Playing God (Paramore)
Con cada suspiro de Bella creía que mi corazón volvía a latir, pero no era así, es imposible… al menos agradecía al Cielo que ella mejoraba con un nuevo día, todo lo contrario al de un embarazo normal, los típicos síntomas como engordar, los pies hinchados, cambios de humor… eso no pasaba con mi Bella, lástima que no era la excepción los vómitos fuertes y violentos, hasta con sangrado algunas veces, y los insoportables dolores que le propinaba nuestro bebé “monstruito” desde su interior, por suerte eso era parte del pasado ya, porque ahora con sus seis meses de gestación casi por finalizar, ya no sentía nada de eso, o ya no le dolía, eso si… lo que más me gustaba de este embarazo era saciar los miles de antojos de mi dulce esposa, de mi amada eterna, como querer comer helado (sin importar la estación) a altas horas de la noche, chocolate blanco y negro con chispas… y otros un tanto inoportunos pero que me alegraban la existencia, besos, caricias… No entendía como eso le era indispensable para respirar. Supongo que todavía no me entra en la cabeza que Bella me ama incondicional e irrevocablemente como yo a ella… Ningún corazón humano podría soportar tal dependencia ni sería capaz de amar de esa forma, simplemente con nosotros era distinto, algo más.
Mi plan diario se transformaba casi como una rutina, cada fin de semana debía alimentarme, me ausentaba tan poco como se me era posible, no deseaba para nada dejar sola a Bella, pero ella insistía por mi salud, me iba de caza cerca de Canadá y volvía por las noches, generalmente de los sábados, Alice buscaba a mi esposa para una jornada de chicas, me sentí apenado al pensar que Bella malinterpretó todo cuando le comenté que sabía acerca de sus salidas, yo no tenía nada en contra, que mi familia esté en desacuerdo con ciertos aspectos o decisiones en cuanto al bebé no significaba que ellas tendrían que arriesgar su amistad. No podía contener mi dicha cada vez que llegaba a casa viéndola acariciar su pancita súper redondeada, sentada en la sala leyéndole algo a nuestro hijo, inmediatamente corría a ella alzándola en brazos para acunarla contra mi pecho y verla dormir, serena y pacíficamente.
En los últimos meses hice unos sacrificios, obligados por el bien de todos, accedí a tomar prácticas en la clínica de Carlisle con la condición de no hablar del tema, cada cual defendía sus convicciones y a decir verdad, estaba siendo testarudo, pero ya no había vuelta atrás. El embarazo casi finalizaba, creo… no había datos.
Bella siempre me apoyó en cuanto a querer ser médico, y ahora con el tema del bebé, eso despertó mi gran interés por los niños, pediatría sería mi vocación. Acepté ir, solo porque ella estaba mejor, claro que me gustaría saber que es lo que ronda por su mente, tiene algo así como un don bloqueador, me es imposible leerle psíquicamente pero con solo ver su hermoso rostro puedo saber que anda mal. Es mi consuelo.
Uno de esos días Bella quiso acompañarme, no vi el problema, pero después si que caí en la cuenta de que fue una muy mala idea.
-Ya vengo amor, busco unos expedientes y nos vamos-dije depositando un beso en la frente de Bella.
Ella asintió tomando asiento en la sala de espera.
Cuando regresé, me detuve en seco en el marco de la puerta, quise escuchar.
-Pero… Bella, Edward no me dijo que vendrías.-comentó un alegre Carlisle para cualquier ojo humano, pero para los vampíricos, su mirada destilaba sorpresa, miedo… trauma.- ¿Cómo estás? ¿Y… el bebé?
Sus manos volaron al vientre de Bella.
-Déjala en paz, Carlisle.-ella enredó sus brazos en torno a mi cintura al igual que los míos, con gesto protector.
-Edward… yo no…
-Está bien, amor, Carlisle solo estaba siendo amable.
Trató de sonreír, para quitar la tensión. Era tan perfecta…
-Hijo, tranquilízate, Bella ¿tienes complicaciones?
Pobre de ella, dos pares de ojos ambarinos esperaban ansiosos su respuesta.
-Este… mmm… estoy muy bien, muy embarazada.
-Edward, acompáñame, tenemos que hablar…ahora.
Esto se le estaba yendo de las manos a mi padre, mi intención era que Bella esté presente en la charla, yo no le ocultaba nada a mi esposa, pero leí sus pensamientos, debía esperar fuera.
