Edward quería salir de Londres,pasar tiempo con Bella y estaba lo bastante desesperado como para tragarse el orgullo,vestirse con sus mejores galas y sus mejores modales y hacerle una visita matinal a Leah en cuanto fuera decente lo que,como bien sabía,significaba a primera hora de la tarde;Edward aún no había logrado averiguar por qué lo llamaban «visita matinal».
Tras entregarle su tarjeta de visita al mayordomo,esperó de pie en el vestíbulo,consciente de que probablemente no quisiera recibirlo,cosa que no podría reprocharle.Sabía que debía repartir unas cuantas disculpas y lo había previsto todo,pero en aquel preciso instante,su principal inquietud era pasar más tiempo con Bella.Había conseguido escaparse para estar con él la noche anterior,pero Edward necesitaba más.A su juicio,los dos lo necesitaban.El mayordomo volvió.
—La señora lo recibirá,si es tan amable de acompañarme.
Siguió al hombre por un pasillo que no había recorrido antes,hasta la biblioteca,donde Leah lo esperaba sentada en un sofá,sirviéndose té,mientras Jacob,de pie junto a una ventana más cercana,permanecía vigilante,como si temiera que fuese a abalanzarse sobre su esposa.Leah alzó la mirada y sonrió con ternura.
—Cielo santo,Edward,siéntate por favor.¿Te apetece un poco de té?
—No,gracias.Antes que nada,quiero disculparme por lo de anoche.Me dejé llevar por mi temperamento.
—Aceptamos tus disculpas.Supongo con que lord Aro ha hecho lo mismo.
Edward exhibió una mueca de pena.
—Aún no me he disculpado con él.Creo que debería hacerlo en público.—Leah arqueó una ceja,como a la espera de una explicación.—Estoy ultimando los detalles—añadió él.
—Entiendo.Siéntate,por favor.Me va a dar tortícolis de mirarte.
Edward se sentó en la silla que había junto a la de la joven,para no perder de vista a Jacob y que él pudiera seguir observándolo también.El duque de Seattle no era un hombre al que quisiera encontrarse a solas en un callejón oscuro.Aunque parecía civilizado,Edward sospechaba que también había algo de bárbaro en él.
—Imagino que no has venido sólo a disculparte—señaló Leah,logrando desviar su atención de Jacob.
Él asintió con la cabeza.
—Me he comprado tu libro esta mañana.
Ella sonrió,visiblemente complacida.
—¿En serio?¿Y te ha gustado?
—Me parece que no está pensado para gustar.
—Supongo que no.¿Necesitas que te aclare algo?
—Sí,sobre las carabinas.En él dices que,como carabina,es preferible una prima casada a una madre.
—Correcto.
—Tú eres prima de Bella y estás casada.
—Exacto.Por eso os he acompañado a Bella y a ti en vuestras salidas por Londres.Bueno,por eso y porque me encanta ir de aquí para allá.
—¿Y qué te parecería una salida más prolongada?
Ella le dedicó una sonrisa traviesa.
—¿Hablas de pasar el día fuera de la ciudad?
Edward se inclinó hacia adelante,juntó las manos con fuerza y se agarró con esa misma fuerza a sus palabras.
—No exactamente.Quiero llevarme a Bella a Forks Hall unos días.Una semana más o menos...Sé que es mucho pedir,pero te compensaré.
—¿Y cuánto crees que vale la felicidad de mi prima?
La estudió y trató de determinar la intención de aquella pregunta;si su tono era de censura o de aprobación.
—Dímelo tú.
Leah rió discretamente,levantó la taza y guardó silencio para poder beber su té mientras observaba a Edward por encima del borde.
—Es una pena que no hayas venido antes—dijo,mientras dejaba la taza en la mesa.
—¿Por qué?¿Ya tienes planes?
Ella asintió con la cabeza.
—Me temo que sí.Bella ha venido muy temprano esta mañana para pedirme que le haga de carabina.Por lo visto,desea acompañar a cierto lord a Forks Hall.He accedido por el afecto que le tengo,sin ningún tipo de recompensa económica.
—¿Bella ya ha estado aquí?
—Aja.Ha vuelto a sacarme de la cama,ansiosa por asegurarse mi apoyo para salir de Londres unos días.Como también a Jacob y a mí nos apetece,he aceptado encantada su propuesta.
Edward respiró hondo y se echó atrás en la silla.
—Entonces,¿tú serás nuestra carabina?
—Eso parece.
—Podías haberme dicho algo antes.
—Me gusta verte suplicar un poco.No obstante,no quiero que te equivoques,porque voy a tomarme mis obligaciones muy en serio.He visto a los jóvenes que se esfuerzan por evitar a sus carabinas.Yo no permitiré que os burléis de mí.
—No lo haré.
Jacob tosió y se aclaró la garganta,como si ya no creyera en la palabra de Edward más de lo que el propio Edward creía.No tenía previsto traicionar la confianza de Leah,pero si Bella estaba dispuesta...
—Nosotros podemos salir por la mañana—dijo Leah.
—Pasaré a recogeros en mi coche hacia las siete—dijo él.
—Cielo santo—se quejó Jacob.—Ten compasión y elige una hora más razonable.
—¿A las diez?
—A mediodía.
—A las once.
—Hecho,a las once.
Leah se inclinó y le dio una palmadita a Edward en la rodilla.
—Bueno,si Bella consigue convencer a la tía Esme de que yo seré una carabina aceptable para una estancia en el campo,todo estará resuelto.
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