Hola, espero que os guste este capítulo. Porfi comentad y votad. Besos a todas!!!
Íbamos en el coche de Alice camino al hotel. Jessica venía con nosotras, pues íbamos a ver al famoso actor Robert Pattinson, de 24 años de edad, protagonista de la exitosa saga Crepúsculo. A Jessica y a mí nos encantaban las películas y los libros, pero más aún nos gustaba su protagonista.
Llegamos al gran y lujoso hotel de 5 estrellas donde trabajaba mi hermana llamado Wilshire Boulevard, y allí estaba, sentado en un sofá en el gran hall del hotel. Se levantó para saludarnos. Todas nos quedamos boquiabiertas debido a la impresionante belleza de ese hombre. Aquel hombre con el que había soñado tantas veces, aquel hombre del cual tenía forrada mi habitación con sus posters, aquel hombre que hacía gritar a millones de adolescentes en todo el mundo…. Aquel hombre lo tenía delante de mí, mirándome con esa sonrisa suya y esos preciosos ojos azules grisáceos y con su pelo rubio alborotado.
Vestía unos jeans con algún roto a la altura de la rodilla y una camisa blanca remangada hasta los codos.
-Señor Robert Pattinson- dijo Alice emocionada con una sonrisa de oreja a oreja- estas chicas son mi hermana Bella- dijo señalándome a mí- y su mejor amiga Jessica- dijo señalando a mi amiga, la cual tenía la boca totalmente abierta, se le iba a caer alguna baba.
-Oh, encantado- me tendió la mano y se la di. Diós… no podía creer que estuviera tocando a Robert Pattinson… este era sin duda el mejor día de mi vida, y creo que el de Jess también, aunque parece que no responde….
-Encantada- le respondí con una sonrisa, la cual él me devolvió.
-Oh… hola… soy Jessica…aunque me puedes llamar Jess- dijo Jessica tendiéndole la mano.
-Encantado Jess- dijo Robert
Aquel chico era aún más alto de lo que yo creía y también más guapo de lo que yo creía. Su sonrisa blanquecina iluminaba toda la sala y sus ojos la hacían brillar.
-Bueno…creo que tengo que ir a trabajar- me dijo Alice dándome un toque en el brazo y acercándose más a mí- A por él- me dijo en tono gracioso cerca de la oreja, sin que él pudiera oírnos, ya que estaba hablando con Jessica.
Me quedé allí mirando, esperando a que terminasen de hablar y Jessica me cediera el turno a mí.
-Bella, es una pena, pero tengo que irme, mi madre me estará esperando para comer- me dijo Jess
-Oh, vale- la contesté. En el fondo me daba una alegría, pues me quedaba a solas con ese pivón.
-Oh, adiós Robert- le mostró una sonrisa mientras se iba alejando poco a poco hasta la puerta del hotel.
-Bueno… ¿te parece que… vayamos a… comer?- me dijo Robert mientras se metía las manos en los bolsillos. Su mirada me hipnotizaba y su sonrisa me hacía temblar. Por un momento creo que me quedé muerta.
-Eh, sí aunque no tengo…dinero y…- me interrumpió
-Da igual, invito yo- me sonrió y me puse roja como un tomate. Aquello era un sueño.
Fuimos a un restaurante de cerca y estuvimos comiendo y hablando. Nos dieron las 6 de la tarde.
-¿Quieres que te acompañe a casa?- me dijo al salir del restaurante- solo si quieres…- prosiguió, como si fuese una molestia para mí
-Oh, vale- le contesté algo avergonzada, no sabía que hacer.
Fuimos andando hasta mi casa, el camino se hizo corto, pero hablamos mucho de cada una de nuestras vidas. A pocos minutos llegamos hasta mi casa donde nos despedimos.
-Bueno-dije cogiendo las llaves de mi casa-ten cuidado, no vaya a ser que te maten a gritos- me refería a sus fans. Nos habíamos encontrado a bastantes durante el camino.
-Sí- se rió, pero de pronto se quedó parado, pensativo.-Bella, verás, mañana hay una fiesta en el hotel donde me alojo, no sé si tu hermana te lo habrá dicho- me dijo mojándose sus dulces labios con su lengua.
-No, no me ha comentado nada- le respondí
-Pues, bueno me preguntaba si… ¿vas a venir?- pronunció las últimas palabras con interés, con dulzura, como si me quisiera volver a ver.
-Oh…pues…no lo sé…si vas tú…seguramente- le dije tendiéndole una sonrisa
-Está bien…pues…allí te espero. No me dejes plantado eh…-dijo en tono gracioso
-No tranquilo… a ti no…- solté una leve risa que le hizo sonreir.
-Bueno, pues adiós, que duermas bien- me dio un leve toque en el brazo y se fue andando camino a su hotel. Me quedé allí parada, como una tonta viendo como se iba, hasta que reaccioné y entré en mi casa.
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