—¿Cómo es que no ha venido todavía?

—Llegará en cualquier momento.

—Tal vez ya se haya marchado.

—Sí,ayer salió a montar bastante temprano.

—Podías haberlo dicho antes.

Aunque las damas solían acudir a pasear a caballo,las cuatro señoritas que estaban en la sala del padrastro de Bella la tarde anterior no parecían muy dispuestas a partir. Llevaban un rato a la entrada del parque cuando apareció Bella.No había que ser un genio para saber a quién esperaban.

—Me parece increíble que te apostaras junto a su residencia para vigilarlo—dijo lady Irina.

—Estaba casi segura de que el hombre que habíamos visto en casa de Quileaute era Forks.¿Cuántos hombres vestidos de vaquero rondan por las calles de Londres?Sólo quería confirmarlo.

Y lady Tanya remató su afirmación con una mirada severa a Bella,cuyo corazón empezó a latir acelerado al pensar que aquella muchacha podía haber estado oculta entre los arbustos cuando Edward la había introducido furtivamente en su casa.

—Podías haberme confirmado que lo había identificado correctamente.Me habría ahorrado horas de vigilancia delante de su domicilio—la reprendió lady Tanya.

—No supe que era Forks hasta después—contestó ella,tratando desesperadamente de sonar arrepentida,cuando lo que deseaba en realidad era acribillar a lady Tanya a preguntas relativas a su espionaje.

—¿Te vio él?—inquirió lady Bree.

—No,me oculté en mi carruaje.Ya se había hecho de noche cuando llegó a casa.Aunque,la verdad,habría esperado el tiempo necesario.Debió de salir de vuestra casa justo después de cenar.

—Se marchó temprano—confirmó Bella,sin saber muy bien por qué le molestaba tanto que aquellas jóvenes estuvieran tan interesadas por Edward.Había previsto su curiosidad,pero no que le disgustara tanto su fisgoneo,sobre todo cuando Edward y ella se dedicaban a deambular en plena noche.

—Mirad,¿no es aquél?—preguntó lady Irina.

Todos los ojos se volvieron hacia donde ella miraba.

—Tiene que serlo—afirmó lady Tanya.—Pero esta mañana no lleva el gabán.

—Es un guardapolvo—explicó Bella,nerviosa.

—¿Lleva pistola?—inquirió lady Irina.

—No sabría decirte—respondió lady Bree.—Pero no lo parece.

—¿Creéis que la habrá disparado alguna vez?

—¿Habrá matado a algún hombre?—saltó lady Tanya.

—No sería muy decente preguntárselo—señaló lady Irina.

—A mí me fascinan los americanos—intervino lady Victoria.—Por desgracia,James no los soporta.—Ruborizada,miró a Bella.—Disculpa.No pretendía ofenderte.

—No me ofendes en absoluto.—A Bella siempre le había parecido que lady Victoria era la más sincera y amable del grupo.Luego miró a Edward,emocionada.—Buenos días,milord.

Con una amplia sonrisa,él se quitó el sombrero en un tiesto de lo más galante.

—Señoritas.

Lady Tanya empezó a pestañear muy de prisa,como si se le hubiera metido un mosquito en el ojo e intentara sacárselo,mientras lady Irina se daba palmaditas en el pecho,lady Bree se reía como una boba y lady Victoria sonreía.A juzgar por su comportamiento,cualquiera habría dicho que no habían visto nunca a un hombre,pensó Edward.Sí,él era novedoso,distinto,diferente de lo que estaban acostumbradas a ver,pero¿era necesario que se comportaran así?.Empezaban a atacarle los nervios.No obstante,si ellas estaban tan embobadas,quizá también lo estuvieran otras y su entrada en sociedad no fuese tan complicada como él había temido.

—Milord—dijo lady Tanya con una risita—,qué travesura no confirmarnos su identidad cuando yo la adiviné mientras estábamos todas reunidas en el salón de la señorita Swan.

—Mis disculpas,querida.Aún no me he acostumbrado a ser lord y como Quileaute y su familia no lo sabían...bueno,quería decírselo en privado.

—Creo que sólo se lo perdonaré si me permite cabalgar a su lado.

—Le había prometido a la señorita Swan que montaría con ella esta mañana y debo cumplir esa promesa—contestó él,guiñándole un ojo.—Pero sería para mí un placer que usted ocupara el otro lado.

Bella se percató en seguida de la habilidad con que Edward había resuelto una situación que podía haber resultado muy violenta y se sorprendió preguntándose con cuántas mujeres tejanas habría practicado su técnica de coqueteo.Sin duda,era bastante mejor que la que usaba a la puerta de la tienda de ultramarinos.

—Para mí sería un placer ocuparlo—respondió lady Tanya con entusiasmo.