Amor, rencor, ¿perdon? (+18)

Autor: fiofio
Género: Romance
Fecha Creación: 23/10/2011
Fecha Actualización: 22/01/2012
Finalizado: SI
Votos: 13
Comentarios: 59
Visitas: 149983
Capítulos: 44

¡¡¡FIC TERMINADO!!!

Esta historia relata la vida de Bella cuando se ve abandonada por el hombre que ama.

Les dejo el link de mi nueva historia por si alguien quiere derle una leidita

Perderlo todo: http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=2539

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 21: Extrañandote I

Me desperté cinco y media de la mañana, había dormido solo tres horas, suerte que el viaje seria largo, podría aprovechar a dormir un par de horas mas. Me levante, tome una ducha, me puse un vestido azul con flores de distintos colores, que me quedaba por encima de la rodilla, unas sandalias de tacón color camel y una cartera a juego, era ropa demasiado veraniega pero en los ángeles haría calor. Fui a preparar el desayuno, lo puse todo en una bandeja y me fui al cuarto de mi hija. Estaba muy callada, cosa rara en ella.

-                     Mami crees que a Ed le moleste si lo llamo papa? –dijo después de unos minutos de meditación.

-                     Creo que eso lo haría la persona mas feliz del mundo. –le asegure, y era cierto, el estaba profundamente frustrado porque su hija lo llama Ed.

-                     Entonces lo llamare así de ahora en adelante. –dijo muy segura.

-                     Eso esta muy bien princesa, porque eso es lo que el es, tu papa. –luego de seguimos hablando de trivialidades y haciendo bramas, aparentemente Lydia se había sacado un gran peso de encima al hablar de su padre.

Cuando terminamos de desayunar ayude a mi princesa a bañarse y luego a ponerse un vestido gris a lunares verdes y amarillos, que ella misma había elegido, al igual que las sandalias negras, acompaño el vestido con un chalequito de hilo, también gris, hay que reconocer que cuando se trataba de ropa parecía mas hija de Alice que mia.

Lleve todas las maletas a la sala, desenchufe los electrodomésticos, cerré todas las ventanas y me quede en el living con Lydia esperando a que llagara Emmett. Faltaban quince para las ocho cuando llamaron a la puerta.

-                     Ya llego! Ya llego! –gritaba mi hija emocionada. Cuando abrí la puerta me encontré con la sonriente cara de mi hermano, que parecía mas un actor de tv con su camisa blanca remangada hasta los codos, pantalón color crema y mocasines blancos.

-                     Hola enana. –saludo a Lydia y ella salto a sus brazos.

-                     Cielo no hagas eso que tu tio ya está algo viejo. –dije bromeando para molestar a Emmett.

-                     Viejo yo? Ya quisieran estar la mitad de bien todos esos niñatos que dicen ser súper estrellas del deporte. –dijo picando como siempre.

-                     Has sonado como todo un viejo. –dijo mi hija partiéndose de risa.

-                     Ya verás. –y comenzaron una guerra de cosquillas, el ese momento Em parecía incluso menor que Lydia

-                     Bueno vamos de una vez que son hace tarde. –dije después de cinco minutos.

-                     Claro mami. –dijo Lydia pidiendo con gestos a su tio que la dejara en el suelo.

-                     Me ayudas con las maletas Em. –pedi a mi hermano.

-                     Claro Bellas, si quieres ustedes vayan subiendo que yo las llevo. –sugirió.

-                     No, si lo hacemos entre los dos será mas rápido. –le explique. Fuimos hasta el salón, tomamos las maletas y gracias a las horas de gimnasio de Emmett pudimos llevar todo en solo dos viajes. Nos acomodamos cada uno en su lugar y partimos rumbo al aeropuerto, por ser sábado en la mañana no había mucho transito en las calles, por lo que llegamos antes de lo previsto.

Llegamos al aeropuerto, entregamos las maletas y abordamos casi de inmediato, esto era lo bueno de vivir rodeado de gente que se sentía importante, había una puerta de embarque especial para quienes viajaban en vuelos privados.

El viaje fue muy tranquilo, en realidad los tres nos la pasamos durmiendo. Me desperté dos horas antes del aterrizaje y me encontré a Lydia y Emmett jugando un juego de mesa, me les uní y seguimos jugando hasta el momento de aterrizar. Descendimos, luego de despedirnos del piloto, y fuimos directo a recoger nuestro equipaje. Salimos a donde se suponía nos estaría esperando Alice, la vimos con Jasper cerca de los ascensores.

