—Ha sido mucho más agradable de lo que me imaginaba—reconoció Edward mientras el coche recorría las silenciosas calles.
Bella estaba sentada frente a él,pero podía percibir el suave olor de un puro muy aromático y un mínimo resto del coñac que había bebido junto con la fragancia increíble y maravillosamente masculina que le era propia.Ocupaba mucho espacio en el interior del coche,no porque fuera enorme,sino por lo consciente que Bella era de sus piernas largas,de sus músculos de acero,de su fuerte pecho y sus anchas espaldas. «Es hora de que le eches un buen vistazo al hombre»,le había sugerido su prima.Como si tuviera elección.Como si todos los detalles de su apariencia no le llamaran la atención,no le resultaran agradables.Como si no fuera consciente de cada vez que respiraba.Como si no pudiera detectar el contorno de sus manos en la oscuridad,apoyadas en los muslos;como si no pudiera imaginarlas buscando a tientas los botones de su corpiño...
—¿En qué piensas?—le preguntó él.
—Leah...—carraspeó con la esperanza de que su voz no sonara como una bisagra sin engrasar—...va a dar el primer baile de la Temporada la semana que viene.Hacía una lista mental de los puntos que debemos repasar para entonces.—«Mentirosa,mentirosa»—Supongo que tendremos que buscarte unas clases de baile...
—Sé bailar.
Bella rió discretamente.
—Los bailes de aquí son algo distintos de los que tú conoces,Edward.
—Sé cómo se baila aquí.El padrastro de Leah nos dio unas clases a un puñado de vaqueros justo antes del decimoctavo cumpleaños de ella.Creo que fue parte de su regalo:asegurarse de que no le destrozábamos los pies.
—Ah,sí,mencionó que habíais bailado,pero no me indicó que se te diera bien.
—No veo por qué iba a hacerlo.
Porque era una parte de él que Bella quería conocer.Ansiaba saber hasta el más mínimo detalle.Mientras contemplaba la noche por la ventanilla,se preguntó por qué le molestaba tanto imaginarse a su prima bailando con Edward,en sus brazos,sintiendo el calor de su cuerpo...Que ella hubiera bailado con él cuando Bella nunca lo había hecho.No creía que estuviera celosa.No,claro que no.Sólo la desconcertaba que hubiera tantos aspectos de él con los que no estaba familiarizada,tantas cosas que Edward había vivido y ella desconocía por completo.
Al tiempo que se toqueteaba el tejido de la falda,pensó en todo lo que no sabía.
—Antes de venir aquí,podías haberle pedido a su padrastro que te enseñara todo lo que querías saber—dijo al fin.
—No tuve tiempo más que de embarcarme en un vapor e intentar averiguar qué era todo este lío.Además,no estaba seguro de que,al llegar,no fuera a descubrir que había sido un error.¿No habría hecho el ridículo si antes hubiera ido por ahí diciéndole a todo el mundo que era conde cuando en realidad no lo era?
Bella nunca se había percatado de lo mucho que a Edward le preocupaba la impresión que causaba en los demás y se preguntó qué parte de su vida sería responsable de eso.
—Entonces,¿te ves capaz de manejarte bien en un baile?
—Eso creo.
—De acuerdo,entonces organizaré otras salidas para antes de la Temporada.Es importante dejarse ver y si Jacob y Leah nos acompañan,podrían presentarte a algunas personas antes del baile para que una vez allí no te sientas entre extraños.
—Jacob me cae bien—dijo,como si estuviera cansado de hablar de etiqueta.
Ella ya le había advertido que le pasaría.
—Leah lo quiere mucho.
—Creo que el sentimiento es mutuo.
—La temporada pasada quiso mandarla fuera,pero ella se negó.Se quedó a su lado cuando nadie más lo habría hecho.
—Para ser una ciudad con tantas normas sobre decoro,parece que abundan los escándalos.
—Imagina cuántos más habría si no tuviéramos normas.
—Quizá sea el exceso de normas la causa de los problemas.Algunas personas sienten la necesidad de saltárselas o al menos de buscar el modo de aprovecharse de ellas.–
—¿Es eso lo que tú haces,Edward?
—¿No me conoces lo suficiente como para saber que no me basta con aprovecharme de ellas?Prefiero saltármelas.
—¿Aunque perjudiques a alguien?
—No veo cómo puede perjudicar a nadie que coja el tenedor con la derecha.
—¿Hay alguna norma que no te saltarías?
—Claro que sí.
—Es por decírselo a mi madre;eso la tranquilizaría.
—Lo dudo.
El tono de voz de Edward le pareció de pronto peligroso y Bella creyó conveniente cambiar de tema.
—¿Sabías que aquí se espera que las damas se desmayen?Hace ya algún tiempo,lady Tanya dio una fiesta en la que todas las chicas tenían que practicar el desmayo y se daban consejos unas a otras para hacerlo más verosímil.
—No te imagino desmayándote—comentó Edward,riéndose entre dientes.
