BELLA POV
Había sido una noche muy pesada, el sueño que había tenido era de lo más extraño. Estábamos todos juntos, como la noche anterior, Edward y yo estábamos abrazados, pero no sé porque motivo el se levantó y yo no pude evitar llamarlo, no quería que se fuera, quería que el terminara lo que Alice había interrumpido.
-Edward- lo llamé- bésame, no te vallas- le dije.
El se acercó nuevamente hacia mi y lentamente se fue aproximando para besarme, hasta que sus labios levemente rozaron los míos. Con lo cerca que estuve de sentirlos en verdad, si no hubiera sido por Alice. Esto era realmente una tortura. Comencé a despertarme sintiendo algo muy cálido a mi lado. Cuando me giré…Edward se encontraba dormido a mi lado, se veía tan hermoso. Pero que hacía el en mi habitación, si porque estaba en mi habitación, y como rayos había llegado hasta aquí, y Porque Edward se encontraba durmiendo a mi lado. Lo último que recordaba era la calefacción rota y Edward abrazándome para darme calor. Me levanté con cuidado tratando de no despertarlo y me dirigí al baño.
Había algo extraño, el baño parecía exactamente como el de mi antigua habitación. Pero que importaba eso ahora. Me di una ducha rápida y cuando salí ya Edward se había levantado. Tenía que salir de dudas, tenía que preguntarle.
-Edward que estas haciendo en mi habitación.- le dije y el se acercó a mi sonriendo.
-Discúlpame si te molesté anoche, pero como no había calefacción pensé que sería la mejor manera para que no pasaras frío.
-No no me molestaste, pero quería saber algo.
-Que cosa.
-Como llegué hasta aquí, lo último que recuerdo era que estaba en la sala.
-Te quedaste dormida y yo te cargué hasta aquí, y como me dijo Alice no te dejé que pasaras frío.- me dijo.
-Porque no bajamos a desayunar.-le dije.
-Si me esperas un minuto, necesito pasar por mi habitación.- y diciendo esto salió hacia su habitación.
Al poco rato llegó y bajamos juntos. Al llegar abajo me extrañó que Alice no estuviera por ahí, fuimos hacia la cocina y nada, eso si que era extraño. Normalmente Alice era la primera en levantarse, no solía dormir más allá de las 7:00 am y ya cuando yo bajaba ella tenía preparado el desayuno para irnos a la escuela. Según mi reloj era un poco más de las 10:00 am.
Decidí no prestarle mucha atención, de todas formas anoche nos habíamos acostado tarde. Me dirigía hacia la cocina con Edward a mi lado y comencé a buscar las cosas para preparar el desayuno. Edward se puso a ayudarme y comenzó a sacar harina, huevos, unas manzanas entre otras cosas para preparar el desayuno. Cogí harina y unos huevos para preparar unos Hot-Cake en lo que Edward hacia un jugo con las manzanas. Cuando la masa estuvo lista para comenzar a preparar los Hot-Cake Edward me quito la fuente de la mano y me dijo que me sentara que el lo hacía, que no quería que me quemara. Y eso fue lo que hice, me senté en una de las banquetas que había un poco alejada de la cocina, pero con una clara vista de esta, y me puse a mirar como el iba sacando los Hot-Cake y poniéndolos en un plato. No sé en que momento Edward se ensució la camisa que llevaba puesta y se la quitó. Por dios, el quería matarme de un infarto y lo iba a lograr, yo estaba hipnotizada mirándolo, deleitándome con su cuerpo, con sus músculos muy bien formados que no me di ni cuenta cuando Alice se sentó a mi lado.
-Bella te gusta mi hermano.- me dijo una voz de duende y yo no pude evitar saltar del susto.
-¡Diablos! Alice no me hagas eso, me quieres matar de un infarto.- le dije.
-No me cambies el tema Bella, te gusta.- me dijo nuevamente.
-No Alice estás loca, porque dices eso. –le dije nerviosamente y no se si ella se dio cuenta.
-Porque desde que se quitó la camisa no le has quitado la vista de encima.- y yo no pude evitar ruborizarme, pero entonces me acordé de algo.
-Y tu porque te levantas tan tarde.- le dije cambiando la conversación.
-Es que me quedé dormida, tenía mucho sueño.- pero eso no me convencía.
-Que sucedió después de que Edward me subió a mi habitación.- le dije.
-Nada.-me contestó ruborizándose.
No quise preguntarle nada más, ya que Edward se acercaba hacia nosotras, por suerte ya traía un camisa puesta. Más tarde me encargaría de averiguar que era lo que había sucedido. Al poco rato todos bajaron y nos sentamos a desayunar, terminamos de lo más rápido, entre los chistes de Emmett, con razón Alice me lo dijo. El no podía evitar dejar de hacer chistes. Comenzamos a recoger los restos del desayuno y cuando terminamos Alice nos llamó a todos.