-                     Ahí están. –le dije a Emmett señalando el lugar.

-                     Empezaba a creer que se había olvidado de nosotros.-dijo mi hermano a modo de broma.

-                     Vamos, creo que aun no nos han visto. –aun miraban para todos lados.

-                     Tia Alice! –gripo mi hija con todas sus fuerzas. De inmediato Alice y Jasper centraron su atención en nuestra dirección.

-                     Creo que eso no era necesario. –había sido efectivo, no lo discuto, pero no solo buscaba, sino que todas las personas a nuestro alrededor.

-                     Princesa! –grito Alice aun mas alto que Lydia en cuanto la vio. No podía creerlo.

Cuando al fin llegamos donde Alice y Jasper nos esperaban, Alice corrió a abrazar a Lydia, luego hizo lo mismo con Emmett y conmigo.

-                     Hola Jasper, como has estado? –salude dándole un beso en cada mejilla, desde su estadía en mi casa nuestra lazo era mas fuerte que nunca.

-                     Muy bien y tu Bella? Me sorprende mucho veros aquí. –saludo muy cortésmente.

-                     Buen. Alice no te dijo nada? –pensé que el lo sabría.

-                     No, dijo que si me lo decía antes Edward se terminaría enterando por mi culpa. –dijo algo molesto.

-                     Ah sido un poco extremista. –observe.

-                     Si, ya lo creo. Se te ha pasado el enojo con Edward? Me dijo que hace días no le atiendes el teléfono. –pregunto cambiando de tema.

-                     Se me paso el mismo día, pero si hablaba con el no me aguantaría de hablarle del viaje y arruinaría la sorpresa, de todas formas no le venía mal un escarmiento. –una sonrisa se dibujo en mi rostro.

-                     Jas deja en paz a mi cuñada y vayámonos de una vez que deben estar cansados. –intervino Alice colgándose de mi brazo.

Nos fuimos los cinco al estacionamiento, Jasper llevaba mi carrito y Lydia iba tomada de mi mano, al llegar nos encontramos con un auto hermoso, un BMW clásico pero muy bien cuidado, pero de todas formas no entrabamos todos, con nuestro equipaje,  en el por lo que Emmett aprovecho para alquilar un auto, “deberías hacer lo mismo, no pensaras que estaré todo el dia haciéndote de taxi” me dijo antes de irse, pero ya vería mas adelante. Nos quedamos charlando en el estacionamiento, Alice me dijo que consiguió un piso que perfecto para nosotros, pero que no le quedo de otra que comprarlo, también me dijo que lo decoro todo ella misma y que estaríamos solo a cinco minutos del edificio en que vive Edward y a diez de su casa. Mi hermano apareció media hora después de haberse ido con el que probablemente sea el auto más ostentoso de los que había para alquilar. Pusimos las maletas en ambos autos, Lydia y yo íbamos con Emmett, siguiendo el auto de Jasper.

Después de veinte minutos llagamos a un lindo edificio, de arquitectura clásica, unos cuatro pisos de alto, desalineaba completamente con la ciudad en la que estábamos, seguimos al auto de Alice hasta un estacionamiento subterráneo. Bajamos del auto y Alice nos presento a Marc, el portero, parecía un hombre muy agradable, nos identificamos como los nuevos propietarios, el muy amablemente se ofreció para acompañarnos hasta la puerta del que sería nuestro hogar mientras dure nuestra estancia en los ángeles, pero Alice insistió en que sabia el camino y que no era necesario que se molestara. Subimos al ascensor con Alice, Lydia y algunas de las maletas, Jasper y Emmett subirían luego con el resto de las maletas, Alice marco el piso cuatro, el ultimo, cuando salimos solo había un pequeño hall y una puerta de madera rustica. Esperamos hasta que los chicos llegaran para entrar, una vez todo juntos Alice abrió la puerta y entramos directo a un espacioso living de colores color pastel, piso de madera y mobiliario blanco, seguimos con el recorrido y llegamos al comedor en el que resaltaba una enorme mesa de roble con diez sitios, un enorme candelabro colgaba del techo, las paredes eran de color beige y una mullida alfombra roja daba vida al lugar, seguimos por la cocina, que se separaba del comedor por un pasa platos, la cocina en si era muy moderna, con electrodomésticos de acero inoxidable, una isla en el medio, paredes revestidas en madera al igual que la estantería, después pasamos a las habitaciones, primero fue la de Lydia, parecía una habitación de princesa, con paredes color violeta claro, cortinas violetas con finas líneas verde manzana, una cama de una plaza con colcha color violeta y repleta de almohadones color verde manzana, alfombra blanca, un sillón blando y armario de roble, seguimos por la habitación de Em, era muy moderna, con una cama en de dos plazas en el centro, una cómoda con espejo, un ropero y dos mesas de luz, todo el mobiliario era de madera obscura, las paredes color crema, por ultimo fuimos al que seria mi dormitorio, tenia exactamente los mismos muebles que el de Emmett pero en una gama de colores muy distinta, la pared del lado oeste, donde estaba la cama, era roja con un enorme tribal blanco, el resto de las paredes eran blanca, la cómoda, placar y mesas de luz estaban pintados de blanco, la colcha de la cama era negra y tenia muchos almohadones blancos con diseños negros encima.

