Mi loca y cambiante vida

Autor: SUCULLEN
Género: + 18
Fecha Creación: 07/02/2012
Fecha Actualización: 19/08/2012
Finalizado: SI
Votos: 7
Comentarios: 47
Visitas: 59318
Capítulos: 36

Bella es una chica para nada convencional, vivió su vida en Inglaterra y ahora ocupa un cambio, regresa  a Los Ángeles, tratando de dejar su pasado atrás, pero ahí se dará cuenta de que la vida tiene muchos cambios para ella y entre esos es la nueva odisea del amor en su vida, al conocer a un joven, Edward Cullen.

Pero no será fácil, el amor nunca lo es.

Este es mi primer fic espero que les guste, no trae escenas triple x pero si lenguaje un poco pasado, digamos que son lemmones light. ;]   la verdad quise dar un cambio a como es nuestra Bella de  la saga y la quise hacer mas liberal, espero que les guste y nos leemos.

Los personajes son de la mas genial escritora para mí, STEPHENIE MEYER  pero la historia salió de mi cabeza, espero les guste(siempre la historia es relatada por Bella)

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 34: Epitologo I

 

 

 

Han oído que organizar una boda es agotador, pues créanme es muy cierto, la organizadora de mi boda me tuvo como loca de aquí para allá, que manteles, que las  flores, los vestidos, los adornos, etc; yo solo me quería casar con mi novio, lo demás no me era importante, pero Alice alias organizadora loca; no me dejaba en paz.

 

Después de decir, acepto en el altar; nos fuimos de luna de miel a Europa; fue la verdad el mejor viaje de mi vida, Edward era maravilloso y el mejor esposo del mundo. Ahora era la señora Cullen, sonaba raro, pero me convencí de que esto no cambiaría lo que yo soy, solo es algo hermoso que se agregó a mí, un esposo, mi esposo.

 

Después de la luna de miel, regresamos y nos instalamos en nuestra casa, pues sí después de terminar los estudios y por mi parte ayudar a mi padre en la administración de los clubs, y de Edward instalarse en uno de los hospitales de la zona; compramos una casa cerca de la de nuestros padres.

 

Los demás se fueron a vivir un poco más lejos pero estábamos en contacto, nuestros padres eran felices de saber que sus niños crecieron y cumplieron sus metas y ahora eran felizmente casados, palabras textuales de Esme.

 

 

-        Hola hija- mi padrino se adentro en su oficina donde yo estaba sentada en una de las sillas, me dio un beso en la frente y se sentó en su silla- que haces por acá cariño.

-        Venía a darte estos documentos que Edward te dejo antes de irse- le entregue un folder con ellos- se le olvido dártelos, sabes como es.

-        Si, es un olvidadizo, gracias- los tomo con una sonrisa, los leyó rápidamente y me volteó a mirar- como vas cariño.

-        Bien padrino, estoy en un nuevo proyecto, tratando de convencer a papá de unas actualizaciones en los clubs, pero ya sabes como es, terco- ambos reímos.

-        Lo sé cariño, Phil esta ya viejo para esas cosas- solté una carcajada y lo mire con burla- claro no le digas que lo dije- eso hizo que ambos riéramos más.

-        Doctor- llamo una enfermera en la puerta- lo necesitamos.

-        Ya voy- Carlisle se levanto – lo siento pequeña, debo irme- me levante y le di un beso en la mejilla.

-        Tranquilo, padrino- me levante y él me abrió la puerta, detrás de esta puerta reinaba el caos, había personas por todos lados corriendo de acá para allá, unas ayudaban y otras pedían ayuda. Mi padrino avanzo para ayudar; camine entre la gente hasta  que me quede quieta, mi padrino atendía a una pequeña no más de cuatro años, era castaña, de ojitos café claros, su ropita estaba sucia como por ceniza, por lo que oí a una enfermera hubo un incendio en un edificio. Sus ojitos se encontraron con los míos y vi tristeza en ellos, mi corazón se encogió, avancé un paso y me detuve, Carlisle llamo su atención, ella volteo y me acerque.

