Amor, rencor, ¿perdon? (+18)

Autor: fiofio
Género: Romance
Fecha Creación: 23/10/2011
Fecha Actualización: 22/01/2012
Finalizado: SI
Votos: 13
Comentarios: 59
Visitas: 149982
Capítulos: 44

¡¡¡FIC TERMINADO!!!

Esta historia relata la vida de Bella cuando se ve abandonada por el hombre que ama.

Les dejo el link de mi nueva historia por si alguien quiere derle una leidita

Perderlo todo: http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=2539

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Capítulo 31: Dia en la playa

Me desperté con un gran dolor de cabeza, Edward aun dormía a mi lado, mire el reloj de la mesita, era casi medio dia. Me levante sin despertar a Edward, trate de ubicarme en la habitación, vi que Esme me había dejado ropa limpia sobre la cómoda, fui al baño, me di una ducha, me vestí con un lindo vestido de Alice y seguí las voces hasta el living donde estaba mi hija con sus abuelos.

-                     Mami! –grito y sentí que la cabeza se me iba a partir.

-                     Hola amor, como te portaste con los abuelos? –le pregunte mientras la abrazaba.

-                     Bien. –dijo con su carita mas angelical.

-                     Hola –salude a Esme y Carlisle-. Espero no haberles causado muchas molestias. –dije avergonzada.

-                     Hola Bella. no te preocupes se ha portado como un angelito. –me aseguro Esme regalándome una dulce sonrisa.

-                     Como se lo han pasado anoche? –me pregunto Carlisle.

-                     Muy bien. –dije ruborizándome por lo que hicimos ayer.

-                     Me alegro tanto por ustedes, imagino que fue muy divertido. –dijo Esme demostrando todo su amor maternal.

-                     Si fue muy divertido. Iré a tomar un poco de agua. –me disculpe y me retire a la cocina. No me di cuenta de que Carlisle me había seguido hasta que carraspeo detrás de mi.

-                     Toma –me entrego dos píldoras-, para el estomago y la cabeza. –se le escapo una sonrisa.

-                     Gracias, en realidad la necesitaba. –sentí como mis mejillas se encendían. Tome las píldoras que me dio y regrese al living donde se encontraba Edward riéndose muy animadamente con Esme y nuestra hija.

-                     Hola cariño, como dormiste? –se me acerco a besarme.

-                     Muy bien.

-                     Se quedaran a almorzar? –nos pregunto Esme.

-                     No lo se, se supone que este fin de semana iríamos a la playa. –dijo Edward recordando la promesa que le hicimos el lunes a Lydia.

-                     Podemos hacer algo rápido y luego se van. –propuso.

-                     Esta bien, almorcemos aquí, luego llevamos los regalos al apartamento, nos cambiamos y vamos a la playa. –decidí.

-                     En ese caso vamos a cocinar mi niña. –dijo Esme tendiendo la mano a mi hija.

-                     Vamos mami. –nos fuimos los cinco a la cocina, preparamos el almuerzo entre todos, Lydia y Edward se encargaron de ensalada para mantener a nuestra hija lejos del fuego, Carlisle hizo el puré de papas y Esme y yo condimentamos y preparamos los churrascos.

En poco mas de una hora estábamos comiendo.

-                     Que tienes planeado para mañana Bella? –me pregunto Esme.

-                     Hoy en la noche voy a llamar a Tanya para saber como va con la mercadería, y mañana me ocupare de la búsqueda del local, voy a llamar a Rose para preguntarle cuales ha visto y si me quiere acompañar, quiero elegirlo de una vez para poder comenzar a pensar mejor en la decoración y saber si debemos hacer reformas físicas, tengo intención de comprarlo de inmediato. –le explique.

-                     Y si solo quieren arrendar?

-                     Les tendré que hacer una oferta que no puedan rechazar. –respondí como si nada.

-                     Y que tipo de reformas crees que tendremos que hacer? –me pregunto Edward, amaba que siempre me apoyara en todo.

-                     No lo se, depende de cómo sea dentro, Esme tiene unos hermosos bosquejos de interiores, tendríamos que elegir uno y adaptar el lugar. –le explique sonriéndole como tonta.

-                     Me alegra mucho que te gustaran cielo, busque ejemplos en internet para saber que era lo que tenía que diseñar. –me explico muy feliz.

Dimos el tema por terminado y hablamos de trivialidades hasta terminar el almuerzo. Junte toda nuestra ropa y nos fuimos al auto en ese momento notamos que no nos entraban ni la mitad de los regalos de Lydia por lo que Carlisle nos siguió en su auto llevando el resto. Llegamos al apartamento yo subí con mi hija y Carlisle y Edward se hicieron cargo de subir los juguetes y ropa, tuvieron que hacer unos cuantos viajes, no se la cantidad exacta porque mientras ellos subían y bajaban yo fui a ayudar a Lydia a bañarse.

-                     En serio iremos a la playa mami? –me pregunto mi princesa cuando estábamos solas.

