Los exámenes habían terminado y sólo nos quedaba esa mañana de clase. Ya era viernes, y por la tarde tendría lugar la ceremonia de graduación, que yo me iba a perder, pero no por mi bosa, si no por ir a afrontar mi destino para no exponer a mi familia a la ira de los Voulturi. Debía ir a Italia y asumir que era por el bien de mi familia y por Edward, pese a que nunca lo volvería a ver ni podría estar entre sus brazos. Quizás era mejor así, durante ésta semana ya me había separado de él para acabar mis exámenes y la mudanza a Forks, así que no tener que verlo cara a cara para romper el compromiso ayudaba. Si tuviera que hacerlo en persona no sería capaz de alejarme de él. Amaba a Edward más que a mi vida, por eso entregaba mi vida precisamente, para salvar la suya y la de nuestras familias. El vuelo para Italia salía a las 16.30h, así que tenía cuatro horas desde que acababa el instituto hasta que saliera mi vuelo. Salí corriendo del instituto con mi hermano Mike, necesitaba llegar a casa y preparar una pequeña bolsa, algo discreto con lo necesario para que parezca una bolsa de la escuela o algo así. Saldría de casa con la excusa de ir a devolver unos libros a la biblioteca. Llegamos a casa y comimos algo, mamá no había llegado, ya que habíamos hecho todo el camino desde el instituto a casa corriendo prácticamente, llevando a mi hermano Mike casi a rastras y protestando todo el trayecto hasta casa. Mamá llegó a los diez minutos y se sorprendió al ver lo rápido que habíamos llegado a casa. - Caramba! Habéis salido antes del instituto? – preguntó sorprendida. - NO! Bella me ha traído todo el camino corriendo, por eso llegamos antes. – dijo mi hermano molesto. - Es que recordé que tengo que ir a devolver unos libros a la biblioteca y a darme de baja como socia – conteste. Ya iba preparando el terreno. - Hoy? – preguntó mamá algo enfadada – Bella cariño porque has esperado al útlimo momento, sabes que tenemos que ir a Forks y luego a Port Angels a por tu traje. Mi traje de novia, ese que con tanto cariño Alice había comprado, el traje que no llegaría a usar en mi boda con Edward. - Lo siento mamá me olvidé – creíble teniendo en cuenta mi falta de memoria – No tardaré, salgo después de comer y regreso en una hora a lo sumo. Mi padre llegó a comer, bien, sería una “comida de despedida” aunque la única que se despedía era yo… - Papá, mamá y Mike – empecé a decir con un nudo en la garganta – quiero agradecerles todos estos años de amor incondicional, apoyo y por estar siempre ahí cuando los he necesitado. Los voy a extrañar, y pase lo que pase quiero que sepan que los amo – casi estaba llorando de la emoción. - Oh Bella! nos vamos a ver a menudo – dijo mi madre, a lo que mi padre acompaño con un asentimiento de cabeza – por eso precisamente nos mudamos a Forks – me decía mientras me acariciaba la mejilla. Tenía que salir rápido de ahí o iba acabar llorando y confesando todo mi plan. - Bien! Mamá te importa si no te ayudo a recoger y me voy a la biblioteca? – pregunté. - No claro que no cariño, pero no te entretengas – dijo mamá. Salí disparada a mi habitación y escribí una nota que deje sobre mi cama, para cuando mis padres la leyeran yo ya estaría lejos.
14.30h Salí de casa y tomé un taxi hasta el aeropuerto, a esa hora no había mucho tráfico, así que en media hora habría llegado a mi destino.
15h Estaba en el aeropuerto con mi bolsa con las cuatro cosas que había podido llevarme, entre ellas mi corazón hecho añicos por separarme de mi familia, pero no había sido lo más duro que había hecho, aún me quedaba algo para lo que no sabía si tendría fuerzas.
16h Me quedaba media hora escasa para tomar el avión, ya había pasado el control de embarque y estaba en la sala de espera. Debía esperar aún veinte minutos antes de llamar. No sabía cómo iba a afrontar ésta conversación, sólo de pensar en su dulce voz y en su risa musical, y en que iba a llamarlo para no escuchar esa voz nunca más…
16.15h El reloj avanzaba más rápido que cualquier otro día. En breve nos avisarían para embarcar, así que había llegado el momento. Con mi mano temblorosa marqué el número de Edward. Un tono….dos tonos…descolgó. - Hola mi amor – dijo con su voz aterciopelada – como ha ido la semana de exámenes? - Edward, necesito decirte algo – no podía hacerlo!!!!!!!! - Lo que quieras Bella – dijo algo serio, sabía que algo no iba bien, me conocía suficiente para intuirlo en el tono de mi voz. - Edward, no puedo seguir adelante con esto – dije intentando contener las lágrimas – no me puedo casar – silencio en la línea. - Bella si es porque quieres esperar no te preocupes, nos casaremos pero podrás hacer lo que te apetezca sin problemas, incluso ir a la universidad – no merecía lo que iba a hacerle en éste momento, pero debía usar todas las armas a mi alcance, debía dejarle claro que no me buscara. - Edward, no te amo – ya está, ya lo había dicho . - Dices eso porque estas agobiada y lo entiendo, pero no tienes porque… - no lo dejé terminar. - Edward, no te amo - repetí – me he dado cuenta que amo a Jake – estaba soltando la peor de las mentiras que había dicho en toda mi vida. Silencio al otro lado de la línea – Edward no me busques, mejor dejar las cosas como están, tu podrás ser feliz con cualquier otra que te ame como yo no lo he hecho, lo siento de veras. - BELLA NO PUEDES HACERME ESTO!!! – dijo con la voz quebrada de dolor. No iba a poder soportar más aquella conversación. - Pasajeros con destino a Italia, embarquen por la puerta 12. - Edward lo siento… - colgué.
16.20h
Rumbo a mi pesadilla.
16.40h El asiento en primera clase era confortable y cómodo, aunque yo no iba a poder disfrutar del viaje. Se había abierto en mi pecho una herida, como si me hubiesen arrancado el corazón y lo hubiesen pisoteado. Mi cuerpo viajaba a Italia, pero mi alma, mi corazón y todo lo que yo era se quedaría por siempre jamás con Edward Cullen, el único hombre al que yo amaba por encima de todas las cosas.
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