El linaje (+18)

Autor: a_cullen
Género: Romance
Fecha Creación: 14/05/2011
Fecha Actualización: 28/05/2011
Finalizado: SI
Votos: 12
Comentarios: 29
Visitas: 91829
Capítulos: 42

FINALIZADO

Las cosas no siempre suceden como uno las planea. La vida te da sorpresas, cosas inesperadas, y encuentras el amor en el momento en el que pensabas que lo que ibas a solucionar era otra cosa.

Bella está prometida con Jasper, pero pronto descubrirá que el destino tiene reservados otros planes para ella.

Bella Swan destinada a ser un vampiro. Edward Cullen destinado a estar con Bella.

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 24: Capitulo 24: La cena

Me fui al baño que había junto al despacho de Carlisle, necesitaba despejarme, salir de aquella sala, y liberarme de la mirada de Edward Cullen.
Cuando salí del baño ahí estaba él esperándome.
- Bella podemos hablar? – preguntó tímidamente.
Me quedé parada mirándolo a los ojos, no conseguía pensar con claridad cuando lo tenía cerca! Qué demonios era lo que hacía Edward Cullen para atontarme de ese modo?
- Si claro – fantástico! Porque le había dicho que si, era masoquista – No nos esperan para cenar? – bien Bella! debes ganar tiempo para poder prepararte.
- Si, después de la cena? – preguntó dubitativo.
Sólo asentí y nos encaminamos hacía el salón. La mesa ya estaba lista y la familia estaba tomando asiento. Todos se giraron a vernos con suspicacia al vernos llegar juntos. Noté mis mejillas arder. Perfecto Bella, muy oportuno!
Nos sentamos en los sitios que quedaban vacíos para nosotros, uno frente al otro. Tendría que estar toda la cena mirándolo, y perdiéndome en esos ojos que me cortaban la respiración, que hacían que perdiera el mundo de vista.
Alice estaba sentada a mi lado, frente a Jasper, que estaba al lado de Edward. Tenía ganas de hablar con Alice, pero en una casa llena de vampiros con oído superdotado era algo complicado, así que tendría que tener alguna conversación con poca trascendencia y apta para todos los públicos.
- Alice, me enseñas tu anillo -  eso siempre funcionaba con mi prima, le encantaba enseñar sus chucherías nuevas.
Alice sacó su mano de su regazo y me mostro el anillo de oro blanco con el solitario. Realmente era perfecto, y en la nívea mano de Alice quedaba fantásticamente bien.
Alice me miraba con una sonrisa en sus labios en espera de mis comentarios.
- Es precioso Alice, y te queda muy bien – le guiñé un ojo, mi prima sabía que no sólo era un tema estético a lo que me refería, si no a lo que representaba aquel anillo.
- Gracias! – me contesto eufórica y se colgó de mi cuello para besarme la mejilla – serás mi dama de honor con Rosalie verdad?
- Claro! Sabes que sí – no podía negarle nada cuando me ponía esos ojitos.
El resto de la cena fue tranquilo, intenté hablar con Esme que la tenia al otro lado, y evitar al máximo la mirada de Edward. El también hablaba con Jasper y con mi padre, que estaba al lado de Jasper.
Notaba como de vez en cuando me observaba, pero me aguntaba las ganas de mirarlo, si lo hacía estaba perdida.
Alice notaba mi incomodidad durante la cena y me sujetó la mano bajo la mesa y me la estrecho con fuerza para que la mirara. Me miraba con esos ojos de seguridad que tenia siempre que quería decirme que todo iba bien, yo asentí y sonreí levemente. Con Alice no hacían falta palabras, nos entendíamos a la perfección.
Al finalizar la cena nos fuimos a la otra parte del salón, cerca de la entrada principal, la zona donde estaban los sofás y la televisión. En un rincón había una pequeña barra de bar donde se colocó Carlisle para preparar bebidas a sus invitados.
Me giré por la estancia buscando a Edward, lo había perdido de vista al levantarnos de la mesa. Mi corazón estaba a mil por hora, no conseguía encontrarlo. Al fin lo ví con Esme en la esquina más alejada del salón, cerca de unas escaleras que subían a una sala en la que había un piano.
Edward conversaba con su madre. Asintió y me buscó con la mirada y luego subió escaleras arriba hacia el piano. Lo seguí con mi mirada hasta que ya dejé de tenerlo en mi campo de visión. Cuando volví mi vista al pie de la escalera Esme estaba mirándome con una sonrisa en sus labios y había empezado a andar hacia mí.
Yo estaba parada en mi sitio mirando el avance de Esme.
- Bella, quieres subir a oir tocar a Edward?
- Tocar? – estaba algo confundida.
- Si, Edward toca el piano.
- Oh! – no alcance a decir nada más. Esme me miraba esperando mi respuesta – Si claro – mire hacia mis padres y Esme enseguida entendió mi duda.
- Tranquila yo les diré donde estas.
Me encamine hacia las escaleras por las que minutos antes había subido Edward. Estaba segura que más de uno de los allí presentes se había dado cuenta de todo. Ya se oía una hermosa melodía procedente del piano que inundaba todos los rincones de la casa. Subí las escaleras hasta llegar a una sala con tarima de madera y unos sillones detrás del piano. Él estaba sentado tocando, de espaldas a mí, pero estaba segura que ya había notado que estaba allí sentada.
