The Reason

Autor: dianacullenblack
Género: Romance
Fecha Creación: 30/10/2012
Fecha Actualización: 24/07/2013
Finalizado: NO
Votos: 3
Comentarios: 5
Visitas: 7302
Capítulos: 7

 

"He encontrado una razón para mi.. para cambiar lo que yo solía ser. Una razón para empezar de nuevo.. y esa razón eres TU"

Stefan/ Bella

TODOS HUMANOS.

la historia pertenece a mary-paradice

yo solo publico con su permiso, espero le guste este fic como a mi ♥_♥

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Capítulo 3: realidad alterna

Los personajes. Son de Meyer y L.J. Smith. la trama de Mary-Paradise.

Capitulo Tres: Realidad Alterna.

Llegue a la escuela demasiado temprano. No quise quedarme más tiempo en compañía de Alice, porque no podía dejar de pensar en mi sueño.

Ni siquiera sabia a ciencia cierta si era algo que deseaba, o simplemente quería que pasara. Me aterraba, la verdad.

Me baje de mi bebe, y empecé a caminar por el campus. Caminar siempre me relajaba y me hacia ver las cosas de otro ángulo. Por muy difícil la situación, siempre había una esperanza. Eso me decía mama.

Seguí caminando, hasta que vi a un hombre sentado en una banca. Se veía tranquilo, pero a la vez ausente.

No se porque decidí acercarme. Puede que era mi curiosidad o simplemente quería alejar de mi cabeza mis sentimientos. Fuera lo que fuera, quise conocerlo.

-Oye, ¿estas bien?- pregunte. Él se volteo a mirarme. Tenía el cabello negro azabache y unos impresionantes ojos azules. Él sonrió. Me quede completamente estática. Era guapísimo.

-Si, estoy bien... solo estaba pensando- me indico que me sentara. Me senté a su lado y mire hacia donde antes miraba.

-Entonces, ¿Qué haces tan temprano? Las clases empiezan en una hora- dijo sugestivamente. Había algo en el que lo hacia seductor y agresivo al mismo tiempo.

-Oh, bueno. No quería estar mas en casa, así que me fui –me encogí de hombros. Y parecía que a él le había gustado mi respuesta.

-Mi nombre es Damon – sonrió amistosamente. Le correspondí la sonrisa.

-Soy Bella- dije. Él se me quedo viendo curioso. Yo me avergoncé por su mirada inquisitiva.

-Bella Swan, ¿no? ¿O me equivoco? –el sonrió empujando mi hombro juguetón. Yo lo contrataque.

-¿Como sabes mi apellido? –pregunte con asombro. No lo había conocido antes. Era imposible.

-Conociste a mi hermano ayer- dijo riendo. Me quede en shock. Stefan jamás me menciono a un hermano.

El sonrió al ver mi estupor. Me reí nerviosamente y lo vi con más atención. No podían ser hermanos. Bueno, no se parecían lo suficiente.

-Oh, no te preocupes. San Stefan odia hablar de su vida privada, incluso de mí. –sonrió divertido. Le devolví la sonrisa – Aunque debo decirte que le agradaste. Mi hermano tiene el don de las palabras, mientras yo lo hermoso-. Lo último lo dijo riendo abiertamente. Lo empuje con mi hombro, divertida.

Damon me miro abiertamente y yo no aparte la mirada. Sus ojos me recordaron al azul de mar y del cielo en un lugar soleado.

El miro al frente y bufo. Seguí la dirección de su mirada. Stefan venia hacia nosotros.

-Hola, hermano – dijo Damon, sonriendo de lado. No se porque pero al instante se creo una esfera muy tensa. Y me sentí fuera de lugar.

-¿Que haces aquí? – pregunto Stefan. No era ninguna idiota para darme cuenta de su tensión.

-Oh, hermanito. Es el segundo día. Aparte, quería conocer alguien agradable – lo ultimo lo dijo mirándome. Me avergoncé pero mire a Stefan. Entrecerró sus ojos y después me miro.

-Déjame llevarte a clases- me pidió. Yo me quede de piedra. Damon sonrió divertido y se levanto.

-Yo me voy. Fue un placer, Isabella –. Damon tomo mi mano derecha y la beso mirándome. Sonreí con agrado. Soltó mi mano y se fue.

Mire a Stefan. El miraba todavía a Damon y me miro. Frunció el seño.

-Mi hermano es un poco… extraño. Espero que no te haya molestado -. Yo me quede más confundida.

-No, fue amable. No te preocupes- suspire. Stefan extendió una mano hacia mi rostro, pero antes de tocarlo la alejo.

Y me quede mirando sus ojos. Mi corazón latía rápidamente, por el nerviosismo. Su mirada se perdió en la mía, como si leyera en mi propia alma. Y anhelaba, que tuviera un gesto hacia mi, cualquiera. Anhelaba su tacto.