-Te espero en el auto-dijo volviéndose a mi camino a la salida.
No tomé asiento, no quería, se suponía que este tema era caso cerrado. Carlisle no dejaba su aspecto tranquilo, pero de golpe adoptó esa mirada de la cantidad de años que en verdad tenía, años ocultos en inmortalidad.
-¿Qué sucede? Tengo prisa, no quiero sonar maleducado pero ya sabes qué es lo que pienso de tu teoría Carlisle.
Suspiró bajo al ver mis manos cerradas como puño.
-Puede que exista la posibilidad de que tu… este… pequeño o pequeña… sea un híbrido.-sacó una carpeta del cajón del escritorio de mármol-claro que un híbrido único en su especie… Bella no se transformó, sigo intentando descifrar qué ocurrió cuando la mordiste.
-Ya te lo dije, ambos no éramos conscientes de que pasaba… Bella estaba técnicamente dormida, y todo comenzó cuando un aroma dulce y puro entró en mi ser, fue instinto… Yo no sé… no debería haber dejado que esto pase.
-No fue…
-No digas que no fue mi culpa-lo interrumpí sin dejar que intente consolarme con palabras que dibujaran el pase de un cuento de terror a uno de “fueron felices y comieron perdices”.
-¿Entonces cómo explicas que Bella continúe siendo humana? De no haber sido… porque ustedes consumaran nuevamente esa noche… de No ser así, Bella estaría muerta… o siendo una de nosotros, una de tú clan.
-¿De qué lado estás? ¿Ahora eres Suiza?
-El organismo de Bella siempre actuó de manera distinta, tú no lees su mente, te…
-Bloquea, ya lo sé. Lo averigüé hace unos días. Bah. Llegué a esa deducción.
-Está bien-asintió-quizás suceda lo mismo con su hijo, ¿Puedes saber algo acerca de él? ¿Eres perceptivo respecto de su comunicación?
Puse los ojos como platos.
-Cuando sepas si puedes, avísame lo antes posible, puede que así nos comuniquemos con la criatura, haciendo todo esto mas fácil sin que afecte a Bella, ella lo negó pero la tortura de tu rostro no me engaña hijo.
-¿Algo más?
-Estén atentos, hasta ahora la gestación parece ser la normal, pero no se confíen. Tal vez si yo… le hago algunos estudios… podamos…
-Gracias Carlisle, pero ya lo probé, las ecografías son mudas, no se ve nada, negro y mas negro. Nulo.
-¿Y algún ultrasonido?
-Nada, la piel debajo de Bella se endurece cada día mas, nada atraviesa esa capa de acero pálido.
Llevó una de sus manos cerca de la barbilla, con aspecto pensativo.
-Estoy desesperado Carlisle, lo sabes. Necesito saber a qué nos estamos enfrentando. Si Bella…
-Ordena tus prioridades, ¿Estás… alimentándote?
Asentí explicando que era más por complacer a Bella que por mis ansias, no me era prescindible la sangre en esos momentos.
-¿Y Bella? ¿No tiene… ansias?
-No, para nada, solo esa vez que bebió su propia ponzoña… cuando el avión cayó.-sacudí mi cabeza queriendo borrar recuerdos pintados para siempre en mi mente-cuando yo no estuve para ella, cuando la dejé.
-Deja de martirizarte. Te habían sedado… hijo no eres perfecto ni Dios, no te culpes mas.
-¡Pero yo no debí apartarme de Bella ni un segundo! ¡No cuando ella yacía en mis brazos casi muerta! ¡No cuando la mordí para saciar MI DESEO EGOÍSTA!
Caí a pedazos, cada ladrillo de mi muro se desmoronó, quería llorar, quitarme la rabia de encima pero ¿cómo?
Carlisle se acercó a mí, levantándome obligándome a mirarlo a los ojos, mis puños chocaban contra su pecho de hierro como el mío, dejándose pegar, rabia, ira, bronca, asco a mi mismo, odio…
Me odiaba a mi mismo, me sentía como en un juego donde debía tirar todas las cartas, cuyas cartas ya estaban para la nueva partida, un juego donde no sabía quien iría a ganar, pero no existía la posibilidad de perder, porque esa pérdida sería… no ni pensarlo…
-Ya Edward… debes estar mejor… Por Bella y el bebé que los espera, yo te apoyaré.
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