-                     Vaya Alice, la casa esta genial. Todo lo has hecho tu sola? –pregunte sorprendida.

-                     De pintar se han encargado los obreros pero el resto si. –dijo muy orgullosa, y no era para menos.

-                     En ese caso te la agradezco mucho, pero tendrás que pasarme un presupuesto por todo esto, se nota que ha sido mucho trabajo. –este era su trabajo y no estaba bien que abusáramos de ella.

-                     No seas tonta, tu lo has pagado todo con la plata que me mandaste, yo solo puse mi brillante cerebrito. –dijo señalando su cabeza.

-                     Eso no esta bien Alice, y lo sabes. –la reprendí.

-                     Nosotros nos vamos para dejarlos instalarse, la alacena esta llena con de todo un poco. Jasper pasara por ustedes ocho menos cuarto para llevarlos a casa, hoy en la cena le daremos la sorpresa a Edward. –me informo Alice cambiando de tema.

-                     Esta bien. –fue todo lo que dije. Esperaba que para el almuerzo de mañana, donde tendría que enfrentar a sus padres, las cosas ya estuvieran bien entre nosotros.

Alice y Jasper se fueron, Emmett se fue a deshacer sus maletas y yo hice lo mismo con las mías y las de Lydia, cuando me di cuenta ya eran las cuatro de la tarde y aun no habíamos comido nada. Mi hermano consiguió, no se ni como, el numero de una pizzería y llamo a pedir la comida para los tres. Luego de comer nos duchamos y arreglamos, no podía creer cuando sentí el timbre sonar, era Jasper, y yo aun no había terminado de arreglarme. Cuando por fin bajamos ya eran ocho y cinco, Alice me mataría. Fuimos en el coche de Emmett siguiendo al de Jasper, trate de prestar atención al camino ya que era probable que la que conduzca de regreso sea yo.

Llegamos a una casa muy linda, nunca me imagine que Alice viviera en un lugar asi.

-                     Edward ya ha llegado –me informo Jasper-. Ahí esta su auto. –un volvo, que raro. Desde que sus padres le regalaron su primer volvo a los 16 se había enamorado de esos coches y parece que aun seguía prefiriéndolos.

Entramos en un lindo recibidor decorado con colores claros, trasmitía tranquilidad.

-                     Hasta que por fin llegan. –escuche la voz de Alice no muy lejos.

-                     Vayamos antes de que le explote la cabeza. –bromeo Jasper.

Es cuanto llegamos, a lo que supongo era el living, lo primero que vi fue a Edward, que en ese momento centraba su atención en otra dirección.

-                     Papa! –grito Lydia y salió corriendo hacia el. En cuanto escucho la voz de su hija la busco con la mirada y abrió los brazos de forma automática, luego de un par de minutos abrazados levanto la vista buscando mi rostro, pude ver sus ojos llenos de lagrimas, al encontrarse con mis ojos su mirada se ilumino. Se levanto tomando a nuestra hija en brazos y camino hacia mi, me abrazo muy fuerte con un solo brazo.

-                     Lo siento, te juro que no me volveré a comportar de esa forma tan estúpida contigo. –me susurro al oído.

-                     Eso lo hablaremos luego. –le respondí en el mismo tono para luego dejar un beso en la comisura de sus labios.

Capítulo 20: Planes Capítulo 22: Extrañandote II

 
14640705 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10860 usuarios