Edward y yo subimos a su habitación, después de despedirnos en el ascensor de Tanya, sabía que estaba celosa y tal vez eso me hacía ver cosas que no eran, pero estaba segura de que ella estaba interesada en Edward… en mi Edward.
Sí, yo era celosa, posesiva y no sé cuántas manías más, pero si todas las mujeres tuviesen como novio a un hombre como Edward me entenderían perfectamente.
Edward cerró la puerta y me sonrió, dejó las bolsas en el buró y me abrazó por la espalda, yo seguía dándole vueltas a las mismas ideas celosas.
¿Te agradó Tanya? – preguntó.
Agradecí que no me miraba a la cara – eh sí amor, es muy amable – dije lo más convincentemente que pude.
Sí, es una buena persona, un poco perfeccionista y materialista, pero bueno, he aprendido a quererla y acostumbrarme a su forma de ser. La conozco desde antes de que aprendiera a caminar –rió.
Sabía que Edward no lo decía por molestar ni mucho menos, pero estaba segura de que ella mantenía un interés más allá de lo fraternal con mi Edward y ella tenía la ventaja de conocerlo de toda la vida y ser de su clase social.
Mmm, ¿en qué piensa mi niña hermosa? – besó mi cuello.
Me gire mirándolo fijamente – en lo mucho que te amo bebé – acaricié surostro.
Sonrió y se acercó a mi oído – si me amas tanto…por qué no vas al baño y te pones el regalo que está en esa bolsa – señaló el misterioso regalo que me había hecho.
Edward…
Preciosa, por favor desde que lo vi no puedo dejar de pensar en vértelo puesto – dijo mirándome intensamente.
Sonreí y lo bese suavemente – me deseas pequeño – dije juguetonamente.
Con todo mi ser amor – su mirada era torturada.
Ok, entonces ahora vuelvo – le guiñé un ojo.
Escuché un jadeo por su parte y sin voltear caminé hacia el cuarto de baño tomando en el camino la bolsa con su obsequio.
Al entrar sonreí y me di cuenta que no tenía que ser insegura, era mi Edward, al que amaba con locura, el que había luchado junto a mí para que estuviésemos juntos, mi Edward Charles Cullen.
Un poco nerviosa abrí la bolsa y saqué una prenda de seda negra y encaje, casi me ahogo cuando la observé bien, era diminuta y escotada por todos lados, apenas y cubriría lo necesario, imaginaba la mirada hipnotizada de mi Edward cuando estuviese frente a él.
Sin más reparos me desvestí, tome una rápida ducha y me la puse, Dios era lo más atrevido que había usado jamás, que tanto pensaría cuando la compró, preferí no pensarlo porque mis mejillas se incendiaban y me invadían los nervios.
Basta bella- susurré.
No quería ser más tímida y asustadiza, quería ser una mujer más apasionada, más dispuesta a experimentar junto a mi amor, quería que me deseara siempre, que si alguna vez aparecía alguna mujer que intentara seducirlo, él siempre me preferiría a mí por encima de cualquiera.
Me eché un último vistazo y salí a su encuentro, la luz de la habitación era suave y no veía a Edward por ningún lado, me acerqué a la cama.
Estas bellísima mi amor – escuche su voz ronca susurrar.
Gire y me encontré con mi sexy amor frente a mí, sólo con el pantalón de su pijama, me recorría con la mirada de arriba abajo y yo no me quedaba atrás, apreciaba con detenimiento su marcado y fuerte torso, sus musculosos brazos, cada marca de sus facciones.
Gracias – dije tímidamente.
Se acercó a mí acariciando mi rostro – sabía que era perfecto… para la mujer perfecta – susurró.
Mi amor, eso no es cierto – le tomé el pelo.
Para mí sí… preciosa y perfecta, te amo tanto – dijo con seguridad.
Oh bebé yo te amo más – lo abracé con fuerza.
Hundió su rostro en mi cuello y rodeó mi cintura con sus fuertes brazos.
Mmm, me fascina tu olor, tu piel, tu cuerpo – comenzó a besar mi cuello.
Edward, eres tan maravilloso mi amor –besé su cabello.
Nada de eso mi niña, sólo soy un hombre locamente enamorado de ti – susurró.
Levanté su rostro y sonreí, busqué sus labios a tientas y rápidamente se encontraron con los míos.
Jadeé al sentir una de sus manos colarse por debajo de mi casi inexistente atuendo, me estremecía, enrede mis manos en sus cabellos intensificando el beso.
