Narra Jacob
Que me acababa de decir Alma? No puede ser, ella estaría enamorada de ¿mi?
Imposible… y yo casi le suelto que yo si que lo estoy. Soy más tonto.
- Esto… ¿te apetece dar una vuelta por la playa?
- Si, pero debo regresar pronto a casa para hacer los deberes.- me contestó.
- Tranquila, luego te acompaño.
- No hace falta Jake… seguro que tienes cosas mejores que hacer que perder tu tiempo conmigo.
Pero que me estaba contando. ¿Yo perder el tiempo con ella? Nunca.
Si es lo que más quería hacer ahora, y siempre. Estar con ella, abrazarla, darle muchos besos y decirle todos los días, a cada segundo que la amo con toda mi alma.
No sabía cuanto tiempo podría aguantar más…
Damos una vuelta como unos 10 minutos. Ella siempre haciéndome alguna de las suyas, era preciosa.
Cuando ella tenía que irse la acompañé, mientras tanto hablamos por el camino.
- Alma ¿te puedo preguntar una cosa?
- Claro que si, pregunta.
- El viernes por la noche aremos una cena en la playa, una fogata y bueno fiesta.
- ¿Si? ¡Que bien!
- ¿Vendrás?
- Supongo que si, eso se lo tengo que preguntar a mis padres.
- Están informados, pero díselo.
- Vale. Gracias Jake.
- Entonces llevo el bikini…
- Será de noche
- ¿Y?- me dijo con un tono pícaro y levantándome una ceja.
Mejor… así no se verá… me dijo a la mente, ella y su don.
Pero no lo pillé.
- ¿Qué?- le pregunté confundido.
- Nada, nada, déjalo- Tonterías mías. Yo lo llevaré.
- Pero no quiero ir quitándote a los tíos de encima.
- Por que dices eso
- Con lo guapa que eres y simpática, y…todo querrán ligar contigo.
Entonces se me puso delante de mí y hizo una pose.
Salté a carcajadas al igual que ella.
- Entonces que vengan a mí…- me soltó así como así.
- Alma… como te escuchen tus padres…
- No. Mientras no lo pienses…
- Tranquila, sabes que puedes confiar en mí, pero usa bien la cabeza.
- Lo se Jacob Black.
- Alma de verdad…
- Tranquilo Jake… que no soy tonta.
- Eso lo se.
- Bueno pues gracias por acompañarme.
No me había dado cuenta que estábamos ya en el jardín de su casa.
- Vaya, se me hizo corto el camino.
Soltamos unas risas.
- ¿Cuando te volveré a ver?
- Cuando quieras.- le dije.
- Pronto. Ahora voy hacer los deberes. Nos vemos el viernes.
¿Tantos días sin ver a Alma? IMPOSIBLE, no, no.
- Antes, ¿no?
- Si. Pero para más el viernes.
- Llámame.
- Igualmente te digo.
Me dio un abrazo y un beso en la mejilla.
Ay… cuantas ganas tenía de decirle lo que me ocurre con ella.
Me fui a mi casa.
|