Narra Andrew

Toda la tarde me dediqué al regalo de Alma, estaba haciendo todo lo mejor que sabía.

Cogí todas las fotos que nos hicimos y las imprimí.

Algunas que salía ella las modifiqué y las puse en tonos sepia, otras en blanco y negro… esa parte ya la tenía, luego tenía que ponerlas en un álbum de fotos que compré. Le estaba haciendo un video, con fotos y los videos… del día anterior.

De pronto me sonó el móvil.

No conocía el remite.

-         ¿Diga? – pregunté.

-         ¿Andrew?

-         Si, quien eres. – era una voz femenina.

-         Ay, perdona, soy María de la clase.

-         Ah… dime. – María, la amiga que se relacionaba mucho con Alma, también, algunas veces íbamos juntos en el patio, pero no hablábamos mucho…

-         Lo siento por si te molesto, era para preguntarte si ya tienes el regalo de Alma…

-         Si, si que lo tengo, ¿Por?

-         Ahora nada, es que no se que regalarle… bueno ya pensaré algo.

-         Lo siento de verdad.

-         No tranquilo, gracias.

-         Bueno nos vemos.

-         Si… si algún día quieres quedar… llámame.

-         Ah, si, vale bien. Adiós.

-         Adiós.

Me quedé pensando un par de segundos… ¿Quedar? María… vaya…

Continué con lo mío.

Llegó la hora de cenar y bajé al comedor.

-         Hijo ayuda a tu hermana a preparar la mesa.- me dijo mi madre.

-         Si.

Fui a la cocina y cogí los tenedores… Una vez lista la mesa mi madre entró la comida y la puso en el mesa.

Comimos en silencio. Como de costumbre.

Luego recogimos la mesa y mi padre se fue a ver la televisión, mi hermana y yo nos fuimos a mi habitación para enseñarle lo que estaba haciéndole a alma.

Miró el álbum de fotos. Que le añadí un lazo a juego de color azul, ya que era su color preferido. Un lazo para cerrarse el álbum, de seda.

-         Esta muy chulo, tete.

-         ¿Si? Tú crees que le gustara…

-         Ya lo creo que si. Y eso…- se acercó al portátil.- ¿eso también es?

-         Esto… si, aun no lo e terminado.

-         ¿Puedes ponerlo?

-         Si.

Le puse lo que tenía hecho, la verdad es que era bonito. Por lo menos a mi me gustaba.

-         Esta chulo, eh. Tú vas para fotógrafo… Es lo que te gusta ¿no?

-         Si, espero sacarme la carrera de fotografía.

-         Yo te apoyare siempre. A ver si me haces a mi también una sesión fotográfica.

-         Claro, cuando quieras.

Entonces oí como mi madre me llamaba.

Bajé bajo.

-         Dime mamá.

-         ¿Puedes sacar la basura?

-         Si.

-         Gracias.

Cogí la basura y fui a tirarla.

Cuando la tiré vi a lo lejos a Alma con su novio.

Estaban muy lejos para saludarles, pero Alma parecía algo nerviosa.

En fin me dirigí otra vez a mi casa.

Entonces vi paseando a María, con un perro.

El perro se acercó a mí. Lo acaricié.

-         ¿Cómo se llama?

-         Hola, Andrew. No te había visto.

-         Tranquila. – le dediqué una sonrisa.

-         Se llama Luca.

-         Que bonito.

-         Bueno no te molesto más… buenas noches.

Agachó la mirada y se iba. Pero mi instinto me decía que la parara, no se por que.

-         Esto… María…- se giró.

-         Dime.

-         Si no sabes que regalar podría ayudarte… no se...

-         ¿Si? Gracias.

-         Cuando quieras…

-         Pues que hora es…- me preguntó

-         Pues son las…- miré el reloj.- las 22:00.

-         ¿Ahora vas hacer algo?

-         Ahora mismo…no

-         Pues quieres venir a mí casa y hablamos… si quieres eh.

-         Vale. Le digo a mi madre que tardaré un poco.

Le llamé por teléfono y se lo conté.

Luego fuimos hasta una casita, su casa, las luces estaban apagadas.

Entramos y dejo su perro suelto.

-         Pasa tranquilo.

-         No están tus padres…

-         No, se han ido de cena.

-         Ah. Bueno pues vamos, dime tienes algo pensado…

-         No mucho la verdad, ¿quieres una coca cola, ¿o algo?

-         Vale… una coca cola

-         Vale.

Fue a la cocina y la esperé en el comedor, sentado en el sofá.

Era rara la situación, nunca habíamos hablado mucho… pero en fin la chica me caía bien. Y necesitaba ayuda, se la iba a prestar.

Volvió con dos cocas colas y se sentó a mi lado.

-         Gracias.

-         De nada hombre. Oye gracias.

-         ¿Por?

-         Pues por ayudarme a elegir… no sabía a quien decírselo. Y tu como la conoces mejor…

-         Dime que querías regalarle. – di un sorbo de coca cola.

-         Pues no se algún bolso… alguna camiseta… cosas de vestir, complementos.

-         Bien. Supongo que eso le gustará, es una chica.

-         Si. Bueno pues creo que el viernes ya tengo plan, iré a comprarle un bolso o algo.

-         ¿Vas sola?

-         Si, no tengo con quien ir, ni nada…- bajó la cabeza.

-         Pues si quieres que te acompañe…

-         Vale, gracias de verdad, por todo, nunca nadie me había ayudado.

-         Para algo están los amigos ¿no?

-         Si, eres el mejor, enserio.

-         Tú también eres muy buena chica, enserio. Nunca habíamos tanto, eh.

-         Ya… pero siempre hay una primera vez. Ostia que mal a sonado eso.

Nos echamos a reír. Ella se puso roja.

-         Tranquila… bueno pues el viernes quedamos.

-         Si.

Me levanté para irme a mi casa, ella también se levantó.

Me acompañó asta la puerta.

-         Bueno nos vemos mañana. – le dije.

Me giré para mirarla a la cara. Pero chocó contra mí y casi se cae al suelo, por no ser que la cogí a tiempo, de la cintura.

Se puso rojísima, y yo también, tuve esa sensación de no se como explicarlo…

Esa sensación me gustó.

De pronto se puso bien y nuestros labios sin querer rozaron… fue sin querer, pero noté como hormigas corriendo por todo mi cuerpo…

-         Lo siento…- se disculpó.

-         E… tranquila.

-         Buenas noches…

Le sonreí y luego me fui hacía mi casa.

Tenía la imagen de María en mi cabeza, el roce de sus labios con los míos… No se pero me hizo sentir bien.

Era la misma sensación pero más fuerte que tenía con Alma hace un par de semanas, antes de saber que tenía novio.

Fui a mi casa y como ya era algo tarde, fui al Messenger.

Me conecté pero no había nadie, solo estaba mi hermana desde su habitación y María…

-         María…- suspiré.

¿Por qué suspiré el nombre de María? ¿Por qué?

Entonces decidí decirle algo, no se.

Pero decimos Hola al mismo tiempo.

Hablamos un rato no mucho, y antes de irme a dormir cambió su Nick.

Al final puso un, te quiero y un corazón. ¿Quién sería? Me picaba la curiosidad.

Y si me estaba empezando a enamorar de María… Nunca habíamos tenido una conversación, pero por lo de hoy, era una tía súper maja y graciosa.

Luego de cerrar las luces me tumbé en mi cama, pensando si de verdad me gustaba María, y llegué a la conclusión de que sí, estaba enamorándome de María, y dejar a un lado mi amor imposible por Alma.