PROMESAS CUMPLIDAS-TERMINADA

Autor: rake
Género: Romance
Fecha Creación: 12/12/2010
Fecha Actualización: 31/05/2011
Finalizado: SI
Votos: 26
Comentarios: 86
Visitas: 146250
Capítulos: 56

TERMINADA

ES UNA ESPECIE DE 2ª PARTE DE:DESEOS PROHIBIDOS

FIC RECOMENDADO POR LNM CON 5 VOTOS!!!

Un pecaminosamente futuro caballero ha llegado a Londres?y Bella casi se desmaya cuando se da cuenta de que se trata de Edward Cullen,transformado en un hombre magnífico.Ha regresado para reclamar su título?y para cumplir la promesa que una vez se hicieron dos jóvenes amantes bajo la luna,una escandalosa promesa que ninguna dama decente osaría cumplir.

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Capítulo 35: Amor

Era lo que ella quería,librarse de la deuda,que no hubiera nada entre ellos que pudiera separarlos.Dio un paso hacia él...

—Vete de aquí,Bella—gruñó Edward entre dientes,sin mirarla—,antes de que haga algo que los dos lamentemos.Esta noche he demostrado que sigo siendo un bárbaro.

Y ésa era,también,la razón por la que ella estaba allí.Porque había visto su rostro después de que golpeara a Aro;había visto la vergüenza y la humillación que había sentido un instante antes de enmascararla rápidamente.Había visto a un hombre que trataba de demostrar que era distinto del que lo había precedido,distinto de su padre y en los ojos de los demás,había descubierto que los creían iguales.

—Un bárbaro ya me tendría en la cama—dijo ella con dulzura.

El la miró y en sus ojos no vio al muchacho que un día había sido,sino al hombre en el que se había convertido,un hombre que contenía a duras penas sus pasiones.

—Te lo advierto.Más vale que te vayas.

—Los bárbaros no advierten—prosiguió,acercándose un paso más.—¿Por qué le has pegado a Aro?¿Ha dicho algo...?

—Ha dicho muchas cosas.

—¿De ti?—Vio cómo se le tensaban los músculos de la mandíbula.—De mí—afirmó más que preguntó,en voz baja.—¿Qué ha dicho exactamente?

—Que tenías a alguien.Yo deslomándome en Tejas mientras tú coqueteabas con otro...

—Tus cartas nunca me llegaron—contestó Bella,tranquila.—Diez años.No creerás que,en todo ese tiempo,ningún caballero iba a interesarse por mí o que yo no iba a interesarme por nadie.¿No irás a decirme que jamás has estado con una mujer...?

—A todas les pagaba.Ni una sola de ellas pensó jamás que significara nada para mí,Bella,ninguna esperó jamás una proposición de matrimonio,ninguna pensó que fuera a proponerle llevar mí nombre.Ninguna tenía la más mínima posibilidad de ocupar tu lugar en mi corazón.

En su corazón.Ocupaba un lugar en su corazón.¿Seguía ocupándolo?

Se acercó más.

—Aquí es distinto,Edward.Es diferente para una mujer.Su valor depende de lo que aporte al matrimonio.Desde el momento de su presentación en sociedad,su único objetivo aceptable es casarse.Está expuesta de forma constante,independientemente de a donde vaya:a dar un paseo por el parque,a un concierto,a un baile,a una cena.Se comenta cómo va vestida y su conducta es tema de conversación.Se analiza cada maldito aspecto de su vida:si sus amistades son adecuadas,si ha bailado el número correcto de bailes...

—Pues sí,Vulturi decidió dedicarme sus atenciones y yo le correspondí.Me pareció condenadamente maravilloso tener que complacer a un solo hombre en lugar de a un centenar.Y él era muy agradable y por un tiempo dejé de sentirme sola.Por un tiempo,no me fui a la cama pensando en ti.

—¿Por qué lo rechazaste?

Le ardía la garganta de contener las lágrimas,que se le escaparon y le rodaron por las mejillas.

