Edward es un buen chico o eso me parece hasta el momento, no confío demasiado en nadie y eso es bueno, hasta ahora me ha servido para mantener mi integridad física.

Me ha ofrecido su casa, pero si es como todos los hombres no busca solo dormir, dice que vive con su hermana pequeña Sue, de tres años y que sus padres murieron hace poco, trabaja a tiempo parcial en un restaurante como camarero y a veces le dejan cocinar, él quiere ser cocinero y puede que lo consiga si sus tíos se ocupan de la educación de su hermana. Su perro se llama Shauron y me gusta, es bueno conmigo.

Él me está contando las cosas que hace su hermana, y hace que me ría y olvide lo de Carlisle por un breve periodo de tiempo.

-En serio puedes quedarte con Sue, en su habitación-.

Vaya, a lo mejor si es un buen chico, sabe que no me fio demasiado, es listo.

-Gracias-.

-¿Quieres volver?-.

-Si...-.

-Está haciendo frio-.

Como un cabellero se quita la cazadora de cuadros oscura y me la pone por encima, está caliente cosa que agradezco.

-Si... hace frío-.

Me resulta sorprendente lo fácil que resulta hablar con Edward y lo difícil que resulta hablar con Carlisle siempre, pensando en como hablar, en que decir para que no se enfade y acabe envuelta en su perversión sexual... cosa que me gusta.

Justo cuando subo al piso de Edward, veo a Sue dormida en el salón, una chica joven le dice en italiano algo y él le responde.

La coge en brazos y la lleva a la habitación del fondo. Miro el lugar, es una casita modesta, me gusta su sencillez, nada de mármol ni muebles grandes y caros.

-Ponte cómoda-.

Asiento y me siento en el sofá. El móvil me suena y no hace falta ser un adivino para saber de quién se trata.

-¿Si?-.

-DONDE COÑO ESTÁS-.

El cuerpo me da un vuelco, se que está enfadado, muy muy muy enfadado, me está gritando por primera vez.

-Estoy en casa de un amigo-.

-NO JUEGUES CONMIGO JANE, SAL DE AHÍ Y VEN AQUÍ AHORA MISMO-.

-No soy un perro para que me des ordenes-.

-JANE VUELVE AQUÍ AHORA MISMO-.

-Carlisle me ha quedado muy claro que es lo que soy para ti, un coño con piernas, te da miedo enamorarte de mi... y sabes una cosa... yo estoy enamorada de ti, porque has sido el primero en todo, y no me da miedo ni me averguenzo de decirtelo a pesar que mi experiencia con el sexo opuesto ha sido un asco desde niña, es mejor si lo dejamos así...-.

Cuelgo el teléfono y respiro hondo, siento una carga en el pecho superior a la de momentos antes y es que he sido demasiado valiente por teléfono... la he jodido pero bien... mierda. Cierro los ojos un momento y escucho a Edward venir con una taza de té.

“no bebas nada de extraños”-.

-No gracias- susurro-.

-Te hará bien-.

-De verdad no, tengo el estómago cerrado-.

-Vale-.

Le da un trago a la taza y se sienta a mi lado, me sonríe y despeina el pelo con una mano.

-Tranquila Jane, todo saldrá bien ¿vale? Hasta que lo soluciones con ese novio tuyo-.

-no es mi novio-.

-Cierto... me lo has dicho antes-.

-Es complicado-.

-Siempre es complicado-.

-Si... supongo que si-.

-¿el te quiere?-.

-No, si me quisiese no hubiese dejado que me marchase-.

-O quizás tenía miedo de detenerte-.

-No lo creo-.

-Ten paciencia Jane-.

-Si... lo intento de verdad que si-.

-¿Quieres ir a dormir con Sue?-.

-Si por favor-.

-Bien, pues ve, hay dos camas pequeñas quedate la que está libre-.

-Muchas gracias en serio-.

-De nada, me caes bien y es pronto para decirlo-.

-Si...-.

Me levanto y camino hacia la habitación, la niña es monísima y muy parecida a su hermano, hay una luz ténue encendida, no me gusta la oscuridad, a no ser que duerma con Carlsilse, cierro los ojos porque estoy a punto de llorar y no paro hasta que me quedo dormida.