Narra Alma

Entré en la casa de Andrew, era preciosa y acogedora.

Me abrió la puerta Andrew.

-         Vamos a mi habitación.- me dijo.

Subimos las escaleras hacía arriba. Subimos arriba.

-         ¡Tete!- oímos gritar a una dulce voz de una niña.

-         Lo siento, mi hermana.- suspiró.

-         Tranquilo.

Entonces una chica, más pequeña que nosotros, entro por la puerta como una flecha.

-         OH, lo siento. No sabía que tenías visita…- dijo cortada.

-         Hola, soy Alma.

Me levanté y le di dos besos.

-         Encantada, yo Celia. ¿Cómo estas?

-         Mejor, gracias a vosotros.

-         Que quieres enana.- dijo Andrew a su hermana.

-         Nada, venía a ver que hacías.

-         Pues ya ves…

-         Bueno no os interrumpo más. Adiós.

-         Adiós.- le dije con una sonrisa.

Se marchó tan contenta, me recordó a mi tía Alice.

-         Bueno y que quieres hacer…- me preguntó.

-         Pues no lo se, e venido para que vieras que estoy estupendamente.

-         Entonces, ¿mañana vendrás?

-         Si, claro que si.

-         Oye Alma…

-         Dime Andrew.

Estuvo dudando un par de segundos y luego habló.

-         Esto… no se pero que te ocurrió exactamente, sabes que puedes confiar conmigo

-         Esto…

Me pensé si decirle la verdad o que. Me tomaría como una loca.

-         Alguien te hizo algo… o te caíste, bueno Alma, no me vas a poder engañar, no te caíste, alguien te hizo eso.

Al recordarlo se me cayeron las lágrimas.

Rápidamente Andrew me abrazó. 

-         Alma, tan grave…

-         Es que… me tomarías como loca, y no puedo decir nada.

-         ¿Te ha echo algo?

-         No, por suerte no.

-         Cuéntamelo, quien fue. Vi una sombra, bueno esa sensación tuve. ¿Si te cuento una cosa me prometes no decírselo a nadie?

-         Sabes que soy una tumba.

-         Resulta que hace dos años justamente yo iba por el bosque con mi hermana, vimos una especie de hombre… había matado a un pobre animal y estaba poniéndole los colmillos en el cuello.

Me lo estaba contando susurrando y asustado.

Me mordí el labio.

-         ¿Un…vampiro?- dije susurrando yo también.

-         No se como se puede llamar esa cosa, yo le dije chupa sangre.

-         ¿Tu crees que eso existe?- pregunté agachando la cabeza.

-         Sabia que no lo creerías- suspiró.

-         Andrew… yo no voy a decirle nada de esto, pero guárdate lo que voy a decirte, luego lo mas seguro me tomes como loca, que no quieras hablar conmigo… pero no puedo más…

-         Me estas asustando.

-         Andrew. A mi me atacó un vampiro. Yo sabía desde hace muchísimo tiempo que existía eso. Lo se por experiencia.

-         ¿Qué? ¿Cómo? No te entiendo…

Me levanté de la cama y me puse delante de él.

-         Yo permanezco a ese mundo… suena muy mal, sí. Pero es mi vida, mi existencia permanece al mundo de los vampiros y licántropos.

Empezó a reírse.

-         Es coña, a que si

-         Si fuera mentira estaría riéndome como tu, ves no tenía que haberte contado nada. Olvida todo lo que te acabo de decir, ¿vale? Si no quieres seguir siendo mi amigo por que no soy tan normal como tu, bueno ahora… por desgracia si. Pero si no quieres lo entiendo. Pero por favor no se lo cuentes a nadie. – paro de reírse-

Me arme de valor para no llorar, aparte que había decepcionado a mi familia… no se si me lo perdonarían. Pero él ya sabía algo, me contó su secreto, yo no sabía que decirle y se lo conté también. Se me escaparon unas lágrimas

Cogí el bolso para irme abrí la puerta, pero cuando estaba poco abierta me cerró la puerta. Me giré y tenía el rostro de Andrew a escasos del mío.

Le miré a los ojos pero agaché la cabeza.

-         Lo siento por haber reaccionado así Alma, entiéndeme…

No le contesté.

Me cogió la cara aun llorando me limpió las lagrimas.

-         Alma, te creo. Pero no entiendo nada, y tranquila, no se lo voy a contar a nadie.

-         Gracias.

-         Por ti lo que sea.

Entonces reaccioné; Andrew… ¿le gusto? Por que como estábamos, y estas palabras…

Me sonrió.

-         Eh… Andrew…

-         Lo siento.

Se apartó de mí y me dejó paso libre.

-         Gracias. Pues bueno yo no debía de habértelo contado, pero eres mi mejor amigo, y como me as contado lo que te paso… pero lo que si que te agradezco es que me ayudaras.

-         Tú también eres mi mejor amiga. En muchos años estaba siempre solo y de repente apareces tú…

-         Bueno, olvida lo que te he dicho ¿vale?

-         No, no voy a olvidarlo, por que te creo, siempre e creído que hay una vida de pura fantasía ahí fuera…

-         Y no te asusta la idea de vampiros y licántropos…

-         ¿Licántropos?

-         Hombres lobo…

-         Vaya, también existen… que guay.

-         Si.

-         Y una cosa… ¿tú eres vampiro?

-         No… pero mis padres… el resto de mi familia…

-         ¿Lo son? Guay, que chulo.

-         Si…

-         ¿Y tú por que no lo eres?

-         Por que es una larga historia.

-         Cuenta

-         Bueno… yo nací cuando mi madre aun era humana, y yo salí medio humano y medio vampiro.

-         ¿Pero bebes sangre?

-         No, soy más humana, pero tengo, bueno tenía poderes

-         ¿Ya no los tienes?

-         No, ahora mismo no. Ahora estoy en la fecha de la pubertad al igual que tu, por eso no me e podido defender del vampiro, lo podía haber derrotado, pero soy una simple humana.

-         Lo siento por hacer tantas preguntas pero tengo curiosidad…

Solté unas risas y él se unió también.

-         Tranquilo, si lo que me resulta extraño es que estemos hablando de esto, por que no se hubieras salido corriendo… no se.

-         No. No tengo miedo a esas cosas.

-         Pues yo la verdad es que sí.

-         ¿Pero que poderes tienes?

-         Pues te digo… podía comunicarme, bueno mejor dicho en mi pensamiento como un walkitalki, yo le decía a mi padre por ejemplo algo… y él rápidamente lo recibía, pero yo solo era eso, y velocidad.

Estaba callado oyendo lo que le contaba, y parecía que se lo estaba creyendo.

Llegó la hora de irme, quería acompañarme pero me negué.

Me despedí de él y de la hermana.

Me fui a mi casa, y oí murmullo dentro del bosque, vi una sombra correr y me asuste.

Noté como si estuvieran observándome y eché a correr. A pocos segundos vi otra vez la sombra que salía del bosque…