—Nunca me he desmayado.Veo una tontería parecer indefensa cuando no lo eres.
—Quizá se desmayan porque piensan que así los hombres se sienten más fuertes y protectores.
—No deja de ser una tontería.¿Tú te casarías con una mujer completamente indefensa?
—No.Yo quiero una mujer que pueda hacerme frente,que sepa entender mis bromas y devolvérmelas.Una mujer que me ponga en mi sitio si me paso de la raya.
—A lo mejor escribo un libro como el de Leah,pero lo titularé Cómo domesticara un vaquero.Se venderá bien mientras no te cases y todas las damas de Londres sigan pensando que pueden conquistarte.
—Jacob me ha dicho que aquí nadie se casa necesariamente por amor.
—Eso no significa que no practiquen la conquista.Forma parte del juego.Y tú tendrás que casarte,Edward.Necesitas un heredero.
—Quileaute no lo tiene.¿Crees que le preocupa?
—Por raro que parezca,nunca ha presionado a mamá para que le dé un hijo varón.Que yo sepa.De hecho,no le importa que lo herede todo su sobrino.—Bostezó.—En general,lo has hecho muy bien esta noche.
—No quería avergonzarte.
—Eso era lo bueno de cenar con Leah.A nadie le habría importado.
—Jacob y yo podríamos ser buenos amigos.
—Sí,los dos tenéis algo de perversos.
—Y me parece que a ti te gusta esa perversidad.
—No me obligues a demostrarte que te equivocas,Edward.
—Temes descubrir que tengo razón.
Se levantó y fue a sentarse a su lado.
—Un caballero no debe sentarse junto a una dama...—empezó Bella.
—Lo sé.
La hizo callar sellándole los labios con un dedo.Un dedo desnudo.¿Cuándo se había quitado los guantes?—¿No te cansas de recitar normas?—le preguntó.
—Para eso me pagas.
—Cuando estamos tú y yo solos,las normas me dan igual.
Antes de que pudiera replicar,los labios de él cubrían los suyos y su lengua se introducía en su boca con avidez.Percibió el gusto del coñac que Edward se había tomado,saboreó su esencia única.Debía apartarlo de sí,hacer que parara...y lo haría,en unos segundos.Le permitiría una caricia más de su lengua,un jadeo más,un gemido más,un...
El carruaje se detuvo y se separaron.Bella pudo ver la sonrisa de satisfacción de él oculta en la penumbra del vehículo.
—Con esto no has demostrado nada—espetó ella.
Su sonrisa se hizo aún mayor.Bella sabía que estaba protestando demasiado.Cuando se trataba de Edward,no tenía voluntad para resistirse.
Se abrió la puerta y el lacayo la ayudó a apearse.Edward bajó después y la acompañó hasta los escalones de la entrada.Al llegar arriba,Bella puso la mano en el pomo de la puerta.
—¿Y ahora qué?—preguntó él,consciente de que ella había previsto desaparecer antes de que pudiera volver a besarla.
—Hablaré con Leah,veré cuándo está disponible y te mandaré aviso.
Edward le recorrió un lado del cuello con el dedo y el deseo la inundó hasta las suelas de los zapatos.
—Ha sido sólo un beso—dijo él en voz baja.
¿Sólo un beso?Eso era como decir que las joyas de la Corona eran sólo joyas.
—Esto no hará más que ponérmelo más difícil cuando tenga que marcharme.
—¿Preferirías no tener recuerdos que llevarte?
Lo miró por encima del hombro.
—Preferiría que nos atuviéramos al trato que hicimos.
—Muy bien.—Le tomó la mano,le quitó el guante muy despacio y le depositó un beso en los nudillos.—Pero no olvides que tenemos dos tratos y que debemos cumplirlos los dos.
Antes de que ella pudiera comentar que el trato que habían hecho de niños jamás se cumpliría,él ya había dado media vuelta y bajado corriendo los escalones.No lo cumpliría.Estaba loco si pensaba que iba a hacerlo.
Entró en la casa y decidió que,a la mañana siguiente,le pediría a Jessica que se deshiciera de todos los trajes o vestidos que tuviera con botones delante.No porque pensara que Edward se fuera a aprovechar sin su permiso,sino porque él tenía razón:temía no poder resistir la tentación.
En el interior de su carruaje,Edward acarició el guante,lo estiró entre sus dedos y se preguntó cuándo se daría cuenta de que no se lo había devuelto.Cada instante que pasaba con ella era puro tormento,estar a su lado y no tocarla,ceder a la tentación de besarla sin llegar a poseerla.
No tenía claro cuándo habían cambiado sus planes respecto a Bella,cuándo había decidido que no le interesaba tanto que lo instruyese como demostrarle la pasión y el ardor que podía existir entre ellos.
No quería que se marchara dejando nada inexplorado y eso significaba que debía hacer cuanto estuviera en su mano para romper su fachada de reserva,deshacer sus años de aprendizaje y conseguir que lo deseara tanto como él a ella.
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