Una vez ya en mi “nueva recamara” no quería dormir, no aún. Ya se había hecho eterno el día, pero cada vez iba descubriendo más. Me recosté en la gran cama con la mirada puesta en el techo –si lograba ver a pesar de que la luz estuviera apagada-. La ventana que había al frente de la cama, dejaba entrar la luz tenue que desprendía la luna. Imaginé nuevamente a mi familia, sabía que no estaban en peligro, ó por lo menos por lo que sabía. Tenía un sentimiento de verdadera necesidad de escuchar sus voces. Solo unos momentos, no pedía más. Sentir los brazos de mis padres abrazándome, dándome fuerza con sus frases de apoyo. Rose y Emmett, una pareja tan dispareja, y gracias a ello era que eran el equilibrio perfecto. Inclusive, a Jacob… sus labios sobre los míos, su dulce aliento, todas las bromas que uno podría jamás para de reír a su lado. Lo necesitaba tanto en estos momentos, por más que me odiara a mí misma, lo necesitaba, de verdad era así. Que por unos segundo me envolviera en su escudo personal de felicidad, y me dijera que no debería tener miedo, que él estaría ahí…atrás de mí para cacharme si me llegaba a caer. Que me ayudaría a respirar si me llegara a faltar el aire…
Alice, su forma tan especial de ver la vida, ella también hacía un equilibrio con mi tío Jasper. De verdad, no me los imaginó el uno sin el otro. Un poder mental de ver el futuro…con sentimientos a la merced. Eso era extraño, pero algo divertido. De verdad, quería tener solo una fracción de segundo a Jasper, para que me hiciera sentir por unos instantes…mejor que en estos momentos.
Cerré mis ojos, y empecé a tratar de visualizarlo. Fui haciendo el intento de ir recordando poco a poco su voz, pensar en que estaría haciendo en esos momentos. Seguramente calmando a todos en la habitación en la que se encontrara con su don que tanto me hacía falta a mí. Poco a poco mi panorama borroso de él, se fue haciendo más y más claro. Era como si pudiera observar todo lo que él –según yo- veía. Bella y Edward parados viendo a Carlisle y Tanya con el ceño fruncido. Se escuchaban una voces que provenían de la cocina. Y en eso… sentí como si tuviera a alguien entre mis brazos, como si estuviera sosteniendo a un niño, algo pequeño. Un ligero mareo mi invadió, y fruncí el ceño. Se escuchaba a lo lejos que alguien había entrado a la gran casa de cristal. Mi cuerpo se volvió rígido, e intacto. Jacob había aparecido con todo el cuerpo mojado –provocado por la gran lluvia que había afuera-. En esos momentos no me sentía yo, no creía estar en mi cuerpo. No estaba siendo yo.
- Jake… -susurré, pero mi voz no era la que esperaba escuchar al verlo. Era una más grave, mucho más fuerte.
Él se volvió. De hecho, todos lo habían hecho. ¿Qué estaba imaginando? No había olvidado nada de cómo Jake estaba ahora, seguía siendo él. Claro que nunca podría olvidar nada de él, aún en este patético juego de mi mente.
- Disculpen –dijo la misma voz con la que una vez había hablado-. Regreso.
La vista se fue alejando rápidamente de mi gran panorama, del hombre lobo que me miraba con el ceño fruncido. No. Espera.
- Quiero seguir viéndolo una vez más –dije pero nuevamente no era mi voz. Me paré en seco. Y…esa voz… ¿Jasper? ¿Por qué decía las cosas por mí?
- ¿Qué quieres seguir viendo, Jas? –preguntó la voz de Alice, y me quede frívola. ¿Se refería a mí?
- Alice… -no me siento bien, siento querer vomitar, un dolor que no comprendo dentro mí. Pensó esa voz dentro conmigo, era la voz de mi tío. Podía escuchar sus pensamientos como si fueran los míos-. Voy a afuera.
- ¿Te acompaño?
- No –dijimos al mismo tiempo, y salimos con las miradas puestas en nuestra espalda.
La lluvia seguía cayendo fuerte, pero no como hace unos minutos. Me sentía más alta.
“¿Qué está sucediéndome?” escuchaba a mi tío preguntarse internamente.
“¿Tío Jasper?... ¿Puedes escucharme? ¿Es enserio?”. Creo que ya estaba empezando a entender, era confuso, era casi imposible. Claro, esto se sentía parecido a cuando me metía en mentes ajenas, sólo que nunca lo había hecho tan a larga distancia.
- ¿Nessie? –parecía que por primera vez lo había escuchado trabarse en alguna palabra. Y estaba tan desconcertado como yo.
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“¿Cómo es que lo hago? No entiendo. Espera un momento. Yo…”
“Creo que no te has vuelto loco –le gané en su pensamiento, ya que sabía que quería pensar al
respecto-. Solamente… creo que, sin querer me metí en tu cabeza. Tú sabes mi don. Pero, ¡Vaya!
Jamás creí que funcionara a tan larga distancia. Sólo te quería visualizar para sentirme mejor
de lo que ahora…”
Mis pensamientos se fueron haciendo más intensos hacía la tristeza y el odio. Sentí el ardor de
querer llorar. Era imposible poder escuchar su voz, una voz familiar, alguien quien me quería.
“Siempre te querré, Nessie. Eres mi única sobrina. Pero, esto no tiene sentido, te lo
aseguró”.
Como siempre, era fácil pensar que mi tío podía tener una mente cerrada, eso decía que podía
ser más fuerte para lograr haber entrado a ella.
“¿Cerrada?” se quejó.
- Se me olvida. Discúlpame. No sabes que tan feliz estoy de verte. Pero, dime algo que tenga
“lógica” en nuestra familia –pensé, pero sin darme cuenta lo hice expresar mi idea en voz
alta.
“Ops…Perdón, no sé manejar del todo esto” Sentí como en mi verdadero cuerpo las lágrimas
empezaban a salir, extrañaba sentirme como en casa, y saber que ahí nada pasaría. Era un sueño
inútil…pero, quería sentirme en hogar por unos momentos.