Luego de que me pidió que me detenga, tan solo la ignoré y seguí caminando.
—Hey, ¿me estás escuchando? —reclamó, molesta.
— ¿Por qué debería?
— ¿Por educación? —expresó irónicamente.
Me dí vuelta para verla.
— ¿Por educación? Mejor ve a hablar con alguien que lo haría, porque no recuerdo que hayas sido educada conmigo—dije rígido.
Me miró fija y detenidamente con el entrecejo arrugado.
—Todavía no me lo prometes—se quejó.
Al final, yo tenía razón. Solo vino para terminar lo que empezó en el colegio.
—Ésta forma de ser tuya, es realmente… odiosa—le informé, molesto.
Y era cierto. Ser tan insistente, es simplemente, insoportable.
—Todos tienen varias formas de ser, solo porque viste una mala de mis facetas, no significa que representa mi verdadera persona.
Así que, ¿sufre problemas de desorden de personalidad? Lo sabía.
—No me mostraste tu verdadera persona con esta faceta tuya, o mejor dicho, con todas las que me has mostrado. Eso lo sé bien. No soy estúpido, porque sé muy bien que tu verdadera persona… es mucho peor—le respondí con arrogancia.
¿Por qué sigo discutiendo con ésta humana? ¿Por qué buscaba molestarla? ¡Ni siquiera la conozco! Solo debía dar media vuelta y darle la espalda. Era algo simple, pero no quería irme. Quería que se rinda, ¿o quería seguir discutiendo con ella? ¿Por qué? Parezco los típicos niños humanos en su etapa del “¿Por qué?”. Solo debía prometérselo y caso terminado, en cambio, si no se lo prometía, me iba a seguir hasta mi tumba. ¿Tumba? Quería soltar una carcajada, pero no era el momento indicado.
—No entiendo. A veces eres amable y otras, despreciable. ¿Eres tu el que tiene demasiadas facetas o es qué estás loco?
Dejaba que sus palabras tengan más libertad de lo que debían.
—Estoy perdiendo tiempo hablando de tonterías.
Cuando decidí irme y acabar la conversación, ella tuvo que seguir…
—Eres un idiota.
Eso no me gustó.
—Entiendo. Cuando alguien opina diferente a ti es un idiota—le expresé con superioridad.
—Eres un idiota, por el simple hecho de ser tan inmaduro y creer que eres el único que tiene la razón.
¡¿Inmaduro?!
Sentía como la sangre me ardía. Quería destrozar su delicado ser. Humana estúpida.
—Eres repugnante, ahora no seré más agradable contigo—le expresé con un tono furioso.
—Entonces, ¿estabas siendo amable conmigo? No me hagas reír—preguntó sarcásticamente.
— ¿Reír? Es increíble la cantidad de emociones que puedo hacerte experimentar—le respondí con media sonrisa.
—Eres muy falso, porque es increíble la cantidad de tiempo que tienes para mí. Ahora me siento alagada por ser una de las pocas personas con las que te gusta gastar tu tiempo—sonrió, provocándome.
—En realidad, aquí, tú eres la falsa, porque ya no distingues que, lo que piensas, es justamente lo contrario de lo que dices ¿Ahora me hablas de que te sientes alagada porque gasto mi tiempo en ti? ¿Pero no te sentías traumada porque temías que no haga una promesa contigo? —Sonreí, incrédulo.
—Entonces… ¿por qué no haces la promesa conmigo? ¡¿Qué hice para que me odies?! —Estaba enojada, realmente enojada, pero, ¿por qué?
No quería admitirlo, pero tenía un poco de razón ¿Por qué no se lo prometía y ya? Quizás porque no quería dejarla ganar ésta discusión, pero, ¿ella estaba tratando de ganar algo? La verdad era que, no. Yo era el único que comencé este juego estúpido.
—No siento odio hacia ti pero tampoco siento simpatía, tú no eres para mí, más que un simple objeto, incluso si no te prometo nada y lastimo tu vanidad, no cambiaría nada.
Cuando vi detenidamente sus ojos sorprendidos, atónitos, creí que ella iba a soltar lágrimas, fue en ese instante que me arrepentí de mis palabras, pero… de repente sus ojos se llenaron de oscuridad y venganza…
—Está bien. Si quieres jugar, acepto el reto. Solo te pido que no abandones a la mitad, porque te puedo prometer, Nahuel, que será muy divertido—me expresó con una maliciosa sonrisa.