—Porque me di cuenta de que si me casaba con él,tendría que vivir aquí para siempre y que no podía prometerle amor eterno.Fue entonces cuando empecé a trabajar,cuando comencé a planear mi regreso a Tejas,porque tenía que saber si me habías olvidado.

—Querida.—De pronto estaba estrechándola con un brazo mientras con los nudillos de la mano libre le limpiaba tiernamente las lágrimas.—Jamás podría olvidarte,Bella.Cielo santo,niña,¿cómo has podido pensar que iba a hacerlo?

Bajó la cabeza y rozó los labios de ella con los suyos.A Bella,la intensidad de su anhelo aflojaba de tal modo sus rodillas que pensó que,si Edward no la hubiera sostenido con aquel brazo robusto,se habría desplomado.

Movió la boca sobre la de ella,le acarició los labios como si tuviera previsto quedarse a residir allí permanentemente.En algún lugar remoto de su cabeza,algo le decía a Bella que debía oponerse,pero su corazón le ganaba la batalla,le rogaba que se quedara,que terminara lo que había empezado hacía tanto tiempo,cuando los dos eran demasiado jóvenes para preocuparse por nada ni por nadie que no fueran ellos mismos y sus deseos.Antes de que la sociedad los ahogara con sus normas,antes de que las promesas antiguas dieran paso a las nuevas.

Edward le mordisqueó los labios,después paseó su lengua por ellos como para curarle las heridas que pudiera haberle causado,pero su comportamiento no le había hecho daño,salvo a su corazón,que había sufrido su ausencia demasiado tiempo y ya no podía estar sin él.Bella saboreó sus caricias,sus atenciones y cuando su boca se abrió para recibirlo,él aprovechó la ocasión y se sirvió de su lengua para explorar,provocar,tentar.Ningún otro hombre la había besado como Edward y entonces supo que nunca había querido disfrutar de tanta intimidad con ningún otro.Besarlo a él,estrechar su cuerpo contra el suyo,sentir la manifestación de su creciente deseo,le parecía tan natural como respirar.

No había nada vergonzoso en aquellas sensaciones,ninguna deshonra en aquella proximidad.Bella quería hacer algo más que abrirse el corpiño.Quería quitarse toda la ropa,desabrocharle los pantalones y desnudarlo a él también.

Edward la besó con mayor intensidad,disfrutando del tacto de los brazos de ella alrededor de su cuello,del calor de su cuerpo apretado contra el suyo.La muchacha esbelta que escapaba por la ventana de su dormitorio para reunirse con él se había convertido en una mujer que unos brazos masculinos ansiaban rodear.Encajaba perfectamente en ellos y abrazarla era lo máximo que podía hacer para contenerse,para no querer averiguar lo bien que podía encajar en su interior.

Con un gruñido,apartó los labios,la cogió en brazos y recorrió la escasa distancia que había hasta la cama.Con cuidado,la depositó encima y después se tumbó a su lado.Bella lo observaba,con la mirada fija en su rostro,pero Edward no vio miedo en sus ojos.Sólo un deseo que rivalizaba con el suyo y algo mucho más profundo.

Le besó la barbilla,la mandíbula y le recorrió el cuello con los labios;tan suave como la seda,tan delicado...Un sendero que lo conducía irremediablemente a más suavidad.

Se alzó sobre un codo,con el índice y el pulgar cogió el extremo del lazo que le mantenía cerrada la camisola.Un fragmento tan fino de satén con un cometido tan importante.

Deslizó la mirada hasta su rostro,absorbiendo la textura cremosa de su piel,el leve rubor que marcaba los puntos por los que su mandíbula áspera había pasado y se maldijo por no haberse afeitado al llegar a casa,pero ¿cómo iba a saber que Bella iría a visitarlo?O tal vez fuera el bigote lo que la arañaba.Por ella,si se lo pedía,se lo afeitaría.

No dejaba de mirarla,con la respiración entrecortada,esperando a que reaccionara a su petición encubierta y la respuesta llegó como él la había esperado,con tan sólo un descenso de sus pestañas que lo sacudió hasta lo más profundo de su ser.

