Comenzó a explicarles a todos a que se debía su presencia ahí, pero yo no oía nada a pesar de la presión y desconfianza que obviamente sentía. Sólo me llenaba de pensamientos incoherentes en mi cabeza que jamás habría conseguido imaginar. ¿Qué hacia Alice ahí? ¿Cómo había dado yo con su paradero? ¿Había sido una simple coincidencia? Quizá.
Me salí de mi ensoñación cuando me sacudió de la mano y pude oírlos de nuevo, pero no quise cambiar mi expresión ni decir una sola palabra.
–Mm… creo que está confundida… no debiste hacer esto Alice… debiste ser más considerada con Cynthia… –dijo aquel vampiro delgado de hacía un minuto.
Si deberían ser más considerados con Cynthia y contarle que demonios está pasando… –pensé.
El vampiro delgado sonrió. Alice me miró preocupada.
–Quizá deberíamos darle una bofetada… tal vez así despierta… –dijo el vampiro enorme, mientras frotaba sus manos y se acercaba a mí.
La amenaza implícita en su voz me hizo despertar y gruñirle, mientras decía:
–No me toques Hulk… basta.
Todos se rieron, incluso el vampiro rubio, al que parecía inspirar mayor desconfianza. Incluso el musculoso mostró un atisbo de sonrisa ante mi comentario, ya no parecía tan molesto.
– ¿Alguien sería tan amable de decirme que ocurre…? ¿Alice c-co-mm-mo?
Entré en shock de nuevo.
–Ok, ok… antes que pierdas la cabeza de nuevo te explicaré como lo supe… Cynthia, al igual que tú yo tengo un don… en cierta forma es parecido al tuyo… pero yo no veo “el presente” –dibujó unas comillas en el aire –yo veo el futuro…
¿Qué? ¿Y ahora como sabía lo de mi don? Alice era aun estuche de sorpresas sin duda. ¿Futuro? Impresionante. ¿Qué clase de don era ese?
No tan diferente al tuyo –dijo mi subconsciente, recuperándose luego de su desmayo por haber encontrado a Alice.
Extraño. ¿Se encontraría bien aquella personita que me decía siempre que hacer? Vaya no me había dado cuenta de que estaba teniendo una conversación mental conmigo misma. Tal vez ya había perdido la razón. Pero ¡¿Qué importaba?! Alice estaba conmigo y eso era todo lo que me interesaba.
En cuanto recuperé la capacidad de hablar miré nuestras manos unidas. Quise abrazarla, decirle que la extrañaba, que de haber sabido que se encontraba con vida la habría buscado hacía tanto tiempo… la habría ayudado a salir del dolor de la transformación… ¿Pero quién la había transformado? ¿Por qué? ¿Cuándo? ¿Dónde? Demasiadas preguntas. Por lo pronto me acerqué a ella con la intención de abrazarla.
Al instante un par de brazos me detuvieron y me soltaron de las manos de Alice, mientras me arrojaban hacia las hierbas. ¿Qué demonios? –pensé.
Me dí cuenta de que el rubio me miraba gruñendo y no dejándome ver a Alice.
– ¿¡Qué demonios ocurre contigo!? –Grité –No la he visto en un siglo… ¡¡QUIÉN TE CREES!!
Mientras decía estas palabras todo a mí alrededor se volvió rojo, la furia sustituyó cualquier pensamiento de amor que pudiera tener y sentí, tan fuerte como mi poder de ver “el presente” –como Alice lo había dicho –una nueva posibilidad. Quería apartar a ese rubio que me sacaba de quicio del camino, y me sentí tan poderosa para lograrlo que de repente sólo sucedió lo inimaginable. Me sentí capaz de irradiar mi furia en forma de calor a mí alrededor, y supe al instante que aquellos vampiros no tendrían oportunidad ante mí si yo quisiera.
Una mueca de dolor y un largo alarido salió de la boca del rubio. Se tapó los oídos con vehemencia, y comenzó a gritar. Yo tenía la mirada fija en él. Alice se sobresaltó, al igual que todo el clan, se acercaron a él y comenzaron a preguntarle que le ocurría.
–Jazz… Jazz ¡¡Jasper!! ¿¡Qué ocurre!? –comenzó el único vampiro que no había mostrado una señal de odio a mí. Me miró y luego a Jasper.
–Jasper cariño… ¿Qué ocurre? –Alice parecía asustada y muy sorprendida.
