Juegos Del Destino (+18)

Autor: Bella_Paula.Swan
Género: Romance
Fecha Creación: 12/11/2012
Fecha Actualización: 26/11/2012
Finalizado: SI
Votos: 6
Comentarios: 16
Visitas: 56142
Capítulos: 34

Dos personas que se amaban separadas por los perjuicios sociales y dos pequeñas que crecerían sin el cariño de uno de sus padres, pero por juegos del destino diecisiete años después Isabella Marie Swan y Vanessa Dwyer se encontrarían justamente en Jacksonville el lugar donde todo comenzó…

 

HOLA bueno este fic ojala les guste y me dejen un voto o comentario, ya lo habia subido pero por Cosas del destino me toco eliminarlo pero aqui voy otra vez ojala les guste a mi personalmente me gusto mucho...no me pertenece, pertenece a Tany Cullen yo solo le cambie unas cositas.

Pasen por mi otro fic Lazos de amor

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Capítulo 33: EPÍLOGO

Cuatro años después...

BELLA POV

Mi corazón latía desbocado dentro de mi pecho, y cómo no, si acababa de correr una maratón, bueno no una maratón precisamente, pero sí había corrido bastante para lograr esconderme con mis hijos y que él no nos encontrara.

-De nada sirve que se escondan, de todos modos los voy a encontrar.-dijo con voz siniestra y yo les hice una señal a los niños para que no hicieran ruido.

-Mami el monsto nos va a encontad.-susurró quedito Ally y se apretó contra mi cuerpo.

-No te asustes Ally, io as potejo.-Eidan le sonrió a su hermana, pero al escuchar unos pasos acercarse, se encogió en su lugar.

Los tres nos quedamos en completo silencio conteniendo hasta la respiración, podíamos ver los pies del "monstruo" que se acercaba a la mesa, debajo de la cual estábamos escondidos, con movimientos lentos y sin hacer mucho ruido me moví hasta el borde, pero sin dejarme ver, y volteé a ver a mis hijos que asintieron dándome a entender que sabían cuál era nuestro plan de ataque.

-Si salen ahora, seré bueno con usted... ¡Auch!-se quejó el "monstruo" cuando lo jalé de los pies asiéndolo caer al piso.

-¡Ahola!-chillaron Ally y Eidan al unisonido saliendo de debajo de la mesa para atacar al "monstruo".

Los tres nos echamos sobre Edward y comenzamos a hacerle cosquillas, Edward se retorcía sin dejar de reírse tratando de liberarse de nosotros, pero sin mucho éxito. Mis pequeños chillaban y se reían encantados porque estaban ganándole al "monstruo" y este tendría que darles su recompensa.

-¿Te rindes malvado monstruo?-le pregunté entre risas y él asintió.

-Sí me rindo, me rindo. Ustedes ganan.-respondió con la respiración jadeante y lágrimas en los ojos, por haber reído tanto, dejamos de hacerle cosquillas y los cuatro nos levantamos del piso aún riéndonos.

-Te ganamos otla vez papi.-Ally tenía una sonrisa de oreja a oreja al igual que su hermano.

-Sí, vencieron al monstruo de los chocolates y aquí está su recompensa.-abrió una barra de chocolate y les dio la mitad a cada uno, la cual se devoraron en un parpadeo.

-Bien niños, ahora a bañarse que tenemos que ir a casa de los abuelos.-tomé a Eidan en mis brazos y Edward hizo lo mismo con Ally.

Bañarlos era todo un reto que Edward y yo teníamos que pasar a diario, les encantaba jugar en la tina y salpicaban agua por todos lados, así que acabábamos todos empapados. Pero bueno era algo a lo que ya nos habíamos acostumbrado, teníamos tres años lidiando con ello. Dos meses después de nuestra boda nos enteramos que seríamos padres de mellizos, en un principio me asustó demasiado la idea, eran dos pequeños que estarían a mi cuidado y temía no poder cuidarlos como se debía, pero cuando los tuve entre mis brazos todo temor desapareció. Allison y Eidan, esos pequeños diablillos eran todo para Edward y para mí, eran muy parecidos a su padre físicamente y tenían sus mismos ojos esmeraldas, pero tenían el cabello castaño igual al mío.