-Chicos fiesta en la piscina esta noche.-todos comenzaron a dar gritos de alegría.
-Alice, creo que yo no tengo con que bañarme.- le dije.
-No te preocupes Bella, Rosalie supongo que tampoco tiene, así que iremos de compras las tres mientras los chicos preparan las cosas.- me dijo.
Y quien era yo para contradecir a Alice, a ella no la podía contradecir nadie, ni siquiera sus padres. Nos alistamos y salimos hacia las tiendas. Y como ya era costumbre con Alice, nos hizo probarnos de todo, todo tipo de biquinis, ropa interior muy seductora, jeans, zapatos. Íbamos de una tienda hacia la otra, cargando todas las bolsas de las compras. Como era de esperarse con Alice, nos pasamos todo el día en las tiendas. Cuando terminamos ya era entrada la tarde así que nos dirigimos hacia la casa. Llegamos y todo estaba en silencio como era costumbre ya, los padres de Alice no estaba, mayormente ellos trabajaban de noche en el hospital. Supuse que los chicos estarían en la piscina organizando todo así que me dirigía hacia mi habitación con las bolsas mías de las compras de Alice.
Decidí cambiarme solamente ya que iríamos para la piscina. Y me puse a escoger que me iba a poner, Alice me había comprado tantos juegos diferentes que no sabía cual escoger. Todos mostraban más de la cuenta. Al final decidí ponerme un juego de biquini azul cielo, que no dejaba nada a la imaginación y eso que era el que más tapaba. Salí de mi habitación, bajé las escaleras y me encaminé hacia la piscina. Allí estaban todos, Alice y Jasper estaban metidos en la piscina conversando muy animadamente y demasiado pegados, ya me imaginaba lo que había pasado la otra noche, Rosalie estaba al lado de Emmett por supuesto, esos dos eran inseparables, estaban preparando unas bebidas y Edward se encontraba preparando unas hamburguesas. Traía puesto un short de baño azul, podrí jurar que andábamos a juego, el estaba sin camisa, verlo así nuevamente, me hizo recordar lo que no sucedió…por culpa de Alice.
De pronto todos se giraron hacia mi y se me quedaron mirando, pero sobre todo Edward, parecía como si quisiera comerme con la mirada. Caminé hacia donde estaban todos y comencé a ayudar. Entonces Emmett se acercó a mi sonriendo.
-Bella, ya tu y Edward se visten a juego, genial.-dijo riéndose, y todos echaron a reír también, y yo no pude evitar ruborizarme.
-Emmett eso no es gracioso, además solo es una coincidencia.- le dije.
-Tienes razón eso no es gracioso…pero esto si.
Lo próximo que sentí fueron los brazos de Emmett alzándome sobre sus hombros. No
-Emmett suéltame, esto no es gracioso.-le dije.
-Como tu digas.-me contestó.
Y me soltó…pero en la piscina. Lo próximo que sentí fue el agua que por suerte no estaba fría. Cuando logré aclarar mi vista todos se estaban riendo, sobre todo Emmett, pero esta me las pagaría. Miré hacia Edward que se encontraba a su lado y el me estaba mirando y aproveché y le hice una seña. Al parecer el entendió, ya que no habían pasado dos segundos cuando el estaba intentando agarrar a Emmett para tirarlo a la piscina. Pero le era muy difícil, ya que Emmett era más fuerte. Con trabajo lo agarró pero Emmett no se soltó de él y cayeron los dos a la piscina.
La tarde pasó muy divertida, comimos las hamburguesas que había preparado Edward, las cuales estaban sabrosas. Emmett no dejaba de hacer chistes sobre que yo y Edward estábamos en combinación. A cada rato podía sentir los ojos de Edward clavados en mi, pero que podía hacer yo, preguntarle porque me miraba. Claro que yo sabía porque me miraba, cualquiera me miraría con la poca ropa que llevaba puesta.
