Marcos y en los alrededores de una vieja casa abandonada, supuestamente en ella se encontraba Elhaja, esa persona en la que Klaus confiaba lo suficiente.
Entramos en ese lugar y el, tras usar todo mi poder contra el, y yo quedar bastante débil, nos dijo la posición exacta de Klaus, sonreí en mi foro interno.
Una vez me recuperé nos fuimos en su búsqueda y me dí cuenta de que apestaba a lobo.
-Dios, ¿Te suena de algo alguno de los aromas?
-Si, es mi anterior manada.
-¿Vas a ser capaz de luchar contra ellos?
-Es mi hermano.
-Me lo tomaré como un si.
Nos adentramos en el bosque y no tarde en percatarme de la presencia de un lobo con pelaje a lo dálmata, se abalanzó sobre mi y en un rápido movimiento le partí el cuello, vi la cara de Marcos, esto no le había gustado nada. Una vez que nos libramos de toda la manada nos condujimos hasta la casa y una vez dentro ha un despacho y lo que vi allí me impacto, había un hombre, tirado en el suelo lleno de heridas y ensangrentado, estaba claro que era un lobo de la manada que habíamos exterminado y estaban experimentando con el, y mire a Marcos, las tripas se me revolvieron al ver en su rostro el miedo que sentía por lo que le esperaba si le dejaba allí, y note algo que hacía bastante que no sentía, ganas de proteger a otra persona, no, no le podía dejar allí para que experimentaran con el.
-Vamos, ayudame a buscar el antídoto y salgamos de aquí.
-¿Recuerdas el trato?
Mire a ese pobre hombre que se encontraba mirándonos, tendido en el suelo, sufriendo.
-Si lo recuerdo, pero, ¿de verdad quieres acabar como el?
-¿Te la estas jugando por mi?
-No, no lo estoy haciendo y ayudame antes de que me arrepienta de no dejarte de tributo.
Pronto encontré el antídoto y salimos de allí., "¿que me estaba pasando? ¿que era eso que sentía? ¿amor?"
-Volvamos a Forks, hay que darle eso a mi hermano.
-Partiremos mañana por la mañana, a primera hora, ahora busquemos un sitio en el que descansar y pasar la noche.
El asintió y pronto encontramos un claro en el que poder estar, y me acerqué a el, necesitaba saber muchas cosas referidas a mis sentimientos.
-Marcos, tu cuando me miras a los ojos, ¿que ves en ellos?
Se sorprendió por mi pregunta.
-En ocasiones son fríos, otras calculadores, otras simplemente inespresibos, cuando crees que no te miro veo dolor en ellos, cuando viste a Tayler, el chico de el despacho, pena, y ahora creo ver confusión y algo que no logro reconocer.
-Wuau, pues si que estoy hecha un lio, ¿puedo probar algo?- el asintió y me acerque a el y le bese en los labios, y a continuación profundice el beso recorriendo con mi lengua su boca-. Y ahora, ¿que ves?
-¿Te soy sincero?
-Si.
-Amor y deseo.
-Marcos, quiero pasar esta noche con tigo pero que mañana por la mañana hagamos como si no ha pasado nada.
-Vale- me dijo sorprendido- pero antes quiero saber algo, con ese tal Jack, ¿pasó algo?
-No, le maté- y con esto me subí sobre el, a horcajadas y le bese tirándole al suelo a la vez que le quitaba la camiseta-. Recuerda, mañana va a ser como si nada hubiese pasado esta noche.
El asintió y me beso pasando sus manos por debajo de mi camiseta y tirando de ella hacia arriba para quitarmela, me deshice de mi sostén y seguí besándole. Nos deshicimos de la ropa que nos quedaba.
-¿Como quieres que sea?- me preguntó.
-Se tu mismo.
Me beso con lujuria y gemí de placer al notar sus manos expertas acariciar mi intimidad, bajo besandome el cuello y luego los pechos para seguir por el estomago hasta llegar a mi intimidad donde siguió besandome y lamiendo cada uno de mis pliegues haciendome estallar, si seguía así iba a tener un orgasmo ahí mismo, pero no, necesitaba tenerlo dentro de mi, le hice subir hasta que pude besarle y el entendió en seguida y se introdujo dentro de mi. Pronto llegue al orgasmo y una vez acabamos caí a su lado exhausta, me apoyé en su pecho y me quede dormida.
Me desperté desnuda, apoyada en Marcos, con el pelo rebueto y lleno de hojas y ramitas, y recordé lo sucedido la noche pasada y también que teníamos que entregar un antídoto.
-Marcos, despierta- le dije una vez que me vestí y me arregle un poco el pelo.
Marcos abrió los ojos y se miro de arriba a abajo y note como el también recordaba la noche anterior y se acerco a besarme pero se lo impedí.
-Como si no hubiera pasado recuerdas.
-Yo no quiero hacer como si no hubiese pasado.
Me di cuenta de que yo tampoco quería y por fin acepte su beso.
Andamos durante mucho tiempo hasta que por fin llegamos a los limites de La Push, en cuanto llegamos nos recibió una mal humorada Leah y un esperanzado Seth, que en seguida se metió entre los árboles y apareció en forma humana.
-¿Como está mi hermano?
-Mal. ¿Teneis el antídoto?
-Si- le respondí enseñándole un frasco que lo contenía.
Corrimos hacia la casa de los Black y allí vi a las hermanas de Jake y a Billy fatal. Rachel, una de sus hermanas se abalanzó sobre mi, no lo vi venir y me vi tirada en el suelo con una estaca clabada
-¡ES TU CULPA!- me gritó-. ¡POR TU CULPA MI HERMANO SE MUERE!, ¡OJALA NUNCA TE HUBIERA CONOCIDO! ¡NI A TI NI A LA PUTA DE TU MADRE QUE NO HIZO OTRA COSA QUE JUGAR CON SUS SENTIMIENTOS!- la dejé que me gritase, que se dasaogase y una vez acabo me dirigí hacía Billy.
-Tengo lo que Jacob necesita, no tenéis por que confiar en mi, pero ¿le puedo hacer mas mal?, no, porque ya se muere, puedo hacer que tu hijo viva Billy, déjame verle.
El asintió y yo me conduje a su habitación, una vez dentro todos los que estaban con el salieron, incluso mi familia, bueno mi abuelo y mis padres, que habían venido ayudar, aunque ellos salieron mirándome con desaprobación. Entonces palidecí al verle, se le veía realmente mal, estaba pálido y con los labios morados, me acerque a la cama y al tan solo rozarle me percate de que estaba congelado, baje la mirada y derramé aquel liquido en su boca.
-Marcos, traeme un cuchillo.
-¿Que vas a hacer?
-Salvarle de esto no es solamente un simple antídoto.
El asintió y me trajo el cuchillo, para cuando volvió a la habitación yo ya había roto la manga de la camisa de cuadros que llevaba. Mire hacia atrás y vi a todos obserbandome, no se fiaban de mi, y nos les culpaba.
Apreté el filo del cuchillo con el puño y deje caer mi sangre sobre las eridas que aun no habían sanado, mi sangre entró en su organismo buscando la ponzoña al igual que había hecho el antídoto y ahora solo quedaba esperar.
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