Después de vestirles, Edward me ayudó a recoger el desastre que había quedado en el baño, los niños se quedaron viendo la televisión en su cuarto y nosotros nos dispusimos a ducharnos. Iríamos a cenar a casa de mis padres, dónde nos reuniríamos todos para pasar noche buena, no nos tardamos más de media hora en estar listos, pues ya íbamos tarde a causa del "monstruo de los chocolates".

-Te vez hermosa.-susurró Edward en mi oído abrazándome por detrás mientras me terminaba de arreglar frente al espejo.

-Y tú te vez guapísimo.-respondí girándome entre sus brazos y lo besé dulcemente en los labios.

-¡Iugh!-protestaron dos vocecitas desde la puerta y nos separamos sonriendo.

Edward y yo nos pusimos nuestros abrigos, abrigamos bien a los niños, pues afuera estaba demasiado frío y salimos de la casa hasta el coche. Durante todo el camino los niños no dejaron de ver por la ventanilla las luces que adornaban las casas y los hombres de nieve que estaban en algunos jardines, mientras hablaban emocionados sobre la llegada de Santa y los obsequios que les traería. Llegamos a casa de mis padres y en cuanto la puerta fue abierta, por Emmett, los niños entraron corriendo.

-¡Alto! No pueden entrar así sin siquiera saludar a su tío oso.-dijo Emmett yendo tras los niños.

-Bella, Edward qué bueno que llegaron.-dijo Nessie abrazándome tanto su abultado vientre de ocho meses le permitió.

Fuimos hasta la sala, saludamos a mis padres, a mis suegros y a nuestros amigos pues todos estaban ahí. Me acerqué a Alice y tomé en mis brazos a la pequeña Jazmín, era una niña hermosa con los ojos color miel de la madre y el cabello rubio del padre, Jasper y mi prima se casaron hace año y medio, y tres meses atrás, había llegado este angelito a sus vidas. Rosalie y Emmett se casaron tan sólo cinco meses después de mi boda, ellos habían pasado por una situación muy difícil, Rosalie después de tres abortos no pudo volver a quedar embarazada, pasó por un fuerte estado de depresión, no tenía deseos de nada, incluso le pidió el divorcio a Emmett y se fue a vivir con sus padres, pero Emmett nunca la dejó sola, le dio su espacio y poco a poco la fue ayudando a salir de ese hoyo negro que la consumía. Hace un año adoptaron a una niña de cinco años, Sarah, Rosalie desde el momento en que la vio supo que quería ser la madre de esa criatura, poco después de eso ocurrió un milagro, un milagro que llegó a sus vidas hace cuatro meses y tiene nombre y apellido, Ian Whitlock Cullen, un hermoso niño de cabello negro y rizado como el padre y los ojos azules de la madre.

Angie y Alec, ellos estaban encantados con su pequeña Kathy, de tres años y el pequeño Patrick de un año, ahora vivían en la casa de los padres de Alec, los cuales se habían mudado hace unos años a Europa dejándole la casa a su hijo. Si quieren saber que fue de Jane, pues les diré, ella ahora vive en África con su pareja Nahuel, el lado altruista de la fría y egocéntrica chica salió a flote cuando conoció el amor, y ahora ellos están trabajando en un proyecto para llevarles atención médica a una de las regiones más pobres de África. María y Riley, ellos están a dos meses de casarse, después de vivir juntos por un año decidieron dar el siguiente paso, mi amiga se acaba de enterar que está embarazada y le dará la noticia a Riley como regalo de navidad. Kate y Garrett, ellos también se casaron y tienen un pequeño de dos años, George. Por su parte Irina y Laurent son los únicos solteros sin planes de boda, para ellos el matrimonio no está en sus planes futuros, viven juntos desde hace tres años y no tienen hijos.

