Jasper se sosegó un poco cuando miró que Alec no era tan… Vulturi. Actuaba como estaba acostumbrado. Obedeciendo siempre a alguien.
Carlisle nos hizo ir a la casa, pero por supuesto, antes llamó a los Cullen para que se encargaran de que Nessie se fuera a la Reserva con Jacob. Nuestro reencuentro tendría que esperar.
Al llegar a la enorme casa me sentí de nuevo en mi hogar. Edward, Bella, Alice, Emmett y Rose salieron a nuestro encuentro.
De la primera que recibí el abrazo de reencuentro fue de Alice. Mi Alice.
Estrechada en mis brazos comenzó a hablar atropellándose unas palabras con otras:
–Tú… estás… aquí, pero es… imposible… ¿Por qué te fuiste? No lo vi… no tenía idea de donde estabas… y cuando leí la nota…
–Tranquila cariño… ya estoy aquí, les explicaré todo ahora… Te extrañé tanto…
Estuvimos abrazadas por varios minutos hasta que Emmett reclamó mi atención con su peculiar voz:
– ¡De verdad regresaste! –le lanzó una mirada de complicidad a Edward, que estaba a un metro de él.
En un abrir y cerrar de ojos ambos corrieron hacia mí y me alzaron en el aire, cada uno me sostenía de un brazo, cuando me bajaron, nuestro encuentro se volvió un abrazo triple.
– ¡¡Donde diablos te habías metido enana!! –aulló Emmett deshaciendo a Edward de mi abrazo y reclamando todo el espacio con sus brazotes.
Yo reí a carcajadas, al fin contenta de estar con mi familia.
–Pues… por ahí… –reí –te extrañé mucho Hulk… –él, a su vez se rió por el familiar sobrenombre.
Sus brazos de luchador fueron reemplazados por los de Edward que me abrazó mientras me hablaba con rapidez:
– ¿Qué demonios has estado haciendo? –Examinó mis ojos –no parece que…
–No –lo interrumpí –quisiera explicar todo adentro. Te extrañé mucho Edward, no había muchas personas con quien reír en… donde me encontraba.
Excepto Alec. Recordé los momentos que pasé en Volterra y me pregunté despreocupadamente si Aro ya sabría de nuestra ausencia. ¿Intentarían encontrarnos? Lo dudaba con Alec de nuestro lado en una pelea.
– ¡Qué! ¿Quién…?
Miró los arbustos y maldije mis pensamientos. Había olvidado su entrometido don.
–Vaya… había olvidado eso… creo que tendré que acostumbrarme de nuevo… Espera, en un momento les explico.
Terminé con otro abrazo doble por parte de Rose y Bella, quienes más que recibirme, me regañaron por haberme ido. Reí. Al fin estaba en casa. Bella parecía renuente a creerlo.
Entramos en la casa. Carlisle, Jasper y Esme ignoraron a nuestros acompañantes en los arbustos.
Edward daba vueltas por toda la casa, de un lado para otro y no le quitaba la mirada a los arbustos. De vez en cuando entrelazaba los dedos con nerviosismo. Luego de más palabras de aliento y unos cuantos “Te extrañé tanto”, “Lo lamento, no debí irme” y “Jamás lo vuelvas a hacer”, dije resignada:
–Creo que les debo explicar porqué me fui, si no a Edward le dará una embolia… –puse los ojos en blanco y me trepé al sofá, en la parte donde se apoyan los brazos, ignoré la mirada inquisitiva de Esme –verán han pasado muchas cosas desde que me fui… yo… no se por donde empezar…
– ¿Por qué no empiezas por el principio? –Me apoyó Alice – ¿Por qué te fuiste? ¿Cuáles fueron tus verdaderas razones?
– ¿Por qué no me viste venir Alice? –dije, cambiando de tema.
Ella bajó la mirada y explicó despacio:
–Evité vigilar tu futuro desde que te fuiste…, no me separé de Jacob y de Renesmee porque no quería saber lo que estabas haciendo… creí que… estabas acabando con vidas inocentes y yo… no quise… saber nada más…, pero no cambies de tema, explica porqué te fuiste.
–Bueno… –bajé la vista –recuerdan que el día en que me fui, estaba cuidando a Nessie –recibí varios asentimientos con impresionante coordinación en señal de que estaban de acuerdo –bueno… toda la noche medité sobre el parecido de Nessie con Evelyn, mi otra hermana, les he hablado de ella. Me entró la loca idea de que si había encontrado a Alice, quizá a ella también, y la busqué… y encontré.
Todos menos Edward, Carlisle, Esme y Jasper me miraron atónitos.
–Ella… está allá afuera… Espera… –detuve a Esme en su ataque de hospitalidad –primero quiero explicarles todo… –Esme pareció sosegarse –bueno… la hallé… con los Vulturis –sus ojos se abrieron de par en par –fui lo suficientemente estúpida para creer que darían oportunidad de que me llevara a Evelyn conmigo y… bueno me invitaron a formar parte de la Guardia, me negué y me encerraron, me torturaban y no me dejaban cazar –me sentí como una mártir explicándoles aquello –y bueno ahí es donde entra… Alec.
A mí alrededor cada par de ojos se agrandó. Miraron a Edward con reproche en los ojos, por lo que me apresuré a defenderlo.
–Edward se acaba de enterar de esto al igual que ustedes y… no los culpo si prefieren que me vaya, pero es que… en la “prisión” –hice comillas en el aire –en la que me encontraba pues como les dije… la sed me volvía loca y él me ayudó a salir de ahí, me permitió cazar y… yo, me di cuenta de que lo amo.
Espere la avalancha de insultos y reproches, casi cerré los ojos esperando un golpe de Emmett. Pero nada de eso pasó. Simplemente me dedicaron miradas de comprensión incluso de… lástima, no supe identificarlas bien. Carlisle fue el primero en hablar, con una sonrisita en los labios:
–Cynthia… cuando dije que tarde o temprano encontrarías a alguien, y que deberías hacer algo al respecto, no me refería a un Guardia Vulturi –su sonrisa se tornó en preocupación –no se si… sea conveniente…
–Carlisle… –interrumpí –jamás me hubiera atrevido a traerlo si no estuviera segura de quién es en realidad, él es incapaz de hacerme daño, y sabe que dañándolos a ustedes me daña a mí… así que…
–El amor a veces puede cegarte Cynthia –intervino Alice –pero confío en ti. Sé que sabes lo que haces.
Me hicieron sentir como la mala de la película.
–Cynthia… como puedes llegar de esa manera y trayéndonos un guardia Vulturi… que hace poco intentó matarnos a todos, ¡Como nos haces esto! –Dijo Jasper, al fin había explotado – ¡NO PUEDE QUEDARSE!
– ¡Jasper! –Interrumpió Carlisle –al menos dale una oportunidad…
–Jasper escucha… –comencé yo –sé que nuestra relación no ha sido la mejor, y creo que en gran parte es mi culpa por no aceptar… la decisiones de mi hermana en cuanto a ti, pero te juro que quiero cambiar eso, estoy dispuesta a intentarlo, pero tu debes poner de tu parte también… Alec no es malo, el hecho de que haya aceptado venir y no mostrarse ante ustedes para que les pudiera explicar lo comprueba… por favor dale una oportunidad, sólo una. Él se la merece, gracias a él ahora estoy aquí.
Edward lo fulminó con la mirada y supe que sus pensamientos no eran muy buenos.
Dio un gruñidito entre dientes y me dedicó un seco asentimiento. Yo le sonreí de oreja a oreja, me acerqué y lo abracé, a lo que él respondió tensándose, pero me devolvió el abrazo.
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