– ¡¡Díganle que se detenga!! –Gritó el rubio – ¡¡QUE PARE!!
Entonces Hulk se paró detrás de mí y me tiró al piso con una fuerza demoledora.
Perdí el aire en minutos y comencé a sentir un dolor penetrante, era su mano que me apretaba el brazo fuertemente y mantenía mi rostro lejos del rubio –al que habían llamado Jasper.
Auch. Jamás había sentido tanta vulnerabilidad. ¿¿Qué?? ¿Había sido yo la causante del dolor del rubio? ¿Cómo? Pero… que… ¿Enserio había sido yo?
Los alaridos se apagaron en cuanto me desconcentré. Todos me miraron atónitos, Alice incluida.
–No la sueltes Emmett –dijo el vampiro delgado – ¿Qué hiciste Cynthia?
Lo miré confundida y luego me quejé ante el jalón que me dio La Mole. Vaya que se estaba vengando, era un total imbécil que no sabía nada. Al igual que el tal Jasper.
–Pero… que… ¿Fui yo? –pregunté al vampiro.
Me miró sorprendido, luego a Alice y luego a mí de nuevo.
– ¿Nunca habías hecho esto…? –dijo curioso.
– ¿A qué te refieres? –contesté llena de pánico, parecía que de un momento a otro el tal Emmett me iba a romper.
–Espera… Emmett no te romperá si me contestas… ¿no lo hiciste a propósito?
–No… les juro que no… –pero ¿qué hice?
–Aturdiste a Jasper –contestó a mi pregunta mental –Pero… qué impresionante… –dijo mientras sonreía –suéltala Emmett, ella sólo quería abrazar a Alice.
El gigante me soltó a regañadientes, le lancé una mirada envenenada y luego me dirigí al llamado Jasper.
– ¿Estás bien? –toqué su hombro y luego de fulminar mi mano con la mirada se la sacudió y me miró inquisitivamente.
–Lo lamento… no sabía… no quise…
–Ella no lo sabía Jasper –me defendió el vampiro que hasta ahora era el único que no me había intentado matar, además de Alice – está igual o más sorprendida que tú.
Oh ¿tú crees? –pensé sarcásticamente mientras ponía los ojos en blanco.
Parecía que hoy era el día de intentar matar a Cynthia del susto, pero bueno era de lo más normal que en un día me diera cuenta de que Alice estaba viva luego de cien años, saber que había una nueva especie vampirezca de ojos amarillos, ¡ah! Y que acababa de… ¿que palabra había usado aquel tipo? ¡A si! aturdido al rubio.
Y aún no estaba loca –o eso creía –que extraño.
El vampiro se rió mientras tomaba de la mano a la vampiresa a su lado, y luego escondía el rostro en su pelo, ahogando las carcajadas.
– ¿Acaso tengo un aspecto gracioso? –le pregunté molesta.
En ese instante Alice reclamó mi atención nuevamente y continuó hablando como si su conversación sólo hubiera sido interrumpida por un molesto insecto o un estornudo.
–Bueno… esa es la razón por la cual supe que venías y quién eras Cynthia… créeme he tenido varios días para digerir el asunto, por eso no estoy tan confundida.
–Es fascinante… –dije recobrando el hilo de la conversación –Alice es… fascinante que estés aquí… viva.
Esta vez nadie me impidió abrazarla, el rubio sólo se retorció en su lugar y Alice me estrechó junto a ella.
–Te extrañé cariño… –susurré.
Ella sonrió y me dedicó una mirada de dulzura. Me evaluó con la mirada de pies a cabeza, y luego de un examen detallado de mi aspecto negó con desaprobación y dijo:
– ¿No tenías una peor ropa que ponerte para reencontrarte con tu hermana?
Agaché la cabeza avergonzada y suspiré.
–Ven aquí… –me jaló –te mostraré algo…
– ¿Enserio la llevarás a la casa Alice? –dijo el rubio alarmado.
–No nos hará daño cariño… ven –tomó al rubio de la mano y le plantó un beso en los labios. Me quedé atónita.
–No quiero que haya tensión entre ustedes… Cynthia, Jasper es mí… Mm… ¿esposo? Si creo que esa es la palabra…
Aunch. ¿Qué? ¿Ese rubio era su pareja? Demonios.
No me dio tiempo de responder me jaló y me llevó hacia las profundidades del bosque, con el trío de vampiros a mis espaldas. El que se reía hacía unos minutos, lo hacía de nuevo.
|