¿Estás Libre Esta Noche? (+18)

Autor: AnneHilldweller
Género: + 18
Fecha Creación: 09/10/2009
Fecha Actualización: 13/12/2012
Finalizado: SI
Votos: 148
Comentarios: 225
Visitas: 505847
Capítulos: 25

Fan fic ganador como el mas POPULAR 

MES DE DICIEMBRE

Entrevista a Anne aqui

Segunda parte del Fic AQUI

 

 

Nota de Anne Hilldweller (la autora):

Agradezco enormemente a Meyer y a las administradoras de esta página por las facilidades para que este post aparezca con el crédito que me corresponde.

He decidido mantenerlo y no borrarlo porque seguramente los plagios seguirán apareciendo y en alguna parte de la red tiene que estar la prueba de que yo soy la autora de esta historia, así que si ven este fic publicado en cualquier otra parte bajo otro nick se trata de un plagio y les agradecería infinitamente que me lo reportaran, mi cuenta de twitter es:

@AnneHilldweller

Y a los plagiadores les digo que antes de querer publicar este fic en otro sitio sepan que ha sido leído más de 100 mil veces y tuvo más de 3 mil reviews en FF.net, así que es absurdo que nadie en la red se dé cuenta que está siendo publicado ilicitamente y tarde o temprano me enteraré que me lo están robando, evitense la pena de quedar en rídiculo y de que les bloqueen sus cuentas o les cierren sus blogs.

Como muchos sabrán este fic tiene una continuación que no será publicada, lo que sí añadiré será el epílogo.

PD. La portada es creación de Cunning Angel.

 

Tres simples reglas a seguir:

No. 1 No nombres.

No. 2 No preguntas personales.

No. 3 No lazos afectivos.

Son las indicaciones que el desconocido da a Bella en su primer encuentro, pero

¿para ambos será igual de simple seguirlas al pie de

la letra?

Primera parte Terminada

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Capítulo 21: Reencuentro

Disclaimer: Los personajes de la saga Crepúsculo son propiedad de Stephenie Meyer y su casa editorial.

Historia original, queda prohibida su adaptación, distribución y copia parcial o total.

 

 

Dicen que el amor es ciego

Que te pone a diario en peligro

Y otros dicen que no existe

Que es antiguo amarse entre dos

Pero, ¿en realidad qué saben?

No conocen nuestro amor

Somos como mar y arena

Nos necesitamos para beber este amor

Somos más que un simple anhelo

O un deseo vago

Es mucho más nuestro amor

 

El tiempo se había pasado volando después del susto que me llevé al creer que estaba embarazada, ahora me encontraba en mi departamento esperando a Edward, que al fin regresaba de Londres, para irnos al aeropuerto, ya que había llegado la fecha de la boda de Alice. Scott sí me había dado permiso de ausentarme un día, Irina, la nueva chica que trabajaba en la agencia, había resultado muy eficiente y de inmediato se puso al corriente de las cuentas, incluso llevó un par de clientes nuevos, así que no hubo ningún problema para tomarme el día.

 

Cuando escuché que tocaban la puerta mi corazón se aceleró, un mes alejados había sido una eternidad, a pesar de que a diario hablábamos y nos veíamos frecuentemente por la webcam, pero no era para nada lo mismo a sentirlo, olerlo, tocarlo y demás. Abrí y lo recibí con un gran abrazo, nos besamos desesperadamente, su sabor era realmente exquisito, mucho mejor a como lo recordaba y mi cuerpo se estremeció al sentir sus brazos rodearme y sus manos acariciando mi espalda en tanto yo le acariciaba el cuello y sus cabellos, cortamos el beso hasta que ya no podíamos respirar. Edward tomó mi rostro con sus manos.

 

– Hola corazón, me alegra tanto volver a estar contigo, te extrañé horrores.

– Yo también te extrañé muchísimo, cariño.

– Este fin de semana será inolvidable, lo prometo – me dio un beso en los labios – vámonos ya, corazón.

 

Tomó mi maleta y bajamos, volvimos a besarnos en el ascensor mientras con nuestras manos acariciábamos nuestros sexos encima de la ropa, anhelaba que me hiciera suya en ese momento, pero teníamos el tiempo contado. Salimos del edificio y nos estaba esperando un taxi, el chofer subió mi maleta a la cajuela y luego de subir, arrancó. Después de poco más de media hora llegamos al aeropuerto, registramos las maletas y caminamos a la sala de espera, yo me senté y Edward fue a comprar unos dulces.

 

– ¡Bella! – escuché que me dijeron y levanté la vista.

– Eric – exclamé al ver al chico con rasgos orientales que me miraba con una gran sonrisa.

