Ahora mi perspectiva sobre Arenha había cambiado. No sabía lo diferente que era de los otros, podía ser que la hayan reclutado –igual que a Eleazar- por su magnífico don. Un escudo físico… Claro, eso les serviría demasiado, y más con el estilo de vida que llevan. Ella trataba de ayudar a no hacerle daño a mi familia, solo proteger a los suyos. Así implicara que no fueran los buenos, ella lo haría. Ahora comprendía muchas cosas… y creaban nuevas dudas.
- Renesmee… -empezó a llamarme la voz de la Vulturi.
- Nessie –la interrumpí, y ella me miró con suma confusión-. Dime Nessie, mis amigos me llaman así –sonreí.
- Está bien, Nessie –devolvió la sonrisa.
- Estuvo mal haberte juzgado de esa forma. Tú solo tratabas de ayudar sin que nadie saliera lastimado. Y me has estado tratando muy bien… como otros aquí –lo último salió en un susurró, no me había percatado de que ese pensamiento había salido en voz alta.
- ¿Así? –dijo ella- ¿Cómo quienes? Porque dudo que entre ellas sea Jane –dio una risita, pero yo seguía ausente recordando-. Creo que te manchaste de mayonesa, Nessie. Deja te la quito…
Su voz se fue desvaneciendo. Empecé a recordar cuando estaba sola en el bosque, y Alec me había encontrado. Tenía demasiada impotencia, en esos momentos. Estaba tan enojada…tan fuera de lugar por lo que había acabado de ver, que…al verlo…Fue la última cosa que pudo hacerme hasta tragarme la bilis. Pero…cuando… cuando me dijo que era una niña mimada, ya no pude más con ello. Podía ser que ya estaba destrozada por dentro por siempre ser lo diferente a todo. Muchas veces dicen que ser diferente a otros, te hace ver “original”, que eso es ser especial, ya que no sigues un patrón de reglas –inclusive las sobrenaturales en mi caso-…y es cuando me puedo dar cuenta que sea lo que sea, no lograré ayudar por más que lo intente.
Mientras yo estuviese cerca de mi familia, estaba seguro que los Vulturi tendrían que haber llegado tarde o temprano…Y así fue. Pero, no comprendo porque tuve esa reacción con el gemelo. Es de acostumbrarse que a uno siempre lo critiquen sin siquiera conocerte, pero… no estaba bien. No estoy bien. Cuando me enoje y lo hice que me mirara a los ojos, al pegar mi espalda al árbol. Pero…cuando vi al lobo de pelaje rojizo aullar de dolor, al lanzarse contra Demetri… Me dolía tanto, era tan profundo ver el dolor que le había causado. No era de por sí el que yo haya existido para taparle el camino con la verdadera persona que hubiera podido ser él feliz… ahora también un dolor físico por defenderme tratando de seguir una mentira. Yo no debí de ser tan egocéntrica con él…y aunque no lo hubiera sido, era más que hecho que él y Bella renunciaron a su felicidad al momento en que yo nací. Eran tantas cosas de las cuales yo no podía ser capaz de manejar más… Ya no quería pensar. Edward…todavía no puedo creer el monstruo en el que me tuve que convertir para que me dejara ir, para invadir su mente y obligarlo a hacer algo realmente horrible. Si él pensara de verdad que no hay nada peor que un vampiro, si lo habría, y yo podría contestarle fácilmente esa pregunta… yo. Mis tíos…siempre tan cariñosos, sea lo que sea Jasper ya es muchísimo más civilizado con lo de ser vegetariano. Y la verdad era que desearía que él se encontrara solo unos minutos, un par de minutos a mi lado para hacerme sentir menos culpa, eso era egoísta, pero ¿Si ya lo había sido, qué más daba abusar de ello?
- Nessie, creo que será mejor que te subas la cena a tu recamara. Si alguien llega a revisar como te encuentras y no estas ahí, habrá problemas –habló Arenha, interrumpiendo el hilo de mis pensamientos, se me había olvidado por unos momentos que se encontraba a mí lado.
- Claro, disculpa –me paré de mi asiento, y agarre el plato que aún contenía mi sándwich, ya ahora con el pan algo tieso. Iba a subir al elevador cuando…
- Nessie –me llamó mi nueva amiga, y me volví-, recuerda, tú puedes hacer mucho más de lo que te propongas. Solo ten fe en ti misma y lo lograras –me guiño el ojo y las puertas del elevador se cerraron.
No comprendía por qué me había dicho eso, que quería, o que esperaba ella de mí. O simplemente, pura cortesía como frase final de une nueva amistad.
|