Mis enegrías se agotan cuando subimos al avión, viajamos en busynes y estoy algo cansada, la noche anterior fue intensa. Pero Carlisle parece decidido a darme acción. Estamos en una zona en la que nadie puede vernos, hay cortinas al rededor de nosotros, pero siempre está el morbo latente de que alguien abra esa cortina y nos pille en pleno acto. Aún que conociendo a Carlisle, se que le dará un buen uso a esto de un lugar público por así llamarlo.

Sonrío cómplice de lo que puede llegar a hacer o de lo que hará proximamente.

Cierro mis ojos y reclino la cabeza en el confortable asiento, él está sentado a mi lado tiene el portatil encendido en una página de excel o eso me parece por las cuadrículas que salen e incesantes datos de direrentes colores están ordenados en cada casilla, casi parece un mosaico con el cual empapelar las paredes de una casa. Su mano derecha roza mi muslo y abro los ojos lentamente para mirarle.

-Estás muy guapa hoy Jane-.

No me canso nunca de escuchar eso de él, creo que me estoy enamorando, creo que me estoy implicando demasiado con este hombre, pero me juro a mi misma que no diré una palabra más afectiva que otra hasta que él no me demuestre lo mismo, y como eso nunca va a pasar y soy consciente de ello, guardaré con mis mejores recuedos estos sentimientos y Carlisle tiene el premio de quien ha robado el corazón de Jane... y creo que en cierto modo lo sabe, pero no se atreve a mirarme de otro modo por miedo... si todo lo que siente es miedo a que le hagan daño, es enternecedor y aterrador a partes iguales. Siento ganas de llorar y de comerlo a besos porque Carlisle es especial para mi, desde la otra noche lo pude saber, pensé que esa puta bisexual me lo iba a quitar de la peor manera, pensé que iba a caer en las garras de la zorra de Alice y de su ex esposa pero no lo hizo, es un buen hombre... un buen hombre con un pasado que no conozco y que estoy dispuesta a conocer, sea como sea.

-Gracias- susurro y quito el portatil de encima suya dejándolo sobre la mesas que hay enfrente de nosotros, me siento a horcajadas sobre él y cierro los ojos, lo abrazo por el cuello y me acurrucuo en su pecho-.

Al principio se queda inmovil, pensaba que iba a hacer algo “indevido” pero no lo hice, colo quiero sentir su calor y estar con él, porque lo quiero... joder... lo quiero tanto.

Sus brazos me rodean y noto como su rostro se hunde en mi pelo y aspira, acaricia mi espalda con sus manos y me besa en la coronilla, él es tierno y brutal, él es un Dios y yo una simple sierva para lo que él desee, para lo que él quiera, mi existencia solo sirve con él, sin él no soy nada, me evaporo... mierda, me he ligado demasiado a algo que no puedo tener... ¿y que pasará cuando ya no aguante más?.

La idea de perderle me aterroriza y él lo nota porque lo estoy abrazando más fuerte.

-¿Te ocurre algo Jane?- su voz es ronca-.

-Estoy un poco cansada- susurro-.

Asiente lentamente y me abraza con más fuerza.

-Duerme entonces-.

Asiento porque es la mejor opción y cierro los ojos, todo es silencioso, los latidos de su corazón me ayudan poco a poco a dormir, me siento segura, protegida... mi Carlisle.

Abro los ojos y Carlisle está dormido, sigo en la misma posición, me estido un poco pero él me sostiene con un agarre firme para que no me mueva de mi posición sobre él, es tan guapo dormido, acaricio su cabello cobrizo y beso la comisura de su labio, él sonríe un poco en sueños y me abraza con más fuerza.

-Jane...- susurra-.

Lleno el pecho de aire, estoy tan feliz por escucharle normbarme en sueños, cierro los ojos y me quedo quieta, la cortina es apartada un poco y una azafata se pone de color rojo cuando nos ve.

-Hola- susurro son una sonrisa-.

-Lo siento...-.

-No pasa nada...-.

-¿Quiere que le traiga algo?-.

-Un sanwich de pavo y queso, y un zumo de naranja, para él un bocadillo de lomo con tomate y queso y una tónica-.

-Está bien, ahora mismo señorita-.

Asiento despacio y me hundo en el pecho de Carlisle, no pasan ni cinco minutos cuando la azafata vuelve con todo y lo deja sobre la mesa, vuelve a cerrar la cortina y escucho sus pasos marcharse.

Me remuevo un poco en sus brazos.

-Carlisle- le susurro y le beso en el cuello-.

Poco a poco abre sus ojos y me enfoca, sonríe como un crío de quince años y me besa en los labios.

-He pedido que traigan comida- susurro sobre su boca-.

Asiente despacio.

-Gracias peque, tenía hambre-.

Asiento despacio e intento volver a mi asiento pero no me deja, me sienta sobre sus piernas y acerca la mesa a nosotros, me rodea la cintura con su brazo y con su mano libre toma el bocadillo, dándole un bocado.