Pasamos por un pasillo –pero por la parte de atrás-, y como era de esperarse, había otro elevador. Arenha oprimió el botón del piso 3. Todo estaba en completo silencio, al parecer en este piso no se encontraba nadie…nadie vampiro. Se veía como una cocina gourmet estaba cerrando, supuse que ya era tarde. Me volví para ver el reloj de la pared, y marcaban las 11:45pm. ¿Qué este lugar nunca dejaría de sorprenderme? ¿Una cocina de la más alta calidad en un lugar donde los habitantes no consumen los alimentos humanos? En la casa de cristal teníamos la alacena llena de comida de todo tipo, pero era diferente, allí si había gente que comiera –y no sólo yo-. Los trabajadores de ahí, al vernos bajaron la mirada.
- ¿Se le ofrece algo, señorita? –preguntó uno con la vista baja hacía Arenha, al parecer debía ser el cocinero principal.
- No. Pueden retirarse, no hacen falta sus servicios –estos cumplieron la orden y se fueron.
Me quedé observando unos momentos el lugar con desconfianza.
- No te voy a envenenar –me aseguró en broma-, tú mejor que yo sabes que estás protegida por Aro.
Sonreí, y empecé a hacerme algo simple, un sándwich. Era rápido, y fácil d disfrutar.
- Lamente no poder darte algo de beber, en lugar de comer –la miré durante unos instantes, mientras me sentaba en la barra-. No creo que disfrutes beber sangre de un humano. Y aquí zonas de caza, están algo lejos.
- ¿Por qué ese trato tan amable conmigo? –solté la pregunta que tanto tenía como balde de agua fría. No quería andar con rodeos. Lo odiaba.
- Renesmee… -se quedó unos momentos dudando, y noté como de nuevo veía el piso con la mirada triste. Pero, se volvió hacía a mí con el ceño fruncido-. ¿Cuál es tu problema?
- ¿Mi problema? –bufé amargamente-. No sé, puede que sea el que me han robado de mi hogar, que le hicieron daño a mi familia, ó… ¡Podría ser el hecho de que no comprendo siquiera la razón por la que me quieren matar el día de mañana! –deje caer mi brazo hasta la mesa, en un gran golpe, y sentí ligeros sollozos. Casi rompía el plato.
- Tienes razón –esa fue su única respuesta.
El silencio reino en la habitación. No quería ser quién lo rompiera, pero esto seguramente podría durar para siempre. Todavía había una pregunta que le quería formular…
- ¿Cuál es tu “don”? –rápidamente levantó la cabeza, y me miró durante un par de segundos con expresión confundida-. Algo sucedió el día en que fueron por mí, algo hiciste. Algo que es tan fuerte que sirves como arma, tan fuerte como los gemelos –o más.
Nuevamente, el silencio se hizo presente hasta que por fin habló.
- Es por eso que estas enojada conmigo, ¿cierto? –esperé-. Si, tengo un poder sobrenatural. Pero, te juro que no lo usaría para el mal. Tú crees que soy igual a todos los de aquí.
- ¿Y no es así? -levanté una ceja incredula
- Bueno, salvo porque no compartimos el gusto por la sangre humana. Te aseguró que es lo único que tenemos en común –hizo una pausa-. Si tengo un poder sobrenatural, y te puedo asegurar que no permití que les hicieran daño alguno.
- ¿Qué…sucedió? –se me cortó la voz.
- Veras… -de nuevo el silencio reino-. Cuando, Jane y Alec te llevaron fuera de la batalla que se estaba desenlazando. Al recibir la orden de Jane, de que era mi turno de intervenir, lo hice. Al igual que tu madre, yo también tengo un escudo. Sólo que el de ella actúa mentalmente.
- ¿Y el tuyo no?
- No. Yo puedo tener un escudo arecido al de Bella, con la misma potencia que ella…físicamente –me quedé unos momentos calladas, ya que estaba empezando a comprender-. Mientras ella puede expandir su escudo para proteger a cuantos desee de poderes que tengan que ver con la mente, yo lo hago con físico.
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–coincidí.
- Exacto. Lo que sucedió al momento que hice función de él, toda la guardia quedo protegida por
cualquier ataque, mientras no fuera mental, claro. El plan original, sería que cuando tu familia se
diera cuenta que no podrían servir sus ataques, se tendrían que cansar en algún momento. Pero, no
contábamos con que la vampira Amazona estaría con ustedes –Zafrina…¿había aparecido?-. Nos
envolvió en una gran obscuridad. Tenía demasiado miedo, tanto que habría podido en cualquier
instante de dejar hacer función de mi escudo y dejar a la guardia en peor desventaja…por obvias
razones luche contra ese deseo, ya que Aro me desterraría –y posiblemente la
“desaparecería”-. Todo se volvió tan confuso, Demetrí pudo darse cuenta de ello, y corrimos
por instinto para juntarnos de nuevo con ustedes. Los Cullen ya no nos perseguían más, no
serviría ningún ataque de cuerpo con cuerpo. Además que al parecer, estaban llegando otro clan de
vampiros al lugar –El Clan de Denali…no podía ser cierto-. Eso fue lo que realmente sucedió,
no te culpo si sigues odiándome…ya tendrías la información que necesitas para hacerlo, pero con
la verdad. No con acciones que tú imaginabas de mí.