Pero como todo en esta vida, la magia desapareció. Aparto la mirada y se fue. Y me quede viendo como se alejaba. No se cuanto me quede, pero me yo también me fui.

Me quede pensando en todo y a la vez en nada.

Incluso mi trabajo –que era tan divertido y era bueno- no alejo esos pensamientos de mi cabeza. Stefan era una persona con muchos secretos, ¿pero yo estaba dispuesta a escucharlo?

No lo sabía. En realidad, de lo único que estaba segura es que quería que el confiara en mi.

Estacione mi moto en la calle, cosa que nunca haría. Me baje y camine hasta el apartamento.

Solo fue un segundo, cuando sentí que alguien me tapaba la boca y me jalaba hacia un callejón. Grite, aunque sabia que no podían oírme. La persona me soltó bruscamente y me estampe en la pared. Voltee a ver a mi atacante.

Un objeto punzante estaba en mi garganta. El terror me paralizo.

-Mira, estúpida, solo dame tu dinero, ¿entiendes? ¡Dame tu maldito dinero! – el hombre me grito desesperado. Empecé a temblar de miedo. Me quite la bolsa y empecé a buscar mi dinero.

-¡Deprisa!- me grito. Entre mis torpes manos, la bolsa se cayó. Sentí un golpee en mi rostro. Fue demasiado fuerte.

Caí de rodillas en el pavimento y sentí el sabor metálico de la sangre en mi boca. Un empujón me tumbo completamente en el suelo.

-Que lastima que deje una marca en ese dulce rostro-. Sentí asco al subirse sobre mí. Y antes de sentir el filo de la navaja, ya nada estaba sobre mí.

Me voltee y mire hacia arriba como pude. Un hombre me protegía de mi atacante. Mire otra vez al suelo.

-La próxima vez que te vea causando problemas, le mandare un mensaje a Klaus- no reconocí la voz. Estaba enronquecida por una ira asesina y una frialdad extrema. Escuche un suspiro y alguien se arrodillo a mi lado.

-Bella, tranquila. Aquí estoy- alce la mirada cuando unas manos me levantaron. Era Stefan.

Su mirada estaba llena de preocupación por mí. Acaricio mi rostro con delicadeza y quito el cabello de mi cara. Me ayudo a levantarme.

-¿Dónde vives, Bella?- me pregunto suavemente. Se quito su chaqueta y me la puso sobre mis hombros. Mi mente subía y bajaba por el dolor.

-¿Vives por aquí? Si es así, déjame llevarte –me explico suavemente. Asentí levemente.

Lo guie a mi apartamento, pero en ningún momento alejo sus manos de mis hombros. Yo no podía hablar. La adrenalina y el miedo me dejaron embotada. Seguimos caminando por el pasillo largo, hasta que me detuve en la puerta de mi casa. ¡Mis llaves! Estaba a punto de decirle cuando Stefan las saco de mi bolsa. Me miro.

-Le quite tu bolso. Lo único que se llevo fue el dinero- sus ojos se oscurecieron llenos de ira. En cuanto abrí la puerta, Alice me esperaba para cenar.

-Bella, hice lo que... ¡Oh, Dios mio! –grito horrorizada. Se acercó corriendo y me miro angustiada.

-La asaltaron. Necesito alcohol y hielo- la voz de Stefan era muy autoritaria. Alice fue rápido a la cocina. Stefan me obligo a sentarme en el sofá. Cuando Alice llego, se dispuso a revisar mi rostro.

No deje de mirarlo aunque el veía mis heridas. Escocia un poco por el alcohol, pero no me importaba. Su presencia me producía seguridad.

-Te va a salir un moretón- susurro quedamente. Sentía mi labio hinchado y mi mejilla me dolía. Al igual que mi frente.

-Gracias… por salvarme- susurre. Él se me quedo mirando por largo tiempo. Entonces se acercó despacio y beso mi mejilla. Incluso a pesar de todo, y que debería estar llorando frenéticamente, ese gesto hizo que todo se desvaneciera. Era como un cuento. La princesa fue rescatada del monstruo.

Pero yo no era princesa, y no esperaba que Stefan fuera mi príncipe.

-Yo me tengo que ir. ¿Estarás bien?- me pregunto. Menuda pregunta del millón. Asentí levemente. Escribió algo en una tarjeta y me la entrego.

-Es mi teléfono. Por si te sientes mal o no quieres ir a la escuela. Llámame y yo estaré ahí, ¿ok?- asentí otra vez. Se despidió de mi y le dio las gracias a Alice. Ella asentí y le dijo gracias por cuidar de mí. Entonces se fue.

Después de veinte minutos, me encontraba llorando con Alice consolándome. Me dolía más la mejilla y mi labio se hincho bastante. Pero estaba en casa. En mi refugio.

Pero antes de dormirme, me di cuenta de algo crucial: Stefan amenazo a mi atacante. Y me vino la pregunta del millón: ¿Quién era Klaus?

Capítulo 2: viejos amigos Capítulo 4: paranoia

 


 


 
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