-        Por suerte el orfanato estaba casi vacío - empezó a relatarle una enfermera a mi suegro- pero los otros edificios no, ay mucha gente afectada, esta niña tuvo suerte.

-        Debemos encontrar quien la cuide, ¿no tiene familia?- pregunto mi suegro.

-        No doctor, ella es del orfanato- dijo la enfermera llenando unos papeles.

-        Yo.. yo la cuido- apenas pronuncie esto mi padrino y la enfermera me miraron.

-        Hija, no te había visto- solo asentí. En eso llamaron a Carlisle, un hombre con serias quemaduras venía en una camilla, sus lamentos asustaron a la niña, pues se tapo sus oídos fuertemente.

-        Ve, yo la cuido, la llevo a tu oficina este no es lugar para ella- me agache a su altura pues la tenían en una silla, ella no me miraba, miraba el  suelo, mientras se seguía tapando los oídos, acaricie sus manitas.

-        De acuerdo, muchas gracias hija- dijo mi padrino poniendo una mano sobre mi hombro y se fue junto a la enfermera.

-        Princesa, ven conmigo- dije a la pequeña. Ella volteo a mirarme, pero su carita no revelaba nada; solo me miraba sin decir nada, el hombre volvió a gritar y la niña volvió a apretar sus manitas en los  oídos, la levante cargándola y escondiéndola en mi pecho, esta no se movió nada.

 

La saque de ahí y me fui a la oficina de mi padrino, cerré la puerta y me senté con la niña en mi regazo en uno de los sillones de esta misma.

 

Acaricie sus manitas para que las bajara, poco a poco, las fue bajando, hasta dejarlas sobre sus piernas.

 

-        Princesa, como te llamas- le pregunte no se si me entendería pero quería averiguarlo, ella me miro pero nada, suspire.- tienes hambre- le pregunte sacando unas galletas y un jugo que tenía para comer más tarde, algo bueno sacaba de mi yo comelona. Se los tendí, los miro y luego a mi, la senté en el sillón le acerque las cosas ya abiertas, dudo un poco y luego despacio empezó a comérselo, la mire durante todo ese rato y no creí que hubiera en la tierra personita más tierna en el mundo, que no fuera la que tenía en frente.

 

Al terminar de comer, ella me miro y me dio una pequeña sonrisa, se la devolví.

-        Eres muy linda- dije acariciando su mejilla- me dices como te llamas- esta me miro y vi duda en sus ojitos, emociones de adultos en una niña pequeña.

-        Ameli- pronuncio y oí su voz cantarina, sonreí como  tonta no se porque.

-        Hola Ameli , yo soy Bella- su mirada se perdió en la oficina, veía cada detalle- vives en el orfanato- esta me miro y asintió. Me sentí mal esta niña no tenía a nadie y eso  me dolió. En eso entro una enfermera pareciera que la locura de afuera se había calmado.

-        Ven pequeña- llamo a la niña- vamos a bañarte y a cambiarte de ropa- la niña volteo a mirarme, yo le sonreí y le ayude a bajarse del sofá.

-        La traerá después, cierto- pregunte alzando la niña, ella se escondió en mi pecho, dándome un sentimiento de paz.

-        Claro, señora Cullen- con mucho esfuerzo se la entregue.

-        Luego te veo princesa- le di un beso en la frente y esta sonrió y se la llevaron dejándome un vacío en los brazos, extraño día.

 

Después de un rato mi padrino entro en la oficina, hablamos una rato de la niña y yo me ofrecí a llevarla a la casa, pues el orfanato buscaba gente que cuidara de los niños en lo que veían que hacer; debido a que ya no había quedado nada del lugar.