-                     Claro que si cielo, tu papa te lo prometió el lunes, no lo recuerdas?

-                     Si, pero creía que como fuimos a la piscina de los abuelos no iríamos a la playa. –explico.

-                     Pues si vamos, solo que esperaremos hasta que el sol no este tan fuerte. –se termino de vestir y fuimos a la sala donde ya nos esperaba Edward.

-                     Ya se fue el abuelo? –pregunto nuestra hija.

-                     Si, no se pudo despedir porque estaban en el baño.

-                     Que lastima. –dijo algo apenada.

-                     Amor no te quieres dar una ducha antes de salir? –le pregunte a Edward.

-                     No, prefiero ducharme cuando regresemos. –se acerco a mi a darme un beso en la frente.

-                     En ese caso que te parece si vamos a llevar la ropa nueva de Lydia a su habitación?

-                     Claro. –y agarro las bolsas y las llevo al cuarto.

-                     Edward he estado pensando en que hay que buscarle un nuevo pediatra a Lydia, tal vez tu conozcas a alguno. –le dije mientras guardaba la ropa en el ropero, el cual estaba muy lleno ya que una de las cosas que habíamos hecho en la semana fue traer todas nuestras maletas del piso de Emmett al apartamento.

-                     Tengo un amigo pediatra, el Dr. Newton.

-                     Te hiciste amigo de Mike? –pregunte sorprendida, Edward no lo podía ni ver cuando íbamos al instituto.

-                     No es ese Newton. –contesto enojado.

-                     Ah. –fue todo lo que dije y seguí con mi trabajo. En cuanto termine mire mi reloj, eran cuatro y cuarto.

-                     Ya nos podemos cambiar e irnos. –les avise, aunque Lydia llevaba su traje de baño desde que se baño.

-                     Por fin! Por fin! –empezó a canturrea muy emocionada.

-                     Quédate en la sala mientras tu papa y yo nos cambiamos, ok?

-                     Claro mami. –salió corriendo en dirección a la sala mientras yo me encaminaba a la habitación con Edward detrás de mi. Entramos al cuarto, fui por uno de mis trajes de baño y me comencé a desvestir, Edward agarro un short para la playa y se fue al baño sin dirigirme ni una palabra. Cuando salió yo me estaba amarrando mis sandalias.

-                     Que te sucede? –le pregunte ya que seguía extraño.

-                     Nada.

-                     Vamos Edward ese nada no te lo crees ni tu. –sin contar que ni me miro a la cara para hablarme.

-                     Que no es nada. –casi grito. Me pare de la cama, donde estaba sentada, y sali del cuarto sin dirigirle una palabra, fui a la sala a buscar a mi hija y agarrar el bolso con las toallas, los juguetes para la arena y el protector solar.

-                     Vamos. –le dije tendiéndole la mano.

-                     Y papa? –pregunto sorprendida.

-                     Nos alcanzara abajo, esta terminando de vestirse. –mentí. Me tomo de la mano y salimos juntas, llegamos al estacionamiento, subimos al auto y recién después de cinco minutos llego Edward. No termino de poner el auto en marcha cuando yo ya había encendido el radio, puse una estación del agrado de Lydia y fuimos cantando las dos todo el camino, sentí todo el tiempo los ojos de Edward clavados en mi rostro, pero no le dedique ni una mirada, el no podía gritarme por quien sabe que capricho.

-                     Mira mami. –dijo Lydia señalando una banana flotante.

-                     Tal vez seas un poco pequeña para ese juego amor. –me pareció que se iban muy a lo hondo.

-                     Pero ya tengo siete.

-                     Ya veremos amor. –fuimos al sector donde se encontraban las reposeras, yo me senté en una, Lydia se sentó en la arena a mi lado y Edward en la continua. Me saque el vestido y me acosté para broncearme.

-                     Vamos al agua papi. –pidió nuestra hija.

-                     Claro princesa.

-                     Vienes mami? –me pregunto.

-                     No amor, me quedare a broncearme, pero e veré desde aquí. –le prometí cundo hizo un puchero. Se fueron tomados de la mano hasta la orilla y luego se quedaron jugando en la parte menos profunda, los observe todo el tiempo, tal como se lo prometí a mi hija. No regresaron hasta después de una hora reviéndose muy animadamente los dos.

-                     Mira mami, las manos se me estaban haciendo viejitas. –dijo mientras me mostraba la yema de los dedos arrugadas, no pude evitar reírme de su comentario.

-                     Quieres armar un castillo? –le propuse.

-                     Claro. –nos sentamos juntas en la arena a armar un bonito castillo, bueno en realidad era algo bastante simple pero al ya tener experiencia, recuerdo que los primeros que hicimos eran un desastre si no fuera por Emmett que no enseño seguiríamos igual.

-                     Que te parece papi? –le pregunto una vez terminamos.

-                     Les quedo fantástico. –dijo muy sorprendido, y no es por presumir pero en verdad nos había quedado muy bien.

-                     Sácale una foto. –le pidió Lydia.