Se marchó con su sonrisa desafiante y su postura de superioridad.
Así que un juego, ¿eh?
No se que clase de juegos esté acostumbrada a interactuar, pero sentía un poco de curiosidad a que se refería, pero no estaba de humor como para estar jugando a “ponle la cola al burro”. Todo esto ocurrió por una estúpida y simple situación. Era obvio que no se dio cuenta que no tenía a amigos que no fueran parte de mi familia ¿Por qué creía que iba a dejarme llevar por esas actitudes humanas de dejar a otros mal parados? ¿Ya se lo hicieron? Es patética ésta situación. Realmente, patética.
Sentí la presencia de Edward detrás de mí.
-¿Qué sucede?
—Puedo ver que no te dijo nada.
-¿No me dijo nada? ¿Sobre qué?
—Seguramente te darás cuenta antes de que te lo diga, o digan.
¿A qué se refería con eso? Se refiere, ¿a lo que estaban hablando antes de que llegue? ¿Qué significa? ¿Algo que me diría o me dirían? ¿Quiénes? Ésta humana se estaba convirtiendo en el centro de mis pensamientos. Mejor dicho… Lo era.
Estaba arto de ésta frágil y débil humana, a la cuál debería sentirse identificada llamándola insecto. Es imposible como se transformó de ignorancia a importancia. La despreciaba, sencillamente, por ser humana. De solo pensar así, me sentía desagradable ¿Qué culpa tenían los humanos de aferrarse a la vida y huir de lo desconocido? Soy estúpido. Pero ahora el problema era Jenna.
Al otro día, mientras caminaba por el pasillo del colegio pensaba sobre su juego ¿Qué tenía planeado, qué quería?
Sentí su olor. Ahora era fácil detectarla.
—Hola, Nahuel—dijo simpáticamente, pero sin salir de su tono irónico.
Oír mi nombre por parte de ella, me causaba cierta, ¿comodidad? ¿Cómo podría sentirme cómodo, tan solo al oír mi nombre en una patética humana como ésta? Realmente, yo era el patético. Muy patético.
— ¿Sabes? En la visita que hice a tu casa, ayer, descubrí muchas cosas que no creí que… ¿cómo decirlo?... ¿Posibles?
¿Descubrir? ¿Se percató sobre nosotros…? No lo creo. Así que… ¿descubrió en nuestra casa algo que no creyó posible? No entiendo.
— ¿Debe interesarme? —Le dije cortante. No tenía interés de seguir involucrándome con ella, no me hacía bien.
—Mmm… En realidad, tómalo como una advertencia—con voz de inocente pero con una mirada astuta.
¿Advertencia? ¿Me estaba amenazando en silencio?
—Bueno, tengo que irme a mi clase, te veo en el almuerzo—saludó con una mano en alto y corrió a su clase.
Era increíble como Jenna siempre captaba mi atención.
Lo único que hice, cuando entré a la clase, fue encontrar en mi memoria sobre “aquello” con lo que me estaba amenazando ¿Era algo temible como para que me rindiera? ¿Podía ésta amenaza espantar a un vampiro? —Reí para mi mismo— Claro que no.
El profesor me dirigió un mirada penetrante ¿Se escucho mi risa? No me dí cuenta. Lo único que hice fue ignorarlo.
Me estaba volviendo loco averiguando su primer ataque contra mí. Estaba molesto, furioso e irascible.
Pero… ¿Por qué?
Terminó mi clase.
No sé porque, pero mi cuerpo se envió rápidamente a la cafetería del colegio.
“Te veo en el almuerzo”. Esas palabras retumbaron en mí de una forma penetrante y sin escrúpulos.
Al asomarme a la cafetería, mis ojos buscaron aquella mirada angelical con rasgos perfectos, de ojos del color de la naturaleza, de piel rosada con su cabello negro y corto.
No entendía nada. Era todo tan extraño ahora.
Me senté en mi asiento, enfrente de ella, con la mirada distraída para evitar verla. Renesmee corrió hacia nuestra mesa, hacia nosotros.
