Se que hemos llegado al hotel, Carlisle me lleva en barazos y lo estoy abrazando, huele tan bien, cierro los ojos y beso su cuello él me sujeta con más fuerza y vamos en el ascensor hasta la habitación, abre la puerta con la tarjeta y me tumba en la cama.

-¿Como me has encontrado?-.

-Te he encontrado por el móvil, lo he reatreado, bueno lo han echo por mi-.

-Ah...-.

-Estoy muy enfadado Jane-.

-Lo se- susurro-.

-No sabes de lo que soy capaz en este estado-.

-Puedes hacer conmigo lo que quieras si eso te hace sentir feliz-.

Él me mira fijamente por un momento y asiente. Se quita el cinturón de cuero duro que lleva y me gira en un rápido movimiento, intento moverme pero no me deja.

-Quiero que cuentes-.

Rasga mi ropa y jadeo en respuesta, el primer gole es brutal el cuero duro hace mucho más que irritar la piel, casi la levanta, Dios duele muchísimo.

-No te oigo-.

Repite el azote con más fuerza y me contraigo, cierro los ojos y grito.

-UNO-.

El segundo es incluso más fuerte y me hace gritar, los ojos se me inundan de lágrimas por el dolor y continúa con el tercero, me hace contar, hasta trece. Se que estoy sangrando o casi, tiene que ser así porque el dolor es casi insoportable.

Pasa por las heridas crema y yo no dejo de llorar.

-Sh... tranquila Jane, esto no acaba aquí-.

-por favor...- susurro casi sin voz-.

Se pone detrás de mi y abre mis piernas, noto su miembro entrar en mi de una manera brutal desde atrás como jamás hasta ahora me ha tomado, gimo todo lo alto que puedo, duele un poco pero es un dolor soportable, es intenso, es rudo, es Carlisle.

Me sujeto a las sábanas de satén blanco y gimo de nuevo, comienza a moverse de verdad, sus manos sujetan mis pechos y me llevan contra él una y otra vez, me arqueo y sigo llorando pero esta vez no es por el dolor, es por lo intenso que es, respiro por la boca y cada respiración es cada vez más jocosa, lo mismo pasa con las suyas se intensifican como sus embestidas, cierro los ojos y me dejo llevar corriéndome en un sonoro grito desgarrado que deja sin voz después.

-Te quiero Jane- susurra y me penetra una vez más de lleno corriendose en mi interior-.

Arqueo mi espalda sintiendo como me llena, quiero mirarle, quiero abrazarle, he olvidado por completo el dolor, unas gotas de sangre manchan las sábanas, ha sido rudo con los azotes lo sabe, y le gusta, me siento extrañamente coplacida.

Cuando sale de mi me tumba boca arriba sobre la cama y baja su boca a mi sexo y esta vez me penetra con su lengua moviéndola incesante desde la cuspide hasta lo más profundo de mi ser, con repetidas embestidas y sus labios me besan justo donde tienen que estar, mi espalda se arquea y mis ojos se cierran, mi boca se abre y grita su nombre, le sujeto del pelo y subo mi pelvis queriendo mucho más de él, es tan intenso conmigo y me gusta que así sea, me gusta complacerle a como de lugar.

-Eres increible Jane- dice con la voz ronca-.

-Bésame- susurro con los ojos medio cerrados-.

Me besa de una menera brutal muy apasionada, su lengua busca la mía y la mía le responde los roces en un baile prohibido entre nosotros y solo nosobros, lo abrazo y su cuerpo se cierne sobre el mío, acaricio su espalda y él hace lo mismo con mis caderas.

Es impresionante como me puede hacer olvidar el dolor este hombre volvería a pasar por ese castigo que en el fondo se que merezco, volvería a pasar por él porque a él le gusta y solo porque él me lo pide, lo amo, lo quiero solo para mi, estoy demasiado lejos de poder retroceder, estoy perdida y luchando por mantenerme cerca del hombre que quiero... ha dicho que me quiere, pero que necesita tiempo para aclimatarse a una relación normal... le daré todo lo que me pida, todo lo que quiera.