¿Estás Libre Esta Noche? (+18)

Autor: AnneHilldweller
Género: + 18
Fecha Creación: 09/10/2009
Fecha Actualización: 13/12/2012
Finalizado: SI
Votos: 148
Comentarios: 225
Visitas: 505850
Capítulos: 25

Fan fic ganador como el mas POPULAR 

MES DE DICIEMBRE

Entrevista a Anne aqui

Segunda parte del Fic AQUI

 

 

Nota de Anne Hilldweller (la autora):

Agradezco enormemente a Meyer y a las administradoras de esta página por las facilidades para que este post aparezca con el crédito que me corresponde.

He decidido mantenerlo y no borrarlo porque seguramente los plagios seguirán apareciendo y en alguna parte de la red tiene que estar la prueba de que yo soy la autora de esta historia, así que si ven este fic publicado en cualquier otra parte bajo otro nick se trata de un plagio y les agradecería infinitamente que me lo reportaran, mi cuenta de twitter es:

@AnneHilldweller

Y a los plagiadores les digo que antes de querer publicar este fic en otro sitio sepan que ha sido leído más de 100 mil veces y tuvo más de 3 mil reviews en FF.net, así que es absurdo que nadie en la red se dé cuenta que está siendo publicado ilicitamente y tarde o temprano me enteraré que me lo están robando, evitense la pena de quedar en rídiculo y de que les bloqueen sus cuentas o les cierren sus blogs.

Como muchos sabrán este fic tiene una continuación que no será publicada, lo que sí añadiré será el epílogo.

PD. La portada es creación de Cunning Angel.

 

Tres simples reglas a seguir:

No. 1 No nombres.

No. 2 No preguntas personales.

No. 3 No lazos afectivos.

Son las indicaciones que el desconocido da a Bella en su primer encuentro, pero

¿para ambos será igual de simple seguirlas al pie de

la letra?

Primera parte Terminada

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Capítulo 22: Junto a ti

Disclaimer: Los personajes de la saga Crepúsculo son propiedad de Stephenie Meyer y su casa editorial.

Historia original, queda prohibida su adaptación, distribución y copia parcial o total.

 

 

– ¡Edward!, llegaron justo a tiempo, el ensayo pronto comenzará – exclamó Alice entusiasmada y corrió a abrazarlo.

– ¿Y cómo creías que me lo iba perder, duendecillo?, el padrino tiene que estar presente.

– ¡Qué emoción!, la madrina también ya llegó – se soltó de Edward y luego me abrazó a mí – que gusto de verte Bella, que bueno que sí viniste, por cierto, tú y yo tenemos una plática pendiente – señaló y yo la miré asustada, pero ella me sonrió.

– Hermanita, por favor, déjame abrazar a la mujer que por fin ha hecho sentar cabeza al Casanova de mi hermano – dijo Emmett sonriendo y Alice se apartó, me sentí tan pequeña envuelta en esos musculosos brazos – que gusto volver a verte y más de saber que eres novia de Edward, pensé que se nos quedaba solterón el muchacho – se separó y puso sus manos en mis hombros – ya ves lo que dicen Bella, hermano saltado, hermano quedado – añadió en tono divertido.

– Emmett, compórtate, ¿qué va pensar Bella de tus afirmaciones? – intervino su mamá, que me dio una tierna sonrisa y también me abrazó – bienvenida linda – añadió amablemente.

– Pues, son la pura verdad, yo ya hasta estaba pensando en rifarlo, no sabes el susto que me dio cuando Alice anunció su boda y este hermano mío sin novia, no, no podía haber un solterón en la familia, ¿qué iban a pensar de él?

– Emmett ya basta, por favor – dijo seria su mamá después de soltarme.

– No se preocupe señora, es mejor ir conociendo la personalidad de cada uno.

– Esme, por favor, dime Esme y háblame de tú, hija.

– Está bien, me costará trabajo, pero lo intentare… Esme.

– A mí también dime Carlisle, por favor, no me gusta que me hablen de usted, me hace sentirme viejo y aún no lo estoy – señaló y también me abrazó.