La melodía alegre cambio a una más triste. Las notas fluían por toda la habitación, era maravilloso. Sentía la música en mi pecho e inundando todos mis sentidos. Cerré los ojos y me relaje escuchando el maravilloso sonido del piano de Edward.
La música cesó y cuando abrí los ojos Edward estaba sentado a mi lado mirándome. No me había dado cuenta en qué momento de la canción mis lagrimas habían empezado a bañar mis mejillas. Me quedé sorprendida al verlo a mi lado, hasta hacía dos segundos aún estaba sonando la música, y antes de pestañear ya estaba sentado allí a mi lado. No podía decir nada, solo lo miraba. Me había quedado atrapada mirando su rostro, sus labios, sus pómulos, y había dejado sus ojos para el final, porque una vez que lo mirase a los ojos iba a quedar allí atrapada.
Me sumergí en el mar dorado de sus ojos, aquella noche estaban de un oro líquido increíble. Brillaban como nunca. Edward estiró su mano para recoger una de mis lágrimas con su dedo níveo. Se quedó observando aquella gota salada en su dedo.
- Sabes la inmortalidad tiene sus ventajas, pero hay cosas que extraño de ser humano, y una de ellas es esta – dijo alzando su mano para que ambos viésemos la lagrima que tenía en su dedo.
No podía creer que incluso su voz fuese tan perfecta. Era un ángel. Ni una eternidad iba a conseguir que pudiese olvidar lo que sentía por Edward Cullen. Mirarlo, tenerlo allí tan cerca dolía. Sin darme cuenta había empezado a alargar una de mis manos para tocarle el rostro, el cerró los ojos al contacto con mi mano, y yo volví a ponerla en mi regazo. El abrió los ojos de nuevo y me miraba intensamente, con esos ojos que me derretían.
Ninguno de los dos decía nada, sólo nos mirábamos.
El estiró su mano para tocar mi mejilla y suspiró.
- Eres cálida Bella – me dijo con su voz aterciopelada.
Yo no decía nada, no podía articular ninguna palabra, estaba allí sentada sin poder hablar.
- Me dejas que intentar algo? – me preguntó.
Asentí.
Con su mano aún en mi mejilla Edward empezó a acercarse hacía mí, yo no retrocedía a su avance, al contrario, quería que se acercara más para oler ese aroma de miel y lilas. La distancia entre nosotros era escasa, apenas unos centímetros. Entonces Edward besó dulcemente mis labios. Fue un beso muy tierno, delicado. Pero mi reacción hormonal no se hizo esperar. Tenerlo tan cerca, ese olor…disparó todos mis sentidos y me acerqué más a él, levante mis manos y las enredé con su sedoso pelo y atraje su boca de nuevo a la mía. Edward me cogió por la cintura y me levantó del sillón pegando su cuerpo al mío. Estábamos totalmente pegados el uno al otro. El beso se convirtió en algo más salvaje, como si nos necesitáramos el unos al otro para respirar. Yo sujetaba su pelo para que no se apartara de mi, y el sujetaba mi cintura contra su cuerpo. Podía notar su erección… yo le provocaba aquello? Reía por dentro al comprobar que mis besos surgían efecto sobre Edward Cullen.
Su lengua empezó a pedir paso en mis labios, y mis labios se lo concedieron. Nuestras lenguas empezaron a acariciarse. Cuando estaba a punto de desmayarme por la falta de oxigeno Edward separo sus labios de los míos y empezó a besarme detrás de la oreja, siguiendo la línea de mi mandíbula, el cuello…notaba su aliento frío sobre mi piel, y no sé en qué momento se me escapó un jadeó que me sorprendió a mí misma. Edward se reía contra la piel de mi cuello, y yo me estaba segura que en ese momento me había puesto como un tomate.
Volvió a subir hasta mis labios y me susurró mientras mes besaba:
- Te ves adorable cuando te sonrojas – había puesto su fría mano en mi mejilla y volvía a sentir ese aliento en mi boca.
Ese me ponía frenética, hasta el punto de no poder controlarme de nuevo, ya que lo había agarrado por el pelo y lo atraía hacía mi pegando su cuerpo al mío de un modo en el que no me guitaría que mi padre me encontrara.
Edward se reía, estaba pasando un ratos divertido, y yo me uní a sus risas. En un momento oí un carraspeo a nuestras espaldas y Edward deshizo nuestro abrazo y me coloco a su lado, sin dejar de soltarme la cintura. El corazón me dio un vuelco pensando en que era mi padre o el suyo que habían subido a buscarnos, pero eran Jasper y Alice.
El duende atravesó  la habitación dando saltitos con Jasper agarrado de su mano sonriente.
- Anunciaremos un compromiso más ésta noche? – preguntó Alice eufórica.
Yo me quedé congelada en mi sitio. Jasper pareció notar el cambio en mi estado de ánimo, y Edward a través de la mente de Jasper también. Se me quedó mirando y yo lo miré a él, no decía nada, y me miraba con el ceño fruncido. Conseguí deshacerme de su abrazo y dar un paso adelante.
- Eeeeh…yo no creo que… - empecé a decir.
Edward se empezó a reír de mi tartamudez y noté como se levantaba una brisa a mi lado, en tres segundos la brisa se había ido y venido y él parecía que no se había movido del sitio, pero yo sabía perfectamente que había ido a algún lugar y había vuelto a una velocidad vampírica.
No me giré a verle la cara a Edward, si lo hacía no tendría valor para salir de aquella sala sin volver a abalanzarme en sus brazos. Sus labios eran adictivos y no podía estar separada de él.