Había pasado  más o menos una  semana cuidando a Ameli, el primer día se comporto algo distante, parecía que le costaba confiar en la gente, le prepare la habitación que Edward y yo teníamos para futuros miembros de nuestra familia. Después de unos día logre que se abriera más conmigo, jugaba con ella y reíamos mucho, la trabajadora social la vino a ver una vez y me dijo que estaba cambiada, más alegre y sociable, eso me dio mucha alegría, era cierto, sus ojitos se veían mas luminosos, alegres podría decir.

 

-        Be.. Bella – me llamo Amelia, desde la sala, Salí del estudio en donde estaba trabajando para poder ocuparme de la niña sin dejar a Phil solo en el nuevo proyecto, que acepto.

-        Dime princesa- estaba acostadita en el suelo con una muñeca y otros juguetes que le había comprado- tienes hambre- ya era casi la hora de la cena. Ella asintió- de acuerdo princesa, ven- le extendí la mano y la lleve a la cocina, la alce en brazos y la senté en la silla del desayunador.- que quieres pequeña.

-        Pasta- dijo con una sonrisa de oreja a oreja, le encantaba la pasta.

-        Mmm, ok pero tienes que darme algo a cambio- hiso carita de pensativa, me acerque y me dio un sonoro beso en la mejilla- gracias- le sonreí y le di un fuerte abrazo, que ella correspondió, le di un beso en la frente y me fui a hacer la cena.

 

Comimos entre risas de su parte mientras me contaba cosas sin sentido, pero que yo disfrutaba. Lave los platos y la lleve a su cuarto para ponerle la pijama, una vez terminada la tarea la acosté y Salí del cuarto.

 

Escuche la cerradura de la puerta principal, cuando voltee, vi a mi hermoso esposo cruzar la puerta, no aguante y me lance a sus brazos.

 

-        Amor, llegaste- dije estampando mis labios en los suyos, como siempre eran lo mas delicioso que había probado y nunca me cansaría de ellos.

-        Guau, yo también te extrañé- dijo bajándome sin dejarme de abrazar- me encanta esos besos tuyos, debo dejarte más tiempo sola.

-        Ni lo pienses- le di un pequeño golpe- no te he visto en mas de tres semanas y casi me muero, ni se te ocurra un viaje así más- dije enterrando mi cara en su pecho.

-        Tranquila mi amor, ya no más viajes largos, siento no haberte podido llamar pero ese lugar esta muy perdido.

-        Si eso me comento tu padre- levante la vista y le di un casto beso- te amo, sabías.

-        Y yo más pequeña- se acercó más  y me beso apasionadamente, sus manos se fueron a mis caderas y las mías a su cuello, pero en eso escuche que me llamaban, y en eso caí en la cuenta, aun no le contaba a Edward de Ameli.

-        Bella- se oía medio dormida, en ese instante me separe de Edward.

-        Ya voy pequeña- Edward se me quedo viendo confundido- te lo explicare, es que..

-        Bella- se oía algo alarmada.

-        Ok, espera un momento- me separe de él y me fui a su cuarto- ya pequeña ya estoy acá, que te paso- me senté a su lado y le acaricie su mejilla.

-        Tuve una pesadilla- me dijo abrasándome, le devolví el abraso, tratando de calmarla.

-        Ya pequeña era un mal sueño, estas acá conmigo, nada te va a pasar.

-        Te quiero- me lo dijo, me sentí extremadamente feliz, le di un beso y la abrasé aun más fuerte.

-        Yo también te quiero princesa- la niña estaba en mi regazo, entonces vi la presencia de Edward estaba en el marco de la puerta con una inmensa cara de confusión.

-        Ok, cuanto tiempo me fui- ante esto solo pude reírme, la niña lo miro desconfiada y se abrasó más a mí.

-        Tranquila Ameli, él es Edward mi esposo, recuerda que te conté sobre él- ella me miro y asintió- espera un momento aquí- me miro y luego se  acostó en la cama. Me levante y me fui al lado de mi esposo.

