Narra Alma
Mi madre se asomó y me miró raro.
- ¿Qué haces aquí tan pronto? –me preguntó mi madre.
- Pues no hay clases esta semana porque está enferma la profesora. Así que aquí estoy. ¿Qué estabas haciendo?
- Hola. –Asomó ahora mi padre la cabeza, aunque tenía el pelo un poco de echo y me fijé bien que mi madre no salió de la cocina, solo asomó la cabeza igual que mi padre.
Los había pillado in fraganti. ¡Que vergüenza!
Me quedé con los ojos como platos y no pude ni hablar así que hablé con mi don.
Me voy a dar un gran paseo. Os dejo. Ya volveré.
Me fui a fuera y fui andando por dentro del bosque a casa de mis abuelos.
Narra Bella
Oí los pasos de alguien pero no me dio tiempo a ponerme la ropa.
- Ya estoy aquí. –dijo Alma mientras entraba por la puerta.
- ¿Qué haces aquí tan pronto? –le pregunté algo asustada por si nos veía así.
- Pues no hay clases esta semana porque está enferma la profesora. Así que aquí estoy. ¿Qué estabas haciendo?
- Hola. –asomó la cabeza ahora Edward.
Entonces creo que Alma se hizo una idea en su cabeza por que nos dijo:
Me voy a dar un gran paseo. Os dejo. Ya volveré.
Y pronto se fue.
Me giré a mirar a Edward y este llevaba unos pelos de loco al que me hizo reír.
- ¿Qué? –me preguntó gracioso mientras se arrimaba otra vez a mí a besarme.
- Que creo que tu hija se a asustado por ti, que pelos… -le susurré mientras le mordisqueaba la oreja.
- Debe de ser algo horrible pillar a tus padres ahí desnudos.
- No mencionaremos el tema.
Volvimos a “jugar” y pronto se hizo hora de comer y Alma aun no venía.
Narra Alice
Vi las imágenes de Alma en mi cabeza y empecé a reírme.
- ¿Qué te pasa cariño? –dijo Jasper a mi lado cogiéndome la mano.
- Nada, vamos abrir la puerta a Alma que está de camino. –dije levantándome de la silla.
- ¿Qué ha ocurrido?
- Nada que ha pillado a sus padres.
Jasper empezó a reírse también.
Bajó el grandullón de arriba y sonriendo preguntó:
- Pillada. ¿Lo que me creo que es?
- Sí. –le afirmé.
- Madre mía. Pobre Alma.
Empezamos a reírnos y de pronto llamaron ala puerta y era Alma, tal y como había visto.
Le abrí.
- Lo siento, Alma. Será traumático. –dijo Emmet.
- ¡Mucho! –dijo sin reírse, y nosotros paramos.
- Pasa Alma. –le dije mientras la empujaba a mi habitación. -¿Has comido?
- No tengo hambre de ninguna forma.
- Vale. ¿Qué quieres hacer?
- Olvidar esas imágenes. Me gustaría ir con Jake, pero está trabajando y no quiero distraerlo.
Se tocó la barriga y le levanté con su permiso la camiseta para verle la cicatriz que le dejó aquello y cada vez que lo veía me impresionaba.
- ¿Te duele?
- Después de tres años… No, que va. Pero me da mucha rabia. Ahora no podré ponerme bikini.
- Mentira. Te lo pondrás igual, porque parece un tatuaje, queda bastante bien. Pero además tú ya tienes a Jacobino. ¿No?
- ¡Tía! ¡No le digas así pobrecito!
- Lo siento, lo siento. –me disculpé.
|