Mi loca y cambiante vida

Autor: SUCULLEN
Género: + 18
Fecha Creación: 07/02/2012
Fecha Actualización: 19/08/2012
Finalizado: SI
Votos: 7
Comentarios: 47
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Capítulos: 36

Bella es una chica para nada convencional, vivió su vida en Inglaterra y ahora ocupa un cambio, regresa  a Los Ángeles, tratando de dejar su pasado atrás, pero ahí se dará cuenta de que la vida tiene muchos cambios para ella y entre esos es la nueva odisea del amor en su vida, al conocer a un joven, Edward Cullen.

Pero no será fácil, el amor nunca lo es.

Este es mi primer fic espero que les guste, no trae escenas triple x pero si lenguaje un poco pasado, digamos que son lemmones light. ;]   la verdad quise dar un cambio a como es nuestra Bella de  la saga y la quise hacer mas liberal, espero que les guste y nos leemos.

Los personajes son de la mas genial escritora para mí, STEPHENIE MEYER  pero la historia salió de mi cabeza, espero les guste(siempre la historia es relatada por Bella)

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Capítulo 35: Epitólogo II

Un año después

 

-        Mami- oí que me llamaba mi hija cuando entre por la puerta de la casa- mira mami lo que pinte en la escuela.

-        Hola hermosa- le di un beso y camine hacia dentro de la casa, vi el dibujo era un paisaje- mi niña es muy lindo, eres una gran pintora.

-        Gracias mami- dijo dándome un beso y bajándose de mis brazos, no sin antes darle un beso a mi vientre, le sonreí y ella a mí.

-        Hola amor- levante mi vista a mi guapo chico.

-        Hola cariño- le di un gran beso.

-        Como estas- dijo acariciando mi vientre.

-        Pues algo grande- sonreí- pero bien.

-        Estas hermosa con esa barriga- nos sentamos en el sillón y el acerco su cara a mi vientre- hola hermosa, te portaste bien con mami, recuerda que hicimos un trato.

-        Desde el vientre materno la educas- le dije acariciando su cabello- como sabes que te oye, o te entiende- reí, levanto la cabeza y me acaricio la mejilla.

-        Es nuestra bebé y  por eso es muy inteligente- dijo dándome un casto beso. Pero como siempre yo quería más de él, así que lo atraje a mí, sujetándolo del cuello. El entendió  mis intenciones y tomo mi cara haciendo el beso más delicioso e intenso. Ronronee, su mano bajo a mi cuello siguiendo un camino peligroso para mis hormonas. Su boca bajo a mi cuello y jadee.

-        Edward- este solo soltó una risa y siguió con lo suyo.

-        Papi, mami- en eso nos separamos rápido y por suerte la niña nos llamaba desde la cocina. Respiramos de alivio, la niña no debía vernos en estas situaciones.

 

Nos miramos con pena- de vuelta a ser padres- dije tratando de levantarme, pero no pude así que mi esposo ayudo a ponerme de pie, estar de ocho meses de embarazo, hace que no te puedas levantar tan fácil como antes.

 

-        Queda  pendiente para la noche- me susurro  en mi oído lo que hiso que mi piel se erizara, sonrió y caminamos a ver que quería nuestra pequeña de cinco años.

 

Un tiempo  después

 

-        Amor, levántate que hay que ir a dejar a las niñas- le moví el hombro, pero este hombre era de sueño de plomo cuando le convenía.

-        Mmm- respondió, lo dejaría dormir un poco más mientras me bañaba.

 

Saque  una toalla y me metí a la ducha, dejando que el agua me relajara y me terminara de despertar, salí de esta y me rodee el cuerpo con la toalla. Y Edward seguía dormido, parecía un niño pequeño; me acerque a él y me senté a su lado.