-                     Claro princesa, pónganse mas cerca. –nos pidió a las dos mientras sacaba el teléfono del bolsillo del bolso. Nos abrazamos y nos posicionamos al lado de nuestra creación para sacarnos la foto.

-                     Puedo verla? –pidió Lydia. Edward le dio el teléfono, yo también vi de costado, era una hermosa foto, las dos habíamos salido muy sonrientes.

-                     Saliste muy linda. –le dije a mi princesa.

-                     Los dos salieron hermosas, bueno son hermosas. –dijo Edward.

-                     Gracias –dije ruborizándome y viéndolo a los ojos por primera vez en horas, lo único que vi en sus ojos fue arrepentimiento-. Ahora sáquense una ustedes dos. –les propuse y tome el teléfono de Edward de las manos de nuestra hija.

-                     Claro. –dijo Lydia mas que feliz, se paro y corrió a los brazos de su padre pero Edward no sonreía solo me miraba triste.

-                     Vamos lindo, no estarás esperando que te diga whisky? –en cuanto me escucho llamarlo de forma cariñosa su cara cambio, una gran sonrisa se dibujo en su rostro y sus hermosos ojos verdes brillaron, presione el botón y el resultado fue una foto espectacular los dos salieron perfectos.

-                     Tama. –le di el teléfono a nuestra hija antes de que me lo pidiera.

-                     Mira que linda foto papi. –dijo mientras se la mostraba.

-                     Si mi amor.

-                     Creo que es hora de regresar a casa. –ya eran pasadas las seis y debía llegar a cocinar.

-                     Claro. –dijo Edward y me ayudo a recoger las cosas, fuimos al auto, al llegar yo me fui a bañar primera mientras mis amores se quedaron jugando en el living.

-                     Edward te animarías a ayudar a Lydia a bañarse mientras yo preparo la cena? –le pedi.

-                     Que debo hacer? –me pregunto algo inseguro.

-                     Solo tienes que asegurarte de que se enjabone bien todo el cuerpo y ayudarla a lavarse el cabello. –le explique.

-                     Esta bien. –se fueron juntos a su habitación y yo me quede preparando la cena, que el dia de hoy será pasta, ya habíamos consumido demasiada carne este fin de semana. Cuando Edward y Lydia regresaron, después de media hora, ya había casi terminado de preparar todo por lo que ellos me ayudaron poniendo la mesa. Durante la comida Lydia hablo de lo mucho que se había divertido hoy y de lo cansada que la había dejado la ducha, por lo que enseguida de terminar Edward la llevo a la cama, yo me quede encargada de fregar pero no tenia muchas ganas asi que, por primer vez desde que llegue al apartamento, puse todo en el lavavajillas y me fui a la habitación. Edward llego un par de minutos después.

-                     Bella te debo una disculpa, esta tarde fui un idiota, te juro que nunca en mi vida te volveré a levantar la voz. –se sentó a mi lado y me tomo de las manos.

-                     Te perdono Edward, pero no vuelvas a gritarme, me afecto mucho. –le confesé.

-                     Lo siento mi amor, fui un idiota al ponerme tan celoso. –dijo de lo mas avergonzado.

-                     Celoso? De que? –no entendía nada.

-                     Es que solo el oírte mencionar a ese Mike Newton me puso celoso, se que no se justifica, pero me molesto que aun te acordaras de ese pesado. –hablo mirando al piso, levante su cara poniendo un dedo en su barbilla.

-                     Recuerdo todo lo relacionado con esa época, es la época en que nos conocimos, nuestro tiempo felices, como no recordarlo? –dije todo mirándolo a los ojos.

-                     Eres perfecta, no te merezco. –me abrazo bien fuerte.

-                     No digas tonterías, nosotros somos el uno para el otro, como no ibas a merecerme?

-                     Tienes razón, aunque en algo te equivocas. –dijo mirándome a la cara, dejándome ver su radiante sonrisa.

-                     En que?

-                     Nuestro momento feliz es ahora, ahora estamos completos porque tenemos a nuestra hija. –al escucharlo decir eso no pude evitar estampar mis labios contra los suyos.

-                     Eres perfecto muy novio. –me avergoncé al llamarlo como la noche pasada, en la discoteca se justificaba porque había bebido. En cambio Edward estallo en carcajadas.

-                     No puedo creer que lo recuerdes, eres hermosa. –no podía parar de reírse.

-                     Deja de reírte, me avergüenzo. –le pedi.

-                     No lo hagas cariño, me encanta cuando eres asi de tierna y hermosa, y esta risa tómala como un gesto de amor. –dijo muy seguro.

-                     Ve a bañarte y deja de demostrar tanto amor. –lo único que conseguí es que se riera aun mas.

-                     Esta bien, me ire a bañar hermosa, pero tu no te duermas que yo no me demoro nada. –antes de irse me dio un dulce beso en los labios y otro en la punta de la nariz. Por dios! Como amo a este hombre!

Capítulo 30: Festejando el cumpleaños de Lydia II (Repetido) Capítulo 32: Trabajo

 
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