Adoraba tenerlo así, escuchar sus jadeos, rozar su piel, besar sus dulces y apasionados labios, amarlo.
Nuestras lenguas se enredaban y nuestras respiraciones subían de nivel, mis manos ahora tocaban su pecho, sus fuertes brazos, delineando cada musculo, respiraba su olor.
Bella, me vuelves loco, he pasado todo el día deseando tenerte entre mis brazos, te amo eres mi vida entera, la mujer de mi vida- sus palabras me transportaban a un mundo lleno de amor y placer.
Hazme tuya mi amor, te necesito, te amo – dije entre jadeos.
Tus deseos son órdenes – sonrió con malicia.
Nos besamos intensamente mientras caíamos sobre su cama, me abracé a su fuerte espalda rodeando su cintura con mis piernas, pude sentir su total estado de excitación, su cuerpo me maravillaba y me hacía desearlo como nunca lo hice con ningún otro hombre.
Sus manos fueron quitando poco a poco la ya estorbosa prenda, dejando mi cuerpo desnudo y ansioso de él.
Me miró triunfante y maravillado como si nunca me hubiese visto desnuda, sus dedos delinearon mis costados y yo me estremecía ante su contacto.
Que preciosa luces… desnuda a la luz de las velas – sonrió.
Edward… - jadeé.
Tienes una idea de lo que provoca tu voz en mi – suspiro.
Demuéstramelo amor- le pedí deseosa.
No dudes que lo haré – dijo decidido.
Comenzó a besar mis labios con deseo y ternura, me apreté contra su cuerpo mientras sus labios descendían por mi mandíbula y mi cuello, deseaba que sus labios tocaran otros puntos que ardían y deseaban su roce.
Con mis pies comencé a bajar su pantalón y el sonrió maliciosamente.
Que ansiosa estas mi niña –bromeó.
Es tu culpa – respondí.
Sonrió y volvió a besarme con suavidad, mientras sus manos acariciaban mis pechos y me hacían soltar numerosos jadeos.
Sus labios descendieron y sentía casi su roce llegar.
Toc toc toc…
Demonios – murmure, a quien se le ocurría tocar la puerta a esta hora mientras mi Edward y yo…
Rayos – dijo Edward.
Lo mire con súplica, haciéndole entender que no podía dejarme así, que lo necesitaba.
Tal vez sea algo importante nena, te prometo volver muy pronto – me besó suavemente.
Se puso de pie y se acomodó el pantalón, esperaba se pusiera algo más encima porque tenía un pequeño problema algo notorio entre las piernas.
Se puso una bata y yo me enrollé entre las sabanas de nuestra cama.
Alcance a ver como abría la puerta y salía.
Edward disculpa espero no interrumpir –oh oh
No Tanya no te preocupes que sucede? –respondió él.
Veras algo le sucedió a mi computadora, sé que es tarde y debes estar cansado, pero necesito enviar un informe de la empresa muy importante y como tú has tomado varios diplomados en sistemas creí que podrías ayudarme – dijo con súplica.
Suspiré con enojo, como se le ocurría venir así nada más a interrumpirnos por una estúpida computadora.
Yo… ok, ahora voy, Tanya – aceptó.
Me invadió la furia. ¿Por que aceptaba? Simplemente podría haberle dicho que no, o que esperara, que teníamos cosas más importantes que hacer.
Gracias Edward por eso te quiero – dijo ella.
Edward entro a la habitación y me miró con súplica.
Nena yo…
No, no te preocupes Edward, anda –dije lo más recompuesta que pude.
Pero Bella…
No, no pasa nada – sonreí –además… estoy cansada – dije girándome dándole la espalda y cerrando los ojos.
Sólo escuché algo que dijo y no pude entender y después como se cerraba la puerta.
Pasaron varios minutos en los que me quede pensando tonterías, después moría de celos, y luego me contradecía a mí misma, ni sé en qué momento me quedé dormida profundamente.
Creo que en algún sueño sentí unos tibios brazos arroparme y apretarse contra mí, pero aun así no abrí los ojos.
Por la mañana desperté y tenía vestigios de lo ocurrido la noche anterior, sentía una especie de decepción y coraje. ¿Cómo podía haberme dejado así nada más para irse con esa mujer?
Estaba sola en la cama, seguro ya se había ido a la empresa, por lo que había escuchado ella trabajaba para las industrias Cullen también…
Ya no quería pensar en ello, me lastimaba pensar que no era la mujer más importante en la vida de Edward.
