Los personajes. Son de Meyer y L.J. Smith. la trama de Mary-Paradise.
Capitulo Tres: Realidad Alterna.
Llegue a la escuela demasiado temprano. No quise quedarme más tiempo en compañía de Alice, porque no podía dejar de pensar en mi sueño.
Ni siquiera sabia a ciencia cierta si era algo que deseaba, o simplemente quería que pasara. Me aterraba, la verdad.
Me baje de mi bebe, y empecé a caminar por el campus. Caminar siempre me relajaba y me hacia ver las cosas de otro ángulo. Por muy difícil la situación, siempre había una esperanza. Eso me decía mama.
Seguí caminando, hasta que vi a un hombre sentado en una banca. Se veía tranquilo, pero a la vez ausente.
No se porque decidí acercarme. Puede que era mi curiosidad o simplemente quería alejar de mi cabeza mis sentimientos. Fuera lo que fuera, quise conocerlo.
-Oye, ¿estas bien?- pregunte. Él se volteo a mirarme. Tenía el cabello negro azabache y unos impresionantes ojos azules. Él sonrió. Me quede completamente estática. Era guapísimo.
-Si, estoy bien... solo estaba pensando- me indico que me sentara. Me senté a su lado y mire hacia donde antes miraba.
-Entonces, ¿Qué haces tan temprano? Las clases empiezan en una hora- dijo sugestivamente. Había algo en el que lo hacia seductor y agresivo al mismo tiempo.
-Oh, bueno. No quería estar mas en casa, así que me fui –me encogí de hombros. Y parecía que a él le había gustado mi respuesta.
-Mi nombre es Damon – sonrió amistosamente. Le correspondí la sonrisa.
-Soy Bella- dije. Él se me quedo viendo curioso. Yo me avergoncé por su mirada inquisitiva.
-Bella Swan, ¿no? ¿O me equivoco? –el sonrió empujando mi hombro juguetón. Yo lo contrataque.
-¿Como sabes mi apellido? –pregunte con asombro. No lo había conocido antes. Era imposible.
-Conociste a mi hermano ayer- dijo riendo. Me quede en shock. Stefan jamás me menciono a un hermano.
El sonrió al ver mi estupor. Me reí nerviosamente y lo vi con más atención. No podían ser hermanos. Bueno, no se parecían lo suficiente.
-Oh, no te preocupes. San Stefan odia hablar de su vida privada, incluso de mí. –sonrió divertido. Le devolví la sonrisa – Aunque debo decirte que le agradaste. Mi hermano tiene el don de las palabras, mientras yo lo hermoso-. Lo último lo dijo riendo abiertamente. Lo empuje con mi hombro, divertida.
Damon me miro abiertamente y yo no aparte la mirada. Sus ojos me recordaron al azul de mar y del cielo en un lugar soleado.
El miro al frente y bufo. Seguí la dirección de su mirada. Stefan venia hacia nosotros.
-Hola, hermano – dijo Damon, sonriendo de lado. No se porque pero al instante se creo una esfera muy tensa. Y me sentí fuera de lugar.
-¿Que haces aquí? – pregunto Stefan. No era ninguna idiota para darme cuenta de su tensión.
-Oh, hermanito. Es el segundo día. Aparte, quería conocer alguien agradable – lo ultimo lo dijo mirándome. Me avergoncé pero mire a Stefan. Entrecerró sus ojos y después me miro.
-Déjame llevarte a clases- me pidió. Yo me quede de piedra. Damon sonrió divertido y se levanto.
-Yo me voy. Fue un placer, Isabella –. Damon tomo mi mano derecha y la beso mirándome. Sonreí con agrado. Soltó mi mano y se fue.
Mire a Stefan. El miraba todavía a Damon y me miro. Frunció el seño.
-Mi hermano es un poco… extraño. Espero que no te haya molestado -. Yo me quede más confundida.
-No, fue amable. No te preocupes- suspire. Stefan extendió una mano hacia mi rostro, pero antes de tocarlo la alejo.
Y me quede mirando sus ojos. Mi corazón latía rápidamente, por el nerviosismo. Su mirada se perdió en la mía, como si leyera en mi propia alma. Y anhelaba, que tuviera un gesto hacia mi, cualquiera. Anhelaba su tacto.
Pero como todo en esta vida, la magia desapareció. Aparto la mirada y se fue. Y me quede viendo como se alejaba. No se cuanto me quede, pero me yo también me fui.
Me quede pensando en todo y a la vez en nada.
Incluso mi trabajo –que era tan divertido y era bueno- no alejo esos pensamientos de mi cabeza. Stefan era una persona con muchos secretos, ¿pero yo estaba dispuesta a escucharlo?
