
3. 29 Sospechas
-Ese es su Don.
Sus palabras se clavaron en mi mente. Relampaguearon de un lado a otro hasta que un chispazo hizo que una puerta que había quedado cerrada en mi cabeza.
-Su… don –repetí anonadada. No había pensado en eso.
-Así es Reene –suspiro- ella no te sigue en sueños. Ese es su don. Introducirse en la cabeza de los demás y hacerles ver lo que mas temen. Algo parecido al don de Zafrina –concluyo su explicación pasándose la mano entre los cabellos.
-Lo que temen… -repetí.
-También puede comunicarse a través de ellos, pero no se cuanto habrá avanzado ya en el control de este. Pero visto lo visto, puede introducirse en cualquier mente aunque esta se encuentre despierta –suspiro.
-Pero… por que yo ¿Por qué a mi? ¡Si no se mi quien es! ¿Qué quiere esa cría de mí? –pregunte desesperada, mientras agarraba la camisa de Nahuel y lo zarandeaba de un lado a otro.
-¡Tranquilízate!
-¿Cómo? ¿Pero e parece normal decirme esto ahora? –me levante furiosa. ¡Vamos!
-Reene no debes alterarte así, sabes que no es bueno en tu… estado.
-¿Qué no debo que? –levante mi mano y sin inmutarme en lo mas mínimo le abofetee. No se a quien de los dos le sorprendió mas mi reacción. Si a el o a mi. Pero toda aquella tensión debía salir de alguna forma.
Se paso suavemente un dedo por la herida que acababa de hacerle en el labio. Y cuando vio la sangre, deslizo su lengua por ella, saboreándola.
-Esta bien, admito que debería haber dicho esto mucho antes pero… ¡tampoco es para que me abofetees por sorpresa! –exclamo indignado.
-Tú no sientes nada por mi Nahuel –dije lentamente. Su cara cambio drásticamente de expresión.
-¿A que viene eso ahora? –pregunto molesto.
-No soy tonta, se que algo tramas –y me di la vuelta dando por acabada esa conversación. Sabía perfectamente lo que me decía.
-Deberíamos movernos de una vez –dijo Nahuel aun bastante molesto. Nos están esperando en Paris. Y hace horas que deberíamos habernos puesto en marcha.
-¿Cómo? ¿No volvemos al hotel? –me gire y pregunte sorprendida.
-¿A caso temes quedarte a solas conmigo Nessie? –pregunto en un tonito… que se que hubiese provocado regueros de sangre si cierto lobo hubiese estado presente.
-Estupido.
-Mientras dormías llame a Edward. No me consto mucho convencerle de que nos reuniríamos allí -rió levemente.
Nos pusimos en marcha. El iba delante corriendo. Esquivando manchas que parecían ser árboles. Yo le seguía detrás. Muy confusa y sumida en mis pensamientos. Era mejor que pararse a robar un coche. Seriamos más rápidos. Cada vez que hablaba con Nahuel descubría algo nuevo sobre Kahiel. Aun me quedaban muchas dudas por resolver en torno a su hermanastra... o lo que fuera. Sin embargo, era más duro y difícil encajar todo. Parecía un enorme puzzle, y lo peor de todo es que parecía que nunca se acababan las piezas. Y para colmo, allí estaba yo, en el centro de todo. Para no variar. Desde que había nacido, incluso antes… ya me había acostumbrado a ser el centro de atención. Pero eso no significaba que me gustase. ¡Kahiel estaba viva!, mis propias palabras que atravesaron mis pensamientos. Dios mío, ese pequeño monstruito, el cual llegue a pensar que no era más que el producto de mis fantasías, parece que viene a por mí. ¿Pero que es lo que quiere? ¿Y ese don? La verdad es que me fascino el don de Kahiel. Poder transmitir… muy interesante. Y eso explicaba no solo mis sueños sino también las alucinaciones que había tenido con ella. ¡Pensé que me estaba volviendo loca! Pero tengo que admitir que pese a mis intentos de provocar a Nahuel para que me contase la verdad de todo… supo evitar perfectamente el tema de sus verdaderos sentimientos hacia a mi. No me creo nada. No me fío ni un pelo de el. Se que esconde algo y no creo que sea nada bueno. Espero no descubrirlo demasiado tarde. Necesito ver a Jake y contarle todo esto… Jacob… ¿Y si esta en peligro?
Sin más Nahuel se detuvo en seco.
-Hemos llegado… - se le ilumino la cara al ver cientos de luces asomando tímidamente entre las ramas de los últimos árboles de aquel interminable bosque.
-Paris…
O_o_kristy_o_O
|