 

-        Amor, ya levántate- insistí- Edward Cullen, levanta tu lindo trasero de la cama- pero no espere lo que paso, no se como pero cuando me di cuenta estaba acostada en la cama, con mi esposo encima de mí, con una cara de pícaro, me dio un enorme beso, que me dejo sin aliento.- para eso si te despiertas, verdad- le recrimine, este solo me aprisionó más en sus brazos y recostó su cabeza en mi pecho- vamos Edward tenemos que ir a dejar a las niñas y al trabajo- este solo negó con la cabeza, empezó a mover la cara contra mis pechos.- ya Edward, no empieces debemos irnos.

-        No quiero- dijo mirándome.

-        Es tu culpa tener sueño, ayer te quedaste hasta tarde con las niñas y después con las fotos, te dije que había que madrugar.

-        No quiero que vaya a esa escuela y si lo dejamos para el otro año- dijo besándome en la boca.

-        A no Edward, no empieces con eso otra vez, ya lo hablamos, Ameli debe entrar a clases o se retrasará y no queremos eso.

-        Pero es que es apenas una bebé- dijo en un lindo puchero, él era un nene, desde que le recordé que Ameli debía matricularse en el kínder a estado de una negación, que la niña es muy pequeña, que la van a molestar en la escuela, que nos va a extrañar, hasta dijo que Emma no estaba de acuerdo y como mi niña hace lo que diga su padre, hasta logro que Emma me dijera eso. Creo que tenía hijitis.

-        Ay mi amor ya tiene la edad que es requerida y sé que es una bebé pero ya esta creciendo y necesita estar en la escuela, al igual que Emma lo hará en algún momento- Dios me sentía que le estaba explicando a un bebé.

-        No me lo recuerdes- dijo bufando, le di un beso y trate de levantarlo, pero no pude.

 

-        Edward mueve ese cuerpo de mí- con esto sonrió y creo que hasta ahora  se percato de que andaba solo con la toalla, por que busco el nudo de esta y lo  zafó, empezó besando mi cuello y yo ya ni sabía porque tenía que levantarte, sus manos ya iban para mis piernas, apretándolas, dejándome que de mi boca saliera un suspiro, pero en eso recordé- no, no Edward, vamos amor, tengo tantas ganas como tu pero vamos a llegar tarde y aún debo bañar a las niñas.- iba a decirme algo, pero lo pare- no ya acepta tus niñas están creciendo y tu debes hacerte a la idea- y para rematar quería molestarlo con un tema de horror para los padres- como vas a hacer cuando tengan novios y las lleven…- pero no me dejo terminar.

 

-        Ja ja, que chistosa con ese tema- se levanto y tomo una toalla, vi su muy perfecto trasero- no me arruines más mi mañana con esas cosas que no quiero ni pensar.

 

-        Pero mi amor, sabes que algún día ocurrirán, como cuando  tu tuviste….

 

-        No, ni lo digas- dijo mirándome fijamente- mis niñas tendrán novios hasta que yo no este  en este mundo para verlo- me reí.

 

-        Mi amor no seas así, sabes que es normal, míranos a nosotros, gracias a que estamos juntos, nuestras niñas están en esta familia.

 

-        No es lo mismo, ellas son unas princesitas y- lo molestaría más.

 

-        Entonces yo que soy- le dije con un reproche, mientras me recostada en la cabecera de la cama, la sabana tapaba mi cuerpo dejando libre mis piernas, que él miraba embobado.

 

-        Tu eres mi diosa, mi perdición y mi salvación, el amor de mi vida, la madre de mis hijas y la que me hace perder la cabeza con solo una mirada- dijo desde su sitio, examinando y comiéndose mis piernas, con la mirada  como si de un dulce se tratara.

 

-        Uy todo eso- dije.

 

-        Y más mi vida y más-  se acercó a mí, pero estire mi pie y lo puse en su pecho.

 

-        No, mi amor, recuerdas que se nos hace tarde, así que ve a bañarte- dije acariciándole su pecho.

