Narra Jacob
Fue la noche más maravillosa de mi vida, junto a la persona que más amaba del mundo.
Nos dormimos los dos juntos. Horas más tarde me desperté y Alma estaba apegada a mí, le acaricié su rostro, parecía un ángel. Se movió un poco y cogí el móvil para ver la hora, eran las siete y media de la mañana. Me levanté con cuidado para no despertarla. Bajé bajo para hacer el desayuno.
Cuando lo terminé cogí una bandeja y lo llevé asta la habitación.
Cuando entré con cuidado me senté en la cama, destapé la sabana, y la sorpresa fue que Alma no estaba.
- ¿Alma?- dije.
Entonces me tapó los ojos y me dio un beso detrás de la oreja.
- Te pensabas que estaba durmiendo… ¿Eh?
- Pues si. ¿Te e despertado?
- No y si. Cuando no e notado nada a mi alrededor me e despertado.
- Lo siento.
Se sentó delante de mí, me fije que llevaba el pijama.
- Buenos días que no te lo he dicho.- le dije.
- Buenos días cariño…- me dijo y acto seguido me dio un beso.
Cogió una galleta y se la puso en la boca y yo hice lo mismo.
- Bueno y que quieres hacer…- le pregunté.
- No se… estaba pensando en una cosa, pero no se…
- Dime.- le sonreí.
- Eso no es de decir es de seguir…- me dijo.
- Es tipo acertijo… o que.
- No. Tu dime si quieres si o no.
- Me estas dando miedo.
- ¿Yo? Si soy un angelito.
- Bueno, acepto…- me tendió la mano y se la estreché.
Me acercó a ella y empezó a darme besos.
- Si continuas así si me gusta la idea…- le dije.
- ¿De verdad? Pues sígueme.
Se levantó y se puso enfrente de mí. Me guiñó un ojo y la seguí.
Estaba dirigiéndose al baño.
- ¿Al baño?- dije entrando.
- Si, te apetece una ducha conmigo….
- Si.- me sonrojé un poco, ella también la verdad.
Me acerqué a ella y le di un beso.
Abrió el agua.
- Ahora vengo voy a por unas toallas.- le dije.
- Vale.
Fui a la habitación y cogí unas cuantas toallas.
Cuando volví vi que ya estaba dentro de la ducha. Era una hidromasaje de plato de ducha.
Me acerqué para darle un beso, ella enroscó sus brazos mojados sobre mi cuello también mojado, la aproximé más a mí, nuestros cuerpos fueron uno, en ese momento empezamos a besarnos, debajo del agua. Nos fundimos en el beso, mis manos se deslizaron más debajo de sus caderas, ella se pegó mucho más a mí, más de lo que ya estábamos.
Al cabo de pocos segundos, nos separamos, ella se giró para cerrar el agua.
La seguí ya que fue solo un paso y le empecé a besar el cuello. Ella se giró y me beso en el labio inferior. Yo atrapé sus labios y luego fue más furioso el beso, pero paramos ya que teníamos que ir a su casa.
Nos envolvimos con la toalla y fuimos a vestirnos.
Yo me puso unos pantalones vaqueros y una camiseta de manga corta y chaqueta finita.
Ella se puso unos pitillos que le favorecían mucho y una camiseta de color azul celeste.
Cuando terminamos de vestirnos cogimos el coche y la llevé a su casa.
Entonces pensé en una cosa, ¿Cómo reaccionaria Edward?
Madre mía…
Entramos a su casa y apareció Edward y Bella, Bella con una sonrisa y Edward muy serio.
- Hola, buenos días.- dijimos.
- Cariño, ¿Qué tal lo habéis pasado?- nos dijo Bella
- Bien, muy bien.
Oí como Edward gruñía en sus adentros, Alma y yo nos intercambiamos miradas.
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