Realmente no lo entendía, el actuaba así ¿por que temía que mi padre tomara represalias con sus padres por mi actitud de intentar mezclarme con su familia? O ¿Por qué cree que soy una niñita consentida?, cualquiera que sean sus motivos, creo que no los sabré ya que se ve reacio a cambiar su actitud hacia mí, este en lo correcto o no. Debía intentar hacer algo, ya que me dolía y me confundía de alguna manera su actitud hacia a mí, aunque claramente me confundía más el estar pensando de está manera.
-¿Puedo saber por que la antipatía?- pregunte finalmente cuando ya llevábamos casi la mitad del camino en un silencio incomodo.
-¿Para que quieres saber?, tu seguirás con tu vida y yo con la mía sin que se vean afectadas por el encuentro, no veo necesario gastar palabras- dijo algo molesto, cada vez me sentía mas confundida con cada palabra que salía de sus perfectos labios…un momento, ¿perfectos labios?, ¿eso lo pensé yo?, Grrr! Bella concéntrate, me daba cachetadas solo de pensar así.
-Bueno, sana y salva- dijo con una voz sin expresión, realmente le debe de molestar mi presencia y solo actúa así por el bien de sus padres.
-Eeh!, si gracias, sigo pensando que no debiste molestarte, pero aún así te lo agradezco- dije dubitativa, buscando las palabras adecuadas para agradecerle ya que parece que cada cosa que decía a él le molestaba. Iba casi entrando a mi casa cuando escuche a mi espalda esa voz aterciopelada que erizaba hasta el último de mis poros.
-¿Puedo preguntarte algo?- dijo algo nervioso, así que intente ser agradable.
-Bueno ya me estas haciendo una pregunta, así que creo que serán dos- le dije, dándole una sonrisa que salio algo tonta.
-A sí claro-, dijo medio avergonzado –Solo quería saber que hacías esta tarde en mi casa?.
No me esperaba una pregunta así, y sobre todo no sabia de que manera responderle a ello, ya que de cierta manera me dejo en claro antes que era "casi" de la familia, lo cual podría deducir que le molesta mi proximidad a ellos.
-No te mentiré, aunque te moleste, pero veo a tu familia como la mía propia, Esme realmente es una madre para mi, Carlisle definitivamente es el padre que quisiera tener, sin dejar de mencionar que Alice es la hermana que nunca tuve- ya mi voz sonaba triste al corroborar con mis propias palabras que ellos no eran realmente mi familia, sino algo que yo sentía. –Ahora, podría yo pregunta a que viene tu pregunta-, dije algo más recompuesta de mis pensamientos.
-Solo curiosidad- dijo despreocupado
-Pero tiene que existir algún motiv…- me interrumpió.
-Es hora que me valla y que Ud. entre a su casa.
-Es la hora del crepúsculo- dije sin pensarlo –lejos es la mejor hora del día, donde acaba un largo dia y aparece el misterio de la noche- reí ante mis pensamientos, pues amaba la hora del crepúsculo pero nunca lo había compartido con alguien, pero no sabia por que ahora lo había expresado, junto a este desconocido, y sobre todo un desconocido que no simpatizaba con mi persona. Deje de pensar en ello y me fijé que me miraba fijamente a los ojos, con curiosidad y ¿admiración?, lo dudo, debe ser que esta ya oscureciendo que no me deja ver bien, pero el notó que yo lo miraba, por un momento pensé que estaba avergonzado, pero seguía igual de gruñón.
-Buenas noches –y girándose en sus propios pies, camino saliendo de mi vista.
A la mañana siguiente desperté muy temprano algo entusiasmada, quería ver a Alice y a Esme, y bueno quizás si tenia un poquito de suerte vería a Edward. Que tonta me sentía en pensar en él, siendo que había sido muy descortés y agrio para mi gusto, pero su acto de amabilidad de venir a dejarme fue más fuerte.
Me disponía en ir a la casa de mi familia cuando al pasar por el pasillo, vi mi reflejo en el espejo, ¿Cómo intentaría mezclarme con ellos, si andaba vestida de esta manera?, mi vestido, aunque poco sabia de modas, comprendía que no era para el campo, el solo hecho de haber sido comprado desde Europa para mi ya me hacia sentir incomoda y fuera de lugar, así que corrí a mi habitación a cambiarme por un vestido más ligero, de color Azul con un cinturón de unos tonos más oscuros pero en combinación con las sandalias y el sombrero. Al echarme una última mirada en el espejo, noté la risa boba que tenia en el rostro, como si fuera por algo que estuviese esperando todo el día.
Camine a la casa de los Cullen, cuando ya me encontraba frente a su puerta, toque de manera suave pero ansiosa, quedé inmóvil y sin aliento cuando frente a mi unos ojos hermosos, unos ojos que me invitaban a más, a seguir perdiéndome en ellos, unos ojos que estaban confundidos, que se veían felices pero a la vez me miraban enojados, ahora con luz de día pude observarlo realmente, el verde intenso e sus ojos, es hermoso en toda la extensión de la palabra, pero no solo su mirada si no que él de pies a cabeza, su pelo cobrizo revuelto, sus labios, una invitación peligrosa a querer besarlos, su cuerpo, que aunque no era un musculoso como su hermano Emmett, si estaba bien tonificado, y lo puse comprobar al dejar en descubierto parte de su pecho que quedaba expuesto bajo una camisa con los primeros tres botones desabrochados, sus brazos firmes expuestos al tener las mangas en tres cuartos dobladas hacia arriba, cuando el sonrío entre nervioso y arrogante noté que era por la manera en que lo miraba.
-Bueno días, ¿esta Esme o Alice? – dije tímidamente.
