The Reason

Autor: dianacullenblack
Género: Romance
Fecha Creación: 30/10/2012
Fecha Actualización: 24/07/2013
Finalizado: NO
Votos: 3
Comentarios: 5
Visitas: 7297
Capítulos: 7

 

"He encontrado una razón para mi.. para cambiar lo que yo solía ser. Una razón para empezar de nuevo.. y esa razón eres TU"

Stefan/ Bella

TODOS HUMANOS.

la historia pertenece a mary-paradice

yo solo publico con su permiso, espero le guste este fic como a mi ♥_♥

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 4: paranoia

Los personajes Son de Meyer y L.J. Smith. la trama de Mary-Paradise

 

Capitulo Cuatro: Paranoia.

La vida está llena de sorpresas, llena de incertidumbre.

Puede que estuviera más asustada cuando salía de casa, pero esa sensación se iba cuando lo veía.

No entendía el porqué de su comportamiento. Stefan se había vuelto alguien demasiado importante en mi vida. No solo por el simple hecho de haber salvado mi vida, si no porque su misterio y su mirada café-grisácea hacían que mi alma se alejara de mi pecho.

Nuestras conversaciones eran poco frecuentes, pero cuando él hablaba, parecía que una llave en mi cabeza se había abierto y no podía dejar de hablar. Le hable de mis padres, su divorcio, los Cullen, mi vida en Phoenix y le platique de Edward.

Creo que cuando le platique de mi trágica experiencia amorosa, vi en sus ojos una mirada comprensiva. Como si hubiera algo que le causaba una tristeza absoluta.

Me conto muy poco de su vida. Solo de lo que le gustaba hacer en su tiempo libre y como era su relación con su hermano. Una vez le pregunte si había tenido novia. No me contesto, aunque me fije como apretaba la mandíbula con fuerza.

-Hey, Bella, ¿sigues ahí? –parpadee y me fije en la mirada azulada de Damon. Sonreía con diversión. Me avergoncé.

-Déjalo ya, Damon – me reí, así que las palabras duras no surgieran por mi tono mucho más suave.

En la universidad, mi tiempo era de Damon Salvatore. Saliendo de ahí, era de mi trabajo. Y por último, al caer la tarde y era la hora de volver, mi tiempo era de Stefan.

Era todo tan extraño. Stefan jamás se sentaba a comer con nosotros. Pero a veces cuando estaba a punto de irme, lo encontraba apoyado en un árbol, observándome. Incluso, al no tenerlo tan cerca, para mi seguía siendo un misterio.

-Damon, ¿Dónde crees que este Stefan?- le pregunte casualmente. El me miro, evaluativo. Mantuve mi rostro impasible.

-No lo sé. Por lo general, está haciendo negocios- suspiro. Abrí mis ojos, sorprendida. Antes de preguntar, el contesto a mí pregunta mental.

-Bella, de verdad, es complicado. Stefan es complicado. Déjalo así- me dijo un poco más rudo. Fruncí el seño. Mi subconsciente estaba furioso.

-¿Quien es Klaus? – pregunte rápidamente. Damon me miro con horror y después controlo su expresión, a una fría.

-¿Klaus? Nadie- me respondió evasivo. Tome un trago de mi café. Sus ojos siguieron todos mis movimientos.

-Sabes que Klaus es importante. No puedes mentirme con algo así- le dije, volviendo mi voz más fuerte con cada palabra.

Damon me miro exasperado e ignoro mis palabras. Estaba punto de rendirme y disculparme, cuando me respondió.

-Klaus es un buen amigo de Stefan- susurro, como si estuviera contándome un secreto. Tal vez lo era. Pero continúo.

-Su amistad ya es de años, solo que Klaus no… no es alguien con el que te gustaría cruzarte-. Lo mire interrogante. El levanto la manga de su suéter negro. Había una línea larga, que resaltaba por que se veía diferente en su piel.

Abrí mis ojos, desorbitados. Joder. No podía ser cierto.

El volvió a enrollarse su suéter y tomo mi mano, acariciando mis nudillos con su pulgar.

-Pudo ser peor, Bella. Stefan lo evito- susurro, ahogándose en sus recuerdos. Respire hondamente.

-Damon, si Klaus te hizo esto ¿Por qué Stefan sigue siendo su amigo?- pregunte, ofuscada y confundida. En su mirada había una expresión llena de tantas emociones.

-Klaus tiene negocios... y no todos son legales. Bella, quiero que me escuches atentamente. No quieres saber quién es Klaus. No quieres saber qué tipo de amistad tienen -. Su declaración me tomo con la guardia baja. El tomo mis manos y las apretó con fuerza.

-Stefan necesita que lo comprendas. Si no te dice las cosas, entonces es por algo. No lo presiones. Han pasado muchas cosas con las que todavía está lidiando-. Después de eso, soltó mis manos. Me quede estupefacta, pero volví en sí.

-¿Por qué te preocupas tanto por el, Damon?- le pregunte, suavemente. El sonrió, de una forma que sentí como algo cálido se envolvía en lo más profundo de mí ser.

-Es mi hermano, Bella. Es lo único que tengo- aunque su tono era bromista, me di cuenta de cuanta verdad guardaba sus palabras.

Y una parte de mí, la más sensata, me dijo que lo mejor era olvidar el tema.

Pero había un problema: yo quería saber.

-Alice, no entiendo por qué quieres que yo llegue mas tarde a casa- le pregunte, confundida por si manera evasiva de decirme las cosas.