– Gracias por el recibimiento – dije abrazándolo todavía.

– No tienes nada que agradecer, eres la novia de Edward y es lo menos que podemos hacer para agradecerte que estés aquí en un evento tan especial para la familia.

– Al contrario, gracias por la invitación.

– No tienes nada que agradecer Bella, yo quería que estuvieras aquí y eso que aún no andabas con mi hermano, pero tuve un presentimiento y no me equivoqué – dijo Alice y después soltó una risita traviesa.

 

Rosalie se acercó y me saludó de beso en la mejilla al igual que Jasper, que lo hizo después que ella y luego tomó a Alice de la mano. Emmett abrazó a Rosalie y la miró como pidiéndole permiso para hablar y ella le sonrió asintiendo.

 

– Pues ya que está toda la familia completa, mi esposa y yo tenemos que hacerles un anuncio – exclamó de lo más feliz y le dio un beso en los labios – diles, mi amor.

– Bueno, el lunes pasado fui al médico y me confirmó mis sospechas, estoy embarazada, tengo ocho semanas – anunció y Emmett puso su mano sobre su vientre.

– ¡Felicidades!, hasta que le atinaste hermano, ya tres años de casados y sin bebés, estaba empezando a creer que te habían dado un golpe mortal en el americano – exclamó Edward y lo abrazó.

– Es que quisimos prolongar la luna de miel y además estuvimos practicando mucho para que nuestro primer hijo saliera perfecto.

– Entonces se parecerá a Rosalie porque tú de perfecto no tienes nada.

– ¡Envidioso!, yo también espero que tus hijos se parezcan a Bella.

– Creo que es un poco apresurado hablar de hijos Emmett, apenas iniciamos nuestra relación – dije sonrojada ante tal idea.

– Cierto, todavía te puedes arrepentir de compartir tu vida con este hombre.

– Chicos, ya estuvo bueno de sus comentarios, harán que de verdad Bella se arrepienta, pero de haber venido – los regañó Carlisle, pero ellos sólo se rieron.

 

Yo estaba más que sorprendida por la calidez de la familia, jamás me imaginé el recibimiento que me darían ni mucho menos la forma en que se llevaban entre ellos, se notaba la unión y el amor que se tenían. Alice dio saltitos de alegría y los abrazó efusiva, Emmett hasta la levantó en el aire mientras ella se reía. Carlisle abrazó orgulloso a Esme y le dio un beso en la frente, después de haber abrazado y felicitado a su hijo y a su nuera. Jasper también los felicito y les dijo que era el mejor regalo de bodas que podrían darle. Edward me abrazó y me dio un beso en los labios.

 

– ¿Ya se te pasaron los nervios?

– Sí, tienes una hermosa familia.

– Y ahora es más hermosa porque tú ya perteneces a ella – dijo y me guiñó un ojo.

 

Le respondí con una gran sonrisa, no pude decirle nada más, me emocionaba la idea de pertenecer a esa familia, era como siempre había deseado tener una. Alice anunció que en una hora iniciaría el ensayo, así que apenas teníamos tiempo para arreglarnos.

 

Edward me tomó de la mano y subimos las escaleras hasta el tercer piso, la última habitación era la suya. Tenía las paredes blancas, la enorme cama estaba pegada a la pared del lado izquierdo, al frente estaba el tocador y al lado había un par de puertitas que supuse eran el armario, del lado que entramos había un mueble con un moderno aparato de sonido, varios libros y cds, y otra puerta que debía ser el baño, lo más bonito era el gran ventanal así que me asomé y luego salí al balcón, el mar en todo su esplendor lucía tranquilo. Edward me abrazó por atrás.

 

– ¿Te gusta?

– Mucho, la vista es preciosa.

– Y contigo aquí lo es mucho más – con su mano movió mi cabeza para poder besarme en los labios – como tenemos poco tiempo es buena idea bañarnos juntos.

– Precisamente porque tenemos poco tiempo, no es buena idea, ya te conozco, así que mejor nos bañamos separados.

– Prometo portarme bien.