-        Me perdí- dijo a lo que le di un beso pequeño claro. Le conté toda la historia, este pareció comprenderme extrañamente, pues ni yo me entendía. - Ay Bella, tu eres única- me dijo abrasándome, hundí mi cabeza en su pecho, extrañaba ese calor suyo.- bueno preséntamela, no- sonreí ante esto, levante la vista y vi esa sonrisa que me daba fuerza para todo.

-        Ven- jale su mano y alce a Ameli- ven pequeña- ella se escondió en el hueco de mi cuello, estaba desconfiada, ella era así- mírame princesa- ella volteó a verme y lo miro a él, lo examino hasta el  último rincón de su cara y luego me vio a mí.- él es Edward mi esposo, ella es Ameli.

-        Hola Ameli- Edward le tendió la mano, ella dudo pero luego lo miro y la tomo- es un gusto conocerte.

-        Hola- dijo en un susurro, Edward y yo nos miramos y sonreímos, Ameli, bostezo.

-        Bueno princesa a dormir- la acosté y la arrope, le di un beso en la frente- buenas noches Ameli.

-        Buenas noches Bella, Edward- dijo en un susurro.

-        Buenas noches Ameli- Salí del cuarto con Edward y cerré la puerta.

-        Es una niña muy dulce, y muy apegada a ti- me dijo llevándome a la sala. Nos sentamos en el sofá, él me abraso y me escondí en su cuello.

-        Al principio me costó que confiara en mí, pero lo logre, esta niña es un dulce.

-        Pues lo lograste, te ves linda de mamá- esa frase me dejo inquieta, mamá.

 

 

Las semanas pasaban y las cosas con Ameli iban bien, ya confiaba más en Edward, y él, pues estaba encantado con la niña, todas las noches cuando llegaba los veía platicar de mil cosas, no sabía de que exactamente pues quería darles su espacio,  a pesar de ser casi una bebé, era muy lista.

 

Aun no habían encontrado un lugar nuevo para establecer el orfanato, por lo cual nos permitían quedarnos con Ameli, de todos modos ocupaban personas que cuidaran de los niños y Ameli no era ninguna carga   para Edward y para mí , en las mañanas llevaba a Ameli a la guardería de la empresa y me escapaba a verla cada vez que podía, no me gustaba dejarla sola, Edward decía que tenía Amelitis, por no querer despegarme de la niña; aunque bien que él era igual, cuando podía iba a la guardería y  los fines de semana no se alejaba de la niña, si la niña despertaba en la noche por alguna pesadilla, él era el primero en correr a ver que le pasaba.

 

 

Una noche Carlisle nos llamo avisándonos que debíamos llevar a la niña, en la mañana a su clínica, pues ya habían conseguido un lugar para el orfanato, la idea me destrozo por dentro, no se lo que la niña me hiso pero la sentía mía.

 

       Con mucho pesar Edward y yo llevamos a la                          niña a la clínica; ella sabía que debía volver, pero eso solo hiso que de su carita se borrara la sonrisa que siempre mantenía y fuera cambiada por una de indiferencia. Estábamos preocupados por eso pero no podíamos hacer que cambiara esa expresión de su rostro.

 

-        Hola chicos- saludo Carlisle a mi esposo y a mi- hola Ameli- tomo la manita de la niña que estaba con su carita metida en mi cuello, esta no hiso aman de responderle, solo se aferro más a mí; Carlisle nos miró con preocupación, Edward solo asintió con un leve movimiento de su cabeza, él tampoco estaba del todo bien con esto- bueno la trabajadora llegara en….- pero no termino, pues tocaron la puerta- disculpen- se levanto, mientras nosotros nos sentamos, la puerta se abrió dejando ver a la señora Márquez,  la trabajadora social, ella era muy buena, era una señora casada, con dos hijos varones ya mayores, le encantaba su trabajo por eso seguía trabajando a pesar de su edad.

