
3. 25 Renee
-¡Sal de ahí!-grite enfurecida- Me parece muy estúpido por tu parte que creyeses que no me iba a dar cuenta de que me estabas siguiendo… ¡Ja! ¿Quién te crees que soy?
-Deberías calmarte Renesmee-dijo lentamente- No te conviene alterarte de esa forma y lo sabes.
-¿Ahora hablas?-pregunte irónicamente- Pensé que te habías quedado catatónico con lo de… “tu hermana”… Nahuel- masculle.
-Me da igual en el tono que me contestes Renesmee, se que estas molesta con el maldito chucho, pero ni se te ocurra pasarte un pelo conmigo –su tono era amenazante, sin embargo, no me asusto en lo mas mínimo. Todo lo contrario. Provoco en mí una reacción más bien… violenta.
Me abalance sobre el sin pensarlo. Sentí como mis manos rodeaban su cuello. Y como la mitad de mi ser, ese que ansiaba beber sangre, se encontraba completamente fuera de si y deseaba estrangularlo allí mismo. Alguien debía pagar todo lo que había sucedido. Y fue el destino el que puso en mis manos el cuello de Nahuel.
Caímos al suelo. Forcejeamos y acabamos rodando una pequeña cuesta hasta toparnos con un árbol en el medio. Que irremediablemente en esas circunstancias, acabo parando nuestra caída. Un crujido sonó cuando chocamos contra el. Cientos de hojas se precipitaron sin cesar sobre nuestros cuerpos allí tendidos, al pie de aquel enorme roble. Intente incorporarme lo más rápido posible. No me encontraba en una buena posición la verdad y más aun para ser yo la que empecé con el ataque. Pero Nahuel fue más rápido. Acabe tumbada en la hierba con los brazos estirados por encima de la cabeza. Y Nahuel encima de mí agarrándome con fuerza las muñecas. Una sonrisa estúpida le iluminaba el rostro.
-¡Aparta! –forcejeé.
-No quiero –respondió inclinándose hacia mi cara.
-¡Nahuel, quita de encima! –grite.
-¿O… que? –preguntó a 3 centímetros de mi cara- Dime Renesmee, o… ¿Qué vas a hacerme?
Maldito, estúpido y narcisista. Me tenía completamente bloqueada. Sabia que era algo mas fuerte que yo, también sabia que desde hacia unos minutos estaba intentando usar su “don” conmigo. Pero mi mente estaba en otro lugar. Se había quedado allí atrás. En el claro. Junto con los miles de pedazos que alguna vez fueron el corazón de Jacob. Sabía que estaba mal. Que me estaba dejando llevar por mis instintos vampiritos y no por la lógica humana, pero no podía evitarlo. No podía evitar sentirme confusa sobre… todo lo que había sido para el. Mi mente se sumió como de costumbre en los cientos de preguntas habituales. Eso me dejo fuera de juego durante unos segundos. Antes de poder reaccionar, lo labios de Nahuel presionaron los míos. No me moví. Ya no estaba allí. Sus labios habían despertado un dolor agudo en mi pecho. No me dolía el corazón, sino la ausencia de el. Allí, a sus pies, deje algo mas que palabras hirientes… y se que nunca volverán a ser las cosas como fueron una vez. Volví en mí, cuando pude ver como los labios de Nahuel se detenían, y se alejaba varios centímetros.
-A estas alturas ya deberías saber que lo que siento por ti, es algo mas que este vinculo que nos une –me soltó las muñecas y se sentó a mi lado, no me moví, me pesaba cada músculo de mi cuerpo- Y también deberías saber que intentare por todos los medios que olvides a ese estúpido perro… pero ahora… por favor, deja de llorar – suplico.
No sabía como… pero mis ojos habían decidido ya por mí. Ni siquiera me había dado cuenta de que unas gotas saladas resbalaban por mis mejillas. Un aullido me saco de mi pensamiento. Otro mas lo siguió, desgarradores gritos que atravesaban el bosque, me torturaban aun más. Me incorpore y tape con las manos mis oídos. No quería oírlo más. Sentí como unos brazos me rodeaban. Me meció entre ellos.
-Cálmate, Renee… cálmate –susurró.
Nunca, nadie… me había llamado así… y aquello no me disgusto. Me sentí segura en sus brazos. Sin poder parar los espasmos de mi cuerpo, me abrace a el con toda la fuerza que me quedaba. Y llore… llore hasta que las estrellas cayeron del cielo, imitando mis lagrimas.
O_o_kristy_o_O
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