– Eso dijiste la otra vez y llegué tarde a mi trabajo, así que hoy no me arriesgaré – le di un ligero beso en los labios y me separé.

 

Me di una rápida ducha y salí envuelta en una toalla, Edward traía puesto solo su bóxer y me miro pícaramente, pero yo moví negativamente la cabeza, él cambió su mirada a súplica y yo miré hacia el techo, pero aún así me abrazó.

 

– Edward, basta, por favor – dije mientras me besaba el cuello – tenemos que estar listos en 35 minutos – repliqué mientras mi temperatura se elevaba.

– Es suficiente tiempo, podemos hacerlo rápido como en el avión – respondió metiendo su mano por debajo de la toalla para masajear mi nalga.

– No, tengo que arreglarme bien, quiero verme linda – refuté quitando su mano.

– Bella, ya eres linda, no necesitas hacerte mucho – dijo acariciando mi mejilla – corazón, por favor, un mes de abstinencia fue mucho tiempo, estoy muy ansioso por ti.

– Yo también Edward, pero no podemos dejar que el fuego nos nuble la razón, no podemos hacer esperar a tu familia, además, recuerda que dormiremos juntos.

– Corrección Bella, compartiremos la cama, pero ni creas que te voy a dejar dormir y menos si me dejas con las ganas ahorita.

– Está bien, no dormiremos en la noche, pero ahora tenemos un compromiso que cumplir, por favor, piensa en Alice… además, ¿no vamos a ensayar la canción?

– Está bien, sólo porque cantarás conmigo me meteré a duchar en este instante.

– Y de preferencia con agua helada.

– Que cruel eres conmigo, pero en la noche me desquitaré.

 

Moví la cabeza sonriendo mientras sacaba mi ropa de la maleta, me puse la interior y encima un sencillo vestido beige de tirantes que me llegaba a la rodilla, unas sandalias del mismo color y después cepillé mi cabello, empezaba a maquillarme cuando Edward salió del baño y se me quedó viendo.

 

– ¿Qué?, ¿hoy tampoco podía usar un vestido de este color?

– No es eso, levántate por favor – dijo extendiéndome sus manos, yo las tomé y me levanté mirándolo extrañada, me hizo darme una vuelta – wow, te ves hermosa.

– Pero, aún no me maquillo.

– No lo necesitas, ya eres hermosa.

– Adulador.

– Encantadora.

– Ya date prisa, anda.

 

Me dio un beso en los labios y empezó a vestirse mientras me explicaba las instrucciones para la canción. Yo estaba muy nerviosa por eso, no sé cómo pude aceptar, empecé a hacer respiraciones con los ojos cerrados y Edward me abrazó por la cintura y me aseguró que todo saldría bien, abrí los ojos y fue mi turno de asombrarme, Edward se veía bellísimo, con un pantalón y una camisa blancos que hacían resaltar sus hermosos ojos color topacio, notó la expresión en mi rostro y me sonrió para luego darme un pequeño beso en los labios, entrelazó mi mano y bajamos.

 

Atravesamos un gran salón en el que había varias personas corriendo de un lado a otro arreglando unas mesas y unas sillas, salimos a la enorme terraza que ya estaba prácticamente lista para la boda, había un pasillo en medio de una cantidad considerable de sillas y una chica le estaba dando unas indicaciones a Alice, supuse que era la organizadora. Había otras parejas además de la familia y cuando Alice se desocupó me los presento, eran la madrina, las damas y sus respectivos novios, así como los papás de Jasper y Rosalie. El sacerdote llegó y nos acomodamos en nuestros lugares para ver el ensayo que dio inicio, tanto Alice como Jasper traían ropa de color durazno. Sus votos fueron muy conmovedores y en cuanto terminó pasamos al salón.