No lo sabía. En realidad, de lo único que estaba segura es que quería que el confiara en mi.
Estacione mi moto en la calle, cosa que nunca haría. Me baje y camine hasta el apartamento.
Solo fue un segundo, cuando sentí que alguien me tapaba la boca y me jalaba hacia un callejón. Grite, aunque sabia que no podían oírme. La persona me soltó bruscamente y me estampe en la pared. Voltee a ver a mi atacante.
Un objeto punzante estaba en mi garganta. El terror me paralizo.
-Mira, estúpida, solo dame tu dinero, ¿entiendes? ¡Dame tu maldito dinero! – el hombre me grito desesperado. Empecé a temblar de miedo. Me quite la bolsa y empecé a buscar mi dinero.
-¡Deprisa!- me grito. Entre mis torpes manos, la bolsa se cayó. Sentí un golpee en mi rostro. Fue demasiado fuerte.
Caí de rodillas en el pavimento y sentí el sabor metálico de la sangre en mi boca. Un empujón me tumbo completamente en el suelo.
-Que lastima que deje una marca en ese dulce rostro-. Sentí asco al subirse sobre mí. Y antes de sentir el filo de la navaja, ya nada estaba sobre mí.
Me voltee y mire hacia arriba como pude. Un hombre me protegía de mi atacante. Mire otra vez al suelo.
-La próxima vez que te vea causando problemas, le mandare un mensaje a Klaus- no reconocí la voz. Estaba enronquecida por una ira asesina y una frialdad extrema. Escuche un suspiro y alguien se arrodillo a mi lado.
-Bella, tranquila. Aquí estoy- alce la mirada cuando unas manos me levantaron. Era Stefan.
Su mirada estaba llena de preocupación por mí. Acaricio mi rostro con delicadeza y quito el cabello de mi cara. Me ayudo a levantarme.
-¿Dónde vives, Bella?- me pregunto suavemente. Se quito su chaqueta y me la puso sobre mis hombros. Mi mente subía y bajaba por el dolor.
-¿Vives por aquí? Si es así, déjame llevarte –me explico suavemente. Asentí levemente.
Lo guie a mi apartamento, pero en ningún momento alejo sus manos de mis hombros. Yo no podía hablar. La adrenalina y el miedo me dejaron embotada. Seguimos caminando por el pasillo largo, hasta que me detuve en la puerta de mi casa. ¡Mis llaves! Estaba a punto de decirle cuando Stefan las saco de mi bolsa. Me miro.
-Le quite tu bolso. Lo único que se llevo fue el dinero- sus ojos se oscurecieron llenos de ira. En cuanto abrí la puerta, Alice me esperaba para cenar.
-Bella, hice lo que... ¡Oh, Dios mio! –grito horrorizada. Se acercó corriendo y me miro angustiada.
-La asaltaron. Necesito alcohol y hielo- la voz de Stefan era muy autoritaria. Alice fue rápido a la cocina. Stefan me obligo a sentarme en el sofá. Cuando Alice llego, se dispuso a revisar mi rostro.
No deje de mirarlo aunque el veía mis heridas. Escocia un poco por el alcohol, pero no me importaba. Su presencia me producía seguridad.
-Te va a salir un moretón- susurro quedamente. Sentía mi labio hinchado y mi mejilla me dolía. Al igual que mi frente.
-Gracias… por salvarme- susurre. Él se me quedo mirando por largo tiempo. Entonces se acercó despacio y beso mi mejilla. Incluso a pesar de todo, y que debería estar llorando frenéticamente, ese gesto hizo que todo se desvaneciera. Era como un cuento. La princesa fue rescatada del monstruo.
Pero yo no era princesa, y no esperaba que Stefan fuera mi príncipe.
-Yo me tengo que ir. ¿Estarás bien?- me pregunto. Menuda pregunta del millón. Asentí levemente. Escribió algo en una tarjeta y me la entrego.
-Es mi teléfono. Por si te sientes mal o no quieres ir a la escuela. Llámame y yo estaré ahí, ¿ok?- asentí otra vez. Se despidió de mi y le dio las gracias a Alice. Ella asentí y le dijo gracias por cuidar de mí. Entonces se fue.
Después de veinte minutos, me encontraba llorando con Alice consolándome. Me dolía más la mejilla y mi labio se hincho bastante. Pero estaba en casa. En mi refugio.
Pero antes de dormirme, me di cuenta de algo crucial: Stefan amenazo a mi atacante. Y me vino la pregunta del millón: ¿Quién era Klaus?
|