-Bella, de verdad, no pasa nada. Incluso puedes hablar con Stefan- me dijo, demasiado entusiasta. Y no era que no hubiera hablado con ella de él, es solo que no me imaginaba intentar algo con alguien más.

-Bueno, está bien. ¿Hay alguna novedad? – pregunte distraída, sacando mi cámara Nikon de su mochila. Hoy iba a tomar fotos de un incendio. Incluso podía tomar fotos adentro.

-No… nada importante- dijo nerviosa. Mi alarma se encendió. Obviamente me estaba ocultando algo.

-Alice, ¿Qué pasa? Puedes decirme- le dije, poniendo atención a la gente que pasaba.

-Mira –suspiro-, solo vendrán visitas poco agradables, ¿sí? No te preocupes- dijo resignada. Me reí quedamente.

-Está bien, está bien. Llegare tarde. Lo prometo- dije rindiéndome. Escuche su risa de plata.

-¡Comételo con papas! – me grito emocionada y colgó. Me quede viendo incrédula el teléfono. Todavía no me sentía de esa manera, ¿verdad? No, dijo mi subconsciente. No, era absurdo que una persona haya cambiado tanto mis sentimientos en tan poco tiempo.

Entre al edificio carcomido por las llamas, pensando en muchas cosas que no podía formar un pensamiento coherente. Pensaba en todo. La cicatriz de Damon, el comportamiento de Alice, la escuela, mi trabajo, el misterio de Stefan…

Me lleno un recuerdo que deprimí para no analizarlo. Sus manos acariciando mi rostro herido por el asaltante. La mirada llena de ira que envolvía sus ojos.

Sacudí la cabeza y volví a tomar fotografías. No, era solo el misterio lo que me atraía. Y el sentimiento de gratitud hacia él. Quería ayudarlo. ¿Pero de verdad iba a ser lo bastante fuerte para alejarlo de las sombras?

Suspire. Esta conversación no me estaba llevando a ningún lado. Si tenía suerte, mucha, realmente mucha suerte, no iba a dejar que mis sentimientos interfirieran. No cuando me dolía todavía lo de Edward.

Tenía razón Alice. Lo mío era solo orgullo herido, ya no era amor.

En cuanto termine de tomar las fotos, volví al trabajo. Mi jefe era alguien muy agradable pero muy perfeccionista. Le gustaban mis fotos. Decía que tenía muy buen enfoque.

Cuando termine, tome mis cosas. Me despedí de Peter –era otro fotógrafo- y de Megan –era la secretaria de mi jefe-.

Llegue hasta la calle y ahí estaba. Se veía irresistible con una chaqueta de cuero. Aunque no lo veía sonreír muy a menudo, hoy me daba una sonrisa muy tenue.

Mi corazón se acelero. Maldito Stefan por provocar eso en mí.

-Hola- dijo suavemente.

-Hola-. Mi voz no me gusto. Soné avergonzada. Incluso tímida. Su sonrisa se hizo más visible.

-¿Nos vamos?- me pregunto. Asentí brevemente. Me abrió la puerta de su Porsche Rojo. Otra cosa más por la cual pensar: su caballerosidad. Algo que todavía no me acostumbraba.

Nos quedamos en silencio durante un rato. Entonces recordé lo que tenía que hacer. Respire hondo para agarrar valor.

-Stefan... ¿me acompañarías a cenar esta noche?- le pregunte tímidamente. El me miro sorprendido. Abrió su boca y volvió a cerrarla. Por Dios, lo había dejado sin palabras.

-No estoy acostumbrado a este tipo de preguntas, Bella – me dijo confundido. Sonreí para tranquilizarlo.

-Realmente, solo quiero agradecerte todo lo que has hecho por mí. Por favor –respondí, sonriendo. Algo en sus ojos capto mi atención. Un brillo muy tenue.

-Está bien. Conozco un lugar- me dedico una sonrisa grande. Por Dios, era la primera vez que lo veía sonreír abiertamente conmigo.

Me llevo a un pequeño pero elegante restaurante. Era agradable verlo comportarse como alguien de su edad. Era como si la seguridad del lugar lo volvieran otra Stefan. Un Stefan más joven.

Stefan era misterioso, fascinante, atractivo. Y causaba en mi, cosas que no podía describir.

Después de la cena, fuimos a mi casa. Nos quedamos en el pasillo que daba a mi apartamento.

Extendí una mano hacia él. La vio dudando, pero la tomo. Después el tomo mi otra mano.

De pronto, me encontraba demasiado cerca de él. Mi pulso se disparo. Era como si una fuerza gravitacional estuviera entre nosotros. Alce mi rostro hasta al suyo.

-Stefan…- susurre, demasiado absorbida por su presencia. Cerro sus ojos y recargo su frente en la mía. Apoye mis manos en sus hombros.

-¿Que me estás haciendo, Bella?- me pregunto, acariciando mi mejilla con sus nudillos. Me di cuenta en ese lapso de tiempo de que Stefan era importante. Y me asustaban mis sentimientos.

Cuando creí que iba a besarme, la puerta de mi apartamento se abrió. Me solté de Stefan, siendo consciente de mi anterior posición. Mi mente pensó que era Alice, pero mi rostro perdió todo color en el instante en que me fije en sus ojos verdes. Unos ojos que pudieron detener todo, contra mi voluntad.

Edward estaba aquí.

 
Capítulo 3: realidad alterna Capítulo 5: Caótico Presente

 


 


 
14637166 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10856 usuarios