 

Sólo había dos mesas preparadas y en ese momento me invadieron los nervios y me mordí el labio inferior. En una nos sentamos la familia y en la otra las amigas de Alice, y nos sirvieron la cena. Emmett estuvo bromeando casi todo el tiempo y acariciando las mejillas de Rosalie que sólo se reía por las ocurrencias de su marido. Alice y Jasper derramaban miel y casi podría estar segura que no sabían de qué estábamos hablando. Esme y Carlisle estaban sonrientes mirando felices a sus hijos y yo entré en pánico cuando sentí la mano de Edward recorrer mi muslo por debajo de la mesa y lo miré casi fulminándolo, en cambio, él me sonrió mientras me apretaba suavemente el muslo casi a la altura de la ingle y lo miré aún más seria, pero contrariamente a lo que quería lograr, él estaba de lo más divertido deslizando su mano por mi pierna hasta que afortunadamente la madrina dijo que era el turno de que hablara el padrino y entonces Edward tuvo que ponerse de pie, levantó la mano y en ese momento entraron cuatro personas con un piano.

 

– Bueno, como la verdad no soy muy bueno para los discursos y como sólo tengo el oficial, hoy haré algo diferente – anunció y fue a sentarse frente al piano y probó el micrófono – pero, para esto necesito la ayuda de la señorita Bella Swan, mi hermosa novia, por cierto, un aplauso, por favor.

 

Yo sentí que me ardían las mejillas por el intenso rubor que había en ellas mientras todos los presentes aplaudían y yo me ponía de pie mucho más nerviosa que en un principio y camine hacia él que me esperaba con una gran sonrisa, me senté a su lado y puso la hoja con la letra de la canción sobre el piano.

 

– Esta canción es dedicada a los novios, espero que les guste, creo que refleja lo que siente cada uno por el otro – empezó a tocar y en la nota precisa comenzó a cantar.

 

Junto a ti no conozco el miedo

No hay camino que yo no pueda andar

Junto a ti

Junto a ti es tanto lo que siento

Que mi pecho está a punto de estallar

Junto a ti

Y es tan lógico que mi corazón

No me pide ninguna explicación

 

Me indico mi entrada

 

Junto a ti yo me siento libre

Sé que puedo crecer cada vez más

Junto a ti

Junto a ti nada es imposible

Porque todo se ve con claridad

Junto a ti

Y es tan lógico que mi corazón

No me pide ninguna explicación

 

Ambos:

 

Este amor es tan real

Como ver y respirar

Y nos hace fuertes

Más allá de toda la gente

Y del qué dirán

Este amor es tan real

Como el agua y como el mar

Y nos da respuestas

Sin dudar a cada pregunta

Con seguridad

 

Yo:

 

Junto a ti no conozco el miedo

 

Edward:

 

Porque todo se ve con

 

Ambos:

 

Cla–ri– dad.

 

Fuimos acercándonos mientras cantábamos y al terminar estábamos tan juntos que nuestras narices se rozaban, me olvidé de todo, sólo estaba concentrada en la letra de la canción y en su mirada fija en la mía, creo que hasta me había olvidado de respirar.

 

– Junto a ti quiero estar el resto de mi vida – musitó Edward en mi oído– soy capaz de cruzar el Atlántico nadando sólo para llegar a ti, estoy profunda y totalmente enamorado de ti, Bella Swan – añadió y me quedé sin habla.

 

Los aplausos fueron los que me devolvieron a la realidad y sonreí recordando donde y con quienes estábamos. Edward me dio un dulce beso en los labios ante el grito de todos los presentes y nos levantamos y regresamos a la mesa.

 

Nos felicitaron por la canción, Alice estaba sumamente emocionada y nos abrazó agradeciéndonos el momento, yo estaba en shock por las palabras de Edward, no me las esperaba. Estuvimos platicando un rato más y Esme nos dijo que a la mañana siguiente nos esperaban a las 9:30 para desayunar. Poco a poco se fueron yendo todos hasta que nos quedamos solos Edward y yo.

 

Me tomó de la mano y caminamos al piano, nos sentamos en el largo banquillo. Empezó a tocar una dulce y sensual melodía mientras yo lo miraba, al terminar me besó humedeciendo primero mis labios hasta que su lengua alcanzó la mía y se unieron en una sincronía perfecta de movimientos, en tanto su mano subía por mi costado levantando un poco el vestido para luego posarse en uno de mis senos que acarició al tiempo que su lengua recorría mi cuello. Cerré los ojos sintiendo como mi pulso y mi respiración se elevaban.