– El mismo, wow, que sorpresa, cuanto tiempo, déjame darte un abrazo – dijo y me levanté del asiento – dios, que hermosa te has puesto.

– Gracias, tú siempre tan amable.

– No es amabilidad mujer, es la pura verdad – exclamó separándose, pero sosteniéndome de las manos – de verdad luces maravillosa y radiante.

– Porque la felicidad se refleja en el rostro – exclamó Edward bastante serio y yo retiré mis manos, entonces él me abrazó por la cintura acercándome a su cuerpo – y Bella y yo somos muy felices, ¿verdad, corazón?, por cierto, ¿no me vas a presentar? – agregó molesto.

– Sí, claro, Eric Yorkie, un ex compañero de la preparatoria, él es Edward Cullen… – no pude decir que era mi novio, Eric sabía de mi relación con Jacob y además se llevaban muy bien, había estado en mi fiesta sorpresa de cumpleaños hacía dos años.

– Su novio, para mayor información – añadió aún más molesto.

– ¿Cullen?, ¿eres hermano de Emmett, el jugador de Pieles Rojas?

– Sí – respondió en tono seco.

– Encantado de conocerte, admiró mucho a tu hermano, de los mejores jugadores actuales – dijo y le extendió la mano.

– Gracias, los Cullen siempre somos los mejores en todo lo que hacemos – respondió estrechándole la mano de mala gana y la retiró casi de inmediato.

– Bella, me dio muchísimo gusto verte, suerte en tu viaje.

– Gracias Eric, cuídate y buen viaje.

– Hasta luego – dijo incómodo y ya ni siquiera me dio la mano y se alejó.

– Es increíble, te dejo sola dos minutos y cuando regresó te encuentro muy abrazada y de lo más feliz con un tipo cualquiera que después te toma de las manos como si nada.

– No era un tipo cualquiera, fuimos juntos a la preparatoria y solíamos ser amigos, no estaba intentando besarme como la tal Valery a ti, ni me coqueteó en tu cara.

– “De verdad luces maravillosa y radiante” – exclamó arremedando su voz – ¿crees que soy idiota?, eso es coquetear aquí y en China.

– Era un cumplido de amigos, verdaderos amigos no como tu “amiguita” Valery, que casi se te echa encima en plena calle, ya me imagino que clase de amigos eran.

– ¿Y por qué la juzgas?, al menos ella no tenía novio cuando se acostó conmigo.

 

No pude creer que me echara eso en cara, la rabia y la desilusión me inundaron y le di una fuerte bofetada que hasta le volteé la cabeza de lado.

 

– No quiero volver a verte en mi vida – dije con los dientes apretados tratando de contener el llanto y me alejé.

– Perdóname Bella, por favor, perdóname no quise decir eso – dijo en tono suplicante alcanzándome y abrazándome por detrás.

– Suéltame, no quisiste decirlo, pero lo hiciste y no puedes borrarlo con un simple perdóname – dije con la voz entrecortada por las lágrimas.

– Soy un completo idiota, lo sé, golpéame todo lo que quieras, pero no me dejes, por favor, te quiero demasiado y los celos me trastornan, no concibo la idea de que otro hombre te abrace y te agarre, perdóname te lo suplico.

– Piensas que voy a hacerte lo mismo que a Jacob, ¿verdad? – dije soltándome y volteando para encararlo, limpiándome furiosa las lágrimas.

– No, por supuesto que no, lo nuestro es muy diferente, su relación ya estaba rota cuando yo llegué a tu vida y él no te quería como yo, perdóname Bella, te lo ruego – agregó y vi que se iba a hincar, pero lo detuve.

– No hagas eso por favor, no me hagas quedar en ridículo frente a la gente.

– Haré lo que sea con tal de que me perdones, eres lo más importante en mi vida, ya te lo he dicho y no me cansaré de repetirlo – dijo con lágrimas en los ojos.

– Vaya forma de demostrarlo.

– Perdóname, el amor que siento por ti es demasiado intenso, por eso me enferma verte con alguien más, pero no es que dude de ti, por favor, perdóname, ya llamaron para abordar el avión, te juro que te lo recompensaré, no me dejes y menos ahora, mi familia nos espera, te lo suplico – agregó y una lágrima resbaló por su mejilla.

– Eres increíble Edward – guardé silencio unos segundos – iré contigo, porque Alice m invitó directamente, pero no sé si pueda perdonarte, me dolió muchísimo lo que me dijiste, me llamaste una cualquiera.

– No, te juro que no quise decir eso, la rabia me hizo decir semejante estupidez, pero jamás he pensado que lo seas.