— ¡Nahuel! ¡Aprobé el examen de matemática! —Me comunicó Renesmee, con un entusiasmo exagerado.
Seguramente eran los mismos temas que todos los años, pero ahora teníamos una nueva acompañante a la que debíamos comportarnos más humanamente. Me asqueaba ésta situación.
—Yo no la aprobé, la verdad: no soy muy buena. En realidad, soy muy mala. Ja, ja. —Nos comunicó Jenna con un tono inocente y simpático.
¿Cuál examen? Nunca me enteré de ningún examen.
— ¿Y a ti cómo te fue Nahuel? —Preguntó Renesmee.
—En realidad, no tenía muy buena base de matemáticas—corrigió Jenna—, es por eso que tuvieron que tomarme un examen particular.
Así que no es una chica buena en matemáticas. Mientras ellas hablaban de cosas estúpidas, y Jacob solo permanecía al lado de Renesmee, yo jugaba con la comida, como si estuviera esperando algo.
Unas humanas se acercaron a Jenna durante el almuerzo.
— ¡Jenna, gracias a ti pudimos avanzar en las competencias de basketball femenino! Yo votaré por ti para que seas nuestra capitana.
Mala en materias de estudio, pero buena en los deportes. Típico. Más humano, imposible.
Ya se hacía irritante escuchar tantos halagos dirigidos a la idiota de Jenna. Cada vez más gente se juntaba en nuestra mesa. Muchos tomaban como excusa halagar a Jenna para estar cerca de nosotros. Era obvio. Pero a Renesmee le encantaba que tanta gente hablara con ella.
Repentinamente alguien dijo “Eres increíble Jenna, te amamos”. Definitivamente una voz… masculina. Me sentí suspicaz. Receloso. Furioso. Mosqueado. Escamado. No podía describir la sensación que me ató a la ira.
Súbitamente dejé que mi humor me dominara.
Así es como se inició otra etapa en mi vida. La catástrofe.
—Será buena en los deportes, pero, ¿es que no se dan cuenta de otras cosas? —les comuniqué con una sonrisa maliciosa y con una voz atrayente, la misma que se utilizaría para cazar a un humano.
Como lo predije. Mi olor, mi voz, mi postura y belleza se presentaron para tomar la atención de todos en la cafetería. Era la primera vez que utilicé ésas habilidades asesinas.
Renesmee me miraba triste, Jacob sonreía, quizás porque estaba tan aburrido como yo en este colegio, que prefiere ver acción, y mi situación le divertía bastante.
Una vez que atraje la atención de muchos y observé el rostro de Renesmee y Jacob, coloqué mis ojos en los de la querida Jenna.
Me miraba enojada. Ella sabía lo que iba hacer. Sabía que iba a avergonzarla, pero su rostro también expresaba el “¿por qué? ¿Por qué iba a avergonzarla?” Ni yo lo sabía.
Pero las palabras no podían permanecer dentro de mí. Querían salir. Querían desahogar mi furia. La furia que surgió de aquellas palabras que un simple humano dijo “Te amamos”. ¿Qué sucedía conmigo? ¿Por qué molestarme por algo así? Ya no aguantaba más.
Una vez que empecé, debía terminarlo, total, no importaba lo que sucediera con Jenna, ya lo dije una vez: ella, para mi, es un simple objeto.
—Apesta en matemáticas. Tuvieron que darle un examen particular por su base escasa en la materia. No solo eso, a pesar de que se cree toda una mujer, ni siquiera usa…
Mi discurso se vio obligado a detenerse cuando olí el aroma de nuestra casa en un objeto que alguien sacó al aire. Mis ojos buscaron el olor. Era Jenna quien suavemente sacaba de su bolsillo trasero una foto. Mis ojos seguían concentrados y pudieron ver que era… ¡¿La foto del show de teatro de primaria?! ¡¿Cómo obtuvo ella esa foto?! Aquella foto en la que Renesmee me obligó a ser la princesa para que ella sea el príncipe. En esa época no le daba importancia, pero ahora, ahora es mi vergüenza andante. Yo vestido de mujer con una melena artificial larga, un vestido ridículamente fucsia y con maquillaje en mi rostro. Lo que más me avergüenza era el hecho de haber sido parte de un estúpido show de humanos.
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