La chica de mis bajas pasiones. (+18)

Autor: Samanthablack
Género: + 18
Fecha Creación: 31/05/2013
Fecha Actualización: 16/06/2013
Finalizado: NO
Votos: 5
Comentarios: 11
Visitas: 11275
Capítulos: 8

Está historia no es una más de solo sexo.

 

El amor, la pasión y el deseo se unen para darle vida a Isabella Swan y llevarla al camino de su felicidad.

 

 Edward Cullen, el típico hijo  de papi, millonario, piensa que tiene todo y que nadie le negara nada, pero un día llega una chica que le pondrá patas para arriba todo su mundo.

 

 

Los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer.

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Capítulo 3: Fantasías

Fantasías.

Estaba totalmente compungida, no sabía que pasaba, más bien si sabía, que tenía que entrar a la empresa que nos ponían en la lista, hoy nos habían dado esa noticia, trabajaríamos a prueba por unos meses pero tendríamos un sueldo además de que esto ayudaba para poder pasar las materias donde teníamos más problemas, así que todo eso a mí me ayudaba y mucho.

A mí me había tocado en la empresa  que más bien era una agencia de modelos, donde hacían sesiones de fotos y todo eso, yo sería fotógrafa o ayudante de eso, la agencia se llamaba Cullen’s.

Salía de la universidad para poder dirigirme hasta la empresa y poder explicar el motivo, según lo que había escuchado, tenía la suerte de perros, ya que estaba también otra chica conmigo, que era una de las típicas zorras que se da el acosten con cualquiera para poder ascender, así que no dudaba que eso hiciera en la empresa.

La empresa a dónde íbamos era donde nos abrirían las puertas a todo tipo de trabajo, dicen que es la más importante, la verdad es que no sabía mucho sobre eso y tenía que hacer un buen trabajo, porque así como te abrían las puertas para tener éxito, te las serraban para que fueras infeliz toda tu vida.

Estando enfrente de la empresa mire hasta arriba, donde claramente se notaba que eran quince pisos, tan grande era esto.

La tipa que le había tocado la misma empresa que yo había llegado más tarde, así que entre primero para llegar a la recepción.

-Buenas tardes, soy estudiante del liceo Mayori Culler y…-  hable gentilmente pero ella me atajo muy prepotente.

-Bien, eres una de esas niñas que vienen a que les enseñen sobre la fotografía, bien, tienes que presentarte con el señor Cullen, él te entrevistara y te dirá lo que tienes que hacer, deja tu nombre y aquí tienes la tarjeta para que puedas entrar y salir, si la pierdes olvídate de tu pago semanal hasta que consigas otra, ¿Entiendes?- la mire desorbitada, ¿Ella me estaba ordenando?

Bufe enojada.

-Nadie me da órdenes estúpidas, entendí a la primera y si no hablas correctamente es porque no te follaron bien, te encargo que para la otra me hables bien porque como amiga soy buena y como enemiga soy una gata, ¿Entiendes tú? Y si, capte lo que dijiste, no soy retrasada- gruñí.

-A mí no me bienes a hablar así maldita niña, si quiero le diré al señor Cullen que no te del trabajo y que te sierren las puertas de todos… - la calle con una sonora cachetada en la mejilla, ella me miro con la boca abierta y agarrándose la mejilla. - ¡Maldita perra, me las vas a pagar!- me grito.

Pero antes de que ella tocara un solo cabello de mí, una voz muy reconocida me hizo tensar.

-¿Qué está pasando aquí Heidi?-  me voltee de inmediato quedando de frente a él, solté el aire sorprendida y mire como los ojos de él brillaban, pero al instante se puso mucho más serio mirándome.

-Señor Cullen, esta niña me ha golpeado y se ha puesto altanera, no creo que deba contratarla- empezó a hablar con una voz chillona.

Trague saliva, ahora venía el veredicto de mi sentencia de muerte, seguro que me corría, y no por lo de hoy sino por la tasa de café que le había echado encima ayer mismo.

-Si esta niña, como usted ha dicho le ha dado una cachetada por algo a de ser, y no me meto en problemas de gatas, y si la contrato o no es muy mi puto problema, póngase a hacer su trabajo y dele su tarjeta, señorita sígame- note como el “señor” Cullen se giraba pero había asegurado que tenía una sonrisa burlona.

La tal Heidi me entrego de muy mala gana la tarjeta y yo se la arrebate, antes de desaparecer le enseñe el dedo de en medio para que viera que no me dejaba.

Seguí al señor Cullen que ahora era mi jefe, subimos al asesor y aplano el botón número quince, tardaríamos un poco.

-Nos volvemos a ver, señorita-

-Si- mire al frente, él estaba enfrente de mi pero me volteo acorralándome en la pared de acero del ascensor.

-¿Sabe que el escándalo que a echo aquí hoy, se considera una falta y que tengo que correrla?- pego su cuerpo al mío haciendo que soltara mi mochila, su contacto apretando mi cuerpo era excitante y hacia que mis peores fantasías salieran a flote.

-Si- lo mire ceñuda y quieta.

-Más sin embargo no la correré, tengo planes para usted señorita…-

-Swan, Isabella Swan-  no entiendo porque mi boca no decía algo o porque no se movía. “Porque no quería hacerlo” dijo mi conciencia.

Su mano izquierda en mi hombro derecho y su cuerpo pegado al mío, con la mano derecha aplano un botón rojo, el ascensor se detuvo, me sonrió sínicamente y mi corazón se aceleró a mas no poder, no quería hacer nada de esto pero mi cuerpo no reaccionaba, su mano derecha fue bajando por mi costado hasta llegar a mi muslo, bajo subiendo la pierna y enrollándola en su cintura, no sé porque no protestaba yo, maldita sea.

Su mano llego a mis nalgas y las acaricio, solté un gemido cuando las pellizco, eso hizo que el apretara su sexo en el mío, sintiendo un cosquilleo ahí abajo, sintiendo calor por todo mi cuerpo, el me miro a los ojos, tenía un cierto brillo que yo no sabía que  pensar, ¿Qué pasaría?

Capítulo 2: Cansada Capítulo 4: Calentón

 


 


 
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