-        Buenos días- dijo al entrar- hola señores Cullen- tendió la mano a mi suegro y luego a mi marido, se dirigió al final de la habitación donde estábamos Ameli y yo, ella aun abrazada fuertemente de mi- es bueno verla de nuevo señora Cullen- me dijo tendiendo la mano, Edward dejo salir una leve sonrisa, aun no se acostumbraba a que me llamaran así, pero según él, esas eran palabras maravillosas, pues significaba que estábamos juntos, a mi me encantaba de igual manera.

-        Un gusto, señora Marqués- dije dándole la mano, su vista se dirigió a la niña.

-        Hola Ameli- le saludo ella no izo aman de contestar.

-        Ameli- le dije y ella volvió a verme- te saludan princesa- ella me miro unos segundos, le sonreí y ella se volteo a la señora Márquez.

-        Hola- dijo esto, la señora solo le dio una sonrisa y se dirigió a sentar en donde mi suegro le dijo.

 

Hablaron de muchas cosas de las cuales no puse mucha atención, lo único de lo cual estaba consiente es que me iban a quitar a mi princesa, cosa que me mataba, la niña estaba en total silencio solo oía su respiración en mi pecho, me aferre más a ella, y volví la atención a la conversación, aunque desee no hacerlo.

 

-        Bueno- dijo la señora levantándose- les agradecemos toda la ayuda brindada con Ameli, son una pareja maravillosa.

-        No fue ningún esfuerzo- dijo mi esposo acercándose a mi lado, acaricio la mejilla de la niña- ella es una princesa, que merece todo- la faceta de padre de Edward era lo más tierno que se pudiera ver.

-        Bueno me alegro, bueno es hora de irnos- dijo alzando los brazos hacia Ameli, supongo que ella lo vio porque se aferro más a mí, quise llorar pero no debía, tenía que ser fuerte.- vamos nena es hora de irnos, despídete de los señores Cullen- la niña nos miro a ambos y vi sus ojitos aguados, quise llorar pero la mano de Edward en mi cintura me dio fuerza.

-        Adiós- dijo en un suspiro, Edward beso su frente.

-        Adiós pequeña- y mi  turno llego, le di un beso en mejilla.

-        Te quiero mi princesa- le dije ella solo se abrazó fuertemente a mí, y luego la señora  la tomo llevándosela del refugio de mis brazos, me sentí vacía; Edward me abrazo y me aferre a su pecho, entonces oí un sollozo, mi vista busco a mi princesa y lo que vi me enseño que no podía con esto.

 

Mi princesa estaba llorando, mi corazón se partió en mil pedazos y  dijo algo que me lleno por dentro.

-        Mami- me  dijo entre sollozos, lo único que vino a mi mente fue que tenía que protegerla; me solté de los cálidos brazos de mi esposo y corrí donde mi niña, la tome, quitándola de los brazos de la señora Márquez, y tome a mi bebé en mis brazos, no podía permitir que me la quitaran, era como quitarme un pedazo de mi corazón. Ella se aferro a mi, sollozando lo cual imite también.

 

Edward llego a nuestro lado y nos abrazó.

-        Edward no puedo- le dije entre llanto- ella es mía- él solo sonrió, con los ojos algo llorosos, asintió y nos dio un beso a ambas y se fue a hablar con ellos, yo solo quería estar con mi niña- mi niña, tu te quedaras conmigo.

-        Mami- sonreí- no quiero irme.

-        No te iras te lo prometo- volví mi vista a ellos y parecía que Edward estaba convenciendo a la señora, pues nadie se resistía a mi esposo. Entonces me miró y con esa sonrisa, supe que todo estaría bien- ya mi bebé, papá  resolverá las cosas.

 

Hola aqui les dejo el primer Epitólogo, no pude resistir a escribirlO, espero que les guste como me gusto a mí.

Gracias por sus comentarios, votos y visitas.

SALUDOS DESDE COSTA RICA

SUCULLEN

PURA VIDA

 

 

Capítulo 33: Juntos para siempre Capítulo 35: Epitólogo II

 
14640599 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10860 usuarios