 

-        Lo que te digo, eres mi perdición- dijo alejándose, le sonreí y él se metió al baño- tendré que darme una ducha fría- grito desde el baño, solo pude reír y correr para ver si sacaba a esta familia de la casa antes de que se nos hiciera tarde.

 

 

 

-        Mami, donde esta mi bolso- me dijo Ameli.

-        Amor en el sofá, recuerdas ahí lo dejaste ayer cuando lo preparabas con papi- dije mientras estaba vistiendo a Emma- listo amor estas muy linda- la bebé me sonrío y me dio un dulce beso, amaba a mis dos pequeñas por igual, cada día con ellas, era un hermoso regalo que me daba la vida.- gracias mi bebé.

-        Papi- la bebé estiró los brazos hacía Edward que entraba por la puerta, con una sonrisa enorme.

-        Buenos días mi princesita- le dio un beso enorme y la niña lo imito.

-        Mami, ya estoy lista- grito Ameli desde la sala. Salí a la sala y la vi toda hermosa.

-        Ahí mi niña, ya esta grande- dije acomodándole la ropa.

-        No, mi niña aún es una pequeña princesita- dijo Edward agachándose para abrazar a Ameli- verdad mi niña.

-        Sí, papi, soy pequeñita- solo rodé los ojos, este hombre tenía un serio problema de auto dependencia con sus hijas.

-        Pequeñitas- grito Emma desde el regazo de su padre.

-        Eso es mis niñas- me levante a traer mis cosas. Y ver como hacia para que esta gente, se subiera en el auto.

 

Al fin lo logre y me toco conducir, porque mi esposo se reusaba a dejar a sus hijas solas.

-        Amor no es como si no la fuera a ver, ya ha estado en la guardería antes- dije deteniéndome en el semáforo.

-        Pero en la guardería al menos la podía ir a ver, ahora ya no.

-        Ay no Edward pareces un niño- dije resignada. Al rato después llegamos a la escuela a la que iría Ameli.

-        Ya llegamos amor- dije bajándome del auto y bajándola de la silla.

-        Adiós, Emma- mi nena le dio un beso a su hermanita y se bajo, al principio temí que Ameli, no quisiera a la bebé por esas cosas de ser la nueva en la familia, y todo eso de los hermanos, pero desde que Emma estuvo en mi vientre, ella le hablaba y cuando nació se volvió loca con la bebé, quería ayudarme en todo, por lo visto ella era la diferencia.

-        Adiós- dijo Emma con la manita, ella también quería mucho a su hermana mayor.

-        Bien mi niña, es hora- dije tomándola de la mano.

-        No, espera- dijo Edward, cargando a la niña- yo la llevo- le di una sonrisa y le di un beso a mi nena.

-        Adiós, mi niña, que la pases bien y hagas muchos amigos- ella asintió- pórtate bien- se alejaron y vi a Edward darle besos, y decirle muchas cosas a la nena, ella solo asentía, como si le estuvieran dando una clase, me reí.

-        Mami- me voltee y Emma me miraba como triste.

-        Que pasa mi niña, porque estas triste- me senté junto a ella.

-        Papi, esta triste- di un suspiro, era la nena de papi.

-        No mi amor solo esta preocupado, porque tu hermana va a la escuela, pero va a estar bien, estate tranquila, sí- ella solo asintió y le di un beso.

-        Ya vamos- volví la cara a mi marido, que tenía una cara de querer llorar, tuve que contener la risa y solo asentí.

 

 

    Después de dejar a Emma en la guardería de mi empresa, salí pues debía de ir a dejar a mi esposo al hospital, hoy necesitaba el auto, pues el mío estaba descompuesto, durante el camino no dijo nada y ya me preocupo. Una vez llegamos, estacione el auto.

-        Ay no Edward que tienes- dije preocupada, este solo negó.- amor enserio, ella va a estar bien, la veras en la tarde.

