Levanté mi rostro para ver de quién provenía la voz acampanada, y vi que Arenha se encontraba recargada en el marco de la puerta.
- No te preocupes, Renesmee –siguió hablando al ver que no había respuesta de mi parte-. No vengo a hacerte daño.
- No me importa realmente a que vienes… peor no me puede ir –contesté honestamente, estaba en una etapa de mi vida en la que nada valía la pena en mí.
Ella se metió a la recamara al entender que no conseguiría mucha ayuda por parte mía. Se inclinó hacia mí, para quedar frente a frente.
- Escucha, Renesmee –levanté la mirada, y pude contemplar que sus ojos eran un rojo carmín. Sus labios perfectamente delineados por un color rosa. También como los otros vampiros, su piel era blanca y dura como el mármol. Su pelo de color negro, con onduladas que se hacían por todas partes con una caída perfecta por la que cualquier modelo desearía conservar así el peinado-. En este lugar, habitan grandes secretos –me acomodé un poco y poderla contemplar mejor-. Unos más obscuros que otros. Inclusive, prohibidos para todos esos oídos inmortales que creen saberlo todo.
- ¿Por qué me dices todo esto? –realmente mi voz expresaba la confusión que tenía.
- Porque… -se quedó unos momentos en silencio.
Parecía dudar si decírmelo- yo… No creo que… -parecía que no encontraba las palabras adecuadas-. Escucha, ¿por qué crees que te encuentras aquí?
- Ojala supiera –bufé en un susurró.
- Exacto. Aro, no da hospeda a nadie, ¿Sabes por qué a ti sí? –negué con la cabeza-. Hace un par de años, tus padres estuvieron aquí en Volterra –me miró fijamente para ver si comprendía a lo que me refería, y asentí, claro que sabía la historia del suicidio de mi padre-. Esa vez, también venía otra de tu familia, con el cabello peinado en puntas para todos lados.
- Sí, Alice –coincidí-. ¿Pero qué tiene que ver todo eso con que yo esté aquí?
- Tú sabes lo que hace Aro, me refiero a su don –asentí con algo de desesperación, y enderecé mi postura-. Cuando tocó a Alice, vio su vida, vio cosas que…ni siquiera la misma Alice comprende. Ella vio algo lo cual no le causo importancia ya que en esos momentos no había sentido, y por más que sea vampiro, no recordara esa visión ya que la aparto.
- ¿Qué visión? ¿De qué me estás hablando? ¿Cómo sabes eso?
- Renesmee, entiende que esto es delicado. Aro sabe que tú eres una amenaza porque tú harás que toda esta farsa se caiga. Pero lo que no sabe es con que ayuda… porque no me vio a mí en la visión. No aparezco.
- ¿Yo? ¿Cuál farsa? –me quede inmóvil, esto cada vez se volvía más confuso, yo que tenía que ver en todo esto, ¿qué descubriría que en la visión Alice no comprendió?
En eso sonó mi estomago, síntoma de que tenía hambre.
- ¡Oh! Se me olvidaba que tú si comes solido –dio una risita-. Ven, sígueme, vamos a alimentarte –me quedé contemplándola-. Ahora no es el momento, Renesmee.
- ¿Entonces cuando me lo explicaras todo? ¿Mañana? Malas noticias, no creo vivir para ello.
Ella me volvió a sonreír. Era demasiado amable, incluso más de lo que me merecía con mi mala actitud.
- Si lo harás –dijo muy segura, y mi estomago volvió a sonar-. ¿Vas a venir o no?
Me tendió la mano para levantarme, y la tome. Algo sucedía en este lugar. Necesitaba respuestas, y las conseguiría…No sé cómo, pero lo haría.
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