En el buró vi una rosa roja y una nota, sonreí como tonta y tome la rosa en una mano y la nota en la otra.
Me hubiese gustado despertarte a besos
Y terminar lo que comenzamos anoche,
Pero lucías hermosa y apacible, mi amor.
Perdóname por dejarte así, te juro que
Te recompensaré como desees, mi niña
Tu más fiel admirador y esclavo de tu amor.
Edward C. Cullen
Sonreí, Edward era tan lindo, siempre sabía las palabras exactas para hacerme perdonarle cualquier cosa, puse mi rosa en un vaso con agua y me sentí más tranquila, sabía que estaba siendo muy neurótica y veía cosas donde no las había, yo confiaba en Edward como en nadie, él siempre me había apoyado y jamás me había defraudado, y sabía que no sería así.
Me vestí con un vestido veraniego y unos zapatos de tacón corrido, arreglé mi cabello con delicadeza y baje a desayunar, me encontré con la abuela Cullen al centro de la mesa, elegante y hermosa como siempre.
Buenos días – saludé.
Hola querida, ¿Cómo te encuentras? – pregunto invitándome con la mano a sentarme.
Bien, ¿Edward se fue hace mucho? – pregunté.
Me miró confundida – ¿no se despidió de ti antes de irse? – preguntó.
Mmm no, creo que no quiso despertarme – comenté.
Oh, ya veo – asintió - y conociste a Tanya – pregunto.
Sí, anoche – dije tal vez no de tan buena manera.
Y no te agrado? – la miré con disculpa, era su sobrina nieta después de todo.
No, claro que me agrado – aclaré.
Bella-sonrió – puedes ser honesta conmigo, cielo – tomó mi mano.
Yo… no sé, tal vez pensará que soy una tonta e insegura y sé que lo soy – acepte – Edward me ha demostrado ser un hombre maravilloso, que me ama y me respeta mucho, pero anoche cuando conocí a Tanya, bueno ella se porta con tanta familiaridad con Edward, yo no pude evitar sentir algo de celos – dije avergonzada.
Agache la mirada apenada, sabía que era tonta y la abuela Cullen pensaría lo mismo.
Bella cariño- levantó mi rostro obligándome a mirarla – creo que si eres muy tonta al desconfiar de Edward-dijo segura – él te ama como nunca había amado a ninguna mujer y sería incapaz de perder esto que tiene contigo, ambos han luchado mucho para estar juntos y no deben dejarse llevar por peleas absurdas – asentí.
Pero… haces bien en desconfiar de Tanya – aclaró.
Levanté la mirada sorprendida – ¿Qué? – pregunté.
Conozco a Tanya desde que era una niña, su familia y los Cullen han estado ligados por muchísimos años-me contó – eso quiere decir que tengo muchos años viendo como esa niña quiere conquistar a Edward – concluyó.
Una ira enorme me invadió. Yo sabía que ella quería algo más con Edward, se notaba en su forma de mirarlo y de actuar junto a él.
Bella – llamó mi atención – querida, no te digo esto para que te enojes ni para que crees un coraje visible hacia Tanya – me dijo.
Pero señora…
Bella – sonrió – tu eres hermosa, educada y eres la mujer que mi nieto escogió – me sonrojé – tú tienes que ser más inteligente que ella, Edward te ama y ella no puede competir contra eso, no desconfíes de mi nieto, no dejes que los celos o las inseguridades los separen, ustedes deben estar juntos –aseguró.
No sé en qué momento mis ojos se volvieron cristalinos, pero así era, la abuela Cullen era una mujer maravillosa, hablaba con tanto amor y ternura que me recordaba tanto a mi madre.
Sequé mis lágrimas – perdone, es que… la última persona que me habló de esta manera fue mi madre – dije como pude.
Oh cielo – me hizo ponerme de pie y me abrazó, fue un abrazo que me reconfortó y me hizo sentirme como en casa, que tenía a alguien que me comprendía.
Todo está bien, Bella-aseguró.
Y eso me hizo creer que así sería.
Pasé el resto del día paseando por los jardines, mirando las hermosas flores, pensaba que tal vez si hablaba con la abuela Cullen me dejaría sembrar algo que me gustara.
Estaba más confundida que nunca, saber las verdaderas intenciones de Tanya me hacía sentir ofuscada y tranquila a la vez.
