quitó los guantes.—El sentimiento de culpa es una carga difícil de llevar.
Colorada,Bella se preguntó si con sólo mirarla,su madre podía saber exactamente lo que había hecho con Edward y cuántas veces.
—No me siento culpable—dijo y la sorprendió el sonido chillón de su propia voz.
—Hablaba de mí—señaló la mujer.
—Ah,claro.
—Sigo pensando que si remuevo la tierra y arranco las malas hierbas con frecuencia,las cosas se arreglarán,que la perfección del jardín es la perfección de todo lo demás,pero no estoy segura de que todo lo demás vuelva a ser perfecto alguna vez.
—Yo no estoy segura de que antes todo fuera perfecto.Sencillamente,no era tan malo como podía haber sido.
Su madre se volvió hacia ella.Se la veía muy joven,tremendamente vulnerable,con un lado de la nariz manchado de tierra.Bella resistió la tentación de limpiárselo,pero al final no pudo permitir que el servicio la viera de ese modo,que pareciera menos condesa.
—Te has puesto perdida.
Con el pulgar,le quitó la tierra de la cara.
—A veces creo que me gusta más el olor de la tierra que el de las flores—confesó Esme sonriendo.
—Será la muchacha granjera que llevas dentro.
—Probablemente.¿Qué te trae por mi rincón del jardín?
—Edward me ha invitado a Forks Hall,Leah sería mi carabina y quiero ir.—Lo dijo todo muy de prisa,de forma atropellada,como si pensara que si lo soltaba de sopetón,a su madre le pasaría desapercibido su verdadero significado;que se marchaba con Edward.
—¿Te parece una decisión acertada?—le preguntó en voz baja.
—Probablemente no—contestó Bella sin dejar de mirarse el pulgar sucio.
—Bueno,entonces sé prudente mientras estéis fuera.
Levantó bruscamente la mirada,pero su madre ya estaba de nuevo concentrada en la tierra,ahuecándola sin ponerse los guantes.
—¿Me das permiso para ir?
Se preguntó si habría intuido su escapada de la noche anterior.
—Al menos así sabré dónde estás y puedo fingir que Leah me parece una carabina adecuada—repuso Esme.—Además,si vas con ella,el viaje parecerá más decoroso.Es lo mejor que puedo esperar.
—Leah será una excelente carabina—le aseguró Bella,que se vio en la necesidad de defender a su prima.—Conoce mejor que nadie el escándalo.
—No tienes que convencerme—señaló la mujer.—Cuentas con mi bendición.
Una victoria tan fácil no podía ser el final de la batalla.
—Nos vamos mañana—la informó ella con cautela,a la espera de algún tipo de indicio de que su madre le estuviera tomando el pelo.
Sus manos dejaron de moverse con aparente frenesí.
—Cuídate el corazón—le dijo.
Bella la abrazó con fuerza,sin importarle que la manchara de tierra.
—Gracias por no complicar este momento.—Le dio un beso en la mejilla y sólo entonces se dio cuenta de que tenía otra mancha en un lado de la nariz y el reguero húmedo del descenso de una lágrima.—Te quiero muchísimo—le susurró,luego se levantó y fue a prepararse para el viaje.
|