Ya era bien tarde aunque no sabía decir la hora, todo se encontraba alumbrado tenuemente por las luces de la piscina. Comenzaba a hacer un poco de frío aunque no le presté mucha atención. Me recosté a un muro de la piscina, y me puse a pensar en el sueño que había tenido, en lo que había interrumpido Alice, en lo que hubiera sucedido si ella no hubiera llegado. Estaba tan metida en mis pensamientos, en mi mundo, cuando siento que alguien me abrazaba por detrás, no era difícil adivinar quién era, ese olor…el calor de esos brazos que la noche anterior me estaban abrazando…
No podía ser otro que Edward. Pero que estaba haciendo el abrazándome, una cosa era para taparme del frío, cuando estábamos en la casa, pero esto era otra, y delante de todos. Me zafé de sus brazos y me giré hacia el, lo cual fue un error, ya que yo quedé recostada al muro de la piscina y acorralada entre los brazos de Edward, que los había colocado a ambos lados de mi contra el muro de la piscina. Yo no sabía que hacer, Edward se encontraba frente a mi mirándome con esos ojos verdes, que me hacían perder hasta el último gramo de cordura. Cuando me fijé bien todos se había ido, solo estábamos nosotros dos. Ya mi corazón comenzaba a acelerarse como sucedía siempre que me encontraba a su lado. El hacía que me pusiera nerviosa, y eso no me gustaba.
-Bella te sucede algo.-me preguntó sonriendo.-al parecer el podía sentir los latidos de mi corazón.
-No nada, donde están todos.- le pregunté cambiando de conversación.
-Subieron hace rato ya, al parecer estaban cansados.- me dijo.
-Y porque no me avisaron que se iban.
-Yo les dije que te avisaría, estabas tan metida en tus pensamientos que no quisieron molestarte.- me dijo sonriendo.
Edward comenzó a acercarse más a mi, y mi respiración ya comenzaba a ponerse un poco dificultosa. Mi corazón parecía que quería salirse de mi pecho, pero que me había echo este chico para yo ponerme así por él. Edward levantó una de sus manos y la colocó en mi mejilla y comenzó a acariciarla, la otra la colocó en mi cadera haciendo que me pegara más a él, mientras lentamente iba acercando cada vez mas su rostro al mío. Su nariz ya rozaba mi mejilla, podía sentir su respiración sobre mi piel haciendo que esta se erizara completamente y no por el frío, en estos momentos ya no sentía el frío. Solo podía sentir a Edward que estaba a punto de besarme. Cerré mis ojos esperando el beso, y pude sentir su respiración en mi oído, entonces dijo algo que me terminó de quitar el aliento.
-Creo que aquí fue donde nos quedamos antes de que Alice nos interrumpiera.- me dijo al oído casi en un susurro.
-Esperemos que eso no vuelva a ocurrir.- le dije como pude, era muy difícil hablar con el tan cera.
-No te preocupes, ya tiene en que entretenerse.- me dijo sonriendo
Y diciendo esto comenzó a acercar sus labios a los míos lentamente, como si estuviera probándose a si mismo. Y entonces nuestros labios se tocaron, el sabor de sus labios era embriagador, sus labios se movían lentamente sobre los míos, con calma, sin prisa, me estaba torturando, y yo deseaba más.
Como leyendo mi mente se pegó mas a mi y deslizó lentamente su lengua por mis labios, jugando, probando, pidiendo permiso para entrar. Nuestras lenguas se juntaron haciendo que la pasión se encendiera y el beso se convirtiera más apasionado. Coloqué mis brazos alrededor de su cuello para intensificar más el beso. Edward era increíble, con solo un beso me hacía sentir muchas sensaciones por todo mi cuerpo como nunca antes las había sentido. Cuando nos separamos por falta de aire me miró sonriendo, con una sonrisa torcida que era la que encantaba.
-No sabes cuanto había deseado hacer esto.-dijo sonriendo y yo no pude evitar sonreír también.
-Y tu no sabes cuanto deseaba yo que lo hicieras.- le contesté.
Y volvió a besarme esta ves más apasionadamente, pegándose más aún más a mi si esto era posible hasta que se nos acabó el aliento.
-Creo que mejor subimos a descansar.- le dije y el asintió no sin antes darme otro beso.
Subimos a nuestras respectivas habitaciones. Tenía que ponerme a pensar en lo que acababa de suceder pero lo haría más tarde, ahora necesitaba una ducha para relajarme. Comencé a buscar las cosas y me dirigí al baño, era extraño se parecía mucho al de mi antigua habitación, a la de Edward. Decidí no darle importancia en un final en una casa tan grande era lógico que todos se parecieran o fueran hechos por la misma persona.
Me metí en la ducha sin quitarme el biquini y dejé caer el agua por mi cuerpo mientras pensaba en Edward, sus brazos cálidos alrededor de mi, su olor embriagador, todas las sensaciones que el me había hecho sentir con solo besarme. Estaba metida en mis pensamientos que no sentí cuando alguien entró, solo pude sentir un olor delicioso, un olor que yo conocía bien, y unas manos que se colocaron alrededor de mi cintura, unas manos cálidas que hace solo unos minutos me estaban abrazando…
|