Creo que ésta estaba siendo la semana más larga de mi vida. Hoy aún era jueves, me quedaba otro día más de instituto para poder irme a Forks. Tenía unas ganas locas de ver a Edward. Él había terminado el semestre en la facultad y ya tenía vacaciones, por lo que llevaba toda la semana allí en Forks, y yo en Seatle. Llegue a casa después del instituto. Mi hermano Mike aún no había llegado, los jueves tenia entreno, así que eso me dejaba la tarde para mí solo en casa para poder hacer mis tareas, la cena y relajarme con un baño hasta las ocho que llegaba el resto de la familia. Renné daba clases en el jardín de infancia, pero siempre se quedaba a preparar cosas para el día siguiente, así esperaba a que papá pasara a buscarla cuando terminaba en la comisaria. A una semana de los finales ya no teníamos tareas para hacer en casa, ya era suficiente con tener que estudiar para la “semana infernal”, que era así como se conocía a la semana de exámenes. Estuve repasando algo de cálculo, pero enseguida estaba con la mente en otro sitio, se acercaba el fin de semana, y echaba de menos a Edward. Decidí poner unas patatas en el horno para mí y para Mike, junto con un par de filetes adobados. Mis padres tenían sangre fresca en la nevera, así que eso me dejaba tiempo para darme una ducha y relajarme. El agua sobre mi cuerpo obraba milagros. Creo que era la mejor terapia anti estrés que había. Cuando salí de la ducha me vestí y abrí la puerta del baño, había tanto vapor dentro que no podía ni verme en el espejo. Dejé la puesta del baño abierta y me dirigí a mi habitación, con una toalla envuelta en mi pelo. Recordé que tenia la comida en el horno, así que no llegué a entrar en mi habitación y bajé las escaleras hasta la cocina, comprobé las patatas y los filetes y ya estaban casi hechos, así que paré el horno y lo dejé cerrado para que se acabará de cocer la comida. Subí de nuevo escaleras arriba a mi habitación. Notaba una brisa por debajo de la puerta, había dejado alguna ventana abierta? No. Entre en mi habitación y todo estaba como lo había dejado, pero sí, me había dejado la ventana que daba a la parte trasera de la casa. No recordaba en qué momento había abierto esa ventana. Cerré la ventana y me fui al baño de nuevo. Me cepillé el pelo y lo dejé para que se secara sólo al aire. Saque la ropa sucia del cesto y la bajé para poner alguna lavadora. Cuando terminé y la lavadora inició el centrifugado ya eran las ocho de la tarde. Mis padres no tardarían en llegar. Preparé la mesa y esperé leyendo un libro en la cocina, me había decidido por un libro que me había recomendado Alice, Crepúsculo, de una autora que empezaba a despuntar. Oí las llaves en la puerta. Aún no me había dado tiempo a levantarme que ya tenía a mi madre pegada a mí con el labio superior mostrando los caninos. - Estas bien Bella? – preguntó angustiada. - Si mamá que pasa? Donde está papá? – mi madre hizo un gesto mirando el techo que indicaba que mi padre estaba en el piso superior. Un segundo más tarde mi padre estaba junto a nosotras. - Bella, ha venido alguien a casa mientras estaba sola? Negué con la cabeza. Mi padre formuló otra pregunta: - Has notado algo extraño? Te falta algo en tu habitación? – preguntó de nuevo mi padre con tono de jefe de policía. - No – me quedé pensativa unos segundos – espera, bueno no sé si tiene importancia pero… - Cualquier cosa Bella – interrumpió mi padre. - Cuando salí de la ducha y volví a mi habitación la ventana de la parte trasera estaba abierta, y no recuerdo cuando la abrí, creo que no lo hice… - en ese momento un click en mi cabeza me indicó que era lo que estaba pasando, alguien había entrado en mi casa por mi habitación cuando yo estaba en la ducha!!!!!! Mi padre salió de nuevo disparado al piso superior y volvió con una prenda mía en la mano. Era mi camisa azul, la que me había puesto ayer durante la barbacoa, regalo de Alice. Le acercó la prenda a mi madre para que la oliera. - No identifico el olor – contestó mi madre. Charlie cogió una de las bolsas que usábamos con auto cierre para congelar el pescado y metió la blusa centro y la cerró. Cogió el teléfono y marcó un número que no acerté a ver, sus dedos volaban por el teclado. - Mike, donde estas? bien, a casa. Mike no discutas, a casa ya! – dijo mi padre con voz autoritaria. Colgó y volvió a marcar de nuevo. - Stefan, en una hora estamos ahí. – siguió hablando mi padre con mi tío. No conseguí entender nada más, mi padre hablaba a tal velocidad con mi tío Stefan que no sabía cuál era el resto de la conversación que me estaba perdiendo. Nos íbamos a Forks, iba a ver a Edward. Pero tan malo era que alguien hubiera entrado en casa como para irnos rápidamente a Forks? No me había causado daño alguno, así que no tenía por qué ser malo no? Mi madre tiró de mí en dirección a la escalera para acompañarme a preparar mi bolsa para el fin de semana. Mi hermano Mike entraba en ese momento por la puerta, y se quedo mirando la escena sin entender que estaba pasando. - Papá quería ir con los chicos a…. – mi padre no lo dejo terminar. - Mike, prepara tu bolsa, nos vamos el fin de semana a Forks, ya! Estaba claro que mi hermano tenía planes para el fin de semana, y me culpaba a mí de lo sucedido. Pasó a mi lado en la escalera y al pasar me empujó con su hombro. - Aish! – exclamé. - MIKE! – grito mi padre – tu hermana no tiene nada que ver en esto! Mi hermano asintió y subió las escaleras para preparar su bolsa. Mi madre y yo subimos tras él para ir a nuestras habitaciones a preparar nuestras cosas. Mi padre seguía al teléfono, imaginaba que hablando con alguien de la comisaria, ya que mañana era viernes y todo apuntaba que no iría a la comisaria ni nosotros al instituto. Oí como subía las escaleras hacía la habitación con mi madre. La puerta estaba abierta, y pude ver como llegaba y abrazaba a mi madre. - Crees que sea él? – preguntó mi madre. - No, pero puede haber enviado a alguien, sabe que si viene él identificaremos su olor – contestó mi padre. Ellos no tenían claro quién era el intruso, pero si lo sospechaban, por eso la celeridad con salir hacía Forks. Allí estaba nuestra familia, allí estábamos a salvo y éramos más para protegernos unos a otros. Pero quien sospechaban que podía ser?
En menos de media hora estábamos listos para salir hacía Forks. Mi hermano Mike seguía enfadado, y yo también, pero por distintos motivos. Él porque tenía planes para éste fin de semana con una chica humana llamada Lauren, y yo porque mis padres me habían ocultado sus sospechas respecto a la visita de ésta tarde.
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