Acercó sus labios a mi oreja y me susurró al oído haciendo que me estremeciera, cosa que provoco la risita de mi prima y Jasper y por supuesto la suya.
- Vamos a bajo con los de más? – me pregunto divertido.
Ahora estaba algo confusa, no teníamos una conversación pendiente? Él me había dicho que quería hablar conmigo antes de la cena.
- Necesito que hablemos antes – le dije.
- Les esperamos a bajo – dijo Jasper saliendo de la sala con Alice que se había quedado muy seria.
Mi prima me conocía suficiente para saber que era muy testaruda, sabía que ahora llegaba el momento en el que iba a sacar el tema de Tania a colación.
Edward estaba también intrigado, eso no poder leerme la mente…estaba segura que le molestaba soberanamente, pero a mí me facilitaba las cosas.
- De que quieres hablar? – preguntó algo confundido.
Yo me separé de él para poner algo de distancia entre nosotros, me dolía dejar de tener contacto físico con él, pero lo necesitaba para poder hablar.
- Eso debería preguntarlo yo. Antes de la cena cuando salí del baño me dijiste que necesitabas hablar, y está claro que no lo hemos hecho.
Tenía el ceño fruncido de nuevo, creo que estaba frustrado, no sabia de que iba esto, pero creo que no esperaba nada bueno de la conversación que se acababa de iniciar.
- Yo quería decirte lo que siento por ti Bella, pero supuse que después de lo que ha pasado entre nosotros hace cinco minutos, sobraban las palabras. Creí que habías comprendido cuales eran mis sentimientos hacía ti y que no era necesario hablar.
- Tus sentimientos? – estaba algo confundida – Y Tania?
Me miraba con ojos como platos, creo que esto no se lo esperaba, definitivamente.
- Tania?, que tiene que ver Tania en todo esto?
- Oh! vamos Edward! Os vi en la fiesta de Rosalie y Emmet, como la mirabas!
- Yo también te vi en la fiesta con… – me soltó, estaba claro que recordarlo lo había hecho enfadar.
- No es lo mismo!
- Desde luego que no! Yo no besé a Tania – me soltó.
- EDWARD CULLEN, NO TENGO PORQUE DARTE EXPLICACIONES DE A QUIEN BESO O A QUIEN NO!!- me estaba sacando de mis casillas
- No pretendo que me des explicaciones, pero no entiendo tu reclamo por Tania, yo no me alejé de la fiesta con ella, estuve en todo momento con el resto de invitados y no pasó nada entre nosotros.
- Quizás no, pero te la comías con la mirada, y ella a ti, y no os separasteis en toda la noche! -  estaba segura que nos estaban escuchando desde el piso de abajo, pero estaba tan furiosa que no me importaba.
- Tania es como mi hermana! Hace años que nos conocemos, nada más!
- JA! Me vas a decir que no sientes nada por ella?
- Bella no siento nada por Tania.
- Y ella tampoco? -  Se quedó callado, eso era un si – claro que si!
- Tania sabe que yo solo siento por ella amistad, nada más.
Estaba que echaba chispas!
Edward me miraba con cara de enfado, pero creo que no estaba tan enfadado como lo estaba yo. Conforme pasaban los minutos e iba mirándolo a los ojos, mi enfado iba disminuyendo, me había empezado a calmar. Seguía enfadada pero no tenía ganas de seguir discutiendo con él.
Había cruzado los brazos sobre mi pecho y estaba con el ceño fruncido todavía. Edward se acercó hasta mí y puso su mano en mi mejilla. Me estremecía al contacto de su piel, no por la temperatura, si no porque cada vez que me tocaba millones de descargas eléctricas recorrían todo mi cuerpo.
- Bella desde el primer momento que te vi supe que eras la persona con la que quería pasar el resto de mi vida y mi eternidad. Desde que vi esos ojos de color chocolate sobre el escenario mi mundo se paró. Nada me importaba, solo estaba sujeto por la fuerza con la que me atraían tus ojos, tus labios…desde ese momento no he podido dejar de pensar en otra cosa que no seas tú Bella.
Estaba atónita, no daba crédito. Alice tenía razón. Pero podía ser posible que un ser tan perfecto me amara?
- Bella, necesito hacer las cosas bien, por eso te pido que me dejes bajar a la sala a hablar con nuestros padres para… - no terminó de hablar, me miraba confundido, había empezado a llorar como una tonta, y él estaba confundido por mis lágrimas.
Imaginaba que no tenía claro si las lagrimas eran de alegría por lo que me estaba diciendo o de tristeza porque iba a rechazarlo. Pero como podía rechazar al ser más maravilloso y más perfecto del mundo? Como podía rechazar al hombre que hacía vibrar cada una de las terminaciones nerviosas de mi cuerpo?
- Podrías decir algo por favor? – me pidió desesperado – no consigo leer tu mente, y la verdad resulta un poco frustrante que tampoco me digas lo que piensas.
No podía hablar, no me salían las palabras, me acerqué a él y lo besé.
- Eso es un si? – preguntó aún con sus labios pegados a los míos.
- Aja – conteste.
Edward me levantó en volandas del suelo mientras me besaba y me daba vueltas en el aire. Me pareció escuchar felicitaciones desde el piso de abajo, pero no estaba segura, y tampoco me importaba demasiado, en ese momento era la persona más feliz del mundo.