 

– Edward, alguien puede vernos – dije al sentir su mano en mi entrepierna.

– Eso tiene solución.

 

Se levantó y puso el seguro en ambas puertas y corrió las cortinas del lado que daba a la terraza. Volvió a sentarse a mi lado con sus piernas a los costados del banquillo me rodeó por la cintura y comenzó a besar mi hombro.

 

– Edward, estamos en tu casa y tu familia también.

– Tranquila, nadie se dará cuenta te lo aseguro, pronto estarán dormidos.

– Mejor vamos a la recámara.

– Después iremos, te dije que esta noche no dormirías – susurró en mi oído mientras con la punta de su lengua recorría mi oreja.

 

Su mano acariciaba mi muslo hasta que llegó a la ingle y en automático abrí las piernas, él comenzó a frotar mi sexo encima de la ropa interior excitándome lo suficiente para querer sentirlo ya dentro de mí, así que me levanté y me senté sobre él con mis piernas a sus costados. Besó la base de mis senos que sobresalían del vestido en tanto nuestros sexos se rozaban.

 

Me pidió que me levantara y eso hice, me cargó y me colocó sobre el piano, subió mi vestido y después me quitó la ropa interior, hundió su cabeza entre mis piernas y comenzó a recorrer mi parte más íntima con su lengua, empecé a jadear mientras me sostenía de mis antebrazos con la cabeza hacia atrás.

 

Mis jadeos parecían impulsarlo a seguir recorriéndome, pues lo hacía sin cesar aumentando y disminuyendo la velocidad de sus movimientos, tratando de que su lengua tocara lo más profundo de mi ser que se pudiera, yo tenía abierta la boca y me lamía los labios sintiendo como mi cuerpo ardía por sus húmedos besos que seguía proporcionándome en cada rincón. No pude evitar soltar un gritito cuando a la par de su lengua sentí que me introducía un dedo y luego lo sacaba y volvía a meterlo en un acompasado ritmo que me estaba enloqueciendo hasta que sentí alcanzar al éxtasis y me mordí un dedo para no gritar.

 

Me ayudó a bajar del piano, mis piernas me temblaban y me besó apasionadamente en tanto su mano bajaba el cierre del vestido y me lo quitaba por completo. Desabroché su camisa y se la quité, volvimos a besarnos mientras nuestros pechos se unían y el recorría mi columna vertebral con las yemas de sus dedos hasta llegar a mis nalgas que acarició.

 

Se desabrochó el pantalón y se lo quitó mientras yo lamía uno de sus pezones y el otro lo acariciaba. Cuando estuvimos desnudos nos recorrimos con la mirada, en ambos cuerpos se notaba la excitación, mis pezones estaban firmes al igual que su miembro, de pronto fijo sus ojos en el lado izquierdo de mi abdomen y pasó dos dedos por el pequeño parche adherido a mi piel y me regaló una sonrisa de complicidad, pues sabía que con eso no era tan necesario usar un preservativo.

 

Me pidió que me hincara en el banquillo y después me hizo apoyar las manos en el mismo, él se coloco detrás y entró en mí de un tirón, sentí como mi cuerpo se contrajo hacia él y me tomó de las caderas para iniciar con su delicioso vaivén. Después, una de sus manos la subió por mi contorno hasta llegar a uno de mis senos que estuvo acariciando en tanto continuaba con sus certeros movimientos que me fascinaban cada vez más. Posteriormente, se aferró a mis caderas moviéndose a mayor velocidad hasta que sentí su orgasmo dentro de mí acompañado de un gruñido que me hizo llegar a mí también. Se quedó unos instantes sin moverse, aún dentro de mí, exhaló fuertemente y después se separó y me ayudó a ponerme de pie y me abrazó efusivamente.

 

– La noche apenas empieza corazón y juro que no te daré tregua – dijo en voz baja.

 

Canción: Junto a ti.

Intérprete: Timbiriche.

 

Capítulo 21: Reencuentro Capítulo 23: Algo que jamas hubiera pensado

 
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