POV Alma
Entré por la puerta y me encontré con una gran sorpresa. Estaba Jake con mis padres, pero el ambiente era un poco tenso. ¿Qué ocurriría?
- Buenas. –dije dejando el bolso en una silla y fui a darle un beso a Jacob.
Me miraron los tres y noté que allí ocurría algo.
Le di un beso en la mejilla y se quedó mirando.
- ¿Por qué no me has llamado?
- Quería venir andando. Total, no ocurre nada. ¿O sí? –enarqué una ceja.
- Nada, hija. –dijo mi padre.
- ¿Cómo has quedado? –me preguntó Jake.
Solo cogí el colgante que me dio Sue y lo enseñé. – Creo que estaré bien. –sonreí, pero mi sonrisa desapareció rápidamente de mi rostro al recordar el nombre de Reneesme.
Mi padre me miró fijamente a los ojos. Y yo sabía que él sabía algo, lo intuía.
- ¿De que la conoces? –le pregunté.
- No se de que me estás hablando hija. –se hizo el despistado.
- Bueno, da igual.
Caminé hacia mi habitación. ¿Por qué me lo ocultaría? Él lo sabía.
<Mamá ven> le transmití sin que mi padre pudiera oírme.
En menos de cinco segundos estuvo en mi habitación.
- Mamá, ¿te puedo preguntar algo sin que me mientas? Confío en ti.
- Dime. –dijo un poco alterada.
Me quedé pensando, iba a preguntarle primero por ese tal chico, el vampiro que me visitó.
- No quiero mentiras, no más mentiras. Necesito saber. ¿Quién es Nahuel? No me digas que no lo conoces porque se que estarías mintiendo.
- Lo conozco. Lo conocemos. Pero tú no.
- Ya. ¿Quién es?
- Bueno… él supongo que te confundiría con alguien. Pero no le hagas caso. Quiere destruir… -mi padre interrumpió a mi madre.
- Ahora a dormir, mañana es un nuevo día.
- ¿Por qué me tratas como una niña, papá? –le dije. – Sabes, no me lo digas. Pero tarde o temprano me acabaré enterando de quien es Nahuel y esa tal Reneesme.
Estaba enfadada por no saber la verdad, lo que me ocultaban e incluso Jake. Él aun no había dicho nada.
Cogí y sin decir nada salí corriendo de la habitación a tal velocidad inhumana que un licántropo sí puede pararte.
Iba a salir corriendo por ese segundo por la puerta de mi casa pero Jacob me cogió del brazo.
- ¿Vas a contarme la verdad? –le dije.
- Lo siento.
Tan solo me bastaron esas dos sencillas palabras para quitar su brazo del mío e irme corriendo otra vez. No sabía que dirección tomar, así que decidí ir a un bosque, que no fuera el más cercano de mi casa. El de la Push.
Perdonadme mucho por no haber actualizado, pero hoy no tenía trabajo y me he dedicado a inspirarme mucho o poco para tener este capitulo, y tengo en mente que hacer en el siguiente. Me podríais decir si os gusta o no.
Un beso
|