Capítulo 23: Capitulo 23: Visitando a los Cullen Capítulo 25: Capitulo 25: La petición

 


Capítulos

Capitulo 1: Capitulo 1 : Maldita estirpe. Capitulo 2: Capitulo 2: Planes de viaje Capitulo 3: Capitulo 3: Forks Capitulo 4: Capitulo 4: Decisiones importante Capitulo 5: Capitulo 5: Noche de chicas y de sorpresas. Capitulo 6: Capitulo 6: El primer encuentro Capitulo 7: Capitulo 7: Conversaciones Capitulo 8: Capitulo 8: Bailando Capitulo 9: Capitulo 9: Revelaciones de alcoba. Capitulo 10: Capitulo 10: Soluciones para todo Capitulo 11: Capitulo 11: Preparativos finales Capitulo 12: Capitulo 12: La boda Capitulo 13: Capitulo 13: Recién casados Capitulo 14: Capitulo 14: El banquete de bodas Capitulo 15: Capitulo 15: El jardín de los Cullen Capitulo 16: Capitulo 16: Un paseo interesante Capitulo 17: Capitulo 17: Porque me reclamas si tu y yo no tenemos nada? Capitulo 18: Capitulo 18: Fin de fiesta Capitulo 19: Capitulo 19: After party Capitulo 20: Capitulo 20: Un nuevo día, más líos? Capitulo 21: Capitulo 21: Toda la verdad y nada más que la verdad lo juro. Capitulo 22: Capitulo 22: La reunión Capitulo 23: Capitulo 23: Visitando a los Cullen Capitulo 24: Capitulo 24: La cena Capitulo 25: Capitulo 25: La petición Capitulo 26: Capitulo 26: La Barbacoa Capitulo 27: Capitulo 27: La despedida en el prado Capitulo 28: Capitulo 28: Una semana eterna. Capitulo 29: Capitulo 29: Vuelta a Forks Capitulo 30: Capitulo 30: de compras, el deporte favorito de Alice. Capitulo 31: Capitulo 31: Jacob Capitulo 32: Capitulo 32: Visita a La Push Capitulo 33: Capitulo 33: No más visitas a los licántropos entendido señorita? Capitulo 34: NOTA DE LA AUTORA : Capitulo 1: Sorpresa inesperada. Capitulo 35: Capitulo 34: La semana infernal Capitulo 36: Capitulo 35: La huida Capitulo 37: Capitulo 36: Italia Capitulo 38: La decisión de Aro Capitulo 39: Como osas enfrentarte a una Voulturi? Capitulo 40: Juntos de nuevo Capitulo 41: Por partida doble Capitulo 42: Epilogo

 


 
14958191 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 11041 usuarios