-Si pasa están, están en la mesa, ya que terminábamos de tomar desayuno, por que si no te haz dado cuenta es muy temprano- dijo enojado yéndose a sentar nuevamente con su familia.
-Lo siento, provecho yo…solo…vuelvo después- dije nerviosa más que nada por la antipatía de Edward, moviéndome hacia la puerta para irme cuando Esme dijo
-No Bella, que bueno que llegaste, ¿desayunaste?, por favor acompáñanos, sabes que es grato tenerte con nosotros- es imposible resistirse a su tono maternal que tenia hacia mi.
-Espero no ser una molestia- lo dije más que nada mirando a Edward que seguía lanzándome dagas con sus ojos, definitivamente no iba a conseguir una relación de amistad con él y como no entiendo el por que su desagrado, simplemente lo ignorare.
-Permiso me retiro, tengo cosas que hacer, además ya no tengo hambre- dijo Edward levantándose de la mesa, dejándonos a todos algo impactados –Carlisle estaré en el establo, nos vemos allá- y salio sin decir más.
Paso cerca de veinte minutos en un silencio incomodo, cuando decidí ser directa y preguntar.
-Esme, ¿Edward es siempre así? O ¿es por que estoy aquí?.
-Pequeña no te preocupes, se le pasara, ayer hable con él y conociendo a mi hijo podría decir que son más que nada celos- dijo en tono divertido, como vio mi cara confundida continuo –celos por la atención que te damos, aunque no seas nuestra hija de sangre, peor ya veras que se le pasara, es algo terco, pero es muy amoroso, y no lo digo por que sea mi hijo.
-Bella, ¿quisieras dar un paseo en caballo?- pregunto de pronto Carlisle.
-No creo que sea una buena idea Carlisle, te lo agradezco pero al parecer no recuerdas que tengo dos pies izquierdos- dije avergonzándome al escuchar las risitas de Alice y Emmett.
-Vamos Bella, te enseñaremos- dijo Carlisle mientras Alice se unía a las palabras de su padre.
-Bella será divertido, en la ciudad siempre estas tan correcta y aguerrida, aprovechas estos días acá y diviértete- ya veía imposible el negarme.
-Esme no es necesario, quizás están ocupados, no quiero ser una molestia para nadie, puedo apañármelas sola.
-Igual de terca que Edward- susurró Alice de manera picara, pero aún así pude oírla.
Y en efecto fuimos directo al establo con Carlisle, Alice me aseguro que estaría en cinco minutos junto a mi, al llegar habían alrededor de seis caballos, muy bien cuidados y alimentados, de colores café, negro, y el más hermoso era el único blanco, su crin se veía sedosa y brillante. No pude evitar sonrojarme cuando noté unos ojos fijos en mi, Edward estaba cepillando aquel hermoso caballo que llamo mi atención.
-Edward puedes ensillar a Aura y a Atos, por favor, que queden firmes por que iré a enseñar a cabalgar a Bella- dijo Carlisle.
Edward comenzó a ensillar al caballo blanco que respondía al nombre de Aura, y luego ensillo un caballo café de nombre Atos, me parecían nombres muy bonitos.
-Carlisle, ¿Tú les pusiste esos nombres a estos caballos?- pregunte algo curiosa.
-Bella, son caballos de Charles, aunque él no estaba interesado en ponerles nombres, con mi familia decidimos ponérselos, pero Aura era el caballo que utilizaba tu madre cuando venia para acá, ella le puso ese nombre por que consideraba que le daba paz cada vez que cabalgaba por los alrededores.
Quedé impactada al escuchar lo que me decía Carlisle acerca de mi madre, no me la imaginaba cabalgando, y menos sola, debió sentir lo mismo por lo que estoy pasando ahora, el encierro, el agobiarme con responsabilidades que no quiero para mi vida y sobre todo las presiones de mi padre.
-Este caballo es tuyo por herencia, Bella- dijo Carlisle. –Bueno veo que Edward ya termino con Atos.
-Papá ya están listos, ¿necesitas algo más?, o ¿quieres que también quieres que le enseñe, por que por lo que veo Alice y Emmett también vienen a ayudar, parece que esto de cuidar niñitas se ha vuelto un trabajo de tiempo completo para los Cullen- dijo Edward en el tono muy acido..
-No gracias Edward, de aquí me preocupo yo, ya que yo invite a Bella a venir y fui yo quien se ofreció a enseñarle- dijo Carlisle amablemente y sonriéndome -Bien Bella, ¿puedes subir sola?
Aunque no supiera, no iba a darle en el gusto a Edward de no hacer nada por mi cuenta, así que sin pensarlo puse un pie en un estribo y salte para pasar el otro pie, si he de montar lo haría como hombre, pero no podía ser todo perfecto viniendo de mi y mi pie se enredo y con la ansiedad olvide que andaba con vestido, provocando que me fuera de espaldas, cerré los ojos para aminorar el impacto, impacto que nunca llego, lo único que sentí fue una descarga eléctrica por todo mi cuerpo, incluso pensé por unos segundos que caí sobre cables eléctricos, al abrir los ojos, me encontré en los brazos más calidos y suaves que puedan existir, unos ojos me miraban de forma preocupada.
-Gracias- conseguí decir de manera apenada con el rostro más colorado que podría existir, pero su semblante cambio de un momento a otro.
-Podría tener más cuidado Srita, no sea alocada, esto no es un juego- dijo Edward dejándome de pie en el suelo cuando notó mi rubor y la mirada del resto de su familia, antes de apartar la vista de mi, note su propio rubor, pero no quise pensar en algo más ya que comenzó a mirarme con enojo, y simplemente salio del establo.
Como es que alguien tan hermoso podría ser tan pesado, pensé para mí.
Continuara...
Hola aca esta el tercer capitulo espero q les guste
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