-No puede ser

Edward me miraba sin comprenderme, frenó en la puerta.

-¿Qué pasa?

-Renesmee pasa.

Me siguió escaleras arriba.

-Te lo dije-murmuré chasqueando mis puños en su pecho.

La habitación estaba vacía, todo quedó como lo había ordenado esta mañana, la cama sin deshacer, el televisor apagado, y... las cortinas bailaban al compás del viento proveniente de afuera. Renesmee había escapado.

-Gracias al cielo, ¿Qué viste? Habla por Dios!-Edward estaba furioso y gritaba al teléfono.

-Dámela, tu ve por Carlisle.-salió dando tumbos, Alice hablaba al otro lado apresuradamente-Hey! Ya Edward no está, habla, di todo lo que viste, amiga.

Pegué un salto al escuchar el portazo que le dio Edward al portón seguido del ronroneo del motor del Volvo, iba a toda velocidad.

-Ah, bueno...-suspiré-yo me encargo, gracias amiga de verdad-Alice pensó que su don había fallado respecto de una playa o algo así, la veía a Nessie pero a nadie con ella, fue extraño-Y... sabes algo de Carlisle? Ok, te llamo luego.

Alice cortó.

Debía pensar un poquito y armar el rompecabezas con los pocos datos que me alcanzó mi querida cuñada, se lo dejaba a Carlisle a Edward, pobre... si sabía lo de ese chico...

Playa... La Push... La pequeña corriendo salpicándose con el agua? Renesmee, listo pero donde demonios queda la maldita playa?

(Edward POV)

No se en qué andaba mi amada esposa, nuestra hija le confesó algo pero yo no estaba al  tanto, y al pacerer era mejor así.

Lo que me sorprendió fue la actitud de mi padre.

-¿Qué tienes?-le pregunté tratando de verlo en las sombras.-¿Por qué te fuiste así como así? Has matado a alguien o que-reí pero el no se unió a mi chiste.

-Edward, de verdad lo siento hijo, yo no sabía... 

-Carlisle, cambia la cara, estás más pálido que nunca, y eso que eres un vampiro

Continuaba sin reirse, nunca lo vi tan serio... y asustado.

-Hijo.. esto tiene que ver con tu hija, lo siento mucho

-HABLA YA, QUE PASA CON RENESMEE!

Mis ojos estaban fuera de control, era mi padre... que pudo hacerle a mi hija? Todo eso me recordó a cuando Bella quedó embarazada y su idea inmediata de salvarla... matando a mi niña.

-YA CARLISLE!

-Si, tienes razón, puedes leer mi mente si quieres.

-Prefiero escucharlo de tu boca, habla por Dios!

-Míralo tu mismo-se asqueó de su propia voz, cayó de rodillas ante mí. Y su aspecto daba miedo y pena, me pasé la tarde entera buscándolo y lo hallé en medio del prado donde Bella y yo solíamos ir en nuestra adolescencia.

Carlisle caminaba indeciso a punto de hacer un agujero en el suelo marmolado de un palacio, la gente allí, la nuestra, vestía prendas de época, y la palidez de su tez brillaba opaca bajo las tenues luces del interior.

-Carlisle, viejo amigo-saludó uno de pelo oscuro-¿que te trae por aquí?

-¿Un vampiro puede entregarse por su propia voluntad?

Otros dos rieron sin ganas, desde sus tronos dorados, con expresión seria. Uno más joven intercambió miradas con una niña de su edad.

-Ay, querido amigo, tu si que no cambias mas!-sonrió mostrando sus afilados dientes-si el resto fuera como tu, haría nuestro trabajo del mas aburrido, pero si así es tu postura... si puedes hacerlo. Mmmm-caminó a él apoyando sus manos en ambos hombros del interpelado-lo que me lleva a la conclusión de... ¿Qué hiciste? ¿Mataste algún ciervo dejando huérfano a su familia?

-Ofrecí a ... digamos... que... ¿Qué pasaría... si... se crea uno.. un... una... alguien de los nuestros... por...accidente, llamémoslo así... y vive...?

-¿De qué estás hablando? Explícate mejor.

-Contesta mi pregunta.

-Pues-miró por detrás-eso deberías de saberlo, tu formaste parte de nosotros alguna vez, y si no mal recuerdo... Carlisle tu característica principal era tu buena memoria... ¿Acaso ya la olvidaste?-el aludido no contestó por lo que siguió hablando el otro-¿Cual es la regla principal de los vampiros? Aja! Pasar desapercibidos...

-Sigo... sin... saber tu..tu... respuesta

-Carlisle los años en vez de llenarte de sabiduría te secaron el cerebro, ¿Cómo es que se crearía un neófito y estaría mal? Si tu mismo creaste a tu esposa... a tus hijos...

-Me refiero... a un bebé híbrido... creado de madre mortal y padre inmortal.

Todos se unieron en una risa seca.

-IMPOSIBLE! QUÉ IMAGINACIÓN TIENES!

-¿Pero qué pasaría?

-Ashh!-gritó chasqueando sus dedos-me artaste amigo, dejate de jueguitos inventados, llévenselo!

Lo tomaron por los costados sacándolo de la gran habitación.

-¿Cuando fuiste donde los Vulturis...? Y nos... delataste!

-No lo hice Edward, tu mismo viste que no me dejaron hacerlo, no me creyeron, eso fue lo mejor de todo.

-Pero...

-Lo siento, lo siento!

-CARLISLE!

-Yo quería sacar de en medio a esa niñita preciosa que es la luz de tus ojos y de los de Bella, claro que me arrepiento de esa estúpida idea, pero es que esta mal hijo, ella sufrirá! Es que no lo ves???? Yo te di señales, no era casualidad

-¿QUE HICISTE? ¿LOS VULTURIS ESTAN FUERA DE CONTEXTO... PERO....?

Los hijos de la noche, nuestros antiguos enemigos eternos... si Edward, los lobos, te acuerdas del tratado?

-¿QUÉ TRATADO? NUNCA HABLASTE DE ESO JAMAS, HABLA!

-Hace unos siglos por un percance... tuvimos que hacer un trato con los lobos, ellos no pasaban a nuestro territorio con la condición de que niniguno de los nuestros debía crear a nadie.

-¿Y ESO?

-No un neófito, sino un híbrido. Y aceptamos con la esperanza de que eso era imposible que pase.

-Renesmee si está.

-Por eso. Cuando ella nació... fui a buscarlos, y se estableció un pacto, que cuando la criatura tenga siete años, y esté lista... deberá ser ofrecida como sacrificio. PERDÓN!

No podía hablar, no puede estar pasando esto

-¿Q-QQ-UE??

-No sacrificio de muerte... sino que debe ser imprimada por uno de ellos.

Bella pov

Mis ojos no veían lo que estaban viendo.

Renesmee sonreía como tonta al lado de un muchacho. Salí corriendo a su encuentro cuando éste la alzó haciendole caballito, con mi hija no!

-Renesmee!-le grité

Le habló al oído al chico que volteó hacia mí.

La dejó donde estaba, sin dejar de mirarme, pasaba de ver a Nessie a mi, y de mi a Nessie. Arrugó la nariz tapándosela con el dorso de su camiseta cuando el viento a mi espalda hizo que mis cabellos se arremolinen hacia adelante.