Cuando Bella se desabrochaba el corpiño,Edward descubrió que jamás en toda su vida había deseado algo tanto como deseaba acercarse a ella y terminar la tarea,rozar con sus nudillos aquellos pechos que ella le revelaba tan despacio.Siempre se había sabido un hombre resuelto,pero hasta aquel instante no había sido consciente del extraordinario control que ejercía sobre sí mismo.Sólo alguien hecho de acero podría haberla mirado sin tomarla.

Tragó saliva,la boca de pronto seca,la respiración agitada y entrecortada,Edward tiró de la cinta y vio cómo el lazo se deshacía.Esforzándose por evitar que le temblaran los dedos,abrió la prenda y contempló cómo el tejido se apartaba para revelar el cuerpo de Bella.

Con el dorso de la mano y toda la suavidad de que fue capaz,retiró un poco más la tela hasta dejar al descubierto sus senos,por completo.El estómago y las ingles se le tensaron hasta dolerle.

—¡Qué hermosa eres!

—No me he desarrollado mucho—comentó ella.Con esfuerzo,Edward la miró a la cara.Tenía las mejillas de un rojo intenso.—No soy como lady Tanya o lady...

Él le selló los labios con un dedo.

—Eres perfecta.

—Soy pequeña.—Su aliento le rozó la mano.

—Eres perfecta.—Se acercó y la besó mientras la acariciaba con una mano y sus dedos se deslizaban a la perfección por aquel cuerpo.

Bella empezaba a preguntarse si el fuego había escapado de la chimenea y los había envuelto.Jamás,en toda su vida,se había sentido tan acalorada.Los besos de Edward eran tan salvajes,tan posesivos como la mano que reclamaba lo que quería.No podía imaginar a ninguno de los caballeros londinenses comportándose de ese modo,cautivándola hasta robarle la vida.Porque estaba segura de que moriría de las sensaciones que le producían los movimientos de su lengua,las caricias de sus dedos.

Esta vez,cuando le recorrió el cuello con la boca,no se detuvo en la base,salvo para introducir brevemente la punta de la lengua en el hueco de su clavícula,pero luego siguió adelante,besándole los pechos,devorando lo que con tanto descaro había pagado por ver.Ella hundió los dedos en su pelo,aún demasiado largo,tan espeso,tan oscuro y bonito,brillante a la luz de la hoguera.

Y entonces fue como si Edward liberase lo que fuera que retenía dentro.Con un profundo gruñido,acudió a su boca en busca de otro beso,éste más intenso,más posesivo que cualquiera de los anteriores.Era el preludio de una promesa que Bella no estaba segura de poder cumplir.

De pronto,ambos eran manos,bocas,lenguas,tocándose,besándose,acariciándose, apretándose.El cuerpo de Edward pesaba sobre el de ella.Un peso agradable.Por su estatura y la envergadura de sus hombros habría pensado que la aplastaría,pero lo único que sintió fue un incremento de la pasión,del deseo de tenerlo más cerca,tan cerca como fuera posible.

Apenas notó un leve cambio en su peso y al poco su mano bajo la falda,deslizándose por su muslo...la piel áspera contra la carne suave,aquellas manos que habían domado caballos,transportado ganado,capturado al lazo,hecho frente a estampidas,se esforzaban por domarla a ella y al hacerlo,liberaban la bravura que llevaba dentro.

Bella le empujó los hombros con las manos.Respirando con dificultad,él se detuvo y la miró fijamente.La intensidad de su mirada le producía un deseo ardiente que le recorría todo el cuerpo.

—Me he desabrochado el corpiño para ti—le dijo,sorprendida del tono grave de su propia voz.—Lo mínimo que puedes hacer es desabrocharte algo tú también.

—Si yo lo hago,tú también tendrás que hacerlo.

Ella asintió con la cabeza.

Capítulo 34: Saldar deudas Capítulo 36: Estrella fugaz

 


 


 
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