Llegamos al aeropuerto pasadas unas cuantas horas en las que no hemos hablado de nada en especial, le he resumido mis citas con hombres hasta ahora, nada del otro mundo, solo besos superficiales y poco más... parece que le gusta el echo de ser el primero en ese punto y me alegra, porque se que a él le gusta.
Un taxi nos lleva a un hotel, es grande, de cinco estrellas con grandes árboles en la puerta, el entrar una mujer con un escote desmesurado le sonríe a Carlisle y le miro de manera que podría matarla si de mi mente dependiese, enseguida desvía la mirada y nos da la llave de la habitación.
Tenemos que tomar el ascensor y un botones nos lleva las maletas, cuando el chico joven se va le deja un billete en el bolsillo delantero del pecho y él con una sonrisa me guiña un ojo, hace que me sonroje.
Cuando se va Carlisle me está mirando fijamente y serio.
-Jane-.
-¿Si?-.
-Intentabas coquetear con el botones-.
-No- susurro-.
-Pues es lo que parecía-.
-Te asguro de que no-.
-Entiendo...-.
-¿Estás celoso?-.
La pregunta parece disgustarle...
-No lo estoy- dice pasados unos segundos...- no lo se-.
Le miro fijamente sin saber que coño decirle.
-Jane me estás gustando mucho...-.
-¿Y eso es malo?-.
-Creo... creo que si... creo que es malo-.
Se frota la cara con las manos y entra en el baño, me siento en la cama y se que tengo el corazón roto, me duele respirar en este momento y los ojos se me hinundan de lágrimas, ¿eso quiere decir que esto termina aquí y ahora?.
No me quedaré para averiguarlo, meto en mi bolso lo necesario y salgo de aquí, necesito pasear y ver la ciudad antes de que anochezca por completo y para eso falta poco, cierro la puerta y memorizo el número 248.
Meto las manos en los bolsillos de mi chaqueta y salgo de allí a paso lento, cuando paso por al lado de la recepcionista esta parece feliz de verme.
“Adelante puta... haz lo que tengas que hacer, no es mi hombre ni lo va a ser muy a mi pesar”-.
Se me hace un nudo en al garganta y pido un cigarrillo a un señor mayor con barba y traje en la entrada, este me lo da y se va rápidamente para coger un taxi, no tengo dinero, así que paseo y voy por la acera, me muevo por la ciudad de Florencia colmada de calles antiguas, me gusta este sitio, cierro los ojos y aspiro el aire, está empezando a hacer más frío.
Me siento en la puerta de un edificio viendo la gente pasar, y me quedo en silencio, intento dejar de llorar pero parece irremediable.
-Disculpa-.
Alguien quiere salir del edificio del portal que estoy ocupando y cuando me aparto un chico no mayor que yo me mira, tiene una correa y por lo visto está sacando a un perro, un dowerman que enseguida me coge cariño y empieza a lamerme la mano, lo acaricio despacio.
-Vaya pareced que le gustas-.
-Si- sorbo mi nariz-.
-¿Estás bien?-.
-Si... es solo que...-.
-¿que, puedo ayudarte?-.
-No lo creo...-.
-¿Te has perdido?-.
-he cortado con... bueno no era mi novio-.
-Ah, siempre es malo perder a alguien, ¿quieres dar un paseo y me lo cuentas?-.
-Claro-.
Es mi mejor opción en este momento.
-¿Como te llamas?-.
-Edward-.
Asiento.
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