-        Aja- dijo no muy convencido, me zafé el cinturón y le acaricie la mejilla, él la tomo entre la suya, me acerque y le di un beso, dulce pero con pación, después de todo no había podido quitarme las ganas de él, en la mañana.- te amo.

-        Y yo a ti mi pequeño niño, eres un gran padre- dije acariciando su mejilla, él negó- claro que si, amas a tus hijas con todo el corazón, las cuidas y las proteges y eso te hace el mejor padre del mundo y claro el mejor esposo del planeta- este me sonrió y me devoró la boca.

-        No sabes cuanto te amo, gracias por aguantar mis niñerías, solo es difícil- solo asentí, me dio beso, mire alrededor y no vi ningún auto.

-        Oye amor, porque esta esto tan solo- no había ni un auto alrededor.

-        Cambiaron el estacionamiento del personal al otro lado del hospital, este es de los visitantes, todavía es temprano por eso no hay autos- dijo mientras salía- te llamo para que me recojas.

-        Ok- busque mi celular pero no estaba- amor no has visto mi celular- este negó, Salí del auto y me metí en la parte trasera, tal vez las niñas lo tomaron, pero nada- guau que haces- en un instante y no se como, mi esposo estaba sobre mí, con una sonrisa endemoniadamente sexi.

-        Ya se me paso la etapa de padre llorón- reí- no te rías- me reí más- voy a tener que castigarte pequeña.

-        No Edward estamos en el estacionamiento- dije casi en pánico, mi esposo estaba loco.

-        No hay nadie- iba  a replicar, pero me dio un beso delicioso-  y las cámaras no nos ven desde aquí- dijo con sonrisa pícara. Empezó a besarme y como ya sé, en cuanto me besa se me olvida todo, cuando nos falto aire, recorrió mi cuello con su boca, sus manos las metió debajo de mi falda, lo que me izo soltar un suspiro y reaccioné.

-        Edward no, estas loco, no vamos a tener sexo en pleno estacionamiento- dije riéndome, mi falda ya estaba en mi cintura.

-        Vamos amor la diosa del sexo, como se va a negar- dijo tomando mis pechos en sus manos, gemí-te necesito- con eso me mato.

-        Vamos ya han pasado años desde eso- dije como pude.

-        Pero eso no quita lo buena que eres en la cama, bueno en mi cama- dijo como todo un sexópata, lo mire y solo sonrió- que? eres mi mujer y se como eres, sabes que te amo más allá de lo imaginable y bueno hacer el amor contigo, cada vez es mejor- no me dejo hablar si no que capturo mi boca en un beso apasionado.

-        Te amo- dije abriéndole le cierre del pantalón, me miraba sonriente- eres mi esposo, estas muy pero muy guapo y también eres muy bueno en la cama- dije besándole el pecho ya desnudo.

-        Por eso te amo- dijo sacándose el pantalón.

-        Donde dejaste al deprimido de mi esposo, porque su hija mayor fue a la escuela- dije mordiéndole el  cuello.

-        Aparecerá más tarde, ahora quiero hacerle el amor a mi esposa- no se como pero estábamos logrando tener sexo en el estacionamiento de su trabajo en la parte trasera del auto.

-        Te amo- me dijo.

-        Eres el mejor cambio que ocurrió en mi vida- este me regalo una hermosa sonrisa- te amo.

 

 

 

HOLA!!!! chicas espero les guste este epitologo,  no sabía como acabar la historia, pero espero que lo que se me ocurrio sea de su agrado...

pero no acaba acá... jajaja la cosa es que estaba viendo una boda televisada y me inspiró.. en la proxima agregare algo más.. espero les guste y ya ese será el último. que triste pero que se le va a hacer.... bueno las dejo.. gracias por sus votos, comentarios, y visitas...

SALUDOS DESDE COSTA RICA

SUCULLEN

PURA VIDA

 

Capítulo 34: Epitologo I Capítulo 36: RECUERDOS

 
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