-¡Tita Bella!-le devolví el bebé a Alice al escuchar esa vocecita y me agaché para quedar a la altura de mi sobrino Josh, él era idéntico a Jacob pero tenía los ojos chocolates de la madre.

-Hola cariño, ¿dónde estabas?-le pregunté besando su mejilla.

-Jugano con mis pimos y tito Alan.-a Alan el ser tío se le daba de maravilla y estaba feliz de tener tantos sobrinos, aunque lo idóneo sería decir que, más que su tío, era como su hermano mayor y cómplice de travesuras. Y como si los hubiésemos llamado entraron todos corriendo a la sala.

Después de un rato de charlas pasamos al comedor, al gran comedor, ya que éramos casi treinta personas las que estábamos reunidas. La cena pasó de manera agradable y entre risas, nunca ni en mis más locos sueños me hubiera imaginado pasar una navidad así con tantas personas, por muchos años sólo fuimos Charlie y yo, pero ahora mi familia había aumentado considerablemente su número.

-Quiero proponer un brindis.-dijo Charlie levantándose y tomando su copa-. Por nuestra gran, rara y loca familia. ¡Salud!

-¡Salud!-dijimos todos levantando nuestras copas.

Yo sólo pegué mis labios a la copa, no podía tomar alcohol pero era un secreto que nadie sabía, aún.

-Yo siempre deseé una gran familia, y aunque Dios sólo me haya dado la dicha de ser madre dos veces.-Esme volteó a ver a sus hijos con una sonrisa dulce en su rostro-. Hoy le agradezco el que me haya dado la oportunidad de ser una madre para todos ustedes, porque para mí todos son como mis hijos, unos hijos que me han dado la dicha de ser abuela de estos nueve angelitos, y espero que en un futuro vengan muchos más.

-Bueno por lo pronto dentro de unas semanas ya serán diez.-dijo Nessie acariciando su vientre y Jake besó su mejilla.

-Yo quiero decir algo. Amor feliz navidad, vamos a ser papás.-una sonrisa se formó en el rostro de Riley y sus ojos se aguaron, abrazó y besó dulcemente a su esposa y le susurró algo al oído.

Después de su momento todos felicitamos a los futuros padres, y los planes de compras y decoración, para la habitación del bebé, no se hicieron esperar. Estas mujeres son de temer en cuanto a compras se refiere, no dejaban de parlotear sobre colores, muebles, ropa, juguetes y la pobre de María estaba toda aturdida por el parloteo.

-Oigan, ¡oigan! Ya dejen a la pobre de María, la están agobiando.-mi amiga le dio una mirada de agradecimiento a Carlisle, el cual sólo le sonrió.

Fuimos hasta el salón, Esme logró convencer a Edward para que se sentara frente al piano y tocara algunos villancicos mientras los demás cantábamos, nada bien he de agregar, y los que más desafinaban eran Emmett, Garrett y Jacob, pero nos estábamos divirtiendo de lo lindo.

Las campanadas que anunciaban las doce comenzaron a resonar por todo el lugar, los abrazos y buenos deseos comenzaron a llover por parte de todos, después de un rato los niños ya se querían ir a dormir y esperar que la mañana llegara pronto para ver los obsequios que Santa les traería. Así que todos se comenzaron a despedir y marcharse, cuando todos se fueron Edward y yo llevamos a los niños a la habitación donde dormirían, ya que tanto nosotros como mi hermana y su familia, nos quedaríamos a dormir en casa de mis padres.

-Mami, ¿cles que Santa nos taiga un pelito?-me pregunto Ally mientras le ponía su pijama.

-Cariño ya habíamos hablado sobre tener un perrito, y ahora no es posible. Tal vez más adelante.-besé su frente y la ayudé a meterse a la cama-. Ahora a dormir, que sino Santa no vendrá esta noche.