 

Volvieron a llamar para abordar el avión, así que caminé y él me alcanzó, abordamos y tomamos nuestros respectivos lugares, me abroché el cinturón de seguridad y cerré los ojos, no quería hablar con él, había sido un golpe muy bajo y no me lo merecía, él era el menos indicado para reprocharme ese tipo de cosas, con todo el historial que tenía. Minutos después me levanté y fui al baño, me eché agua en la cara y me quedé apoyada en el lavabo después de secarme, tocaron a la puerta y dije que estaba ocupado, pero insistieron, resignada suspiré y la abrí, era Edward que me hizo entrar de nuevo y él también entró cerrando la puerta con seguro.

 

– ¿Qué haces?, ¿estás loco?

– Sí, completamente loco por ti – respondió y me besó, pero no le correspondí.

 

Sus manos acariciaron mi cuerpo mientras su boca luchaba por abrirse paso en la mía, quería resistirme, pero el lugar era tan estrecho que nuestros cuerpos estaban muy juntos y la verdad es que lo necesitaba con urgencia, a pesar de que a veces jugábamos por la webcam no se comparaba a tenerlo en vivo, a sentir su aliento, percibir su delicioso olor, sus manos acariciándome y el sabor de sus besos que me habían excitado desde que pasó por mí al departamento, así que dejé de luchar y le correspondí el beso desenfrenadamente mientras nuestras manos presurosas desabrocharon los pantalones de ambos que bajamos hasta los tobillos.

 

Pegó aún más su cuerpo sin entrar todavía en mí en tanto seguíamos besándonos con desesperación, yo estaba lista para recibirlo, así que él separó sólo lo suficiente mi pierna para entrar en mí, finalmente, me mordió el labio inferior, mientras se movía rápidamente dentro y fuera de mi cuerpo, yo me aferré a su espalda y eché mi cabeza hacia atrás que topó con la pared, él me mordisqueó el cuello siguiendo con sus movimientos veloces hasta que ambos alcanzamos el clímax y nos besamos para acallar los gemidos.

 

Yo tenía los ojos cerrados y nos separamos sólo lo mínimo, él seguía estando dentro de mí y sus labios rozaban los míos, después abrí los ojos y lo miré fijamente al igual que él a mí.

 

– ¿Ya me perdonas?, por favor – dijo con un hilo de voz.

– No abuses de mi vulnerabilidad en este momento.

– Sé que soy un idiota y no merezco tu perdón, la única defensa que tengo es este amor que cada día crece más y me supera, por eso dije eso, sin pensar.

– ¡Dios!, Edward, en verdad quiero estar enojada contigo, muy enojada, incluso quisiera odiarte en este instante, pero no puedo, ejerces demasiado poder en mí, estoy completamente enamorada de ti y abusas porque lo sabes.

– Jamás he querido abusar de ti, entonces, ¿sí me perdonas?

– La verdad no lo sé, no será fácil olvidar lo que me dijiste.

– Haré que lo olvides, lo juro por nuestro amor.

– Si no te quisiera tanto juro que no hubiera subido a este avión por nada del mundo.

– Sabes que yo te quiero tanto como tú a mí, eso jamás lo olvides.

– Tú tampoco Edward, porque el amor puede acabarse en cualquier momento, yo lo sé muy bien y no me gustaría que esto acabará mal.

– Entonces, ¿sí me perdonas? – insistió en tono más suplicante.

– Depende como te portes, salgamos ya, ¿sí?, no quiero que alguien nos descubra.

 

Me dio un beso presionando fuerte mis labios y salió de mí, nos subimos rápidamente los pantalones y salimos de ahí, tratando que nadie se diera cuenta que lo hacíamos del mismo baño, tomamos de nuevo nuestros asientos y me abrazó, después se separó un poco y sacó una hoja de su pantalón.

 

– Casi se me olvidaba, toma, repasa esto porque vas a ayudarme a darles una sorpresa a Alice y Jasper – dijo entregándomela y la empecé a leer.

– ¿Es una canción? – pregunté con pánico ante la idea de la sorpresa.

– Sí, la cantaremos en el ensayo de la boda.

– Oh no Edward, no habrá manera de que me hagas cantar frente a tu familia.

– Oh sí lo harás Bella, no quiero adelantar mi discurso de mañana de la recepción oficial, así que hoy cantaremos.

– No, de ninguna manera.

– ¿Ni por qué te lo pido yo? – dijo rozando mi nariz con la suya.

– ¿Te lo mereces? – repliqué tratando de no caer en su encanto.

– Tal vez no, pero entonces, hazlo por Alice, no se lo espera y le encantará.

