La noche ha sido una de las mejores de mi vida, hemos ido a cenar a un restaurante muy bueno, de comida italiana y tras varias conversaciones sin importancia él ha tomado la iniciativa del tema, me ha dicho que está feliz de empezar esto conmigo y me alegra tanto oirlo. Ahora estamos de camino al hotel, él me abraza y lo hago lo mismo en la parte traera de la limusina negra de cristales ahumados.

Cuando llegamos me sube a su cadera y me besa en los labios frente a toda le gente de la recepción del hotel, no nos importa, nos gusta que miren cuanto nos queremos. Pero los mimos van en privado, solo él y yo como tiene que ser.

Subimos al ascensor y seguimos besándonos, somos lenguas y bocas, jadeos y ganas de sexo, nos queremos y todo lo demás no importa.

Al llegar a la habitación Carlisle se quita la corbata y me deja sobre el suelo, ata mis muñecas detrás de mi espalda y señala el suelo.

Me pongo de rodillas frente a él y desabrocha su pantalón, sobran las palabras.

-Tienes una boca prodigiosa Jane... y me alegra tanto haberla estrenado yo-.

Le dedico una sonrisa radiante igual que él me dedica otra a mi.

Abro mi boca y enrosco mi lengua en su glande, él me mira y mueve su cadera contra mi boca, me quedo quieta y succiono en cada embestida, chupo y me gusta su sabor, cierro los ojos y me dejo llegar por cada roze de su miembro en mi, se quiere retirar antes de acabar en mi boca, arrugo la frente y le miro ¿porque me quiere quitar esto?. Muerdo con mucha delicadeza la punta solo para que note el reoce de mis dientes en ella y gime de una manera ronca y sexy.

-¿Quieres que acabe Jane...?-.

Asiento despacio y abro mi garganta metiéndola hasta el fondo, cierro mis ojos y hago el intento de tragar con su glande en mi garganta, le miro fijamente y muevo muy despacio mi lengua por su grueso tronco, me sujeta del cabello y arquea su espalda corriéndose en mi boca llenándome con su sabor.

La saca y me mira jadeante, me relamo y sonrío orgullosa por mi trabajo.

-Eres demasiado buena con eso-.

-Lo se- le susurro- señor-.

-Carlisle... quiero que me llames por mi nombre-.

-Carlisle- susurro-.

-Eso es... ahora levantate-.

Eso hago y me pone contr la pared más cercana, sube la falda de mi vestido y me besa el cuello.

-¿Lista nena... esta será la primera vez así?-.

Asiento y rozo mi trasero por su cada vez más creciente erección.

-Soy toda tuya, para lo que quieras, lo sabes- murmuro-.

-Lo se y me encanta- me sujeta de las caderas y rasga mi ropa interior-.

Abro mis piernas y lo noto entrar desde atrás despacio, duele un poco... pero lo acepto y le ofrezco más de mi arqueandome en su dirección y abriendo más mis piernas. Lo escucho jadear y gemir cerca de mi oido, y es un sonido que no cambiaría por nada del mundo. Gimo alto y grito su nombre en sonoros jadeos y sale de mi, echo de menos su plenitud y me vuelve a llenar hasta el fondo, es tan intenso, masajea mis pechos por encima de mi vestido y tira de él dejándolos libres, pellizca mis pezones y vuelvo a gemir, toma un ritmo frenético de embestidas que me hacen estar contra la pared y su cuerpo caliente, estamos medio vestidos y esto es rápido, lo se, así lo quiere y así lo tendrá, aún tengo su sabor en mi boca y me besa con tanta pasión que siento que me abrasará por dentro, es Carlisle... mi Carlisle....

-Eres mía Jane- gruñe antes de dar una profunda embestida y hacer que me corra abundantemente empapándome por completo y él me sigue al instante corriéndose en mi interior-.

Esto ha sido demasiado bueno... así era siempre con Carlisle, demasiado bueno para ser real.

SAMANAS DESPUÉS...

Me he presentado a mis exámenes y la verdad es que han ido bien, ahora voy caminado por la calle de camino a casa. Carlisle había insistido en recogerme pero prefería ir andando para dar un paseo. Miro el anillo que me ha regalado y entodas las promesas que me ha echo. Esta experiencia nos ha cambiado a los dos.

Carlisle estaba oficialmente diborciado de esa puta, y me alegraba mucho, recuerdo su cara cuando me vio en casa con la camisa de Carlisle puesta y como me besó delante de ella, no dijo nada, solo se giró y se fue para no volver más.

También habíamos cedido con lo del cuarto de la pica, uno de mis lugares favoritos de la casa y el cual visitábamos cuando según carlisle “me había portado mal”, a la legada del viaje todo siguió bien entre nosotros ya la semana me dio un anillo para que así todos viesen que estaba comrometida pero íbamos sin prisas, yo soy muy joven para casarme y él lo sabe, tampoco quiere presionarme pero somos novios oficiales. En cuanto a Esme, cuando se enteró de la noticia nos pidió disculpas al igual que Aro, pero Carlisle no quiso volver a cenar con ellos y me prohibió que hablase con Aro o con Esme ya que solo querían embaucarme para sus práciticas delegnables como él las llamaba “individuos de moral laxa”, y así era, así pensaba y me alegraba tanto de que pensase como yo...

Al llegar a casa él me está esperando entre papeles de oficina y su portatil, lo abrazo y beso por toda la cara, está con el pijama y es que hoy no ha ido a trabajar, me tumbo a su lado, somos una pareja normal, con sexo del bueno, intenso y rudo como nos gusta, pero solo él y yo, me encanta, estamos enamorados y lo se porque se ha tatuado mi nombre en el pecho y yo he echo lo mismo con el suyo pero en mi carne más privada.

Lo abrazo fuerte y miro la tele, es otro día más en nuestra vida y los que nos quedan juntos.

-Te amo- le susurro-.

-Te amo mi Jane- susurra de igual modo acurrucado en mi cuello-.