Los arropé bien para que no tuvieran frío. Edward les dijo algo que no alcancé a escuchar y los dos sonrieron asintiendo enigmáticamente, ¿qué les habrá dicho? Salimos de la habitación y fuimos hasta la que era mi antigua habitación, y nada más entrar me vi acorralada entre los brazos de mi marido.

-¿Recuerdas cuando me colé a tu habitación y Charlie casi nos descubre?

-Claro que lo recuerdo, fue algo inolvidable. Tú y yo haciendo el amor en esta cama...-comencé a caminar hasta la cama donde ambos caímos, yo sobre él, y besé su cuello-... Mientras Irina, María y mis padres estaban al otro lado de la puerta.-mis labios atraparon los suyos en un beso apasionado, necesitado, que él me devolvió de la misma manera.

Mis manos rápidas y ávidas comenzaron a desabotonar su camisa, mientras él bajaba con lentitud la cremallera de mi vestido, esa noche, fue otra noche testigo de nuestro amor, un amor que con el pasó de los días no disminuía, al contrario aumentaba, obvio no todo era miel sobre hojuelas en nuestro matrimonio, teníamos nuestras diferencias y discusiones como cualquier otra pareja, pero no era algo que no pudiéramos resolver.

A la mañana siguiente unos gritos y saltos sobre la cama nos despertaron, por suerte Edward y yo ya sabíamos que algo así iba a pasar, y anoche antes de dormirnos después de hacer el amor, nos habíamos puesto nuestras pijamas.

-¡Mami, papi amos a vel los legalos!-gritaron al unisonido y de un salto se bajaron de la cama al ver que nos habíamos despertado.

-¡Tengan cuidado al bajar la escalera, no se vallan a caer!-les grité cuando salieron corriendo de la habitación.

-¡Sí!-gritaron en respuesta.

Edward y yo salimos de la cama y bajamos tomados de la mano hasta la sala donde estaban abriendo los regalos, pero al entrar me quedé congelaba con lo que vi.

-Se va a llamal manchas.-dijo una más que feliz Ally con una pequeña bola de pelos, color blanco con manchas marrón, en sus brazos.

-¡Edward Anthony Cullen! ¿Qué significa eso?-medio grité-. Ya habíamos hablado al respecto y quedamos en que esperaríamos un tiempo.

-Amor, es sólo un cachorrito que...

-Del que yo me tendré que hacer cargo, ¡Dios! Esto es demasiado para mí, dos niños de tres años, un cachorro y dentro de unos meses un bebé.

-¿Un bebé?-preguntaron tres voces en sincronía, y yo asentí como respuesta.

-Nosotos te ayudalemos a cuidad a manchas y a nuesto helmanito.-se apresuro a decir Eidan y Ally asintió, solté un suspiro rendida al ver como sus ojos brillaban emocionados y la forma en que la bola de pelos me miraba desde los brazos de mi hija.

-Está bien, manchas se queda con nosotros.-ambos chillaron felices y se pusieron a jugar con el cachorro y con Alan y Josh.

Mis padres me felicitaron por la futura llegada de este bebé, al igual que Nessie y Jacob. Edward tomó mi mano y salimos de la sala alejándonos de todos.

-Así que un bebé. ¿Desde cuándo lo sabes?-me preguntó Edward rodeando mi cintura con sus brazos.

-Desde hace un par de semanas.-respondí pasando mis brazos por su cuello-. Feliz navidad, ¿te gusto tu regalo?

-¿Gustarme? Más que eso amor, te amo.-me dijo y unió nuestros labios.

¿Qué más podría pedirle a la vida? Mi respuesta era nada, tenía una gran y maravillosa familia, unos padres a los que adoro, dos hermanos geniales, dos hijos que son mi vida y otro más en camino, pero sobre todo lo tenía a él, a Edward, el amor de mi vida. Y todo gracias a los Juegos del Destino que me llevaron a Jacksonville, a conocer a Nessie y que me llevaron a conocer el amor a lado de Edward Cullen.

Capítulo 32: FUTURO Capítulo 34: OUTAKKE "FELIZ HALLOWEEN"

 
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