– Me da vergüenza cantar en público – finalmente acepté.

– Pero, lo haces muy bien, en serio, además, yo no soy cantante profesional tampoco – señaló acariciando mi mejilla con las yemas de sus dedos.

– Pero, estoy segura que cantas mejor que yo.

– Claro que no, anda corazón, por favor.

– Pero, Edward, sólo he cantado en la ducha.

– Y te repito que no lo haces mal – me dio un suave beso en los labios – piensa que es un regalo para mi hermana pequeña, anda di que sí.

– Lo voy a pensar, ¿ok?

– Está bien, por ahora me conformo con eso.

 

Terminé de leer la canción y era realmente hermosa, todo lo que decía yo lo sentía por Edward, a pesar de sus arranques de celos, entonces, me entró la curiosidad por conocer la historia de amor de Alice y Jasper.

 

– Edward, está canción es preciosa.

– Yo la escribí – dijo muy orgulloso.

– ¿En serio? – pregunté más que sorprendida.

– Sí, ahora que estuve en Europa, en mis ratos de soledad.

– Y por cierto, ¿cómo fue que se conocieron Alice y Jasper?

– Por Rosalie, es su hermana, ella y Emmett estuvieron juntos en la preparatoria y se hicieron novios, pasó con nosotros una Navidad y Jasper la acompañó, la chispa surgió a primera vista, esa semana no se separaron ni un momento Alice y él, pero eran muy jóvenes los dos, después se dejaron de ver un tiempo y cuando volvieron a reunirse se hicieron novios, luego ella se fue a Paris y él la esperó, en cuanto regresó le pidió matrimonio y de inmediato empezaron con los preparativos, ¿te acuerdas que cuando nos conocimos te dije que no estaba disponible el fin de semana?

– Por supuesto que lo recuerdo – respondí mientras me ruborizaba, me habían pasado mil rollos por la cabeza por su ausencia y aparte había hecho su extraña sugerencia.

– Ese fin de semana fue cuando hicieron formal su compromiso, así que tuve que volar a Seattle para estar presente.

– Yo pensé que… eras casado y tenías que estar con tu familia.

– ¿En serio pensaste que era casado?

– Sí, eran tan raras esas reglas que pensé que las tenías por temor a que tu esposa descubriera tu secreto.

– Ay corazón, tienes una mente muy creativa, pero te equivocaste, sí estuve con mi familia, pero con mis padres y mis hermanos.

– Jamás se me ocurrió.

– Por cierto, tú no me has contado nada de tu familia.

– No hay mucho que contar, soy hija única, mis padres se divorciaron cuando yo tenía cinco años y viví con Renée, mi madre, hasta los dieciséis, cuando se casó por segunda vez me fui a vivir con Charlie, mi papá, hasta que terminé la carrera y luego me fui a Nueva Jersey por el trabajo, pero ellos son muy fríos, hace mucho que no hablamos, Renée viaja constantemente porque su esposo es beisbolista y Charlie es jefe de policía en Forks, así que siempre está ocupado y también volvió a casarse hace año y medio.

– Me apena escuchar eso, no tienen idea de la magnífica hija que tienen.

– Gracias, pero nunca fui prioridad en sus vidas, ambos son muy egoístas.

– Que mal, la familia es muy importante, quizá deberías tú de dar el paso para acercarse a ellos, estoy seguro que te aman.

– Supongo que sí, pero no sé, me cuesta trabajo acercarme a ellos, a pesar que viví con ambos son prácticamente desconocidos para mí, los veía muy poco.

– Deberías hacer el intento, me gustaría conocerlos pronto.

– Lo intentaré, pero no te prometo nada.

 

Finalmente llegamos a Miami, tomamos un taxi y Edward le dio la dirección. Al llegar, y mientras bajaban las maletas de la cajuela, observé la casa y quedé maravillada, era enorme, de tres pisos y una fachada blanca de portada de revista de arquitectura. Un sirviente salió y metió las maletas, Edward entrelazó su mano con la mía y entramos.

 

Caminamos por un largo pasillo y en ambos costados había varios autos último modelo de diversas marcas y colores. Llegamos a la sala que era bastante amplia y en un lado había una escalera de caracol, yo sentí que los nervios me inundaron por completo al ver a toda su familia de pie esperándonos, Edward notó mi nerviosismo porque me temblaba la mano y me la apretó con fuerza dándome confianza mientras sentía la mirada de los seis– integrantes que parecían estarme analizando.

 

Fragmento de la canción: Mar y arena.

Intérprete: Ana Gabriel.

 

Capítulo 20: Juegos de amor Capítulo 22: Junto a ti

 
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