Por una parte saber las verdaderas intenciones de esa mujer me molestaba y recordar la forma en que nos había interrumpido la noche anterior me ponía furiosa y por el otro lado ya no era ignorante de sus intenciones y si creía que le dejaría el camino libre con mi Edward estaba my equivocada.
Miraba las formas de las nubes acostada sobre la suave grava del jardín, sonreía al encontrar formas extrañas.
¿Qué tienen de fascinantes esas nubes? – escuché una voz femenina decir.
Alcé la vista y me encontré con Tanya –hola – salude mientras me ponía de pie.
Hola Bella, veo que estás aquí un poco aburrida – enarcó una ceja – ¿Edward está dejándote mucho tiempo sola?- preguntó.
Negué – el tiene que resolver asuntos de la empresa, no me molesta que se ausente para cumplir con su deber – contesté.
Oh, ya veo –comentó.
Yo trabajo y mi trabajo es muy demandante también, así que entiendo – expliqué.
Sonrió - entiendo, supongo que extrañas mucho tu país, Londres debe parecerte muy aburrido – indagó.
No, es una hermosa ciudad por lo que he podido ver – respondí.
Debes esperar a conocer la vida nocturna, los bares y antros son muy famosos y divertidos, tengo muchos amigos a los que les encantaría conocerte, les fascinan las americanas – insinuó.
No creo que a Bella le interese – dijo una voz demasiado familiar a mis espaldas.
No me había percatado en el momento en que Edward había llegado hasta nosotras, lo miré fijamente y vi una especie de enojo en su mirada, ¿A qué se debería?
Bueno Edward, es que vi a Bella aquí tan aburrida, además son sólo los chicos de siempre – comentó – ya sabes, Rian, Marcus, Filipe – sonrió.
El ceño de Edward se frunció más – suena divertido, en algún momento planearemos algo para reunirnos todos – dijo serio.
De acuerdo, los dejo solos, tengo cosas qué hacer – sonrió y se fue.
Nos quedamos un momento en silencio y después miré a Edward, me miraba fijamente, sus ojos eran muy expresivos, sabía que quería que habláramos.
Estabas aburrida aquí mi amor – pregunto confundido.
Negué – no, estaba observando el cielo, las nubes, Tanya asumió que era aburrido, pero a mí me gusta hacerlo – comenté.
Sonrió – sí, tú no eres como ella, eres más conservadora, más hogareña – me dijo.
De cierto modo eso me molestó – ¿quieres decir que no estoy acostumbrada a la alocada vida de las personas de sociedad? – pregunté – porque si te parece así, puedo aceptar la invitación de Tanya a salir, así me voy acoplando – dije seria.
Edward gruñó – no dejaría que fueras sola con Tanya, para reunirte con esos idiotas, que seguramente se echarían encima de ti como lobos – explicó.
Ahora entendía, estaba celoso de los amigos de Tanya – seguro son personas muy educadas –contradije.
Se revolvió el pelo, un gesto que hacia cuando estaba intentando relajarse – bueno,
¿Podríamos dejar de hablar de eso…? -pidió.
De acuerdo – acepté, sentándome de nuevo en el jardín.
Él hizo los mismo a mi lado y tomo mi mano entre las suyas – mi amor
¿leíste la nota que te dejé?-preguntó.
Sonreí – si, gracias por la rosa – comenté.
Sonrió – por nada mi cielo, quería disculparme por lo de anoche, no debí hacerle caso a Tanya y a sus tonterías, sabes que hubiese preferido mil veces más haber terminado lo que comenzamos – dijo pícaramente.
Edward…
¿Sabes que te amo y eres lo más importante de mi vida?-preguntó.
Sonreí acariciando su rostro – si, tú también para mí – dije con amor.
Acercó sus labios a los míos rozándolos suavemente – te amo y jamás volveré a dejarte así mi amor, las noches son sólo nuestras, para estar juntos y hacer el amor- dijo con deseo.
Me sonrojé al instante y lo abracé, ya no tenía dudas sobre lo que sucedía, Edward quería a Tanya pero solo como una prima o una amiga, ya no sería insegura, Tanya podría tener muchísimas cosas, pero yo estaba totalmente segura del amor de Edward.
hola queridisimas lectoras
espero sus vacaciones hayan ido muy bien
lamento la tardanza pero estaba muy ocupada!
espero les guste y prometo estar x aki pronto!
genesiis graciias, eres super jeje
mil besos a todas!
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