
3. 27 El Don
Que deliciosos era aquellos sueños en los que todo parecía sacado de un cuento de hadas. Pero que poco duraron. Oh… ahora que lo pienso con detenimiento… ¿Cuándo tuve yo sueños de esos? ¡Increíble! ¡Ni durmiendo soy capaz de tener sueños decentes como el resto de las chicas! ¡Sangre, muerte… lo normal vamos! Estaba tan cansada… había sido un día horrible. Jake, mi Jake… no ya no era mi Jake. Era Jacob. El único al que he amado y seguramente al único que amare. Las cosas se tuercen cada vez más. Y para colmo, me encuentro en brazos de Nahuel, el que parece ser, se ha quedado dormido.
“A estas alturas ya deberías saber que lo que siento por ti es algo mas que el vinculo que nos une… ” No puedo dejar de darle vueltas a sus palabras. ¡Ni tan siquiera se inmuto! ¡Su rostro no decía nada! Ningún sentimiento acudió a el cuando me lo dijo. Jake se habría puesto completamente colorado y sus ojos me hubiesen dicho más que todas sus palabras… Jacob.
Todo me hacia volver a el. Todo lo que pensaba evitando el tema me llevaba inevitablemente hasta su nombre. Hasta su recuerdo más doloroso. Sabia que había echo mal. Ahora lo sabía… largándome así, a toda prisa, sin escuchar sus explicaciones. Pero realmente no se si aun quiero saberlas. ¿Cómo pudo jugar así conmigo? Desde niña, desde… siempre, lo recuerdo a mi lado. Y ahora me pregunto… ¿Cómo fue su romance con mi madre? ¿Ella lo correspondió en algún momento? ¿Y mi padre?... ¡Oh dios mío! ¡Era esa la causa de…! ¿Su odio hacia Jacob? ¡No me lo puedo creer! ¿Cómo no lo pensé antes? ¿Cómo no…? ¡Por que no sabía nada! ¡Aun me trataban como una cría! ¡Puede que tenga 7 años, pero hace mucho tiempo que madure con mi cuerpo!
En un intento desesperado por ganar aquella batalla interna que tenia conmigo misma, una voz me saco de mis pensamientos.
-Renee, ya vale -suspiro- ¿Te importaría dejar de removerte en mis brazos? ¡Pareces un pulpo! –rió Nahuel.
-¡Oh! ¡Perdona! ¿Te desperté? –pregunte algo acalorada y avergonzada por el comentario.
-No te inquietes – me estrecho un poco mas entre sus brazos- ¿Cómo estas ahora? ¿Mejor? ¿Mas tranquila?
-Si yo… estoy algo mejor –mentí.
-Tengo algo de hambre –mascullo para si mismo- ¿Te apetece algo?
-No gracias, no tengo nada de hambre – no podía meter nada en el estomago en esa situación. Se perfectamente que esa sangre no duraría ni 5minutos en mi interior antes de expulsarla irremediablemente. De repente me acorde de aquélla pregunta que llevaba ya tiempo rondándome la cabeza. No dejaba de rebotar de lado a lado y mi boca decidió sin mi permiso que era ese el momento idóneo para dejarla ir. Estúpida bocaza.
- ¿Por qué no me dijiste que Kahiel era tu hermana? Hermanastra… ¿o lo que sea? – ups se me escapo. Ya era demasiado tarde para arrepentirse de nada. Así que fije mis pupilas en su rostro. Lo que me mostró fue más interesante de lo que me imaginaba.
-No sabes nada de mi, Renesmee –contesto fríamente- No tengo por que airear algo así. Como comprenderás no es un tema para soltar a la ligera.
-¡Tu sabias que me atormentaba en sueños! ¡Y no dijiste nada! –grite deshaciéndome de sus brazos que aun me rodeaban.
-¡Yo no lo sabia… con seguridad! – repuso.
-¡De acuerdo, no quiero discutir mas! ¡Estoy cansada de mentiras! ¡Todos me mentís! –me levante echa un completa furia.
-Yo no te mentí Renee.
-¡Si! ¡Eres igual que todos! ¡Creéis que soy demasiado joven para entenderlo! ¡Pero os equivocáis! ¡Y voy a demostrarlo! –empecé a caminar furiosa, clavando mis talones en la hierba descontroladamente.
-Quizás deberías saber algo de mi hermana. Sabía que eso me iba a detener. No pude evitarlo. La curiosidad me atravesó de lado a lado y pudo con mi orgullo, que tubo que retirarse a un rincón cercano de mi cuerpo. Me gire lentamente.
-¿Qué debería saber? –pregunte algo incrédula.
-Ella no te perseguía en sueños –dijo serenamente.
-¿Y como llamas tu a eso Nahuel? ¿Un hobbie? – le solte sarcásticamente. Y volví a darme la vuelta. Me estaba tomando el pelo.
-Creo que en realidad ella no esta muerta.
-¿Qué... ? – me quede paralizada. No se si por la sorpresa de sus palabras o por el puro miedo que me congelaba cada músculo. Me gire tan rápido como mi cuerpo me permitió.
-¿Cómo puedes … - no pude acabar la pregunta. Su cara lo decía todo. Tenía todos los músculos agarrotados, la mirada perdida y su mandíbula desencajada. Pude apreciar como apretaba los puños antes de decirme aquello.
- Ese es su “don” Renee…
O_o_kristy_o_O
|